Historia del municipio Gibara (Provincia de Holguín)

Historia de Gibara
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Villa Blanca. (Gibara)
Cronología
Época precolombina
Colonia
Llegada de los españoles a Gibara
Primeros asentamientos
Primeras actividades económicas
Gibara como pueblo, puerto y villa
Guerras de independencias
Ocupación militar norteamericana en Gibara
Neocolonia
Década del 30 y 40
Década del cincuenta
Período Revolucionario

Historia del municipio Gibara. La historia del municipio Gibara se extiende desde la etapa de la comunidad primitiva hasta la actualidad. Expone la llegada de Cristobal Colón a ese territorio, la ocupación hispana del espacio gibareño, su evolución como pueblo, puerto y villa, las luchas por la independencia; y durante la República neocolonial, la lucha insurreccional, para concluir con la etapa revolucionaria. Es uno de los 14 municipios que integran la provincia Holguín, ubicado en la costa norte, conocido como La Villa Blanca. Desde el año 2002 es la sede del Festival Internacional de Cine Pobre. En enero de 2004 el Centro Histórico Urbano de la ciudad de Gibara recibió la condición de Monumento Nacional y en mayo del 2017 fue declarado Destino Turístico.

Huellas aborígenes

El municipio Gibara está situado en la provincia Holguín, en la región oriental de Cuba. Su cabecera es el pueblo marítimo de Gibara, conocido también como La Villa Blanca, Desde épocas muy tempranas se asentaron en esta área geográfica grupos humanos que desconocían la agricultura y basaban su subsistencia en la recogida de frutos, raíces, y de moluscos y otros invertebrados, además de practicar la caza y la pesca. Vestigios de su remota existencia se localizan en los sitios denominados Abra del Cacoyugüín I, Abra del Cacoyugüín II y Abra del Cacoyugüín III, ubicados en las márgenes de este río[1] También han aparecido huellas de esta cultura aborigen en distintos lugares de la franja costera, especialmente en el área de Laguna Blanca, cerca de Caletones[2] Estos grupos humanos de economía no productiva habían desaparecido del territorio gibareño desde mucho antes de la llegada de los europeos, quizás desplazados o asimilados por pueblos de estadios culturales superiores.

Posteriormente se asentaron en estas tierras pueblos de origen aruaco que practicaban la agricultura y elaboraban la cerámica. Miembros de esas tribus de agricultores ceramistas fueron observados por Cristóbal Colón y sus acompañantes cuando arribaron a Gibara en 1492. Evidencias de sitios habitacionales de estos aborígenes se encuentran en la actualidad en la Loma de El Catuco, El Macío de El Jobal, la Loma de Lamorena y otros lugares del municipio.[3]

Etapa colonial (1492 – 1898)

Entrada de Cristóbal Colón en Gibara

Al caer la tarde del sábado 27 de octubre de 1492, Cristóbal Colón avistó por primera vez tierra cubana. Según criterios de estudiosos de la ruta del Gran Almirante, este tenía a la vista en esos momentos la cima de la montaña conocida como Silla de Gibara

«pero enfilando esta altura se llega al puerto de Bariay y no al de Gibara, según han comprobado repitiendo este recorrido varios colombistas en los últimos años.»[4]

Colón arribó a Bariay en la mañana del domingo 28 y permaneció allí el resto de ese día. El lunes 29 levó anclas de aquel puerto y navegó rumbo al poniente, hasta llegar a la bahía de Gibara, a la que llamó Río de Mares. El 30 de octubre salió de nuevo a la mar abierta y puso proa al noroeste, explorando la costa y el miércoles 31, ante evidentes señales de deterioro en el estado del tiempo, volvió al puerto que le pareció seguro en Río de Mares.[5]

El jueves 1 de noviembre los españoles establecieron comunicación con los habitantes de la ribera de la bahía de Gibara. Los ayudó en esto uno de los nativos de Guanahaní que los acompañaban. Así se produjo por primera vez en la Isla el contacto personal entre europeos y aborígenes cubanos.[6]

El día 2 de noviembre escribió el Almirante que había enviado a tierra a dos de sus hombres, a explorar el interior del territorio y con éstos envió dos indios, uno de los que consigo traía de Guanahaní y el otro de aquellas casas que en el río estaban poblados.[7] El 5 de noviembre refirió que:

