Evangelina Cosío y de Cisneros

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Evangelina Cosío y de Cisneros
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NombreEvangelina Cosío y de Cisneros
Nacimiento23 de septiembre de 1877
Camaguey, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento22 de mayo de 1970
Ciudad de la Habana, Bandera de Cuba Cuba

Evangelina Cosío y de Cisneros. Camagüeyana de mitos y realidades, participante en el frustrado alzamiento independentista de Isla de Pinos, en julio de 1896 y luego fue liberada de su prisión habanera en octubre de 1897. De ella se ha escrito lo real y lo imaginable, pero siempre han quedado puntos inexplorados en su biografía.

Síntesis biográfica

Nació en Puerto Príncipe, Camagüey, al igual que sus tres hermanas. Evangelina de las Mercedes Cosío y de Cisneros nació el 23 de septiembre de 1877, hija de don Agustín Cosío Serrano y doña Caridad de Cisneros y de la Torre, naturales ambos de esta ciudad. Sus abuelos paternos fueron don Agustín Cosío Sánchez y doña Juana Serrano Aguiar; y los maternos, don Mariano de Cisneros y Méndez y doña Ana Regina de la Torre y Olazábal. Todos eran principeños. El bautizo tuvo lugar el 16 de febrero de 1878 en la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad.

Se ha escrito que su padre fue veterano de la Revolución de 1868, lo fue sólo en los primeros momentos. Su matrimonio tuvo lugar el 30 de diciembre de 1873, en esa misma parroquia, de la que eran feligreses los contrayentes. En la partida aparece el nombre completo de la esposa como María de la Caridad. A los seis años, Evangelina quedó huérfana.

A la muerte de la madre, la pequeña Evangelina fue a vivir entonces con la familia de Rafael Canto, en Sagua la Grande, provincia de Santa Clara, hasta los 12 años. Junto a su padre, residió en el ingenio Hormiguero, jurisdicción de Palmira, en dicha provincia. Al reiniciarse la lucha independentista, Agustín Cosío comenzó a colaborar con la causa cubana. En enero de 1896, Cosío fue detenido, acusado de infidente. Se le condujo a La Habana, donde fue sumariamente juzgado y deportado a Isla de Pinos por 10 años.

Dado lo precario de su salud, fue autorizado a llevar a sus hijas Evangelina y Carmen (una quinceañera entonces).

Alzamiento del 26 de julio de 1896

El 26 de julio de 1896, Evangelina Cossío Cisneros, de 17 años, encabezó un osado levantamiento en Isla de Pinos, en el que jóvenes revolucionarios deportados y entusiastas locales pusieron sus vidas en peligro para unirse a las tropas de Maceo. Escogieron la fecha de la fiesta de Santa Ana, cuando supuestamente los soldados no estarían acuartelados y sí celebrando en las calles.

A ese intento bélico de liberación nacional, Evangelina agregó su propio reclamo feminista a la libertad personal en cuanto al hostigamiento sexual: rechazó públicamente las insinuaciones amorosas del comandante de la plaza, y le organizó una trampa en su propia casa.

Según el informe militar sobre la revuelta, emitido por Valeriano Weyler, Capitán General español en Cuba, unos 250 hombres, mal armados, aparecieron en las calles de Nueva Gerona, dando gritos subversivos, mientras un grupo de 14 rebeldes secuestraba al Comandante Militar, Teniente Coronel de Caballería José Bérriz, y lo retenía en una casa amarrado y bajo amenazas, hasta que atacada aquella por una patrulla de la guarnición, fue libertado, y tomó el mando de todas las fuerzas, poniendo en fuga, después de hora y media de lucha, a los amotinados, a los que causó tres muertos.

Los «hombres mal armados» mencionados en el informe militar —en una cifra muy inflada— eran residentes en Santa Fe, quienes participaron como grupo de apoyo en un plan para capturar a Bérriz. Veintiuno de ellos fueron enviados a la fortaleza de La Cabaña, junto con el padre de Evangelina, mientras que a ella la embarcaron hacia la Cárcel de Mujeres de La Habana.

Encarcelamiento

En la capital cubana, Evangelina fue recluida en la Real Casa de San Juan Nepomuceno de Recogidas, convertida en cárcel de mujeres. Según la leyenda, que de inmediato comenzó a tejerse, allí esperaba la deportación a Ceuta, condenada a permanecer 20 años en aquel presidio norafricano.

Pronto descubrieron a la joven los cazadores de noticias de William Randolph Hearst. Los corresponsales del New York Journal, con mucha imaginación, prepararon una nueva historia de las atrocidades españolas en Cuba, que debían ser odiadas y vengadas por el pueblo estadounidense. Era el caso que Hearst había estado buscando. Lo manipularía para, cohesionando la opinión pública, reanimar el apoyo a la guerra y, a la par, incrementar la circulación de su periódico.

Fue “rebautizada” como Evangelina Cisneros o Evangelina Betancourt Cosío y Cisneros, para facilitar la versión de que era sobrina de Salvador Cisneros Betancourt. La campaña del Journal se dirigió sobre todo a la mujer norteamericana. Como se esperaba, se incrementó la venta de ejemplares del periódico al amparo de un enorme titular: “The Whole Country Rising to the Rescue.” Todo el país en pie para el rescate. Unas 15 mil mujeres de toda la sociedad estadounidense apoyaron la petición. En Washington se creó un Comité Pro Evangelina Cisneros, presidido por la Primera Dama, que dirigió una petición al papa León XIII para que solicitara clemencia a María Cristina, reina regente de España. La reina Victoria unió su firma. Nunca respondió la Corona española.

