Guerra nuclear

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Guerra nuclear
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La guerra nuclear es un tipo de guerra que se lleva a cabo mediante el empleo de armas nucleares, una clase de armas de destrucción masiva. Puede tratarse de una Guerra nuclear limitada o una Guerra nuclear total. Puede librarse en la tierra, el mar, el aire, el espacio e incluso en el subsuelo, a distintas escalas, con medios muy diferentes.

Historia

Orígenes de las armas nucleares

El día 12 de septiembre de 1933, seis años antes del descubrimiento de la fisión y sólo siete meses después del descubrimiento del neutrón, el físico húngaro Leó Szilárd descubrió que era posible liberar grandes cantidades de energía mediante reacciones neutrónicas en cadena.[1]

El 4 de julio de 1934, Szilard solicitó la patente de una bomba atómica donde no sólo describía esta reacción en cadena neutrónica, sino también el concepto esencial de masa crítica. La patente le fue concedida, lo cual convierte a Leo Szilard en el inventor de la bomba atómica. No la patentó en provecho propio, sino precisamente para prevenir que otros la construyeran: fue el primer intento de no-proliferación de la historia.

En noviembre de 1938, la física alemana Lise Meitner logró identificar trazas de bario en una muestra de uranio. La presencia de este elemento sólo se pudo explicar asumiendo que se había producido una fisión nuclear. El descubrimiento se le adjudicó a Otto Hahn.[2] En enero de 1939, Niels Bohr redescubriría la fisión en los Estados Unidos. El físico teórico Julius Robert H. Oppenheimer, tres días después de leer la conferencia de Bohr, se dio cuenta de que la fisión del átomo produciría un exceso de neutrones utilizable para construir la bomba concebida por Szilard.

El proyecto Manhattan

A inicios de la Segunda Guerra Mundial, muchos científicos y gobiernos eran conscientes de la posibilidad de crear un arma nuclear. Sin embargo, sólo Alemania y Estados Unidos estaban en condiciones de embarcarse en el proyecto con seriedad.

En agosto de 1939 Roosevelt recibió la carta de Albert Einstein alertando sobre los presuntos avances alemanes en la construcción de la bomba atómica. Ordenó entonces la creación del Comité del Uranio dirigido por Arthur Compton, quien intentó conducir los trabajos por medio de las corporaciones privadas fabricantes de armas, las cuales, debido a los altos costos de investigación y la incertidumbre en cuanto al éxito, no se entusiasmaron. Alertado por informes de inteligencia, en 1941 se decidió reorientar el proyecto convirtiéndolo en una actividad militar.

Nació entonces el Proyecto Manhattan encabezado por tres personas: Robert Oppenheimer, director general a cargo de la actividad científica, el coronel Leslie Groves, a quien se encargaron las labores de intendencia, seguridad y aseguramientos materiales y el ingeniero Vannevar Bush, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que asumió la tarea de crear un soporte matemático para realizar la enorme cantidad de cálculos que el proyecto requería.

Los tres hombres, que en secreto administraron un presupuesto de dos mil millones de dólares de la década del cuarenta (hoy serían 20 000 millones), coordinaron la actividad de varias corporaciones, miles de empresas, decenas de centros de investigación y de unas 130 000 personas, cumplieron eficientemente sus tareas. Las primeras decisiones de Groves fueron comprar 1 250 toneladas de mineral de uranio proveniente del Congo Belga, encargar la construcción de una planta para enriquecerlo en Oak Ridge y trasladar todo el proyecto al desierto y construir el laboratorio de Los Álamos, Nuevo México.

Los atrasos en los trabajos y luego los vertiginosos adelantos dieron lugar a las especulaciones acerca de un inesperado aporte obtenido con la captura el 19 de mayo de 1945 del mayor submarino alemán de la época, el U 234 a bordo del cual se encontraron unos disparadores utilizados para la bomba de plutonio y media tonelada de uranio enriquecido.