«mandó a poner la nao a monte,»[8]

o sea, dio orden de sacar la nave del agua para limpiar su fondo y carenarla. Fue esa la primera ocasión en que la historia del continente americano registró una operación naval de este tipo. [9]

En la noche del lunes regresaron los hombres que había enviado tierra adentro, los que informaron que anduvieron unas doce leguas y visitaron una población de unas 50 casas. [10] Esto lo recogió el Almirante en las notas que escribió el día seis; fecha en que apareció también la primera referencia al uso que los aborígenes daban al tabaco, el cual vieron los marineros al adentrarse en el territorio.[11] Colón se preparaba para seguir viaje el jueves; pero un tiempo adverso se lo impidió. En los 5 días siguientes no aparecen anotaciones en la copia del Diario que realizó el Padre de las Casas.

El lunes 12 refirió que el día anterior había ordenado tomar por la fuerza a un grupo de aborígenes de Río de Mares,

«para llevar a los Reyes; por que aprendieran nuestra lengua; para saber lo que hay en la tierra; y porque volviendo sean lenguas de los cristianos[...]»[12]

En total extrajo 16 aborígenes de la ribera de la bahía gibareña.

El día 12 las naves colombinas levaron anclas para continuar su recorrido por las costas de Cuba. En relación con los aborígenes que habitaban el territorio gibareño en ese momento, la documentación histórica disponible no permite determinar con exactitud cuál fue su destino específico.

Primeros asentamientos poblacionales

El asentamiento de españoles y criollos en las tierras del norte holguinero fue un proceso largo y lento que avanzó de sur a norte por espacio de varios siglos. En 1513 se fundó la Villa de San Salvador de Bayamo, bajo cuyo dominio quedó todo el territorio que hoy corresponde al municipio Gibara.

Entre los primeros terrenos mercedados en este espacio geográfico estuvieron los aledaños a los actuales pueblos de Uñas, Velasco y Bocas, que formaban parte del primitivo hato de Holguín, presumiblemente establecido en 1545. La ocupación de las restantes tierras gibareñas continuó de manera muy lenta. En el siglo XVII surgieron las haciendas de Managuaco (1663), y Guayacán (1690)[13]; y una vez iniciado el Siglo XVIII se asentaron: Auras (1703), Arroyo Blanco (1737)[14], Candelaria (1744)[15] y Yabazón (1747)[16].

En 1752 se creó la jurisdicción y Tenencia de Gobierno de Holguín, la que incluyó todo el territorio gibareño. En 1756 el cabildo holguinero entregó a censo al regidor Francisco Domínguez los terrenos de Punta de Yarey, sobre los que hoy se ubica la villa de Gibara[17]. También por esos años concedió derechos sobre otras haciendas en la zona (Socarreño, Los Alfonsos, La Siguapa, entre otras).

Muchos de los pobladores iniciales de este territorio fueron criollos bayameses de ascendencia canaria, así como canarios que se habían asentado previamente en Bayamo. Hacia 1768 estaban ya ocupadas con el visto bueno de las autoridades casi todas las tierras locales, aunque esto no significó que el área tuviera una gran cantidad de pobladores, sino que existían vastos terrenos en manos de pocas personas o familias.

Primeras actividades económicas

Aunque la concesión de los hatos y corrales se realizó con un fin marcadamente ganadero, desde épocas muy tempranas se fue estableciendo en el territorio gibareño un cultivo comercial: el tabaco, cuya cosecha dejó atrás muy pronto a la ganadería como primera actividad económica local.[18]

Durante los dos primeros tercios del siglo XIX tuvo también importancia económica la producción de azúcar en varios ingenios movidos con máquina de vapor que se establecieron en las inmediaciones del puerto. Las guerras de independencia, el fin de la esclavitud y múltiples adversidades acaecidas durante el proceso de concentración y centralización azucarera determinaron el fin de esas fábricas de azúcar, cuya impronta aún matiza los campos cercanos a la bahía[19].

