Fundamentalismo

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Fundamentalismo
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Concepto:Fundamentalismo es el término que se utiliza para designar aquellas corrientes religiosas que proclaman la inmutabilidad de la dogmática.


Fundamentalismo es el término que se utiliza para designar aquellas corrientes religiosas que proclaman la inmutabilidad de la dogmática y exigen la aceptación literal de las profecías y milagros que aparecen en los libros sagrados, rechazando todo intento de interpretación alegórica, prefiriendo la fé ciega a las conclusuones de la razón, insistiendo en la ejecución rigurosa e indeclinable de todos los preceptos tradicionales de la religión.[1]

Origen

El concepto ha dejado su ámbito de origen hace mucho tiempo. Fundamentalistas eran, en primer lugar, los protestantes americanos que en contra de la ilustración científica y la hermenéutica teológica insistían en tomar al pie de la letra la Biblia y, especialmente, lo que dice sobre la creación, rechazando la teoría moderna de la evolución. El problema adquirió relevancia política con la cuestión de si el sistema educativo del Estado podía favorecer alguna de esas opiniones, concretamente, la teoría de la evolución.

Detrás de este movimiento latía la convicción de una falta de autenticidad de la corriente surgida en esa fuente, y de la falta de competencia de la instancia de interpretación que pretendía unir constantemente la evolución del Cristianismo con su origen.El fundamentalismo cree poder sustraerse a este círculo hermenéutico, que parece tornar todo arbitrario y todo —hasta el Ateísmo compatible con la Biblia, mediante una literalidad del texto aparentemente libre de interpretaciones. La historia enseña que de tales lecturas literales de determinados textos siempre han emanado impulsos de revitalización y renovación de tradiciones.

Características

Los aspectos fundamentales de la fé que han sido objeto de defensa a ultranza por parte de los fundamentalistas son: la creencia en la divinidad, el nacimiento virginal y la resurrección corporal de Cristo, la inminencia de la segunda venida, la expiación sustitutoria y- tal vez el aspecto de mayor énfasis- la inspiración verbal y la completa inerrancia de toda la Biblia, con lo que se estaba rechazando su estudio histórico-crítico y reafirmando la literalidad de todos los libros que la integran (en sus diversos cánones judío, católico y protestante).

Cualquier adaptación del mensaje cristiano a la cultura es desterrado como algo herético. Uno de sus enemigos más característicos es el evolucionismo darwiniano. Como consecuencia de esa actitud acrítica, es frecuente que los fundamentalistas soporten sus posiciones doctrinales con textos fuera de contexto; textos que se utilizan sin ningún tipo de rigor hermenéutico, y que se convierten en pretexto para justificar apriorismos doctrinales carentes de autoridad. En contraste con la actual anomía que lleva a un progresivo nihilismo (nada) o, al menos, a un agnosticismo militante, el fundamentalismo insiste en la absoluta uniformidad doctrinal, tratando de imponer normas morales muy rígidas, reglamentando todos los aspectos de la vida privada.

La carencia de normas o criterios orientativos que prevalece en la sociedad actual, unido a un considerable déficit de formación teológica y una gran pobreza en la experiencia espiritual, forman un caldo de cultivo adecuado para el fomento del fundamentalismo, justificando así los movimientos de restauración que tratan de recuperar el orden perdido con motivo del advenimiento de la modernidad, siempre basados en el fundamento esencial (Biblia, Torá, Corán, Tradición).

Uno de los aspectos más representativos del soporte teológico fundamentalista tiene que ver con sus planteamientos apocalípticos, referidos al fin de los tiempos y que introducen una especie de fatalismo ineludible que ocasiona cierta postración e impotencia.