El 18 de junio de 1945 con el alto mando se examinó y analizó el plan presentado por el general Marshall para invadir a Japón, contando únicamente con recursos convencionales. En esa reunión se adelantó la idea de que la bomba sería probada, cosa que ocurrió 28 días después.

El 17 de julio de 1945, Leo Szilárd y otros 69 integrantes del proyecto Manhattan enviaron al presidente una carta alertándolo de las terribles consecuencias que pudiera tener el empleo del arma atómica. Nunca ha podido aclararse si la misiva llegó o no a manos del mandatario.

La bomba alemana

El equivalente nazi del proyecto Manhattan fue el WUWA (Wunder Waffen) que en 1944, precisamente cuando la guerra estaba perdida y las ciudades y centros industriales de Alemania eran intensamente bombardeados, adquiría su mayor ritmo en los túneles excavados en las montañas de Turingia y en decena de otros lugares en los cuales se realizaban aproximadamente las mismas pruebas, cálculos y experimentos que sin temer a los bombardeos, los norteamericanos efectuaban en Nuevo México.

Además de los trabajos en el área atómica, eran conocidos los avances logrados por los alemanes en el diseño de aviones de gran radio de acción y sobre todo de cohetes por el ingeniero Werner von Braun cuyos misiles V2 en 1944 alcanzaban a Londres en menos de 10 minutos.

Se afirma que los devastadores y en términos operativos injustificados bombardeos aliados sobre varias ciudades alemanas, se explican por el afán de destruir por medio de la saturación nichos donde en secreto se trabajaba en objetivos asociados al programa nuclear, que incluían los esfuerzos por crear los medios portadores apropiados.

Concluida la guerra en Europa, Estados Unidos se apresuró a despachar a Alemania una misión dirigida por el físico Samuel Gouldsmit, que luego de localizar algunas instalaciones nucleares, interrogar a científicos vinculados a los proyectos atómicos alemanes, llegó a la apresurada y tajante conclusión de que el proyecto de la bomba atómica de Hitler fue un mito creado para llevar a millones de alemanes a una resistencia sin esperanza en una guerra suicida.

Hiroshima y Nagasaki

El Proyecto Manhattan permitió a los Estados Unidos fabricar al menos tres núcleos experimentales de uranio y plutonio, pesados y primitivos. El primero de ellos, denominado simplemente The Gadget (el dispositivo), fue detonado en el Desierto Jornada del Muerto de Nuevo México, a las 05:29 del 16 de julio de 1945 (hora local). Se trataba de un arma de fisión de plutonio de 19 kilotones (kt) de potencia. Fue la primera detonación nuclear producida por la especie humana.

A las 5 y 32 minutos de la madrugada del 6 de agosto de 1945 un bombardero B-29 partía de una pequeña isla del Pacífico Sur en el curso de una operación secreta. A las 8:16 A.M, hora local de Japón, Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica, bautizada como Little Boy (muchachito) de unos 15kt de potencia sobre la ciudad de Hiroshima. La onda expansiva mató en el acto a 100.000 personas y destruyó 47.000 edificios.

El 9 de agosto a las 11:02 A.M, el gobierno de Estados Unidos repitió el crimen de lesa humanidad. 55 mil de los 235 mil habitantes de la ciudad de Nagasaki perdieron la vida luego de que fuera detonada la segunda bomba atómica, Fat Man (hombre gordo), con unos 25 kt de potencia.

Ambas ciudades resultaron aniquiladas instantáneamente, con un saldo aproximado de entre 150.000 y 220.000 muertos,[3] la gran mayoría civiles. Un número indeterminado de personas fallecieron con posterioridad debido a sus heridas y a los efectos de la radiación. Se ha producido un elevado número de mutaciones en bebés, durante varias generaciones. Estos hechos, que constituyen el primer y hasta ahora único uso de armas nucleares en un conflicto real, precipitaron la capitulación de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La potencia de las bombas usadas en aquella ocasión equivale a la vigésima parte de la potencia de las armas nucleares actuales, y una milésima de las más potentes desarrolladas durante la Guerra Fría.