Gibara en el siglo XIX (Pueblo, puerto y villa)

En la mañana del 16 de enero de 1817 se congregaron numerosas personas junto a la bahía de Gibara. Se reunían para presenciar la solemne ceremonia de colocación de la primera piedra de una fortaleza: la Batería Fernando VII. El pomposo acto se efectuó con Misa Solemne, acompañamiento de una orquesta, y atronadoras salvas de artillería de los buques anclados en el fondeadero[20]. El principal promotor de la fortaleza, fue un criollo santiaguero que ocupaba el cargo de teniente gobernador de la Jurisdicción: Francisco de Zayas y Armijo. [21] Le apoyaban los terratenientes holguineros. Uno y otros buscaban protección para sus intereses en los cañones del fuerte que edificaban, pero sobre todo pretendían la apertura oficial del puerto para sacar al mercado los productos de un extenso territorio. Así nació el poblado marítimo de Gibara en 1817. Francisco de Zayas fue su fundador.

El 11 de julio de 1822 se anunció a tambor batiente la apertura oficial y efectiva del puerto de Gibara al comercio mundial[22]. El movimiento portuario atrajo a muchas personas hacia el nuevo poblado y sus alrededores. Primero fueron criollos de Holguín y de Bayamo. Pronto se sumaron numerosos isleños de Canarias y peninsulares. Llegaron además inmigrantes anglófonos. La agricultura fue la actividad básica de criollos y canarios. Los peninsulares se dedicaron principalmente al comercio y los anglosajones dieron su aporte en el establecimiento de ingenios azucareros. La economía local se estructuró sobre el principio de producir fundamentalmente para el comercio y se vinculó tanto al mercado insular como al mundial.

El puerto y el comercio fueron factores determinantes en el desarrollo del núcleo urbano de Gibara. El número de barcos y la cantidad de mercancías que arribaban a los muelles aumentaron de manera paulatina, pero constante durante el siglo XIX. Si en 1827 la aduana registró el arribo de 20 barcos mercantes, en 1868 entraban a la bahía anualmente como promedio:

«129 buques de alto porte y 165 de cabotaje, sin contar los vapores que en sus viajes a La Habana y de regreso hacen escala en ella.»[23]

Especial interés tenían los vapores de líneas regulares, —establecidas recién pasada la medianía de la centuria—, porque realizaban el transporte estable de pasajeros y mercancías entre La Habana, Nuevitas, Gibara, Baracoa, Santiago de Cuba, Puerto Plata en República Dominicana, Mayagüez y Aguadilla en Puerto Rico y San Thomas en las Islas Vírgenes. Con una o más salidas cada semana desde los puertos extremos, garantizaban una comunicación estable y segura, y un continuo movimiento de viajeros. Hubo además otras líneas de vapores entre La Habana y otros puertos caribeños con escala fija en Gibara. Los barcos mercantes comunicaban el puerto con Norteamérica, Europa y otros lugares del mundo.

Hasta la medianía del siglo XIX resultó muy importante la relación mercantil con las posesiones británicas de Las Antillas y Bahamas.[24]

En la segunda mitad del XIX el tabaco producido en Gibara tenía sus principales compradores en Europa y el azúcar, en los Estados Unidos; mientras que otras producciones, como plátano, maíz y ñame se enviaban al mercado de La Habana.[25] Para entonces el comercio gibareño estaba en manos de negociantes españoles que operaban tanto individualmente como a través asociaciones comerciales. En el pueblo portuario medraban más de una veintena de sociedades mercantiles, entre las que había desde empresas como la casa de Longoria, Munilla y Compañía, que giraba con sumas de centenares de miles de pesos, hasta modestas bodegas que solo poseían dos o tres mil pesos como capital social. Su labor conjunta marcaba el ritmo del desarrollo local. Los comerciantes asentados junto al Real Puerto controlaban tanto la exportación como la importación y la distribución interna de las mercancías. [26]

En estrecha relación con los recursos que generaban la agricultura, el comercio y las actividades portuarias fue desarrollándose el núcleo urbano de Gibara. Las familias de más poder económico construyeron almacenes y hermosas residencias en la población. Los más pobres edificaron viviendas más modestas, pero no exentas de valores estéticos. Rígidas regulaciones urbanísticas sabiamente aplicadas por autoridades que se hacían respetar hicieron prevalecer la armonía y el orden en las edificaciones. [27]

Guerras de independencias

En septiembre de 1868, un mes antes del inicio de la Guerra de los Diez Años, el Partido Pedáneo de Gibara era el más próspero de la tenencia de gobierno de Holguín. Tenía entonces una población de 8 508 habitantes de los cuales 6 797 eran blancos y 1 691 eran negros o mestizos. Había además 20 asiáticos. Los blancos representaban el 79,88% del total.[28] De los negros y mestizos 930 vivían bajo el yugo de la esclavitud. En el pueblo cabecera del partido vivían 2160 personas.[29] En los campos de la demarcación la tierra se distribuía entre 11 ingenios y trapiches, 4 potreros, 53 estancias, 99 vegas y 467 sitios de labor. Predominaban las fincas de pequeño o mediano tamaño.[30]

