Fibroma nasofaríngeo juvenil

Fibroma nasofaríngeo juvenil
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Es un tumor vascular que afecta casi exclusivamente la nasofaringe de adolescentes de sexo masculino.

Fibroma nasofaríngeo juvenil. También conocido como Fibroangioma juvenil es un tumor vascular que afecta casi exclusivamente la nasofaringe de adolescentes de sexo masculino. Su manejo es complejo dada su naturaleza vascular y sus frecuentes recurrencias.

Etiología

Los fibromas nasofaríngeos se presentan, en general, entre los 10 y 25 años de edad, con mayor frecuencia en varones. Acostumbra a ser simple, aunque se han descrito neoformaciones múltiples. Las variedades blandas se denominan fibromas polipoides o fibromas fibromatosos. Con el progreso de la edad, las neoformaciones tienden a la remisión o la curación espontánea.

El fibroma verdadero suele originarse del fondo de saco nasofaríngeo y, con menor frecuencia, de la pared esfenoidal anterior, base del esfenoides, apófisis basal del hueso occipital, coanas nasales, primeras vertebras verticales, abertura de la trompa de eustaquio, superficie palatina posterior y fondo de caso pterigomaxilar.

El mixoma fibromatoso blando, o pólipo, se origina por lo común, en la cavidad nasal y se propaga a la nasofaringe.

Anatomía patológica

La superficie del tumor está recubierta por membrana mucosa, debajo de la cual se hallan grandes vasos sanguíneos ramificados. La masa tumoral está formada por tejido fibroso denso y células aglomeradas; contiene amplios conductos venosos, más abundantes en las porciones periféricas. En casos raros, el tumor mixomatoso ofrece el aspecto de un fibroma, de la misma forma que los fibromas primarios pueden presentar un carácter mucoide.

Los fibromas pueden ser sésiles, pero lo más corriente es que sean pediculados. Alcanzan a menudo un gran tamaño y muchas veces son asiento de procesos inflamatorios; en consecuencia, las adherencias a las estructuras adyacentes son frecuentes. El aporte sanguíneo adicional deriva de estas adherencias. Estos fibromas no producen metástasis, sino que crecen por propagación. Pueden invadir la órbita, los senos accesorios, las fosas pterigoidea y temporal, o la cavidad intracraneal.

Síntomas

Los síntomas precoces son los propios de la congestión nasal, con hemorragias más o menos importantes, las cuales constituyen en ocasiones una complicación alarmante. La voz adquiere a veces, un tono “velado” y se alteran la respiración y la deglución a medida que el proceso avanza. En la fase final existen dolor y secreción mucopurulenta. Cuando la neoformación ha alcanzado un tamaño considerable, es muy característica la “facies de rana”, con separación de los huesos maxilares y exoftalmos como síntoma muy prominente. Existe a menudo aprosexia y somnolencia.

Los síntomas mencionados aumentan de intensidad a medida que progresa la neoformación, hasta que la reabsorción de tejido óseo es considerable, excepto en el caso de que el tumor se propague por debajo de las cavidades nasal y faríngea, así como en el interior de la cavidad craneal. En este caso no es tan acentuada la necrosis compresiva del tejido óseo. La exploración revela que el tumor está formado por una masa redondeada de coloración rosada o purpúrea oscura. Las venas presentan, con frecuencia, un aspecto varicoso, por lo que la exploración digital o con instrumentos debe ser realizada cuidadosamente para evitar su lesión. La neoformación puede proyectarse en las ventanas nasales posteriores, o dirigirse hacia el antro o a los otros senos.

Por presión con el dedo se comprueba que se trata de una masa firme y elástica, y si es pequeña, puede delimitarse su base sin dificultad. Si es pediculada, esa fácilmente móvil, excepto en el caso de que se haya fijado a causa de adherencias inflamatorias. Si se propaga a través de la fisura esfenomaxilar, puede apreciarse por debajo del cigoma. Como suelen existir adherencias, es difícil distinguir su entorno.

Diagnóstico

La semejanza histológica con el sarcoma es a menudo tan estrecha, que es difícil la diferenciación, excepto por lo que se refiere a la edad, sexo y origen. El sarcoma rara vez es pediculado, mientras que el fibroma blando, sí lo es. Los fibromas duros son por lo general sésiles.

Pronóstico

El pronóstico es favorable en proporción a su reconocimiento y extirpación precoces. Lo es también cuando la edad del paciente sobrepasa los 25 años. En otras palabras, los fibromas pequeños, que no rellenan el espacio nasofaríngeo, son más fácilmente extirpables que aquellos que lo ocupan por entero. Después de la edad de 25 años, la neoformación tiende a sufrir alteraciones retrógradas.

Tratamiento

Se han usado diferentes formas de tratamiento: cáusticos, electrólisis, galvanocauterio, estrangulación y avulsión, operaciones externas y operaciones practicadas a través del paladar. Estas últimas proporcionan un mejor acceso y se describen a propósito de la oclusión congénita de la nasofaringe.

El uso de la cirugía, quizás en conjunción con la sección palatina, puede ser la técnica electiva. El éxito en la extirpación del fibroma juvenil depende, en gran parte, de la facilidad para combatir la hemorragia. Ha dado buenos resultados la irradiación preoperatoria con radium o con radioterapia.

Fuentes

  • John Jacob Ballenger. Enfermedades de la nariz, garganta y oído (en línea). Tomo 1 Pág. 315. Edición Revolucionaria. La Habana. Cuba. 1981.
  • Información sobre Fibroma nasofaríngeo juvenil (en línea). Consultado: 19 de julio de 2014. Disponible en: www.scielo.cl