Hiperquinesia

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Hiperquinesia
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Trastorno con déficit de la atención e hiperactividad.

Hiperquinesia. Término usado años atrás para designar sencillamente conductas caracterizadas por un exceso de actividad, inquietud e impulsividad en niños a los que se suponía afectados por algún daño cerebral orgánico. Con el tiempo, y en la medida que fue imposible demostrar ese supuesto mal, fue sustituido por el de “daño cerebral leve” y, por último, quedó en pie algo tan vago como disfunción cerebral mínima.

Datos generales

Actualmente, la definición de hiperquinesia, según la Organización Mundial de la Salud, debe ser aplicada para aquellos trastornos en que la extrema hiperactividad, pobremente organizada y regulada, la distraíbilidad y la impulsividad son sus más importantes características. El trastorno no es secundario, en forma clara, a ningún otro síndrome psiquiátrico. La agresión y las marcadas fluctuaciones de los estados de ánimo son también síntomas comunes a ella.

Es así como, una última revisión de esta afección, considera que un rasgo esencial, unido a la hiperactividad, es la manifiesta dificultad que presentan todos estos niños para mantener la atención.

De tal modo que se ha propuesto un nuevo término para categorizarlo, poniendo énfasis en el trastorno de la atención, a saber: trastorno con déficit de la atención e hiperactividad.

Frecuencia

Es la enfermedad mental más frecuente en los niños. En general, entre el 4% y el 10% de los niños, y el 1% y el 3% de las niñas pueden recibir el diagnóstico preciso de hiperquinesia. En la práctica clínica es un síntoma que se observa con frecuencia y con predominio en el sexo masculino, generalmente entre los cuatro y los nueve años de edad.

Tipos de comportamiento hiperquinéticos

En la hiperquinesia hay dos tipos de comportamiento anormal: la hiperactividad impulsiva y la falta de atención.

  1. La hiperactividad impulsiva se manifiesta como inquietud constante, desplazarse o moverse todo el tiempo “como si el niño tuviera un motor”, incapacidad para aguardar turnos,

interrumpir a otros, etc.

  1. La falta de atención se presenta como desorganización, distracción fácil, falta de concentración: el niño parece no escuchar o pierde todas sus cosas, etc.

Causas

Entre las causas más frecuentes de este síntoma se encuentra el llamado Déficit de Atención con Hiperquinesia (conocido por las siglas TDAH), trastorno caracterizado por niveles de atención, impulsividad y marcada intranquilidad no acordes con la etapa de desarrollo.

El TDAH es provocado, según una de las hipótesis, por una deficiencia en la regulación de ciertos neurotransmisores (sustancias químicas que intervienen en la producción de impulsos nerviosos) que se encargan de funciones como atender, procesar información, enfocar, controlar los impulsos, memorizar y, también, de las funciones motrices y síquicas (sicomotoras).

El niño se distrae con cualquier tipo de impresión por irrelevante que sea, y es casi imposible hacerle mantener la atención. Consecuencia lógica, la escolaridad y el aprendizaje se resienten seriamente.

Es importante consignar que la gran mayoría de estos niños no presentan trastornos neurológicos conocidos, aunque pueda haber disfunciones perceptuales y motoras.

Diagnóstico

La hiperquinesia es un diagnóstico grave. Algunos niños hiperquinéticos tienen rasgos de hiperactividad y falta de atención, otros sólo son hiperactivos y algunos más sólo tienen el déficit de atención. Estos últimos tienen más problemas, porque su diagnóstico puede pasarse por alto y como parece que sueñan con los ojos abiertos o no terminan las tareas, suelen ser etiquetados como flojos o mal diagnosticados como disléxicos.

El problema máximo de diagnóstico se presenta al tratar de diferenciarla del exceso de actividad secundaría a la ansiedad o a la depresión. En este último caso, va acompañada generalmente de miedos, preocupaciones, trastornos del sueño o pesadillas. Con todo, es imposible asegurar que la ansiedad no sea el verdadero motor de la hiperquinesia. Algunos autores han sugerido cierta similitud con la esquizofrenia.

Tratamiento

Una vez establecido el diagnóstico, tanto los pediatras como sicólogos o psiquiatras infantiles, encargados de ofrecerles atención, indican la terapéutica requerida de acuerdo con el trastorno que dé origen a la hiperquinesia. Los tratamientos son multifactoriales y las prescripciones abarcan a la familia, a su medio escolar y social.

Un niño o niña con hiperquinesia que no reciba tratamiento tiene más probabilidades de desarrollar alcoholismo, farmacodependencia, depresión y/o conducta antisocial entre otros trastornos. No es una condición pasajera o, como algunos padres erróneamente creen, una situación ventajosa. En efecto, ha habido mucha gente brillante con hiperquinesia. También ha habido farmacodependientes, alcohólicos y deprimidos muy famosos, pero esto no quiere decir que estos problemas deban ignorarse.

El tratamiento siempre requiere la combinación de medicamentos y psicoterapia. Es inútil iniciar una terapia psicológica si el niño no puede estarse quieto. En el otro extremo, el uso de fármacos sin terapia sólo controla la hiperquinesia pero no enseña al niño a vigilar su conducta.

El medicamento pertenece al grupo de los psicoestimulantes, que en el niño hiperquinético tiene un efecto paradójico. Si en alguien normal un psicoestimulante provoca aumento de la actividad, en el niño con hiperquinesia la disminuye. Esto es porque en él, el psicoestimulante actúa sobre la corteza cerebral inhábil para controlar la conducta. Al recibir un estímulo extra con el medicamento, la corteza alcanza un nivel capaz de controlar los impulsos.

El psicoestimulante bien manejado no provoca daños, ni adicción, ni otros problemas que otros insisten en atribuirle. Es la única solución para la mayoría de los hiperquinéticos. Ningún producto natural, cambio en la dieta, eliminación de colorantes y otras alternativas han producido mejorías, fuera de algunas anécdotas.

Es importante hacer el diagnóstico con certeza. En esta enfermedad no vale probar si el medicamento mejora al niño, porque los fármacos psicoestimulantes producen mejoría de la conducta aun en los niños no hiperquinéticos: un niño normal al que se da psicoestimulantes se comporta mejor pero corre el riesgo de desarrollar adicción. Por otro lado, el hiperquinético suele tomar su última dosis en la adolescencia o vida adulta y no tiene problema al dejar de golpe el fármaco.

La niña con hiperquinesia tiene un pronóstico más sombrío que el niño, ya que su comportamiento impulsivo y temerario tiende a ser rechazado socialmente: si un niño hiperquinético es molesto, una niña hiperquinética es insoportable, además, son más rebeldes al tratamiento farmacológico. Y como por cada 10 niños hiperquinéticos sólo hay una niña, el diagnóstico es más fácilmente pasado por alto en ellas.

Consecuencias

La hiperquinesia acarrea en potencia la posibilidad de serias consecuencias respecto al desarrollo de la personalidad, aunque antiguamente se creyese que esas manifestaciones decrecían con el transcurso del tiempo hasta desaparecer completamente en la adolescencia. La conducta en el desempeño general que prevalece en los niños hiperquinéticos, es por lo regular, impredecible.

Pronóstico

La hiperquinesia es un problema crónico que puede controlarse con suficiente paciencia. Es un reto para las familias, que deben poner todo de su parte para que el pequeño hiperquinético pueda controlar su conducta y tener una vida feliz.

Fuentes