Guerra de los Diez Años (1868–1878)

En los primeros momentos de la guerra, y sobre todo mientras duró el sitio a Holguín, todo el territorio local, excepto el pueblo Gibara, estuvo en poder de los insurrectos; pero pronto llegaron al puerto considerables refuerzos procedentes de La Habana[31] lo que permitió al mando español situar destacamentos armados en distintos poblados y sitios estratégicos del área. En comunicación del 19 de abril de 1869 el general mambí Julio G. de Peralta le expresó a Eligio Izaguirre, secretario de la guerra: Plantilla:Sistema;Cita

En esos lugares levantaron obras de fortificación, y asimismo en La Jandinga, Yabazón Arriba, La Demajagua, Embarcadero, Arroyo Blanco, Cupeycillos y otros sitios poblados. También organizaron y armaron cuerpos de voluntarios y contraguerrillas locales. Muchos pobladores del campo gibareño mudaron sus viviendas para los caseríos y poblados buscando la protección de las obras de defensa. Igualmente:

«desde diferentes lugares de la jurisdicción e incluso de otras jurisdicciones, muchos españoles se trasladaron a las Capitanías Pedáneas de Gibara y Fray Benito convirtiéndose la zona en un fuerte reducto enemigo para llegar a ser era una de las más pobladas del norte de Oriente[32]

La agrupación de elementos afines a España en Gibara y sus cercanías hizo que este territorio fuese conocido como La España Chiquita durante las guerras de independencia y que específicamente al poblado cabecera de su demarcación se le llamara La Covadonga Chiquita, esto último por la preponderancia que alcanzaban los asturianos entre sus pobladores.

Por otra parte, hubo gibareños en las filas del mambisado, aunque no fueron mayoría, y existió también un eficaz sistema de colaboradores cubanos que desde el recinto de poblados y caseríos, hacían llegar al campo insurrecto valiosa información, medicinas, e incluso armas y vituallas. [33]

En el transcurso de la Guerra de los Diez Años se produjeron numerosos encuentros armados entre españoles y mambises en la comarca gibareña. Destacaron entre estas acciones: la Toma de Auras por Calixto García en la madrugada del 10 de abril de 1873[34], la toma simultánea del pueblo de Uñas y el caserío de Velasco por tropas de Vicente García, en la noche del 20 de octubre de 1875[35] y el combate de Yabazón Abajo desarrollado en la mañana del 25 de enero de 1876 por Antonio Maceo[36].

El gran salto poblacional y urbanístico de Gibara coincidió con el período de la Guerra de los Diez Años, en que triplicó el número de sus habitantes, hasta rebasar los 7500[37]. Durante la contienda el recinto urbano se rodeó por un muro de mampuesto, con lo que se convirtió en la segunda y última población amurallada de la Isla. Sólo La Habana lo había sido antes; ninguna otra lo fue después. El 26 de mayo de 1871 Gibara obtuvo el título de Villa[38], y el 30 de diciembre de 1873 alcanzó el derecho a crear su propio municipio independizándose del de Holguín al cual había pertenecido hasta entonces[39]. Esta segregación fue ratificada por Real Orden del 26 de junio de 1875[40].

Período interguerras (1878 – 1895)

En 1879 comenzó una nueva contienda independentista, conocida como Guerra Chiquita, en la que ocurrieron pequeños alzamientos en Candelaria Moro y La Naza, dentro del territorio municipal[41].

En 1883 se inició la construcción de un ferrocarril entre Gibara y Holguín, cuyo último tramo entró al servicio público diez años más tarde, el 4 de abril de 1893. En las décadas finales del siglo XIX la Villa tenía una activa vida cultural. Poseía varias imprentas donde se editaban libros y periódicos y el 13 de septiembre de 1890 se inauguró el hermoso teatro del Casino Español, único del período colonial que aún se conserva en la provincia Holguín. Por esta época, el continuo intercambio con viajeros de todas las latitudes y la procedencia de muchos de sus vecinos, hicieron de Gibara una pequeña ciudad cosmopolita que asombró a algunos visitantes que arribaron a su puerto.