El fundamentalismo, en general, no es solamente una forma de teología, es más bien una ideología que se alía con intereses sociales y políticos de grupos identificables, contrarios a cualquier tipo de pluralismo. Su empeño no se limita únicamente a preservar la fé, sino que desea transformar el mundo de tal manera que la fé pueda ser más fácilmente preservada. En su manifestación más profunda, el fundamentalismo no reconoce una línea divisoria entre religión y política. La religión no se concibe como algo privativo del individuo tal y como propicia la modernidad. De modo que los enemigos básicos son el liberalismo, elhumanismo y el secularismo, visto desde sus filas como la encarnación del mal. Se trata de un movimiento de reacción; reacción contra las herejías de la teología moderna.

Pero que puede resultar erróneo utilizar el término fundamentalismo o fundamentalistas, en su dimensión peyorativa, ya que para muchas iglesias calificarse a sí mismas de fundamentalistas supone un orgullo. Además, es preciso distinguir entre conservadores y fundamentalistas, si bien ambos coinciden en acusar a la teología moderna de ser culpable de haber creado un mundo en el que se ha socavado la autoridad incuestionable de la religión como institución y, a raíz de la aparición del método histórico-crítico, haber colocado bajo sospecha la autoridad absoluta de la Biblia.

La gran diferencia entre conservadores y fundamentalistas habrá de buscarse en que aquellos, tenaces luchadores contra el liberalismo, han hecho un gran esfuerzo en reducir y atenuar las diferencias denominacionales (incluso entre católicos y protestantes), haciendo desaparecer antiguas posturas anti, buscando espacios comunes en el mutuo reconocimiento de los valores ortodoxos del cristianismo histórico que todos ellos defienden.

Fundamentalismos actuales

El fundamentalismo protestante, dependiente de la influencia norteamericana, propugna una teoría individualista del éxito, manteniendo en este terreno una línea de identidad con el evangelicalismo conservador. El cristiano es alguien a quien el Señor concede éxito, salud, dinero, poder.

El evangelio se reduce así a un simple medio para obtener los mismos fines que antaño combatían algunos predicadores. Bajo la autoridad incuestionable de líderes carismáticos, los individuos que caen bajo la influencia del fundamentalismo suelen verse sometidos a una obediencia ciega. El ala fundamentalista-evangélica del protestantismo, especialmente en el país donde es más representativo (Norteamérica), está en aumento, con la consiguiente influencia en otros muchos países del mundo, que mantienen un nivel de dependencia de las agencias misioneras norteamericanas. Jerry Falwell, uno de los representantes más conspicuos del fundamentalismo evangélico dice:

Para que Norteamérica permanezca libre, debemos retornar a los únicos principios que Dios puede respetar: la dignidad de vida, la familia tradicional, la decencia, la moralidad

Precisamente a raíz de la irrupción de Falwell con su mayoría moral (1979), el fundamentalismo tiene una participación mucho más activa en la vida pública norteamericana.

Islámico

El fundamentalismo islámico es, en sus manifestaciones más recientes, un movimiento de reacción hacia la herencia colonial y la hegemonía cultural de corte occidental, fomentando por las desigualdades de sus dirigentes laicos y el cúmulo de frustraciones producidas por la modernización y occidentalización de sus estados. El retorno a la oratoria del Islam se ofrece como una vía de salvación. Su objetivo es el cambio de la sociedad, y para ello se sirve de la radicalidad del Corán y de la Sunna, paradigmas de tipo moral, social y político para propiciar un cambio de sociedad.

Resulta difícil establecer una línea divisoria entre política y religión, de donde surge una cultura de permanente sublevación y desobediencia a cualquier tipo de autoridad que actúe al margen de la legitimidad islámica. Su objetivo último es islamizar la modernidad. Un hito importante del fundamentalismo islámico se identifica con la revolución iraní de (1979), que plantea una oposición frontal a la modernidad importada del mundo occidental.

