Graus

Graus
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Villa de España
EntidadVilla
 • PaísBandera de España España
 • ProvinciaBandera de la Provincia de Zaragoza.png Zaragoza
 • ComarcaVilla de la provincia de Huesca
Población (2000) 
 • Total3,232 hab.

Graus villa de la provincia de Huescaque comparte con Benabarre el papel de núcleo organizador de la comarca de Ribagorza Dista 33 km. de Barbastro, ciudad de la que depende inmediatamente, y 84 de la capital provincial.

Geografía

Clima

Recibe anualmente una media de 650 mm. de precipitación, con 2,3° C. de temperatura media en el mes más frío y 21,8° C. en el mes más cálido. Se encuentra situada en el valle del Ésera, en el punto donde confluyen las aguas de este río y las del Isábena , y también donde se juntan los caminos que tradicionalmente han comunicado ambos valles. Esta situación, en un cruce de caminos, entre las tierras del Somontano y las de la montaña, ha favorecido históricamente el papel comercial de Graus.

Localización

La villa está emplazada a 469 m. de alt., sobre terrazas fluviales y ascendiendo por una ladera bajo el santuario de La Peña. La población debió de agruparse primitivamente en lo que hoy se llama el Barrichós, el barrio de abajo, que estaba rodeado de muralla. Posteriormente, en los últimos siglos medievales, se ensanchó hacia la actual plaza porticada, y ya iniciado el Renacimiento, surgió en la parte alta el barrio de San Lorenzo, y en la parte baja el de San Joaquín o Las Pueblas. El barrio de Santo Domingo surgió en el siglo XVIII y se amplió en el XIX. Casi en nuestros días han aparecido los modernos edificios de la Manzanera, la Partida Coscolla y las Casas de los Camineros. Estos enclaves siguiendo las carreteras de Campo y Capelia, parecen señalar los nuevos ejes de crecimiento urbano.

Población

La población en 2000 es de 3.232 hab., con cierta tendencia al crecimiento. Las funciones urbanas más importantes que desempeña Graus son las comerciales, destacando en este sentido por el enorme territorio que organiza, el mercado de la trufa, que se celebra en la villa la noche de cada lunes durante el invierno.

Enciclopedia

Distante ochenta kilómetros de Huesca, con el caserío al pie de la peña del Morral y de la basílica de la Peña, el trazado de calles y plazas es por demás pintoresco. Sobresale la Calle Mayor, porticada en muchos de sus tramos, y la plaza del Ayuntamiento, con edificios muy notables.

La villa posee los títulos de Muy Noble y Muy Antigua. Tuvo un castillo árabe sobre la cima del Morral. En la lucha contra los celtíberos Buscar voz... fue capital de los ilergetes Ciudad amurallada, Ramiro I murió al querer conquistarla. En 1415 llegó, a Graus, San Vicente Ferrer, de paso para Francia. Sus predicaciones dieron el fruto apetecido, por lo que el santo valenciano regaló a los grausinos el crucifijo que usaba en sus misiones. Este crucifijo se conserva en la iglesia parroquial, donde tiene dispuesta una capilla.

En 1567 se registraron grandes disturbios entre los ribagorzanos, que quisieron sacudirse el yugo del conde de Ribagorza, don Martín de Gurrea y Aragón ; pero Graus se declaró a favor del conde, por lo que sufrió el asalto del bandolero Miñón de Montellar Felipe II dispuso en Graus un centro de espionaje contra los hugonotes. En 1705, la villa sufrió la invasión de las tropas de Felipe V, que destruyeron el único puente que había, para impedir que las tropas del archiduque llegaran a la población (Escolástico Ferrer Villa).

Entre los hijos ilustres grausinos hay que citar a los Bardaxí , de los que salieron un cardenal y varios ministros del reino. Torquemada, el famoso inquisidor, también se considera grausino en una carta autógrafa, y en Graus sigue la casa donde vivió. Joaquín Costa, aunque nacido en Monzón, recibió el apelativo de «el León de Graus», donde vivió gran parte de su vida; eligió Graus como patria adoptiva cuando se retiró de la vida pública, y allí encontró la muerte. Grausino era asimismo el obispo de Huesca don Esteban de Esmir, y mosén José Salamero , tío de Costa, fundador de la primera Escuela de Artes y Oficios de España.

