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Su nombre aparece también en la bibliografía como Francisco Chabaneau o Chavaneaux. Estudió en [[París]] con buenos profesores, entre ello Hilaire-Marin Rouelle, y cuando el Real Seminario Patriótico de Vergara trató de conseguir un buen cuadro docente, contó con él y con Joseph Louis Proust entre los especialistas extranjeros. Considera Fagés que la orden de contratarles pudo ser del Rey, con la recomendación del pensionado en París Eugenio Izquierdo, que había empleado antes a Chavaneau como profesor particular de Antonio María Munibe y Javier José Eguía, también pensionados en París por la sociedad Vascongada de Amigos del País. Izquierdo estimaba que se trataba de persona «de entendimiento muy despejado, buen matemático y hombre de bien».
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Su nombre aparece también en la bibliografía como Francisco Chabaneau o Chavaneaux. Estudió en [[París]] con buenos profesores, entre ello Hilaire-Marin Rouelle, y cuando el Real Seminario Patriótico de Vergara trató de conseguir un buen cuadro docente, contó con él y con [[Joseph Louis Proust]] entre los especialistas extranjeros. Considera [[Fagés]] que la orden de contratarles pudo ser del Rey, con la recomendación del pensionado en París [[Eugenio Izquierdo]], que había empleado antes a Chavaneau como profesor particular de Antonio María Munibe y Javier José Eguía, también pensionados en París por la sociedad Vascongada de Amigos del País. Izquierdo estimaba que se trataba de persona «de entendimiento muy despejado, buen matemático y hombre de bien».
  
En noviembre de 1777, cuando contaba con veintitrés años, comenzó Chavaneau a impartir sus clases de física y francés, asignaturas a las que se sabe que en 1783 se añadió la química. Durante su estancia en Vergara son pocos los trabajos que publicó, algunos de ellos sobre análisis de aguas, en los que recopiló los métodos de Torbern Bergman. Su mayor mérito en aquella época consistió en haber ideado un método para la purificación del platino, que ha valido la entrada de Chavaneau en los tratados de historia de la química; colaboró en dichos trabajos Fausto de Elhuyar. Es probable que la nombradía que le proporcionó aquel hallazgo motivara su traslado a Madrid como catedrático de la Real Escuela de Mineralogía y como director del laboratorio de química dependiente del Ministerio de Hacienda, que se cerraría en 1799, cuando Chavaneau ya había abandonado España.
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En noviembre de [[1777]], cuando contaba con veintitrés años, comenzó Chavaneau a impartir sus clases de física y francés, asignaturas a las que se sabe que en 1783 se añadió la química. Durante su estancia en Vergara son pocos los trabajos que publicó, algunos de ellos sobre análisis de aguas, en los que recopiló los métodos de [[Torbern Bergman]]. Su mayor mérito en aquella época consistió en haber ideado un método para la purificación del platino, que ha valido la entrada de Chavaneau en los tratados de historia de la química; colaboró en dichos trabajos [[Fausto de Elhuyar]]. Es probable que la nombradía que le proporcionó aquel hallazgo motivara su traslado a Madrid como catedrático de la Real Escuela de Mineralogía y como director del laboratorio de química dependiente del Ministerio de Hacienda, que se cerraría en 1799, cuando Chavaneau ya había abandonado España.
  
Durante esta etapa, Chavaneau publicó sus Elementos de ciencias naturales (1790), uno de los textos seleccionados para el Instituto de Gijón fundado por Gaspar Melchor de Jovellanos en 1794. En dicho texto coincide Chavaneau con Juan Manuel de Aréjula, a quien cita, en que el nombre «oxígeno» propuesto en la nueva nomenclatura por Louis-Bernard Guyton de Morveau, Claude Louis Berthollet, Antoine François Fourcroy y Lavoisier era impropio y proponía, por tanto, para dicho elemento, la designación más conceptual de pyrógeno.
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Durante esta etapa, Chavaneau publicó sus Elementos de ciencias naturales (1790), uno de los textos seleccionados para el Instituto de Gijón fundado por [[Gaspar Melchor de Jovellanos]] en 1794. En dicho texto coincide Chavaneau con [[Juan Manuel de Aréjula]], a quien cita, en que el nombre «[[oxígeno]]» propuesto en la nueva nomenclatura por Louis-Bernard Guyton de Morveau, [[Claude Louis Berthollet]], [[Antoine François Fourcroy]] y [[Lavoisier]] era impropio y proponía, por tanto, para dicho elemento, la designación más conceptual de pyrógeno.
  
Los testimonios de los científicos de la época no son contrarios a Chavaneau y así consta que mantenía buenas relaciones, por ejemplo con Francisco Carbonell y Bravo y con Fausto de Elhuyar. En una carta de éste último a su hermano Juan José se reconoce el protagonismo de Chavaneau en la purificación del platino, que más tarde ha sido puesto en juicio. Valentín Foronda, experto en el platino, también elogió al francés. Por su parte, el sueco Anders Nicolaus Tunborg, que enseñó mineralogía en Vergara a partir de 1788, afirma que a su llegada todos consideraban a Chavaneau como descubridor del procedimiento.
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Los testimonios de los científicos de la época no son contrarios a Chavaneau y así consta que mantenía buenas relaciones, por ejemplo con [[Francisco Carbonell y Bravo]] y con [[Fausto de Elhuyar]]. En una carta de éste último a su hermano [[Juan José]] se reconoce el protagonismo de Chavaneau en la purificación del platino, que más tarde ha sido puesto en juicio. [[Valentín Foronda]], experto en el platino, también elogió al francés. Por su parte, el sueco Anders Nicolaus Tunborg, que enseñó mineralogía en Vergara a partir de 1788, afirma que a su llegada todos consideraban a Chavaneau como descubridor del procedimiento.
  