La actitud del Islam frente al Corán plantea posturas muy semejantes a las de los fundamentalistas protestantes frente a la Biblia. Fundamentalismo, neofundamentalismo, extremismo, activismo religioso, tradicionalismo, radicalismo islámico, mahometismo, jomeinismo, son términos que hacen referencia al fenómeno del fundamentalismo referido al Islam. Es evidente que todos ellos contienen una gran carga social y política, y que enfatizan posturas radicales respecto a la sociedad, por lo que toma formas o corrientes diferentes, existiendo un fundamentalismo de derechas (conservador) y otro de izquierdas (progresista); o bien el fundamentalismo oficial que propician los Estados, frente al populista. Precisamente a raíz de la evolución del fundamentalismo islámico de los últimos decenios, se equiparan fundamentalismo e integrismo, haciendo referencia a su carácter de revolución dogmática.

Católico

El fundamentalismo católico moderno se pone de manifiesto a raíz de la celebración del Vaticano II, cuando la iglesia católica se abre a la investigación histórica y exegética. Surgen posturas fundamentalistas como reacción a la apertura o aggiornamento que se produce dentro del Catolicismo. Los postulados triunfalistas de poder indiscutible que habían nota característica del catolicismo tridentino, dan paso a la humildad y al espíritu de servicio; la Iglesia-institución deja paso a la Iglesia-pueblo de Dios, con lo que una buena parte de esta Iglesia ve peligrar sus señas de identidad.

Algunos, como Mons. Lefèvre, con su adhesión inquebrantable a la tradición, han dado lugar a un integrismo intransigente y beligerante. Como parte precursora de esa corriente, aunque sin que aún sea utilizado el término, puede considerarse como fundamentalismo el movimiento integrista político-religioso que surgió en España a finales del siglo XIX entre pensadores católicos. Los integristas afirmaban que su españolidad provenía de la voluntad divina, rechazando el liberalismo desde postulados políticos-religiosos; su empeño era restaurar los signos distintivos de la España imperial. Al igual que para el fundamentalismo protestante el fundamento último es la Biblia, para el fundamentalismo católico lo es la Tradición, ya que la Biblia no contiene para la doctrina católica la totalidad de la revelación de Dios, lo cual hace que las doctrinas consideradas como fundamentales no sean coincidentes. Algunas figura señeras de esa corriente restauracionista, dentro del catolicismo posconciliar, se muestran siempre preocupadas por las desviaciones derivadas de la interpretación y aplicación del Vaticano II.

Entre los judíos, la fidelidad a la tradición, signo de posturas fundamentalistas, se expresa externamente por el uso de vestimenta negra, la barba en los hombres y la cabeza cubierta para las mujeres, así como un énfasis prácticamente exclusivo en la enseñanza religiosa. Su fidelidad al sábado y a las fiestas religiosas llega a manifestarse de forma agresiva contra quienes se atreven a profanarlo.

La identidad del Judaísmo sólo tiene sentido sobre la base de la fe en Dios y en la Torá. Y puesto que únicamente el Mesías por venir puede restablecer el Estado de Israel, muchos fundamentalistas judíos se oponen al reconocimiento del actual Estado judío, ya que se trata de una acción humana.

En definitiva existen dos conceptos contrapuestos de la espiritualidad cristiana: uno, el fundamentalista; otro, el Reino de Dios. La espiritualidad fundamentalista es eclesiocéntrica, trascendentalista y desconectada del mundo; la espiritualidad del Reino está al servicio del mundo, al estilo de Juan Wesley.

Mormón

El fundamentalismo mormón es un movimiento conservador que cree o practica lo que sus seguidores consideran aspectos fundamentales del mormonismo. Esto representa una ruptura de la línea de mormonismo practicada por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y una vuelta a doctrinas y costumbres que los fundamentalistas creen ha sido un error abandonar, tales como la poligamia, la Ley de la Consagración, la Teoría de Adán-Dios, la expiación con sangre, el sacerdocio patriarcal, elementos de la investidura mormónica. Los fundamentalistas mormones han formado numerosas sectas muchas de las cuales se han establecido en comunidades aisladas en áreas del Oeste de los EE. UU.