Hubo colegio de jesuitas, cuyo edificio todavía permanece en pie, en el que estuvo Baltasar Gracián , y es tradición que en Graus escribió la segunda parte de El Criticón.La basílica de Nuestra Señora de la Peña está situada bajo un saliente rocoso, del que toma el nombre. Es tradición que en el siglo XIII fue hallada una imagen de la Virgen en un hueco de la roca y decidieron levantar una capilla en su honor.Graus celebra sus fiestas patronales el 14 de septiembre, en honor del Santo Cristo y de San Vicente Ferrer. Entre los festejos populares destacan varios de rancio sabor, como son el canto de las albadas, el dance y la mojiganga Llevan fama los gaiteros de Graus, que utilizan gaita celta, de fuelle. El dialecto grausino es marcadamente diferencial del propio de la Ribagorza, y del mismo fue un gran valedor Tonón de Baldomera.

Historia

Historia Medieval

Su posición sobre el Ésera la convirtió en un punto de excepcional importancia estratégica al formarse la línea fronteriza entre la zona cristiana y las tierras musulmanas. Ramiro I cercó su castillo, pero finalmente fracasó en su intento de conquistar la villa; en esta campaña las tropas musulmanas estuvieron ayudadas por el rey Sancho II de Castilla. Fue tomada definitivamente en 1083 por Sancho Ramírez, quien la concedió al monasterio de San Victorián, según parece, cumpliendo una anterior promesa de su padre. Posiblemente en el mismo momento de la conquista fueron fijados sus términos.

Entre 1085 y 1125 los vecinos de Graus juraron fidelidad al abad Poncio de San Victorián, a quien encontramos actuando como señor de Graus desde 1085. Alfonso II concedió al señorío de Graus una amplia inmunidad, que fue confirmada por Pedro II En 1183 el abad Martín de Estada concedió a sus pobladores el fuero por el cual tenían libertad plena para la compra y venta de tierras dentro del señorío, fijándose además otros acuerdos y normas para la administración de justicia. Pedro IItrasladó a Graus la feria anual que se celebraba en San Pedro de Tabernas. En 1428,Alfonso V ordenó que sus vecinos disfrutasen los privilegios del reino de Aragón.

Historia Moderna y Contemporánea

La villa de Graus, que había pertenecido durante la Edad Media al señorío del monasterio de San Victorián de Sobrarbe de ahí sus armas heráldicas de carácter abacial-, vio en el siglo XV cómo se suscitaba un pleito entre el abad asanense y el conde de Ribagorza, que, mediante arbitraje, se falló a favor de este último en 1480. Así pues, Graus entra en la Edad Moderna como feudo de la casa de Villahermosa, aunque con ciertas prerrogativas y privilegios, reflejados en sus Ordinaciones de 1552. Los grausinos del siglo XVI son testigos del fogoso amor de don Rodrigo de Mur por la doncella Marica, que sería inmortalizado en piedra para la posteridad.

En las alteraciones de Ribagorza la villa de Graus, que permaneció leal al conde, sufrió reiteradamente los ataques de los vasallos levantiscos. Don Rodrigo de Mur, señor de La Penilla, acaudilló a los grausinos y demás partidarios de don Fernando de Gurrea . frente a los rebeldes, a quienes desbarató en Benabarre y Calasanz. El 28-IX-1587, Graus sufrió el ataque de un bandolero catalán que se había unido a los rebeldes, el Miñón de Montellar ; tras saquear la población, y hostigado por las fuerzas leales, es fama que huyó por la Peña del Morral llevándose 30.000 ducados.

Tras su incorporación a la Corona, como final de las alteraciones, los monarcas de la casa de Austria otorgaron a la villa algunas prerrogativas; Felipe III(IV de Castilla), en 1633, concedió al justicia de Graus la jurisdicción civil y criminal, como la poseyeran en otro tiempo los antiguos justicias de Ribagorza. En el colegio de la Compañía de Jesús , fundado por don Esteban de Esmir, obispo de Huesca, hubo cátedras de Latín y Humanidades, y tras la expulsión de la orden, Carlos III lo destinó a escuelas públicas.

Graus sufrió las consecuencias de la guerra de Sucesión : las tropas borbónicas, al invadir la población, destruyeron su antiguo puente, y se gravó a la villa con un impuesto de guerra que hubo de pagar en 1705. Sin embargo, al triunfar Felipe de Anjou , Graus le dedicó unas solemnes fiestas que parece son el origen de la tradicional Mojiganga

A lo largo del siglo XVIII la villa se va afianzando como un centro más industrial y mercantil que agrícola, con sus tres ferias anuales y sus mercados semanales de los lunes, en los que confluye el comercio de una amplia comarca; se fabricaban cuchillos, había batanes hidráulicos y tenían abiertos sus establecimientos caldereros y cordeleros. En el siglo XIX, según Madoz , había «varios molinos harineros y de aceite, algunas fábricas de papel ordinario y de estraza, una máquina para aserrar madera, varios batanes, fábricas de curtidos, hiladores de seda y cáñamo en cuerdas de carga, alpargateros, sastres, tejedores, pelaires, herreros y toda clase de artesanos». En la guerra de la Independencia Graus se vio invadida por las tropas francesas, que trasladaron temporalmente a ella la capitalidad de la comarca ribagorzana, como represalia para Benabarre.

