El canto de los vaqueros

El canto de los vaqueros
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Concepto:Estudio del canto de los vaqueros en Cauto Cristo

El canto de los vaqueros. El estudio del canto de los vaqueros en Cauto Cristo permite hacer una clasificación y un reordenamiento de los mismos dentro de la faena de trabajo, en la conducción del ganado, donde el canto es una herramienta más, junto al lazo, el caballo y los arreos del vaquero.

Tradición

Se analiza el canto por ser una manifestación en la cual el hombre desarrolla dotes musicales y poéticas, considerándose valores naturales según nuestras propias clasificaciones en el estudio de los géneros desarrollados, en las vocaciones y cantos que realiza el vaquero indirectamente, sin plena conciencia de lo que está haciendo diariamente en sus largas faenas de trabajo, desde el amanecer hasta el atardecer, en los potreros y sabanas en la Cuenca del Cauto. Junto al canto del gallo surge cotidianamente el canto del vaquero, confundiéndose con los ruidos del amanecer, haciendo de nuestra campiña una alborada poética que transciende en las horas del día, cuando traslada el ganado. Este canto se esparce hasta todos los rincones del territorio, descubriéndose los valores musicales ocultos que hay en cada hombre que lo expresa. Demuestran como funciona la creación espontánea del canto en función de la necesidad del trabajo que desarrollan.

El día a día hace olvidar a muchos la belleza de esta manifestación auténticamente generada por el trabajo las faenas agotadoras de la ganadería. Lo rudo y tosco de las acciones lo hacen poco llamativo. De las voces del vaquero nacen la poesía, décima, tono de falsetes y silbatos tiernos; creando junto al canto del gallo al amanecer, una matizada policromía musical de extraordinaria belleza.

Esta acuarela de cantos desciende por los valles del cauto y nos hace escuchar fraseo y potentes voces para desarrollar las diferentes maniobras del arreo.

Los juegos sonoros de la vocación es la unión entre el hombre y el trabajo. Se distingue cada peón o jinete por sus habilidades vocálicas, que los animales identifican haciéndose dóciles, obedientes, agrupándose a los acordes del ente vocal del trabajo o le-ri-le o je o; también se unen tras una simple nota silbada acompañándose de una frase que califica al animal desobediente de: entra toro malo, frase fuerte, ejemplo de conducción de ganado.

Tipos de cantos vaqueros

Los cantos están clasificados según el trabajo que se desarrolla durante las faenas ganaderas.

Cantos de Camino

Este canto tiene características propias, está clasificado como el canto que llama a la celeridad de los animales, deben forzar la marcha a medida que los vaqueros sean capaces de expresar la intención del fraseo en seguidilla. Ejemplo:

¡Toro, toro, toro…! ¡Ho, ho, ho…! ¡he, he, he…! !Jo!, !Jo!, !Jo!

Siendo tonos violentos que contrastan con los demás utilizados.

Cantos de Corral:

canto vaquero en el corral

Es importante el desarrollo de esta actividad pues produce el canto donde se deja la violencia a un lado y el vaquero logra melodías y frases estimulante hacia el animal; son cantos cadenciosos con ritmos que se acercan a tiempos pausados en un lenguaje musical, que deja escuchar el acto del ordeño donde no existen chasqueadas voces y sí se hace un llamado a la muchedumbre; es un estimulante a la eyección de la leche. En las formas de interpretarlos hay diferencias muy personales del vaquero, cada uno busca el sello característico a tal extremo que puede ser identificado quién esta trabajando por la forma de su canto.

Cantos del Guacaico:

Es el canto del día del arreo, extremadamente monótono y semeja onomatopeyicamente el canto del arriero o guacaico, ave endémica cubana presente en las riveras del Río Cauto y sus bosques vecinos. La modulación de voz para desarrollar el mismo varía poco, alterna entre un sonido gutural, el ¡Ho!. ¡He!, y el apócope del ven (en) destacándose como un llamado a la cabeza del arreo.