Judío

La mayor parte de las escuelas judías creen que el Tanaj (el Viejo Testamento) no puede ser entendido literalmente o aislado, sino que necesita de un acompañamiento conocido como la Torá oral. Este material está contenido en el Mishná, el Talmud, la Guemará y el Midrásh. Sin embargo, el judaísmo ortodoxo, si bien no lee el Tanaj literalmente, sí que lo considera divino, infalible y transmitido sin cambio esenciales; dando además una gran importancia a las palabras y letras concretas empleadas en el texto.

De manera parecida, algunos miembros del judaísmo ortodoxo, más concretamente los jaredíes, ven la Mishnah, el Talmud y la Midrash como divinas e infalibles en contenido, aunque no en términos. Los judíos jasiditas a su vez defienden la infalibilidad de su propia interpretación de las fuentes tradicionales de la verdad. Por último, los karaitas, según ellos mismos, "son una secta judía que no reconoce la autoridad de la tradición postbíblica incorporada en el Talmud y en los trabajos rabínicos más tardíos".

En definitiva, son estos últimos elementos junto con los sionistas acérrimos, conocidos habitualmente como ultraortodoxos, los que se pueden considerar como los verdaderos judíos fundamentalistas. Sin embargo, en su relación con el Estado de Israel, se ve lo opuesto de sus posiciones.

Algunas corrientes jasídicas muy minoritarias descreditan el sionismo como una herejía, se enfrentan activamente con el estado israelí y todos los judíos que se identifiquen con él y se niegan a hablar hebreo, usando en su lugar el yiddish. Esto se debe a que consideran que la existencia del Estado de Israel impide la llegada del Mesías.

El sionismo religioso, por el contrario, cuyo padre espiritual fue Abraham Isaak Kook (1865-1935), ve en el Estado de Israel el inicio del tiempo mesiánico e interpretan acontecimientos como la Guerra de los Seis Días como señales que lo confirman. De importancia política es la reivindicación judía con el apoyo divino de la Tierra Santa, Eretz Israel. Esta postura fue defendida por fundamentalistas como los del grupo ya desaparecido Gush Emunim («Bloque de los creyentes», fundado en 1974), para los cuales las renuncias territoriales israelíes equivalían al sacrilegio, lo que llevó a uno de ellos al asesinato de Isaac Rabin en 1995. Dicha visión se oponía al sionismo secular, según el cual los judíos debían ser una nación como las demás.

El fundamentalismo religioso en Israel no reviste el peligro que tiene en otras partes de Oriente Medio pues, además de que no existen autoridades rabínicas que aprueben la violencia, las creencias religiosas eventualmente extremistas, además de ser minoritarias, son contenidas por un sistema democrático que, como en todas las democracias occidentales, mantiene separada la religión y el Estado. -

Hindú

Por fundamentalismo hindú se comprende a los grupos fanáticos seguidores del hinduismo, principalmente en India. Dichas agrupaciones son ultraconservadores y nacionalistas, consideran que India debe ser una nación solo para los hindúes, y promueven la expulsión de musulmanes, cristianos y otros credos religiosos. Promueven una interpretación literal del hinduismo que incluye la restauración del sistema de castas reduciendo a las castas inferiores a la esclavitud, la subyugación absoluta de la mujer y la prohibición de las religiones no indias así como de los símbolos occidentales (llegando incluso a destruir comercios donde venden tarjetas de San Valentín).

Los hindúes fundamentalistas han estado relacionados con el conflicto entre hindúes y musulmanes indo-pakistaní, el conflicto entre hindúes y sikhs en Punjab y ataques a minorías. Algunos partidos de extrema derecha como el BJP han sido relacionados con fundamentalistas en sus filas.

Referencias

  1. Novikov, M. P. Breve diccionario de Ateísmo. Editorial de Ciencias Sociales. Ciudad de La Habana, 1981.

Fuentes