Participó también la villa -siquiera fuera pasivamente- en los incidentes de la primera guerra carlista en 1835 recibió la visita de la expedición de Guergué , a su vuelta de Cataluña; a fines de febrero del mismo año llegó, procedente también de tierras catalanas, el brigadier Torres con los batallones de Guías de Navarra y Guías de Tarragona; en 1837 la columna carlista del brigadier Royo se enfrenta en Graus a los cristinos mandados por Ruiz Martínez; posteriormente entraría también en la villa la partida del cura de Viacamp.

En el siglo XIX la población grausina, que llega a alcanzar los 3.300 habitantes, sufre constantes sangrías a causa de la emigración, y residen habitualmente en Francia más de cien familias de la localidad.

Se crea un sentimiento federalista muy extendido, que se traducirá en el inicial apoyo a Luis Blanc para constituir en 1873 el cantón altoaragonés junto con Barbastro y Monzón , y en el entusiasta recibimiento tributado a la I República , que se esperaba y deseaba federal.

El pensamiento católico tuvo un fuerte arraigo en Graus, en el [[siglo XIX, en el que destaca la figura de mosén José Salamero y Martínez, eminente carlista, mentor y mecenas de su sobrino Joaquín Costaen sus años adolescentes, promotor de obras de carácter social y fundador de una Escuela de Artes y Oficios en su villa natal. Su ejemplo no sería en vano, pues en 1933, con posterioridad a su fallecimiento, se publicaba en Graus la revista católica mensual La Cruz.

En 1890, Joaquín Costa se retira a su casa de Graus y unirá ya perpetuamente su nombre al de la villa ribagorzana. Al año siguiente, crea y preside la Liga de Contribuyentes de Ribagorza , que tendrá su domicilio en Graus. Y en su residencia grausina recibirá Costa la visita de Alejandro Lerroux y rechazará sus proposiciones políticas.En 1919 se hallaba implantada ya la CNT en Graus, centro de una comarca de intensa militancia anarquista por su tradición federal. Lorenzo Avellanas y Ramón Acín representan a las Federaciones de Graus y Binéfar en el Congreso celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid. En 1923 el Sindicato Único de la CNT poseía locales y biblioteca que fueron clausurados por Primo de Rivera, y los militantes hubieron de emigrar.

En 1918 se había constituido una Agrupación Regionalista, de carácter fervorosamente aragonesista y cierto matiz conservador, presidida por José Pérez Bufill y cuyo órgano oficioso de expresión sería el periódico Patria Nueva. En 1931, Gaspar Torrente fundó otra asociación, también de carácter regionalista, y cuyo portavoz sería El Ideal de Aragón, «periódico regionalista agrario».Constituyó un acontecimiento para Graus la inauguración -el 26-X-1930- del puente sobre el pantano de Barasona y la variante de las carreteras que unen el mismo, obra realizada por el prestigioso ingeniero oscense don Luis de Fuentes.En marzo de 1931 surge la Juventud Republicana -«dispuesta de defender los derechos del hombre y de los pueblos sumidos al centralismo»-, que obtendrá una minoría en las elecciones municipales del 12 de abril, en las que alcanzaron la mayoría los liberales, con la incomparecencia y boicot electoral de la Unión Regionalista local, que había denunciado el sistema caciquil Al proclamarse la República se haría cargo del Ayuntamiento la minoría republicana y se organizó una manifestación seguida de mitin. En el salón de sesiones del Ayuntamiento el retrato de Costa sustituyó al de Alfonso XIII

El 1.° de Mayo hubo mitin de exaltación de la figura del «León de Graus» y de reafirmación de los postulados anticaciquiles y libertarios. A principios de 1936 funcionaban en Graus la CNT, la UGT y el grupo ácrata Renacer. El 18 de Julio los anarquistas se incautan de las armas y se constituye un comité revolucionario en el que es mayoritaria la CNT. Los excesos anticlericales culminarán con la ejecución de un nutrido grupo de sacerdotes y religiosos, que dieron así testimonio de su fe. Se inicia pronto el proceso colectivizador, se ponen en circulación bonos y se constituyen cooperativas.