Albert Einstein, autor de la Teoría de la Relatividad, señaló que para contrarrestar el poder de la bomba atómica era necesario emplear la mejor de todas las armas: la paz.

Quote1.png Si la Tercera Guerra Mundial se realiza a golpes de bombas atómicas, los ejércitos de la Cuarta Guerra Mundial combatirán con mazas. Quote2.png

Guerra termonuclear total

Mediante una segunda fase compuesta de isótopos del hidrógeno y el litio, Estados Unidos logró hacer estallar la primera arma termonuclear o bomba de hidrógeno el 1 de noviembre de 1952 ("Operación Ivy", Islas Marshall). Les siguió la Unión Soviética menos de un año después, primero con una bomba de fusión parcial ("Joe 4", 12 de agosto de 1953) y luego con una de fusión completa. A diferencia de las armas norteamericanas, estas primeras armas rusas de fusión eran utilizables militarmente, no meros dispositivos experimentales. Estados Unidos no tendría un arma de fusión militarizable hasta 1954.

Luego, con la creación del primer misil balístico intercontinental por primera vez en la historia humana, era posible llevar la devastación más absoluta al corazón del enemigo. Militarmente, las armas nucleares adquirieron un carácter igualador que impedía a cualquier potencia iniciar una guerra contra la otra, sobre todo desde que su número y prestaciones garantizaron la destrucción mutua asegurada.

Durante toda la Guerra Fría la URSS, Estados Unidos y otras potencias menores se amenazaron con decenas de miles de armas nucleares prestas para disparar, según un concepto denominado overkill que garantizaba la destrucción total del enemigo decenas de veces. Hubo varias ocasiones en que estuvieron a minutos de ser lanzadas, debido a errores o situaciones conflictivas, la más conocida de las cuales es la Crisis de los Misiles de Cuba.

Sin embargo, no fue la única, ni la más grave. Generalmente se considera que el más peligroso de todos los incidentes sucedió en el entorno de las maniobras de la OTAN "Able Archer 83", diseñadas en un contexto de operaciones psicológicas contra la Unión Soviética, que fueron percibidas por los dirigentes de este país como una amenaza directa real. Esto llevó a las fuerzas nucleares soviéticas al estado de máxima alerta durante semanas, mientras en Occidente se tenía una falsa impresión de tranquilidad, por lo que incluso un incidente menor podría haber disparado la respuesta nuclear.[4] Poco antes había sucedido el Incidente del equinoccio de otoño, donde las fuerzas nucleares soviéticas pudieron estar a escasos minutos del lanzamiento, lo que contribuyó a tensar la situación aún más.[5]

Situación actual

Científicos cubanos aseguran que existen actualmente en el mundo unos 25 mil artefactos nucleares con una potencia 450 mil veces superior a la que destruyó la ciudad de Hiroshima.[6] Bastaría una contienda nuclear entre dos potencias nucleares de las más débiles, como India y Pakistán -que entre ambas, sin embargo, reúnen mucho más de 100 armas de este tipo-, para que la especie humana desaparezca.

Nuevos análisis revelan que un conflicto entre India y Pakistán en el cual se lanzaran 100 bombas sobre ciudades y áreas industriales -sólo el 0,4 por ciento de las más de 25 000 ojivas que hay en el mundo- generarían humos suficientes para arruinar la agricultura mundial. Una guerra regional podría causar pérdidas de vidas incluso en países alejados del conflicto.

El grado de peligro y tensión existente ha dado lugar a numerosos tratados, tratando de limitar su despliegue y efectos. El primero de todos ellos fue el Tratado de prohibición parcial de ensayos nucleares (1963), por el que terminaron las pruebas nucleares atmosféricas. Le siguió el polémico Tratado de No Proliferación Nuclear (1968), que restringe la disponibilidad de armas nucleares a los países que ya las tenían en esas fechas pero que solo se cumple de manera selectiva. Más relevantes fueron los Acuerdos SALT de los años 1970 entre las principales superpotencias, así como el Tratado INF. Ambos limitaban el número de lanzadores y cabezas; este es el inicio en la práctica del desarme nuclear.