 
Todos estos testimonios se sacan a colación porque son muy abundantes las diatribas de la historiografía contra Chavaneau e incluso contra Proust. Cuando algunos de los historiadores tratan de atacar una política del gobierno, lo hacen arremetiendo contra quienes no fueron responsables de aquella política, cayendo en puerilidades como acusar a Chavaneau de materialista por afirmar que un hombre de ciencia «debe sentar por principio fundamental el dudar de todo lo que no sea demostrado con experiencias irrefragables», o achacarle el bajo número de estudiantes por la dudosa calidad de su enseñanza, cuando poco después el propio Fausto de Elhuyar renunció a su plaza de profesor por su escasa audiencia. Será precisa una investigación de conjunto de la actuación de los profesores extranjeros en España a finales del siglo XVIII para efectuar un balance justo.
 
Todos estos testimonios se sacan a colación porque son muy abundantes las diatribas de la historiografía contra Chavaneau e incluso contra Proust. Cuando algunos de los historiadores tratan de atacar una política del gobierno, lo hacen arremetiendo contra quienes no fueron responsables de aquella política, cayendo en puerilidades como acusar a Chavaneau de materialista por afirmar que un hombre de ciencia «debe sentar por principio fundamental el dudar de todo lo que no sea demostrado con experiencias irrefragables», o achacarle el bajo número de estudiantes por la dudosa calidad de su enseñanza, cuando poco después el propio Fausto de Elhuyar renunció a su plaza de profesor por su escasa audiencia. Será precisa una investigación de conjunto de la actuación de los profesores extranjeros en España a finales del siglo XVIII para efectuar un balance justo.

Revisión del 13:58 7 sep 2018

François Chavaneau
Información sobre la plantilla
Fecha de nacimiento27 de junio de 1754
Lugar de nacimientoNotron Bandera de Francia Francia
Fecha de fallecimiento18 de febrero de 1842
Lugar de fallecimientoBandera de Francia Francia
Nacionalidadfrancés
CampoQuímica

François Chavaneau. Químico francés.

Trayectoria profesional

Nace en Notron, Francia, en 1754.

Su nombre aparece también en la bibliografía como Francisco Chabaneau o Chavaneaux. Estudió en París con buenos profesores, entre ello Hilaire-Marin Rouelle, y cuando el Real Seminario Patriótico de Vergara trató de conseguir un buen cuadro docente, contó con él y con Joseph Louis Proust entre los especialistas extranjeros. Considera Fagés que la orden de contratarles pudo ser del Rey, con la recomendación del pensionado en París Eugenio Izquierdo, que había empleado antes a Chavaneau como profesor particular de Antonio María Munibe y Javier José Eguía, también pensionados en París por la sociedad Vascongada de Amigos del País. Izquierdo estimaba que se trataba de persona «de entendimiento muy despejado, buen matemático y hombre de bien».

En noviembre de 1777, cuando contaba con veintitrés años, comenzó Chavaneau a impartir sus clases de física y francés, asignaturas a las que se sabe que en 1783 se añadió la química. Durante su estancia en Vergara son pocos los trabajos que publicó, algunos de ellos sobre análisis de aguas, en los que recopiló los métodos de Torbern Bergman. Su mayor mérito en aquella época consistió en haber ideado un método para la purificación del platino, que ha valido la entrada de Chavaneau en los tratados de historia de la química; colaboró en dichos trabajos Fausto de Elhuyar. Es probable que la nombradía que le proporcionó aquel hallazgo motivara su traslado a Madrid como catedrático de la Real Escuela de Mineralogía y como director del laboratorio de química dependiente del Ministerio de Hacienda, que se cerraría en 1799, cuando Chavaneau ya había abandonado España.

Durante esta etapa, Chavaneau publicó sus Elementos de ciencias naturales (1790), uno de los textos seleccionados para el Instituto de Gijón fundado por Gaspar Melchor de Jovellanos en 1794. En dicho texto coincide Chavaneau con Juan Manuel de Aréjula, a quien cita, en que el nombre «oxígeno» propuesto en la nueva nomenclatura por Louis-Bernard Guyton de Morveau, Claude Louis Berthollet, Antoine François Fourcroy y Lavoisier era impropio y proponía, por tanto, para dicho elemento, la designación más conceptual de pyrógeno.

Los testimonios de los científicos de la época no son contrarios a Chavaneau y así consta que mantenía buenas relaciones, por ejemplo con Francisco Carbonell y Bravo y con Fausto de Elhuyar. En una carta de éste último a su hermano Juan José se reconoce el protagonismo de Chavaneau en la purificación del platino, que más tarde ha sido puesto en juicio. Valentín Foronda, experto en el platino, también elogió al francés. Por su parte, el sueco Anders Nicolaus Tunborg, que enseñó mineralogía en Vergara a partir de 1788, afirma que a su llegada todos consideraban a Chavaneau como descubridor del procedimiento.

Todos estos testimonios se sacan a colación porque son muy abundantes las diatribas de la historiografía contra Chavaneau e incluso contra Proust. Cuando algunos de los historiadores tratan de atacar una política del gobierno, lo hacen arremetiendo contra quienes no fueron responsables de aquella política, cayendo en puerilidades como acusar a Chavaneau de materialista por afirmar que un hombre de ciencia «debe sentar por principio fundamental el dudar de todo lo que no sea demostrado con experiencias irrefragables», o achacarle el bajo número de estudiantes por la dudosa calidad de su enseñanza, cuando poco después el propio Fausto de Elhuyar renunció a su plaza de profesor por su escasa audiencia. Será precisa una investigación de conjunto de la actuación de los profesores extranjeros en España a finales del siglo XVIII para efectuar un balance justo.

Fuente