Geografía cultural

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Geografía Cultural
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Concepto:Rama de la Geografía Humana que estudia los elementos, fenómenos y procesos que se producen en el planeta inducidos por el conjunto de los grupos humanos que lo habitan.

Geografía Cultural . Es la rama de la Geografía Humana que estudia los elementos, fenómenos y procesos que se producen en el planeta inducidos por el conjunto de los grupos humanos que lo habitan. El concepto de Geografía Cultural ha estado en boca como si fuese una novedad en la geografía anglosajona y francesa, sin embargo, en la geografía hispana y alemana es un concepto consustancial a la Geografía Humana.

Historia

Para diferenciarse de la Geografía Humana, tronco al que pertenece la Geografía Cultural, y cuyos contenidos serían muy semejantes, los geógrafos culturales han venido estudiando aquellos aspectos relacionados con las diferencias que aparecen entre las distintas regiones del globo a partir de las características específicas que emanan de la relación entre un colectivo humano (por ejemplo, los europeos, los vietnamitas, los riojanos o los maragatos) y el territorio que este ocupa.

Friedich Ratzel introdujo la cultura como factor clave de la Geografía Humana. En 1880, el término “geografía cultural” fue introducido por primera vez en los estudios geográficos. Por entonces, Ratzel, inspirado en Alexander von Humboldt y Carl Ritter, toma de su formación naturalista la idea de que la distribución de los seres humanos y la expansión, imposición y mezcla de culturas y civilizaciones merecen una atención especial, y propone el nombre de Antropogeographie para calificar este nuevo capítulo de la disciplina.

El autor citado dedicó la década de 1880 al estudio de los fundamentos culturales de la diferenciación regional de la Tierra. A partir de esta idea de grupos humanos que transforman la imagen del territorio, la geografía de finales del XIX e inicios del XX asume el paisaje no sólo como resultado de la relación entre individuo y medio, sino también como instrumento para analizar el espacio, para comprender las distintas regiones y, sobre todo, como objeto principal del conocimiento geográfico.

Esta es la línea que continúa la escuela francesa, cuyo principal autor fue Vidal de la Blache. Este notable geógrafo partió de lo propuesto por Ratzel para afirmar las influencias del medio sobre las sociedades humanas: “La Geografía es la ciencia de los lugares y no la de los hombres”. El paisaje refleja la organización social del trabajo. La cultura es para Vidal y sus colegas aquello que se interpone entre el hombre y el medio y humaniza los paisajes.

Sin embargo, la geografía cultural hubiera quedado abandonada tras los primeros decenios del siglo XX si no fuera por Carl O. Sauer (1889-1975), fundador de la escuela norteamericana de Berkeley. El auge de esta escuela comenzó treinta años después de las primeras obras escritas por los alemanes. Sauer trabajó estrechamente con la antropología americana. Según Paul Claval:

“... los trabajos de la escuela de Sauer ponen su atención, sobre todo, en las sociedades etnogeográficas del mundo americano o en las grandes civilizaciones tradicionales”

A partir de la década de 1950 puede hablarse de crisis en los planteamientos historicistas y tradicionales de la Geografía, aquellos en los que se sustentaba la Geografía Cultural. Esta crisis se acrecienta a medida que se imponen nuevos paradigmas geográficos, más cercanos al mundo del planeamiento territorial y que desarrolla la llamada Nueva Geografía (Regional Planning) durante los años sesenta del siglo XX, y a causa de actitudes más contestatarias y reivindicativas de las corrientes radicales de la década posterior.

Sin embargo, la Geografía Cultural adquirió un nuevo significado en la década de 1990 a partir de que el geógrafo francés Paul Claval reelaborase sus conceptos en su obra La géographie culturelle.

Actualidad

Paul Claval ha colocado a la Geografía Cultural en el centro de los estudios geográficos, más aún, en estos tiempos en donde los procesos de la globalización tienden a “imponer” ciertas pautas de homogeneización en un espacio mundial que se caracteriza por su diferenciación por áreas. Esto, además, está estrechamente relacionado con las geodiversidades culturales que expusiera el geógrafo argentino Federico Alberto Daus. Se trataría de una pugna entre el espacio de los flujos, por un lado, y el espacio de los lugares, de las identidades culturales, por otro.

La cultura, la vida social y el dominio del espacio son temas culminantes en la actual Geografía Cultural. En este marco toma relación la cultura, el medio y el paisaje; la geohistoria de la cultura y los desafíos culturales del mundo actual. En estas líneas de trabajo, Paul Claval propone una vuelta a la geografía cultural.

Por otro lado, durante los últimos decenios del siglo XX y los inicios del XXI, la complejidad que experimenta el mundo de la cultura supone de nuevo una fuente que aboca a cambios importantes en la Geografía Cultural. Las políticas públicas y privadas han asumido la idea de que la cultura es un factor de desarrollo para las ciudades y territorios “inteligentes”. El análisis de los recursos culturales (patrimonio, creatividad, industrias culturales, etc.) y los métodos para su puesta en valor suponen nuevos retos para la Geografía Cultural.