El 3 de septiembre de 2010 el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) pidió a Israel considerar unirse al Tratado de No Proliferación de armas nucleares (TNP) y a colocar sus instalaciones nucleares bajo controles internacionales.[7] El director general del organismo, Yukiya Amano, emitió un informe sobre la "capacidad nuclear de Israel", de acuerdo a lo exigido por la Conferencia General del OIEA en 2009 que adoptó una resolución impulsada por el bloque de países árabes.

Según el OIEA, todas las actividades y materiales nucleares supervisadas por el OIEA tienen fines pacíficos en Israel. Sin embargo, desde hace décadas la comunidad internacional da por hecho que el Estado judío tiene otro programa atómico con fines militares, en cuyo marco ha producido decenas de armas nucleares. Israel ni confirma, ni desmiente estas versiones, lo que es considerado por sus países vecinos como una amenaza.

Israel, a pesar de no adoptar el TNP, ha provocado junto a los Estados Unidos una política de hostigamiento contra Irán, que pretende desarrollar un proyecto pacífico de uso de la energía atómica.

Estados Unidos se reserva el derecho a emplear armas nucleares contra países como Irán y la República Popular Democrática de Corea, según la Estrategia Nuclear Revisada (ENR), dada a conocer por el gobierno del presidente Barack Obama. La nueva doctrina expresa el «propósito» de evitar la proliferación nuclear, y reducir el papel de las armas nucleares de EE.UU., aunque reafirma la necesidad de mantener un arsenal suficiente que sirva como un efectivo disuasivo.

Fidel Castro ha expresado sobre este tema:

Quote1.png Estados Unidos sólo gasta más que todos los países juntos», (en gastos militares) «Tiene 2002 ojivas estratégicas, y no estratégicas, 500. Han desplegado 2702, mientras Rusia tiene 2787 estratégicas, y 2047, no estratégicas. Entre los dos, tienen casi 7 000 ojivas estratégicas. Es demencial esta cifra. Quote2.png

Armas nucleares

Un arma nuclear es un explosivo de alta energía, que obtiene la misma mediante la fisión o fusión del núcleo atómico. Para la fisión, se utilizan átomos pesados como el uranio o plutonio, y para la fusión átomos muy ligeros como ciertos isótopos del hidrógeno (deuterio y tritio) y el litio. Se trata de un uso militar de la energía nuclear. Su característica fundamental radica en la posibilidad de liberar una potencia explosiva equivalente a miles o millones de toneladas de TNT con un dispositivo de pocos kilogramos de peso, fácilmente militarizable.

No existe ningún material estructural en el universo conocido capaz de resistir el impacto térmico, mecánico y radiológico de una detonación nuclear a corta distancia. Una carga nuclear de potencia común, adecuadamente ubicada en las proximidades del blanco, desintegrará cualquier objetivo civil o militar y causará enormes daños y mortandad en los alrededores, incluso a kilómetros de distancia. Por esta razón, las armas nucleares se consideran el máximo exponente de las armas de destrucción masiva.

Las estrictas circunstancias históricas, científico-técnicas, económicas, políticas y diplomáticas que permiten el acceso a una fuerza nuclear hacen que el número de países que han decidido proveerse de la misma sea reducido, lo que configura un grupo de carácter selecto conocido como club nuclear:

