Fausto Pelayo Alonso Rodríguez

Fausto Pelayo Alonso Rodríguez
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Revolucionario cubano
Nacimiento5 de marzo de 1927
Trinidad, Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento27 de noviembre de 1957
Trinidad, Las Villas, Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteAsesinato
CónyugeCaridad Ferrer Legón

Fausto Pelayo Alonso Rodríguez. Joven revolucionario cubano que se enfrentó a la dictadura de Fulgencio Batista y murió asesinado por los esbirros del dictador.

Biografía

Infancia y juventud

Nació en Trinidad el 5 de marzo de 1927, en aquel entonces, provincia de Santa Clara. Fue inscripto en el Registro Civil del Juzgado del Barrio de Casilda por sus padres Pelayo Alonso González y María Rodríguez; ambos procedentes de familia humilde, trabajadora y honrada, siendo el primogénito de los siete hijos que tuvo el matrimonio.

Estudió hasta obtener el 5to grado, viéndose obligado a abandonar la escuela por problemas económicos, comienza a trabajar con su padre. Canaliza sus inquietudes políticas a través del M-26-7, con cuya participación participa en diferentes ocasiones en sabotajes.

La situación socioeconómica de Trinidad en aquel entonces era en extremo crítica, matizada por el desempleo, la insalubridad, escasez de industrias y déficit de viviendas; por si fuera poco, campeaba por su respeto la politiquería, la corrupción, el juego ilegal y la prostitución. La ciudad estaba aislada y paralizada, el sueño republicano se desvaneció en una atroz pesadilla, sobre todo, para la clase humilde y trabajadora.

Tal es el caso de Pelayito que abandonó los estudios cuando apenas iniciaba su adolescencia y comienza a trabajar en lo que se le presentara, hasta que logra colocarse como dependiente en un comercio de víveres que tenía su padre. Con dedicación y perseverancia, tras grandes esfuerzos y privaciones logra con el paso del tiempo, establecer un pequeño negocio en el mismo giro. Cuando adquiere la licencia de conducción, compra un camión que utilizaba para trasladar mercancías para su establecimiento y para otras bodegas, además, lo alquilaba para realizar mudadas y trasladar materiales de construcción tanto en la ciudad como en los poblados aledaños. La mayor parte de su vida se desenvolvió en La Chanzoneta, aunque hizo muchas salidas hacia Sancti Spíritus, Cienfuegos y Santa Clara, transportando artículos artesanales de yarey y cerámica para esas ciudades y regresaba con víveres.

También condujo en varias ocasiones materiales de construcción, reses, y otros alimentos para el Cuartel de la Guardia Rural de Trinidad. Todo parece indicar que, por su seriedad, se había ganado la confianza de ellos, sobre todo, del último jefe del Regimiento, capitán Antonio Guerrero.

Su matrimonio con Caridad Ferrer Legón lo formalizó en plena juventud, como fruto de esa unión tuvo dos hijos: María Felisa y Fausto Bernabé.

A la juventud trinitaria de la década de 1950 sus inquietudes políticas le quitaban el sosiego. Fidel, Moncada, Granma, Sierra Maestra, M-26-7, Juventud Cívica Trinitaria, guerrillas en el Escambray, Camilo y Che; todo ello creaba una especie de sinergia que los impulsaba a la acción revolucionaria. Era tiempo de cambio y la juventud asumió el protagonismo.

Actividades Revolucionaria y Muerte

Como hijo de las circunstancias al fin, abraza el camino de la redención de manera inequívoca y se integra al Movimiento 26 de Julio. En el mismo asume diversas tareas como el traslado y riego de propaganda contra la dictadura, mensajes, armas, alimentos, medicinas; actividad que cumplió entre la población y con las guerrillas en el Escambray; riego de alcayatas en las carreteras y calles de la ciudad, sabotaje al fluido eléctrico, quema de cañas y colocación de bombas caseras, entre otras. Su camión era pieza clave en dichas operaciones.