Escape

Karl Decker, reportero en Washington, fue enviado entonces por Hearst a La Habana para rescatar de la cárcel a Evangelina, La pequeña Juana de Arco cubana. Como resultado de un complicado plan, en el cual estuvo involucrado personal diplomático estadounidense acreditado en Cuba, en la noche del 7 de octubre de 1897 tuvo lugar la evasión. En Las Recogidas también se encontraba presa la camagüeyana Eva Adán. Como ciudadana de los Estados Unidos, era visitada por el cónsul general de ese país en La Habana, Fitzburgh Lee, y Mr. Bryson, funcionario del Departamento de Estado. Con ellos, bajo cobertura diplomática, entró Decker al reclusorio e hizo llegar mensajes a Evangelina.

En tanto, Decker contrató dos ayudantes y alquiló parte de una casa deshabitada, con una terraza próxima, calle por medio, a la de Las Recogidas. Con el pretexto de un dolor de muelas, el médico que atendía a Evangelina suministró el láudano que, para provocar un sueño profundo, añadía ella en el café nocturno dado a carceleros y compañeras de habitación. Donnell Rockwell, un joven miembro del consulado, proporcionó la escofina para que Evangelina fuera serrando subrepticiamente los barrotes de la ventana de su celda, contigua a la azotea del edificio. Empleando una escalera, tablas y sogas, Decker y sus compinches accedieron a Las Recogidas, terminaron de serrar los barrotes, los doblaron y ayudaron a salir a Evangelina.

Ya en la calle, un coche condujo a la joven a la casa de Carlos F. Carbonell, banquero cubano-estadounidense muy vinculado a Mr. Lee. Carbonell, la ocultó dos días y contribuyó a sacarla de contrabando en un vapor con destino a Nueva York. Disfrazada de varón y con el nombre Juan Sola, Evangelina abordó el paquebote estadounidense Seneca. A bordo la esperaba Mr. Walter B. Barker, funcionario del consulado estadounidense en Sagua la Grande, quien durante la travesía se convirtió en su chaperón o rodrigón. Meses más tardes en la residencia de Lee, en Richmond, Carbonell le propuso matrimonio a Evangelina. Se casaron en Baltimore en junio de 1898.

El Journal fue, poco a poco, dando a conocer los detalles de la fuga. Siempre ansioso por autoproclamarse paradigma del “periodismo que actúa”, no tuvo límites en felicitarse a sí mismo mediante un gran titular: “An American Newspaper Accomplished at a Single Stroke What the Red Tape of Diplomacy Failed Utterly to Bring About in Many Months.” [Un diario estadounidense logró con un solo golpe lo que la burocrática diplomacia no pudo realizar en tantos meses.] La demagógica frase se convirtió en el slogan con que Hearst abanderaría más tarde sus gritos de guerra contra España.

La ilegalidad de la fuga fue vista como intrascendente: “The Journal violated Spanish law in breaking into the foul jail […] and helping the martyr prisoner out. It is happy in that knowledge. It would like to violate some more Spanish laws of the same sort.” [El Journal violó las leyes españolas al entrar en la inmunda prisión y ayudar a salir a la martirizada prisionera. Está feliz de saberlo. Le gustaría violar, de la misma manera, algunas otras leyes españolas.] A pesar de haber cumplido su cometido, se ha dicho que Decker nunca recibió el pago que Hearst le prometió.

Bienvenida en Nueva York

Evangelina tuvo una multitudinaria bienvenida en Nueva York y fue recibida en la Casa Blanca. Después su historia prácticamente desapareció del Journal. El mensaje había sido claro: “protegida” y “rescatada” había sido la joven, Cuba también podría serlo más tarde.

Si bien la trama ciertamente excitó las pasiones en el país del Norte, nunca logró una atención permanente en la primera plana de otros diarios neoyorquinos, que no se decidieron a seguir una campaña liderada por Hearst.

Así, en la leyenda se desvaneció Evangelina, de la que ocasionalmente era sustraída por la prensa cubana. Incluso, indebidamente, se le atribuyó presencia en la numismática cubana. Regresó finalmente a Cuba y se estableció con Carbonell en La Habana. Enviudó en 1916 y dos años más tarde contrajo segundas nupcias con el abogado Miguel Romero; tuvieron descendencia.

Muerte

Falleció en la ciudad de La Habana el 22 de mayo de 1970a la edad de 98 años. La capitana como la llamaron despues de la guerra. Fue despedida con honores militares. El duelo fue despedido por el capitán Antonio Núñez Jiménez.

Fuentes

  • Juárez Figueredo, Héctor (1970): Artículo sobre Evangelina Cossio publicado el 29 de mayo de 1970 en la revista Bohemia, año 62, n.º 22, pág. 62 (La Habana).
  • Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey.
  • Colina La Rosa, Juan: Documentos del archivo personal del historiador de Isla de la Juventud.
  • Mcmanus, Jane (2005): La isla cubana de ensueño. Voces de la Isla de Pinos y de la Juventud. La Habana: Ediciones La Memoria, Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2005. Premio Memoria 1996.