Enfermedad Pelviana Inflamatoria

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Enfermedad pelviana inflamatoria
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Constituye una de las principales causas de infertilidad y también de dolor pélvico crónico en el mundo.

Enfermedad pelviana inflamatoria es un síndrome (conjunto de signos y síntomas) caracterizado por la infección del tracto genital superior. La enfermedad pélvica inflamatoria puede conducir a complicaciones potencialmente mortales como el embarazo ectópico.

Los órganos que pueden estar comprometidos en esta enfermedad incluyen el útero y también las trompas, los ovarios y sus estructuras adyacentes que comprenden el tejido celular pelviano y el peritoneo.

La EPI ha venido a remplazar en los últimos años la denominación de salpingitis o salpingoovaritis, intentando abarcar un número mayor de estructuras afectadas por los mismos agentes infecciosos.

Principales Causas

Se han identificado numerosos factores de riesgo relacionados fundamentalmente con la conducta sexual, la exposición del tracto genital inferior a microorganismos infecciosos (en especial gonorrea y clamidia), y la posibilidad de que cualquier microorganismo ascienda al tracto genital superior por dilatación o raspado e introduciendo dichas bacterias, o por condiciones locales facilitadas por déficit inmunológico, cervicitis, menstruación.

La presencia de un dispositivo intrauterino incrementa el riesgo de una enfermedad pélvica inflamatoria, en relación a las mujeres que no usan este método anticonceptivo. El riesgo de enfermedad inflamatoria pélvica es mayor inmediatamente después de su inserción. Estudios actuales sugieren que el incremento de la enfermedad pélvica inflamatoria en usuarias de DIU se eleva en las mujeres en riesgo de adquirir enfermedades de trasmisión sexual.

Reinfección y exacerbación

Un simple ataque de enfermedad pélvica inflamatoria puede dejar residuos de enfermedad crónica con posibilidad de reinfección y exacerbación, pero no toda infección aguda conduce a lesiones crónicas.

Existen factores coadyuvantes, o, aceleradores, para que se convierta en crónica. El diagnóstico tardío y el no seguir un tratamiento precoz, así como la extensión orgánica que haya tomado, y, asimismo, la aparición de clamidia con infección silente, pueden coadyuvar a la cronicidad.

Consecuencias

La esterilidad, que se observa entre un 15 y 20% de las pacientes que han sufrido inflamación pélvica; embarazo ectópico, de 4 a 10 veces mayor que en la población general, sobre todo en infección por clamidia; dolor crónico abdominal pelviano, con o sin dispauremia (dolor en la actividad sexual); predisposición a recurrencias.

Signos y síntomas

El síntoma principal por el cual se debe acudir al médico especialista es el dolor, sobre todo cuando aparezca después o durante la menstruación, y si hay fiebre y secreción vaginal.

Diagnóstico

El criterio mayor: dolor abdominal inferior y en trompas y ovarios, y signos de infección del tracto genital inferior. En cuanto a los menores: fiebre, inflamación de trompas y ovarios, objetable con la palpación. También leucocitosis, eritro sedimentación elevada, y resultados positivos de gonorrea y clamidia.

Tratamiento

El propósito de la terapéutica médica es curar la enfermedad y evitar las secuelas. Esta infección es polimicrobiana y, por tanto, el tratamiento deberá tener en cuenta esta situación y, de ser posible, se indicará a la pareja.

Cirugía

Cuando aparecen abscesos en trompas y ovarios, entre las asas intestinales o exista peritonitis difusa, es necesario recurrir a la cirugía para su extirpación y drenaje.

Período de gestación

En el período de gestación una embarazada puede desarrollar una inflamación pélvica, lo cual provocaría cierto riesgo tanto para ella como para su hijo al nacer. La gonorrea y la clamidia pueden adquirirse antes, simultáneamente o después de la concepción. Permanecen localizadas en los órganos genitales inferiores durante la gestación. En consecuencia, el embarazo no corre el riesgo de ser afectado. Tienen importancia para la mujer después del parto o de un aborto, y para el niño la posibilidad de una infección en los ojos.

Prevención

Los enfoques preventivos que se requieren para evitar estas inflamaciones y sus más temidas consecuencias son: La prevención primaria intenta evitar la infección mediante una labor fundamentalmente educativa.

El mantenimiento de una sexualidad responsable y la utilización sistemática del condón.

En cuanto a la prevención secundaria, se encamina a realizar un diagnóstico y tratamiento precoz de la infección a fin de evitar no solo las secuelas sino la propagación de la enfermedad.

Fuente