Formó parte de la célula de acción y sabotaje durante la coordinación de Bienvenido Núñez Pérez. Su jefe inmediato era Abelardo Niebla, mientras sus compañeros de lucha revolucionarias eran: Ramón Valverde, Rafael Zerquera, Manolo Magdaleno, Braulio Guerra, Victoriano Hernández, Exterminio Jiménez, Rafael Álvarez Guerra, Chece; Jacobo Malboa, Juan Antonio y Ramón Nieblas, Norberto Rodríguez y los cuatro jóvenes asesinados junto a él, entre otros. Este grupo de intrépidos combatientes puso en jaque la tranquilidad del Regimiento de la tiranía.

Según testimonio de su tío Máximo en una ocasión le expresó: ¨Cuando la Revolución triunfe, será la sanidad de la podredumbre que tenemos, barrerá con todos los hombres malos¨.

No pudo ver cumplido su deseo, pero contribuyó con su entrega y decisión al añorado anhelo, a poco más de un año, de su repugnante asesinato.

En noviembre de 1957 se planifica una gran quema de cañas en el municipio, se acordó por la provincia como fecha inicial el día 13, pero rápidamente vino la contraorden y se quedó a la espera de un nuevo aviso que llega pocos días después fijándola para el 27 del propio mes. Núñez y Abelardo, con la presteza que requería la situación, imparten las instrucciones a los comprometidos con dicha acción y son divididos en tres grupos e integrados de la siguiente manera:

Primer grupo: Victoriano Hernández Tardío, Ramoncito Valverde, Rafael Zerquera Abreu y Abelardo Nieblas Rodríguez, como jefe del grupo. También acordaron incluir a Juan Magdaleno Toledo, conocido por Pitirre, como una forma de comprometer a este elemento que pugnaba por infiltrarse en las filas del 26.

Segundo grupo: Jacobo Balboa, José Vivas, Cheo y Ramón Nieblas, como máximo responsable. Tercer grupo: Mario Guerra Landestoy, Clemente Magariño Pereira, Francisco Peterssen Domínguez, Pedro Zerquera Nieblas y Braulio Guerra Gutiérrez, designado como jefe. Su misión consistía en trasladarse en el automóvil de Pedro Zerquera hasta La Güira y en viaje de regreso regar con tirapiedras, a ambos lados de la carretera hasta la entrada de Guarico, el fósforo vivo que estarían preparado en caramelos que se derretían con relativa facilidad ante la acción del calor.

Tras culminar los preparativos para la acción, le orientan a Fausto Pelayo que buscara a Pitirre, cuando lo localiza, de forma evasiva plantea que tiene que entregar las papeletas vendidas y la lista de apuntaciones de la llamada Bolita a Pura Calzada, madre de Guillermo Pérez Calzada y amante del capitán Antonio Guerrero; y que volvería al momento; sin embargo, se escondió y no apareció ni en su casa , en cambio, delató el plan a Guillermo Pérez Calzada, secretario del Sindicato Agrícola del Central Trinidad, que a su vez lo informó al capitán Guerrero.

Exceptuando el segundo grupo que haría la acción de forma directa, los demás se reunieron antes de partir en la casa de Pelayito, lugar donde se guardaban distintos materiales incendiarios, entre ellos, fósforo vivo, que previamente habían trasladado desde el bar Maceo, perteneciente a Norberto Rodríguez Cadalso. Allí prepararon el fósforo vivo en caramelos especiales y envasados en pomos.

Estaba ausente Braulio Guerra quien se encontraba enfermo, y quizás por esa razón, no pasaron a recogerlo en el lugar acordado, a pesar de que él se había comprometido a ir de todas maneras. Antes de partir para la misión, en la máquina que guiaba Manolo Magdaleno, se exploró la carretera hasta Puente Azul; al no encontrar inconvenientes regresaron para iniciar la operación.