El Silbado:

A través del silbado se producen melodías intencionales y monótonas, pero también pueden silbar improvisaciones melódicas con coherencias que entretienen al vaquero durante el traslado del ganado de un territorio a otro. Él silbado monótono mantiene una melodía de arreo sin cambiar de todo, este es continuo y repetitivo durante un largo tiempo pues la intención es mantener el ganado en orden a través de la marcha. El silbado melódico y coherente no sólo guía al ganado, también es una forma de entretenerse el vaquero.

Las tonados tiene coherencia melódicas pues se dejan escuchar guajiras, improvisaciones armónicas, habaneras entre otras formas melódicas. El silbado se mezcla con frases, entes de trabajos citados anteriormente, ¡Ho!, ¡Ho!, ¡He!, ¡He! Buscando la aceleración de la marcha. Estas frases se producen emitiendo un sonido a ton de falsete que s proyecta con nitidez y limpieza; además se escuchan sonidos que pueden ser guturales.

En los cantos juega un papel importante la posición de la lengua cuando se usa un ente de trabajo como el: lo-re-li-re-li, ¡he, he, he! Al desarrollar el canto las letras son improvisadas, ejemplo:

Vaca deja la cerca Coje el camino Yo no te tengo miedo Torito que estás envacao ¡Je, je, je! ¡Ho, ho, ooo! De las letras saltan al ente de trabajo volviendo de nuevo a sus improvisaciones que pueden variar según el comportamiento de los animales en el arreo. En algunos casos el voceado se apoya en el fuerte chasquido y frases que van al unísono. Este apoyo va dirigido a enfatizar la frase de trabajo, un recurso que alivia de cierto modo las tenciones de las cuerdas vocales y acelera la marcha del arreo.

Muchas veces observamos vaqueros que sin caballo ni lazo realizan una faena de trabajo que conducen a cortos tramos los rebaños, aquí el canto fluye como único elemento de apoyo de la faena donde reitera el valor que tiene como instrumento de trabajo.

El canto lo encontramos en los corrales, donde el agrupamiento de los animales es la tarea fundamental, el caballo no entra de plano en acción siendo lo más común el canto.

En este proceso de trabajo comprobamos el valor dado por ganaderos a este instrumento para influir en los animales. Muchas veces este acto se manifiesta espontáneo e inconciente porque es tan sólida la costumbre que no es posible realizar esta faena sin utilizar el canto en toda su magnitud y proyección de trabajo.

La búsqueda y análisis nos conduce a comparar de cierto modo el canto vaquero del cauto, con otros desarrollados fuera de nuestro territorio, ejemplo de ello es el grito violento de los vaqueros de la pradera norteamericana y la del gaucho argentino, trabajador de la ganadería por excelencia.

Existen extraordinarias diferencias entre el nuestro y los antes señalados, los primeros emiten un ente de trabajo violento, son voces y gritos acompañados muchas veces del típico disparo, dado a la conducción de grandes manadas, su frase está en el ¡ja ja¡ sin melodía o el grito ¡ju ja, u ja! Su marcada ‘’bulla’’ no permite belleza melódica, pero si es una fuerte herramienta de agrupación de animales.

El gaucho argentino acompaña su faena de ganadería con instrumentos musicales, principalmente guitarras y bandolinas, característica única de una región, productora de ganado a nivel mundial.

Estos dos ejemplos comparativos demuestran un rico folclor vaquero generado de las faenas y tradiciones autóctonas de una determinada región. Las diferencias ente un canto y otro está en que el canto de trabajo de la ganadería en las praderas norteamericanas es realmente un grito, una “bulla” violenta y el canto de trabajo de la faena ganadera en la Argentina se realiza acompañada de instrumentos de trabajo.

El canto de trabajo como elemento de la faena ganadera en la región del Cauto genera melodía y armonía. La diversidad de forma se pasa a la suave muchedumbre, que genera melodías e improvisaciones armónicas que le dan belleza y originalidad única entre los ejemplos señalados.

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Fuentes

  • Revista cultural de la Provincia de Granma. Número 7 Enero – Junio 2009 ISSN: 1608 – 9251 Ventana Sur

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