Ernst Cassirer

Ernst Cassirer
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Ernst Cassirer, filósofo de origen alemán
NombreErnst Cassirer
Nacimiento28 de julio de 1874
Breslau, Bandera de Alemania Alemania
Fallecimiento13 de abril de 1945
Nueva York,Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Causa de la muerteAtaque cardíaco
Nacionalidadalemana
CiudadaníaSueca
OcupaciónFilósofo
Obras destacadasEl problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna (1906-20)
Concepto de sustancia y concepto de función (1910)
Libertad y forma (1917)
Idea y forma (1921)
Filosofía de las formas simbólicas (1923-19)
Antropología filosófica (1945)

Ernst Cassirer. Filósofo idealista alemán, uno de los principales representantes de la Escuela de Marburgo, neokantiana. Profesor de filosofía en Berlín y en Hamburgo; establecida la dictadura fascista en Alemania vivió en Suecia y en los Estados Unidos (fue profesor en la Universidad de Yale). Aplicó las ideas de la escuela de Marburgo en la elaboración de la historia de la gnoseología y de la filosofía. En el libro «Concepto de substancia y concepto de función» (1910), objetaba la idea de las abstracciones científicas como reflejo de la realidad, disolvía el mundo material en las categorías del pensamiento puro, suplantaba las leyes del mundo por una dependencia funcional interpretada a la manera idealista; más tarde, intentó presentar el conocimiento científico como una de las formas del pensar «simbólico». Cassirer escribió varios trabajos sobre historia de la filosofía de la Antigüedad clásica, de la época del Renacimiento, de la época de la Ilustración, monografías sobre Leibniz y Kant. Obras: «El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia modernas» (4 tomos, 1906-48), «Filosofía de las formas simbólicas» (3 tomos, 1923-29).[1]

Síntesis biográfica

Cassirer, hijo del comerciante judío-alemán Eduard Cassirer, pertenenece a una de las generaciones más brillantes del pensamiento europeo. En 1892 empezó a estudiar Derecho, pero pronto pasó a estudiar literatura alemana y filosofía en la Universidad de Berlín. En 1899 se doctoró bajo la tutela de Paul Natorp con un trabajo sobre Descartes titulado Kritik der mathematischen und naturwissenschaftlichen Erkenntnis.

Su trabajo sobre el sistema de Leibniz fue premiado dos veces, pero en muchas universidades no fue aceptado como Habilitation (máximo grado académico que se puede lograr en muchos países europeos).

Con la llegada del nazismo de Hitler a Alemania, Cassirer tuvo que exiliarse a Suecia y luego a los Estados Unidos por ser países neutrales en la guerra. Entre 1933 y 1935 trabajó como profesor en la universidad de Oxford, y entre 1935 y 1941 pasó a la universidad de Goteborg en Suecia. Fue rechazado por la universidad de Harvard, pero al fin pudo trabajar en Yale entre 1941 y 1943, y en la Universidad de Columbia, en Nueva York, desde 1943 hasta el ataque cardiaco letal en ese campus.

Obra

Del estudio de las ciencias modernas lo que más llamó la atención de Cassirer fue el de la transformación del dato sensible en símbolo numérico. Por otra parte, investigando los conceptos de sustancia y de función, descubrió cómo el simbolismo algebraico es la base de las ciencias. Fue precisamente ese concepto de función lo que le abrió el camino para una interpretación más amplia, no limitada a la física, de todas las actividades humanas como creadoras de símbolos.

Así surgió la filosofía de las formas simbólicas. Según él, las diversas realizaciones en las que se concretiza la cultura humana se fundan en una actividad simbólica que, alejándose cada vez más de la inmediatez del dato natural y sensible, conduce a la formación de esquemas autónomos. De esta forma, la filosofía tiende a configurarse no sólo como crítica del conocimiento sino también como crítica de la cultura, ya que tiene por objeto el conjunto de las creaciones del hombre. En este sentido, los monumentos y los documentos del pasado asumen, más allá de su mera existencia física, un significado que los anima.

De ahí la importancia que dio él mismo a las investigaciones historiográficas dedicadas a algunas etapas fundamentales en el desarrollo del pensamiento occidental, como el Renacimiento y la Ilustración. Por otro lado, la diferencia entre el animal y el hombre la pondrá precisamente en la capacidad de éste de crear símbolos. El símbolo es puramente formal, pero supera la exterioridad del dato sensible y libera al hombre de aquel dato. Por eso la unidad que reúne todas las actividades del hombre, más que en una hipotética substancia metafísica unitaria, hay que buscarla en la unidad funcional, que aúna las actividades simbólicas del hombre.

Principales investigaciones

  • Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento, Argentina, EMECÉ, 1951.
  • Das Erkenntnisproblem in der Philosophie und Wissenschaft der neueren Zeit. (1: 1906; 2: 1907; 3: Die nachkantischen Systeme, 1920; 4: Von Hegels Tod bis zur Gegenwart (18321932), 1957).
  • Filosofía de las formas simbólicas, México, FCE, 1979, 3 vols.
  • Sprache und Mythos. Ein Beitrag zum Problem der Götternamen, 1925 (luego en: Wesen und Wirkung des Symbolbegriffs, Darmstadt, WBG, 1994; Esencia y efecto del concepto de símbolo).
  • Esencia y efecto del concepto de símbolo, México, FCE, 1975.
  • Rousseau, Kant, Goethe: filosofía y cultura en la Europa del siglo de las luces, Madrid, FCE, 2007.
  • Axel Hägerström: Eine Studie zur Schwedischen Philosophie der Gegenwart, 1939.
  • Antropología filosófica, Madrid, FCE, 1983.
  • El mito del Estado, México, FCE, 1993.

Repercusión

Su obra, revaluada con la generación estructuralista, ha sido objeto otra vez de muchos comentarios y ediciones a finales del siglo XX. Es una de las más importantes contribuciones a la historia de las ideas, en donde además da plena entrada al lenguaje, al mito y a la ciencia moderna y contemporánea como vehículos decisivos de la cultura.

Referencias

  1. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, p. 61.

Fuentes