Pelayito estaba comprometido con la acción, pero a última hora le ordenaron que se quedara en un lugar visible para atenuar las sospechas sobre su persona; además, para que informara la ocurrencia de cualquier anomalía.

El primer grupo fue trasladado en máquina por Manolo Magdaleno hasta la loma del Puerto, desde allí se internaron a pie por diversas colonias hasta terminar en la de San Isidro. El segundo grupo, que se ocultaba cerca del objetivo, cumplió su misión al quemar las cañas de la costa, específicamente en la colonia Rabo de Zorra.

Mientras el tercer grupo, debía trasladarse en el automóvil de Pedro Zerquera hasta La Güira y en viaje de regreso regar con tirapiedras, a ambos lados de la carretera hasta la entrada de Guarico, el fósforo vivo preparado en caramelos que se derretían con relativa facilidad ante la acción del calor.

Por la presunta delación de Pitirre, fueron apresados los cuatros combatientes en Manaca Iznaga y conducidos al Cuartel 39 de la Guardia Rural.

Según Caridad Ferrer Legón, viuda de Pelayito, él se había sentado en un puente cerca de su casa; al transcurrir el tiempo, los policías Tápanes y Monzón llegan al bar Trinidad e indagan sobre su paradero, como escucha la interrogante se acerca y le pregunta lo que deseaban; entonces Tápanes le responde que el capitán Guerrero quería verlo en el cuartel.

Un grupo de testimoniantes afirman que Pelayito se encontraba dentro del bar, y de allí se lo llevan sin que mediara la fuerza. Su viuda es de la opinión de que su compañero nunca sospechó el peligro, al contrario, pensó que el capitán Guerrero le iba a pedir algún favor, como había sucedidos en otras ocasiones. Su noble corazón le hizo pecar de incauto y no relaciona la sospechosa actitud de Pitirre con el deseo del capitán Guerrero de localizarlo a esa hora de la noche, en el preciso momento en que se ejecutaba la mayor acción de sabotaje del Movimiento. Lo cierto es que lo detienen y lo trasladan, primero para la policía, y luego hacia el cuartel, donde ya estaban los restantes detenidos.

En ese siniestro lugar, fueron salvajemente torturados hasta arrancarles las vidas; pero no pudieron sacarle ni la más mínima confesión. Los asesinos, temerosos, trataron de eludir la responsabilidad y deciden colgar los cuerpos exánimes de los combatientes en distintos puntos de la carretera que conduce a Sancti Spíritus. El cadáver de Pelayito apareció colgado de un arbusto en el camino de San Isidro, cerca del Vallecito, apenas contaba con 30 años.

Cuando triunfó la justicia revolucionaria se le impartió el castigo que merecían a los culpables que pudieron ser localizados, algunos habían abandonado el país y otros estaban prófugos. Hoy Pelayito es un símbolo para la juventud trinitaria, su memoria se inmortaliza de muchas maneras, entre ellas, la calle donde nació lleva su nombre y se les erigió un monumento a los cincos combatientes asesinados frente al Partido Municipal, donde cada 27 de noviembre se le tributan merecido homenaje.

La historia se repetía 86 años después del vil asesinato de los ocho estudiantes de medicina a manos del colonialismo español, esta vez, por un nuevo colonialismo al servicio del imperio yanqui. El luto y terror se apoderaba del pueblo trinitario que compungido contemplaba tamaña masacre.

El 27 de noviembre de 1957 es detenido por agentes de la dictadura conduciéndolo primero a la estación de policía y después al Cuartel de la guardia Rural. Al día siguiente aparece su cadáver en el camino del Vallecito, en la loma del Puerto, con los signos evidentes de las torturas a que había sido sometido antes de asesinarlo. En esta fecha también aparecieron asesinados en diferentes lugares del municipio los jóvenes revolucionarios: Clemente Magariño Pereira, Mario Guerra Landestoy, Francisco Peterssen Domínguez y Pedro Zerquera Niebla.

Fuente