País Cabezas nucleares activas/total Año de la primera prueba
Los cinco países con armas nucleares del Tratado de No Proliferación (NPT)
Bandera de Rusia Rusia 13 000[8] 1949 ("RDS-1")
Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos 9 400[9] 1945 ("Trinity")
Bandera de Francia Francia 300< 1960 ("Gerboise Bleue")
Bandera de la República Popular China China 240 1964 ("596")
Otros países con armas nucleares
Bandera del Reino Unido Reino Unido 180 1952 ("Hurricane")
Bandera del Estado de Israel Israel 80-100 nunca o en 1979 Incidente Vela)
Bandera de Pakistán Pakistán 70-90 1998 ("Chagai-I")
Bandera de la India India 60-80 1974 ("Smiling Buddha")
Bandera de Corea del Norte Corea del Norte 0-10 2006
Países con armas nucleares sin declarar
*Todos los números son estimaciones del FAS (Federation of American Scientists)

Referencias

Fuentes

  • Berstein, Jeremy (2008). Nuclear weapons: What you need to know, Cambridge University Press, Nueva York. ISBN 978-0-521-88408-2.
  • Boswell, John y Couch, Dick (2003). U.S. Armed Forces Nuclear, Biological And Chemical Survival Manual, Basic Books (Perseus Books), Nueva York. ISBN 0-465-00797-X.
  • Cirincione, Joseph (2007). Bomb scare: The history & future of nuclear weapons, Columbia University Press, Nueva York. ISBN 978-0-231-13510-8.
  • Cirincione, Joseph (2005). Deadly arsenals: Nuclear, Biological and Chemical Threats, revised edition, Carnegie Endowment for International Peace, Washington. ISBN 978-0-87003-216-5.
  • Ehrlich, Paul R.; Sagan, Carl; Kennedy, Donald (Alianza Editorial, Madrid). El frío y las tinieblas: el mundo después de una guerra nuclear, 1986. ISBN 84-206-9525-4.
  • Embid Fonfría, Alfredo (2008). Lo que no te han contado sobre la guerra de Rusia y Georgia : la OTAN y el fraude del escudo antimisiles, AMC, Madrid. ISBN 978-84-88346-59-9.
  • Erwin, Sandra I. (2001). Future Anti-Missile Research Directed to Countermeasures, National Defense vol. 86, #574, pág. 16, National Defense Industrial Association. (artículo).
  • Goldblat, Jozef; Viñas Martín, Ángel y otros (1985). La no proliferación de armas nucleares, FEPRI, Madrid. ISBN 84-398-5221-5.
  • Marrero Rocha, Inmaculada (2005). Armas nucleares y estados proliferadores, Editorial Universidad de Granada. ISBN 84-338-3210-7.
  • Remiro Brotóns, Antonio y Bordejé, Fernando de (1985). La amenaza de guerra nuclear, Servicio de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Madrid,. ISBN 84-7477-027-0.
  • Romaña Arteaga, José Miguel (1998). Armas químicas, nucleares y biológicas, Alcañiz y Fresnos, Valladolid. ISBN 84-87314-40-6.
  • Sagan, Carl (1991). El invierno nuclear, Plaza & Janés, Barcelona. ISBN 84-01-24037-9.
  • Stockholm International Peace Research Institute (2008). SIPRI Yearbook 2008: Armaments, Disarmament and International Security, Oxford University Press, Nueva York. ISBN 978-0-19-954895-8.
  • Villalonga Martínez, Luis (1986). Efectos de las armas nucleares : Asistencia a bajas masivas nucleares, Autor Editor 3, Madrid. ISBN 84-398-7375-1.
  • «Cubadebate» Enigmas Atómicos (I).
  • «Cubadebate»Enigmas Atómicos (II).
  • «Cuba MINREX» Fidel: EE.UU. no juega limpioni dice ninguna verdad.
  • «Periódico Juventud Rebelde» Estados Unidos amenaza a Irán y Corea del Norte con armas nucleares.
  • «Prensa Latina» Fidel Castro: uso mínimo del arma nuclear llevaría a invierno total.
  • «Cubadebate» Fidel Castro: “La paz con la paz se paga”
  • «Radio Rebelde» El Invierno Nuclear.
  • «FAS Strategic Security Blog