Fresco (técnica pictórica)

Fresco
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Concepto:Técnica o arte de pintar con pigmentos de origen mineral resistentes a la cal y empapados de agua sobre un muro con revoque de yeso todavía mojado

Fresco, técnica o arte de pintar con pigmentos de origen mineral resistentes a la cal y empapados de agua sobre un muro con revoque de yeso todavía mojado, es decir, fresco. En el renacimiento este proceso era conocido como buon fresco o ‘a la italiana’ para diferenciarlo del fresco secco, que se realizaba sobre el enlucido seco. A veces se aplica inadecuadamente este término al temple, en el que los pigmentos se mezclan con huevo u otra sustancia aglutinante y se aplican directamente sobre la mampostería.

Técnicas del fresco

En el buon fresco, se aplica el color en la última de las varias capas de yeso. En la penúltima, el pintor superpone un dibujo preparatorio, o cartón, de la obra, aunque también puede trabajar sobre un esquema de color independiente. A continuación, refuerza con acuarela oscura las diferentes figuras y formas del cartón y aplica la última capa de yeso sobre el dibujo por pequeñas zonas, y el color sobre el yeso mojado.

Al secarse, la cal contenida en el yeso reacciona químicamente con el dióxido de carbono del aire, formando una película de carbonato de calcio que une de forma estable los colores a la pared. Los colores de un fresco suelen ser poco densos, translúcidos y claros y, en muchos casos, tienen una apariencia calcárea. En el renacimiento se encontró el modo de dar un poco más de opacidad a los colores. En el buon fresco es necesario pintar rápidamente, limitándose a lo esencial. El artista debe saber la cantidad de color que absorberá el yeso. Demasiada pintura hace que la superficie se agriete y hace necesario levantar la zona defectuosa, extender yeso fresco y volver a pintar.

En el fresco secco hay que proceder a quitar la corteza de yeso seco, frotando con piedra pómez, para después lavarlo con una mezcla clara de agua y cal. Los colores se aplican sobre la superficie resultante. El efecto del fresco seco es inferior al del buon fresco, pues los colores no resultan tan claros, ni la pintura tan duradera.

Historia

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La pintura al fresco era conocida por los antiguos egipcios, cretenses y griegos. También la practicaban los romanos, según demuestran los extraordinarios ejemplos encontrados en Herculano y Pompeya. Entre las culturas prehispánicas de Mesoamérica, los mayas y los teotihuacanos, por ejemplo, usaron la técnica del fresco en sus dos versiones. Algunos ejemplos son los murales de Tetitla, Tepantitla y Atetelco, en México. Al principio de la era cristiana (siglo II) se decoraban con pinturas al fresco los muros de las catacumbas o de las cámaras mortuorias subterráneas. En la cripta de San Isidoro de León (siglo XI) se encuentra el mejor conjunto de pinturas murales del románico español.

El arte del fresco resurgió con fuerza en Italia durante el siglo XIII y el siglo XIV de la mano de los pintores florentinos Cimabue y Giotto, quienes han dejado bellos ejemplos en las iglesias de Asís, Florencia y Pisa. En el siglo XV, el resurgimiento de esta técnica se produjo en Florencia, especialmente con las obras de Masaccio, Benozzo Gozzoli y Domenico Ghirlandaio. La pintura al fresco alcanzó su máximo esplendor en el siglo XVI con el soberbio trabajo de Rafael en el Vaticano y con el Juicio Final de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. La influencia italiana tuvo un papel decisivo en el resurgimiento de la pintura mural en España.

Los frescos de la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, obra del pintor Francisco de Goya, constituyeron la obra cumbre de la pintura española en este género. La arquitectura virreinal de América Latina plasmó la influencia europea y las técnicas autóctonas en numerosas decoraciones al fresco realizadas especialmente en iglesias y conventos. Ése es el caso del convento agustino de Actopan, en el estado de Hidalgo (México).

En el siglo XVIII, la práctica de la pintura al fresco estaba muy extendida en Europa y en América, sustituyendo la nobleza de estilo por la elegancia y los efectos ilusionistas. Uno de los principales exponentes de esta técnica durante ese periodo fue Giovanni Battista Tiepolo, en Italia. En el siglo XIX, se produjo un resurgimiento de este arte, destinado sobre todo al embellecimiento de edificios públicos. El núcleo más importante de pintura al fresco en el siglo XX, ha sido México, donde Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, entre otros muralistas, han creado notables frescos monumentales en edificios gubernamentales y privados.

También en la India se practicaba la técnica del fresco. Entre los ejemplos más conocidos están los de las cuevas de Ajanta, pintados entre los años 200 a.C. y 650 de nuestra era, y los de Ellora, del siglo VIII. En China se conocía también el arte antiguo de pintar sobre paredes de yeso; en las cuevas de los Mil Budas, en Gansu (China), se conservan escenas de la vida de Buda que datan del siglo V.

Fases de realización

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La realización de un fresco se desarrolla en tres fases: soporte, intonaco, colores.

El soporte, de piedra o ladrillo, debe estar seco y nivelado. Antes de la fase de intonaco, se prepara con una capa llamada arriccio, de un centímetro de espesor aproximadamente, con el fin de dejar la superficie lo más lisa posible.

El intonaco se compone de un empasto compuesto de polvo de mármol, cal y agua. El color se aplica sobre el intonaco mientras éste se encuentra aún húmedo. La gama de colores se reduce a los de origen mineral. Al secarse la cal, los pigmentos quedan integrados químicamente en la propia pared, por lo que su durabilidad se vuelve muy alta.

La principal dificultad de esta técnica es el hecho de que no se puede corregir lo hecho. Una vez que el color ha sido aplicado es inmediatamente absorbido por la base. Las únicas correcciones posteriores se pueden hacer sólo cuando el fresco ha secado, mediante aplicaciones de temple. Sin embargo, estas correcciones carecen de la permanencia del buon fresco. Otra dificultad consiste en la diferencia de tono del color entre el momento de aplicación y el resultado final una vez seco. El pintor debe anticipar y adivinar el resultado final.

Fuentes