La colectividad libertaria de Graus fue modélica en cuanto a organización y funcionamiento, con respecto a las demás colectividades aragonesas. En el campo, se aumentó la superficie labrada y se mejoró la producción con la compra de maquinaria agrícola y la introducción de abonos químicos, se duplicó la producción de patatas y se plantaron 400 árboles frutales. La atención médica y la farmacia eran gratuitas; se realizaron obras públicas (alquitranado de carreteras, ampliación de un canal de riego) y se creó una escuela de Bellas Artes.

Arte

La iglesia parroquial de San Miguel

Fue románica, pero sucesivas remodelaciones de los siglos XIV, XVII y XVIII desfiguraron profundamente su planta y fábrica, algunos de cuyos muros, restaurados recientemente, han puesto a la vista sillares y canecillos de la primitiva construcción. En la actualidad aparece como de una sola nave, con crucero cubierto con cúpula y presbiterio rectangular de bóveda de lunetos, pero en el costado meridional, desde la puerta hasta los pies de la iglesia, conserva una corta nave, de tres estrechos e irregulares tramos de bóveda de crucería con los nervios moldurados y decorados con escudetes; obra que correspondería a una primera reforma del siglo XIV.

De las dos capillas que forman el crucero hay que destacar la del lado norte o del Santo Cristo, construida hacia 1739, con una cúpula decorada con relieves de estuco pintado que representan escenas de la Pasión. Aquí se venera un pequeño crucifijo en madera que, según la tradición recogida en una inscripción epigráfica a la entrada de la capilla, fue entregado por San Vicente Ferrer al pueblo de Graus el 27-VI-1415, con ocasión de su predicación. Se trata de una imagen del crucificado, de cuatro clavos y de ejecución simplificada y plana, acentuando los aspectos más expresivos.

Del tesoro artístico parroquial, desaparecido en su casi totalidad durante la última guerra civil, solamente se han conservado siete tablas pintadas que formaban parte de un retablo dedicado a San Benito y San Victorián. Son del estilo gótico de la segunda mitad del siglo XV y, según Fabián Mañas, pertenecerían al círculo artístico o taller de Pedro García de Benabarre , concretamente a su colaborador Pedro de Espallargues. En las dos tablas de mayor tamaño, donde se representa a los dos santos abades, aparecen sendos ángeles mostrando el escudo de Graus, en cuyo campo únicamente aparece la figura de las gradas, sin la mitra y báculo abaciales -alusivos al monasterio de San Victorián de Sobrarbe-, tal como se incorporarán a los blasones del siglo XVI.

Basílica de la Virgen de la Peña

Es precisamente durante el siglo XVI, dominado por las permanentes alteraciones sociales de toda la Ribagorza, cuando se emprenden las obras más representativas de la fisonomía artística de Graus. Cobijada por la peña del Morral y asomando sobre el casco urbano se levanta la basílica de la Virgen de la Peña que goza del título basilical y privilegios similares a los de la romana de San Juan de Letrán, bajo cuya vinculación se obtuvo el permiso de erección en 1538. Las obras debieron de ir deprisa, puesto que en uno de los plintos de las columnas de la portada se halla grabada la fecha de 1543. Es una obra de airosa silueta, tanto por el emplazamiento como por el monumental espacio interior y por su cuidada obra de cantería y escultórica de su portada.

Es de una sola nave, dividida en dos tramos montada por los condicionamientos del terreno, sobre una cripta. La bóveda es de crucería estrellada lo mismo que la de la cabecera, que, aunque de planta cuadrada, pasa a la hexagonal mediante dos bovedillas de nervios como trompas de ángulo. Sobre ésta se alza la torre-campanario, cuadrada en la base pero poligonal en su desarrollo.

Desaparecieron el retablo y otras obras artísticas como la imagen de la Virgen titular, sustituida por una talla en madera, debida al escultor e imaginero grausino Felipe Coscolla (muerto en 1941). En el muro de la derecha del presbiterio hay una lápida funeraria, fechada en 1650, que recuerda el enterramiento del obispo de Huesca Esteban de Esmir (muerto en 1654), a quien parece corresponder la estatua orante, labrada en piedra, que se halla alojada en el hueco de la ventana.