En la actualidad, también debe hablarse del renovado interés en el paisaje como objeto de estudio geográfico, aunque no sólo desde una perspectiva descriptiva –que era la que primaba un siglo atrás- o interpretativa –cercana a los postulados de Claval-, sino desde una perspectiva aplicada que trata de proteger los valores ambientales y culturales del paisaje, y de restituirlos cuando este ha sido objeto de actuaciones inadecuadas y de impactos negativos.

Objeto de estudio

El objeto de estudio de la Geografía Cultural son los paisajes, cuyo análisis e interpretación resulta tan interesante como complejo. El paisaje lleva la impronta de las sociedades que habitaron en el pasado y las que lo hacen en el presente: el paisaje es un totalizador histórico. En el paisaje se pone de manifiesto desde el uso y avance de la técnica y el desarrollo científico, hasta las manifestaciones religiosas y sociales, así como las ideas políticas, y se graban las aspiraciones de los colectivos que lo habitan, sus fracturas sociales y su nivel de madurez social y democrática. El orden y el desorden paisajístico sirven de medio de interpretación del nivel de desarrollo de un territorio.

Ciencias afines

  • Geografía Cultural y antropología (Berdoulay) (Estudio de la realidad humana. Carece de plasmación espacial).
  • Geografía Cultural y etnografía (Derruau) (Estudio descriptivo de las costumbres y tradiciones de los pueblos. Pueden dar demasiada importancia a los hechos técnicos).
  • Geografía Cultural y sociología (Derruau) (Estudia las relaciones del hombre con el hombre y no del hombre con el sostén territorial).

La investigación en Geografía Cultural

  • Capella i Miternique, Hugo: “los vínculos culturales, una riqueza para la región”
  • (Un ejemplo del abandono de los temas de estudio tradicionales)
  • Preocupación por la geografía de la percepción (los sentimientos de pertenencia), el estudio del lugar o las identidades territoriales.
  • Con escasa atención a la influencia del medio en el grupo cultural o del grupo en el paisaje cultural, es decir alejado de las tesis más tradicionales.
  • Con metodologías típicas de otras disciplinas, como la antropología.
  • Teniendo en cuenta especialmente parámetros económicos.

Impacto de la Geografía Cultural y la Escuela de Geografía de Berkeley

Durante los años en que Carl O. Sauer fue director del Departamento de Geografía de la Universidad de California en Berkeley (1922-1954), y hasta el momento de su jubilación en 1957, Sauer dirigió más de cuarenta tesis doctorales, la mayoría sobre temas referidos a América Latina y el Caribe. Algunos de sus discípulos, como James J. Parsons o John Leighly, permanecieron en el mismo departamento como profesores una vez finalizados sus doctorados. La dirección de tesis doctorales con un enfoque claramente culturalista bajo la supervisión de algunos de los colaboradores directos de Sauer, ha hecho que el impacto de la geografía cultural siga vigente aún de forma clara en una buena parte de los departamentos de geografía norteamericanos.

Durante la década de los años cuarenta y cincuenta los límites de la Geografía Cultural traspasan los muros de la Universidad de Berkeley para iniciar un imparable proceso de expansión en diferentes universidades americanas. Podemos apuntar algunos nuevos centros como importantes focos culturalistas, como la Universidad de Wisconsin en Madison, la Universidad de Louisiana o la Universidad de Texas en Austin. De hecho, en los últimos años algunas de estas universidades se han convertido en los verdaderos centros de la geografía culturalista, mientras que Berkeley iba perdiendo importancia al jubilarse la mayoría de los geógrafos culturalistas. En el cuadro 1 puede apreciarse la lista de algunos de los discípulos de Sauer y las universidades donde imparten o han impartido clases con clara orientación culturalista. La influencia de la geografía cultural es por tanto muy importante en el panorama académico norteamericano del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial y mantiene esta importancia aún hoy en día. De hecho, entre los grupos formados dentro del marco de la Association of American Geographers, el «Speciality Group» de geografía cultural continúa siendo uno de los más activos en todas las reuniones, tanto regionales como nacionales, de esta organización, mientras que también han aparecido asociaciones como la Conference of Latin Americanist Geographers (CLAG) que mantienen una marcada influencia culturalista.

La importancia del enfoque culturalista en la geografía norteamericana es patente también en los programas que ofrecen los diferentes departamentos. De los 250 departamentos listados por la Association of American Geographers (AAG, 1997), 137 reconocen el área de «geografía cultural» como una de sus especialidades y otros 37 tienen un énfasis en «ecología cultural». Por tanto, no es extraño que entre los departamentos con programas de doctorado en los Estados Unidos sigan apareciendo regularmente tesis con contenido claramente culturalista.

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Fuentes