Gertrudis Gómez de Avellaneda

Gertrudis Gómez de Avellaneda
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Destacada poetisa camagüeyana
Nacimiento23 de marzo de 1814
Camagüey, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento1 de febrero de 1873
Bandera de España España
Conocido porLa Avellaneda
TítuloLiteratura

Gertrudis Gómez de Avellaneda. Destacada poetisa camagüeyana, que llenó de orgullo a Cuba, por las grandes obras que desarrolló. Resalta con gran énfasis su amor hacia su tierra y sus sentimientos más románticos.

Infancia

Su infancia transcurrió en Puerto Príncipe (hoy Camagüey), donde nació el 23 de marzo de 1814. A pesar de que recibió una educación informal, motivada por su condición de mujer y por la falta de centros de enseñanza adecuados, su extraordinaria genialidad se manifestó precozmente.

Una poetisa camagüeyana

Gertrudis Gómez de Avellaneda , cuyos méritos literarios se disputan Cuba y España, está enlazada a la evolución del romanticismo español pero pertenece también a la historia literaria de Hispanoamérica y, sobre todo, de Cuba, su Patria de nacimiento, donde se hizo mujer, donde inició su producción literaria y a la que siempre se sintió ligada, sentimiento manifiesto en muchas de sus composiciones poéticas por lo que no parece necesario discutir su nacionalidad literaria.

Su personalidad está enmarcada entre los poetas líricos más destacados de la primera generación de románticos cubanos. Esta corriente se impone en la literatura hispanoamericana insular, impulsada por el crecimiento de la opresión colonial y por la agudización de las contradicciones políticas y sociales que estimularon los sentimientos nacionalistas y patrióticos. La nota que distinguió a esta primera generación de románticos fue la libre expresión del sentimiento abandonado a la efusión espontánea de la inspiración, pero atenta a la musicalidad de la versificación y a los adornos retóricos de la forma.

El sentimiento de nacionalidad en su poesía

La obra de Gertrudis está marcada con la nota distintiva en la que los sentimientos amorosos, nacionalistas y de libertad cobran fuerza inusitada. Cuando en 1836 tuvo que abandonar su patria, por razones familiares, contaba con 22 años de edad y en el momento de la partida sintió el arraigo al suelo natal. Ella misma describe la emoción de esos instantes:

"El día 9 de abril de 1836 nos embarcamos a Burdeos en una fragata francesa, y sentidas y lloradas abandonamos ingratas aquel país querido... ...al dejar para siempre aquellos lugares de mi infancia, a los objetos de mis primeros afectos, al sepulcro sagrado de mi padre, sentí anublarse mis bellas esperanzas y llenarse de amargura mi corazón... Era una hermosísima noche (...) cuando de pie sobre la fragata Bellochan (...) compuse, o mejor dicho, improvisé el soneto a Cuba, que encabezó mi primer volumen de poesía publicado en Madrid cinco años después."

El soneto a que hace referencia la autora es la conocida composición "Al partir". En él expresa sus sentimientos de amor hacia el país que la vio nacer, le dedica palabras de entusiasmo e identifica el momento en que ocurre la partida, la puesta de sol, la tristeza que domina su ánimo:

¡Perla del mar!
¡Estrella de Occidente!
¡Hermosa Cuba!
Tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo
como cubre el dolor mi triste frente.


Este soneto posee una nota patriótica y gran interés como testimonio autobiográfico pues demuestra que la escritora dominaba ya la técnica de la composición poética, es decir, que a los 22 años, al salir de Cuba, ya poseía todos los elementos que contribuirían a revelarla como gran poetisa.

El sentimiento de amor a Cuba volverá a aparecer en distintas composiciones de La Avellaneda. En "La pesca en el mar" combina armoniosamente el recuerdo de su padre con el amor al suelo natal y a la naturaleza:

Yo a un marino le debo la vida,
y por patria le debo al azar
una perla, en el golfo nacida,
al bramar
sin cesar
de la mar.

En su elegía "A la muerte del célebre poeta cubano Don José María Heredia" la expresión de su amor a la patria, como reiteradamente llama a Cuba, es tan ardiente como emotiva:

¡Patria!, ¡numen feliz!, ¡nombre divino!
¡ídolo puro de las nobles almas!,
¡objeto dulce de su eterno anhelo!

En gran número de composiciones se refiere a Cuba, ya sea para dedicar un romance descriptivo a las bellezas de la Isla, para ensalzar la belleza de la cubana o para expresar las emociones de su vuelta a la patria, cuando retorna después de veintitrés años de ausencia, a la que siempre llama "dulce patria" y "tranquilo edén" de su infancia.

Fueron muchos los halagos que recibió La Avellaneda al regresar a su patria. La destacada poetisa Luisa Pérez de Zambrana le ciñó una corona de laurel como reconocimiento a sus valores. Durante el tiempo de residencia en Cuba (1859-1864) contribuyó al movimiento de renovación poética, fundó y dirigió una revista: "Álbum cubano de lo bueno y de lo bello" y colaboró junto a los mejores escritores del país en la labor reformadora iniciada por la Revista de La Habana. Ganó una silla en La Real Academia de la Lengua Española, lugar que no pudo ocupar por su condición de mujer.

Dejó al morir, en 1873, una profusa obra lírica que constituye uno de los monumentos más preciados de la cultura cubana con indiscutible proyección universal.

Fuentes

Véase también

  • Librínsula,Gertrudis Gómez De Avellaneda, una voz nocturna[1]
  • Librínsula,Gertrudis Gómez de Avellaneda: Cartas desde la Pasión[2]