La portada abre al norte en arco de medio punto, enmarcado por dos columnas acanaladas con capiteles compuestos y sendos escudos de la villa en las enjutas. Es una obra de muy fina ejecución, sobre todo por el acabado de los copiosos motivos ornamentales -grutescos y formas vegetales- puramente renacentistas. Se completa con un pórtico de bóveda de crucería estrellada que abre también en gran arco, sostenido por columnas similares a las de la portada, uniendo como paso cubierto la basílica con la pequeña capilla rectangular de San Juan de Letrán, cubierta igualmente con bóveda de crucería estrellada.

De la antigua hospedería y dependencias de la comunidad de clérigos sobresale el acogedor belvedere en arcos de medio punto, desde el que se puede contemplar una amplia perspectiva de la villa y su paisaje.

Arquitectura civil

En cuanto a obras de carácter civil conserva Graus, sobre todo, su casco urbano, apenas alterado, y protegido desde 1975 en lo que afecta a la plaza mayor y calles adyacentes por la declaración de conjunto histórico-artístico.

La plaza es de forma rectangular irregular, con pórticos en todos sus lados y entradas de las calles por los ángulos. Y en ella destacan algunas casas por el mayor cuidado artístico puesto en sus fachadas, como la Consistorial, aunque excesivamente remozada, que es de la segunda mitad del siglo XVI, o la casa de Bardaxí, cuyo frente ocupa uno de los lados cortos, regulando con su severo diseño de tradición neoclásica la espontaneidad y expresividad de las restantes casas, de las que dos presentan una animada decoración pictórica mural, con escenas de ambientación dieciochesca en el alero de una de ellas, y en la otra dos grandes estampas alegóricas de vivos colores decoran por completo la fachada.

Saliendo de la plaza en dirección oeste, hacia el popular Barrichós, se encuentra en la plaza de Coreche la casa nobiliaria de los Mur. Es del siglo XVI, construida en piedra de cantería, de dos pisos, y con detalles ornamentales como los montantes de las ventanas, moldurados y labrados en piedra, los escudos familiares y las inscripciones epigráficas en los dinteles con el mote cifrado: rodrigo ama a marica (que también aparece grabado en una de las puertas interiores del palacio del cercano lugar de La Penilla). En esta misma plaza la casa Solanas presenta parecidas características constructivas.

Ya en el extremo del barrio, en la plaza de Fantón (corrupción de Infanzón) se encuentra la casa homónima, de construcción bien cuidada y total sobriedad ornamental. Aquí terminaba el recinto urbano de Graus con la puerta de Barbastro o, popularmente, de Chinchín, donde tradicionalmente se sale a recibir cada año a los gaiteros que, en otro tiempo procedentes de Caserras del Castillo, animan las fiestas mayores de Graus. Fue construida en 1589 con piedra sillar y abovedada con medio cañón, y reutilizada en la parte superior como vivienda desde 1858. Al exterior, sobre el arco, conserva una pequeña hornacina y el escudo de la villa.

Iglesias conventuales

Dos órdenes religiosas tuvieron casa conventual e iglesia en Graus. La iglesia de los dominicos se encontraba en la calle del Barranco hasta su definitiva demolición en la década de los años de 1960. También poco tiempo después se derribó la casa de la comunidad de jesuitas, aunque se ha conservado su iglesia, situada al lado de la parroquial de San Miguel, y en la actualidad cerrada al culto y de propiedad municipal. Es de buena fábrica de cantería, de planta de cruz latina y cúpula sobre el crucero. En la fachada, del tipo de iglesia-convento, presenta la puerta central labrada con pilastras cojeadas, dintel decorado y sobre ella una hornacina con la imagen de un santo y, sobremontándola, un gran escudo. Aunque documentalmente las obras de la iglesia fueron costeadas por el obispo Esteban de Esmir hacia 1651, la portada lleva esculpida en un extremo del dintel la fecha de 1729.

Monumento a Joaquín Costa

En la parte baja de la calle del Barranco se encuentra el monumento escultórico dedicado a Joaquín Costa. Fue diseñado por el arquitecto Fernando García Mercadal y realizada la figura en bronce por el escultor zaragozano José Bueno Según reza una inscripción, fue erigido en 1929 por suscripción nacional. Es del tipo de monumento que en la época se denominaba fuente-biblioteca. Se representa a Joaquín Costa sentado y de tamaño mayor que el natural, vestido con una toga, teniendo como respaldo un sobrio muro rectangular que en la parte posterior presenta un relieve con una vista de Graus y una pequeña escalinata. Contrasta la forzada actitud y no muy afortunada ejecución de la figura escultórica con el severo diseño geométrico, de tradición Art Déco, del conjunto.

Fuentes