Guillermo Collazo Tejada

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Guillermo Collazo Tejada
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Datos personales
Nacimiento7 de junio de 1850
Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento26 de septiembre de 1896
París, Bandera de Francia Francia
NacionalidadCubana
OcupaciónPintor
Datos artísticos
ÁreaPintura
Períodosiglo XIX
EducaciónEscuela cubana
InfluenciasPintura francesa de las últimas décadas del siglo XIX[1]
Obras notablesRetrato de la Señora Malpica
Retrato de la Señora Emelina Collazo de Ferrán
Artistas relacionadosNapoleon Sarony

Guillermo Collazo Tejada. Pintor cubano del Siglo XIX, que desarrolló su labor como pintor en el extranjero. Su obra está matizada por diferentes períodos de su vida fundamentalmente los tiempos vividos en Nueva York, La Habana y París. Dos de sus grandiosos trabajos son La Siesta, óleo de gran valor como documento social y el Retrato de la Señora Malpica, considerado un tesoro de la época colonial en Cuba. Nunca abandona el tema del paisaje cubano en sus obras.

Síntesis biográfica

Nace el 7 de junio de 1850 en Santiago de Cuba, hijo de Don Tomás y Doña Rosa, naturales de Santiago, pertenecían a familias bien radicadas en la sociedad oriental, fue el segundo de ocho hermanos, 4 varones y cuatro hembras. Su primer hijo, Enrique, había nacido en 1848, llegando a ser General de la Guerra de Independencia, el tercero de ellos, Antonio Abad, peleó en la Guerra de los Diez Años y el más pequeño, Tomás, llegó a ser Brigadier del Ejército Libertador. Sus hermanas Emelina, Irene, Rosa y María, primero en la emigración y luego en el período que media entre las dos guerras, trabajaron activamente por la independencia de Cuba.

El joven Guillermo Collazo hace sus primeros estudios en Santiago de Cuba; allí desarrolla gran habilidad en el dibujo, se piensa que su profesor pudo haber sido Federico Martínez Matos, pero complicado en las actividades revolucionarias independentistas tiene que emigrar a los Estados Unidos en 1868.

En New York, donde lo envió su padre, sin recursos y sin conocer el idioma; en busca de trabajo encuentra una casa del Bowery que le encomienda iluminar fotografías. Después del corto tiempo en la casa del Bowery, el joven Collazo trabaja como creyonista en el taller del fotógrafo Sarony y hace dibujos para los periódicos de la ciudad. Sus creyones en los años de trabajo con Sarony fueron anónimos. Al estallar la Guerra de los Diez Años Guillermo se encontraba en Santiago de Cuba, sus padres, que conocían de sus actividades revolucionarias, lo embarcan en una goleta que se dirigía a los Estados Unidos, llegado a Nueva York sin recursos y sin conocer el idioma; en busca de trabajo encuentra una casa del Bowery que le encomienda iluminar fotografías.

Labor pictórica

En 1880 en New York, abre su estudio como artista independiente alcanzando celebridad por sus trabajos. Sus trabajos son tan notables que se convierte en el creyonista de moda. De regreso a La Habana, alrededor de 1883, Collazo es ya un pintor de notable destreza en el dibujo y elevado prestigio. En la capital reside en un lujoso estudio, descrito por Julián del Casal en sus crónicas, insertado en los más altos niveles de la sociedad colonial cubana, permanece en la ciudad alrededor de cinco años, en los que pinta retratos como el de Carmen Bacallao de Malpica, su hermana Emelina y el de su cuñada Susana Benítez.

En 1888 emprende un viaje por Europa y escoge la ciudad de París como residencia definitiva. Collazo abre su lujoso estudio en la Avenida Víctor Hugo; descrito por su amigo Ezequiel García Enseñat en su cuento Flor de arte, publicado en "El Fígaro". Que se convierte en el centro de reunión del Comité Cubano de París formado por emigrados que luchaban por la independencia de su patria, por donde pasaron Calixto García, Diego Vicente Tejera y Emeterio Betances. Realiza un pequeño viaje a Biarritz donde hace apuntes rápidos de la costa francesa. Durante los años de permanencia en Francia hizo varios viajes de estudio a distintos países europeos. Collazo participa en numerosas exposiciones y presenta en el salón de 1890 dos cuadros en los que se advierte una inspiración muy directa de los ambientes y personajes del siglo XIX.

En ese año Collazo pinta Dama sentada a orillas del mar, inspirado en uno de los apuntes tomados durante su estancia en las playas de Biarritz. La pintura de Collazo es, sin lugar a dudas, tributaria de la más conservadora pintura francesa de las últimas décadas del XIX. Y decir esto de un pintor tan poderosamente dotado como Collazo, es señalar la dramática equivocación de su camino pictórico. Posiblemente su acendrado sentimiento separatista le hizo apartarse de la pintura que se hacía en la metrópoli peninsular para caer en la no menos falsa y académica de los salones parisienses.

Retrato de señora

Todo lo que brota de su pincel, diría Casal, definiéndolo, es refinado, exquisito y primoroso. Se preocupaba hasta la exquisitez de la perfección formal, ajusta su rica gama cromática a un dibujo bello y proporcionado donde hace alardes de sus conocimientos técnicos, trabaja las manos suaves con mucha perfección. En Collazo, desde su "exilio físico y espiritual" como lo definiera Adelaidad de Juan, se hace muy marcado el simbolismo representacional, sus obras están orientadas a lo íntimo y alegórico.

Algunas de sus obras son:

La siesta
  • Retrato de la Señora Malpica
  • Retrato de la Señora Emelina Collazo de Ferrán
  • Los Amantes del arte
  • Dama sentada a orillas del mar
  • Cabeza de viejo
  • La siesta

Muerte

Dolores familiares lo llevaron al abuso de las drogas, minando su salud hasta la muerte ocurrida en París el 26 de septiembre de 1896, en su morada del Boulevard Malesherbes. En 1899 sus familiares trasladan sus restos para La Habana. Se encuentra enterrado actualmente en el Cementerio de Colón.

Reconocimiento en Cuba

No es hasta 1933 cuando Collazo se da a conocer por primera vez en Cuba en una exposición organizada por el arquitecto Evelio Govantes en el Lyceum. Se inauguró el 13 de mayo y se exhibieron obras que se encontraban principalmente en las colecciones de sus familiares y amigos. Su obra está catalogada por Julián del Casal como refinada, exquisita y primorosa; está matizada por diferentes períodos de su vida, fundamentalmente los tiempos vividos en Nueva York, La Habana y París. Dos de sus grandiosos trabajos son La Siesta, óleo de gran valor como documento social y el retrato de la señora Malpica, considerado un tesoro de la época colonial en Cuba. La pintura de Collazo es, tributaria de la más conservadora pintura francesa de las últimas décadas del Siglo XIX.

Referencias bibliográficas

  1. Cruz Díaz, Ursulina. Diccionario Biográfico de las Artes Plásticas, Tomo I, Editorial Adagio, La Habana, 2007. ISBN 959-280-014-6

Fuentes