Guerra Necesaria (1895 – 1898)

Al iniciarse la guerra de 1895 se produjo, aunque en menor escala, una migración interna hacia los pueblos y poblados fortificados del territorio gibareño, no obstante, en esta contienda hubo una incorporación mayor de vecinos al Ejército Libertador. Durante algún tiempo el papel para la impresión del periódico El Cubano Libre, salía de Gibara donde lo facilitaba Martín Bim, español casado con cubana y administrador del periódico El Porvenir de la villa. Colaboraba en esto el comerciante Leopoldo Roca[42].

Entre las acciones bélicas desarrolladas en el territorio municipal durante esta guerra destacaron: la Toma de Yabazón Abajo efectuada por Antonio Maceo el 3 de junio de 1895[43], las quemas de Velasco y Candelaria ejecutadas por Calixto García los días 10 y 11 de junio de 1896 respectivamente [44], el combate de Loma de Hierro dirigido también por Calixto García Iñiguez el 20 de agosto de 1896 y el último combate contra el dominio español en Cuba, desarrollado en Auras y sus alrededores en los días 16 y 17 de agosto de 1898[45].

Los españoles evacuaron el pueblo de Gibara el 24 de julio de 1898. Salieron en trenes expresos para concentrarse en Holguín. Al día siguiente entraron las tropas mambisas. El último alcalde de la villa durante el período colonial, doctor Benjamín de Zayas Ochoa, salió del recinto amurallado por la puerta de La Loma y avanzó por el camino de Los Hoyos para esperar al Ejército Libertador. Iba acompañado por un grupo de vecinos notables y por la orquesta local, la cual, para sorpresa de muchos, recibió a los mambises con los acordes del Himno de Bayamo[46]. Comandaba la tropa cubana el coronel Cornelio Rojas Escobar, hijo del general Cornelio Rojas Hurtado[47]. En la tarde del 30 de julio entró a Gibara Calixto García y estableció su cuartel general en la población portuaria. Estuvo allí hasta que terminó la guerra.

En plena contienda, en Gibara se inauguró una planta eléctrica de servicio público y se instalaron teléfonos, entre otros avances de la vida moderna, adelantando en esto a casi todas las poblaciones del oriente del país[48].

Ocupación militar norteamericana en Gibara

El 10 de noviembre de 1898 se inició de hecho la ocupación militar norteamericana en Gibara y Holguín. Asumió el mando por los interventores el coronel Duncan N, Hood. El 30 de noviembre de ese año, se embarcaron rumbo a la Península Ibérica, por el puerto de Gibara, los últimos soldados españoles que quedaban en la jurisdicción, los cuales acamparon en Auras y Holguín desde el fin de la guerra en espera de la evacuación[49].

Etapa Neocolonial (1902 – 1958)

El 20 de abril de 1902, a bordo del vapor "Almirante Farragut", arribó a Cuba a través del puerto de Gibara Tomás Estrada Palma —quien venía para ocupar la presidencia de la república— y fue recibido con grandes festejos. El pueblo estaba engalanado con banderas y a la llegada del vapor una caballería mambisa le dio la bienvenida[50]. Participaron también en el recibimiento los alumnos de las escuelas públicas[51].

El lunes 5 de mayo de 1902, a bordo del vapor Olinda, de la línea Munson salieron por el puerto de Gibara las fuerzas norteamericanas del Décimo Regimiento de Caballería, que hasta ese momento estuvieron destacadas en Holguín[52]. El 20 de mayo de 1902, el último representante del gobierno interventor en Gibara, capitán Eduardo Evaristo Benjamín, arrió la bandera que simbolizó la ocupación, para dar paso a la enseña nacional. Presidió esta ceremonia el alcalde municipal Enrique Céspedes Bocio[53].

En octubre de 1902 se fundó la Liga Obrera de Gibara, primera organización de su tipo en la región[54]. El 10 de octubre de 1915, se develó en la plaza principal de la villa, la Estatua de la Libertad, traída desde Italia y costeada por suscripción popular. Mercedes Sirvén y Pérez Puelles, doctora en Farmacia que alcanzó los grados de Comandante del Ejército Libertador, fue la encargada de develarla[55].

En el siglo XX se inició el ocaso comercial Gibara. La poca profundidad del puerto fue casi determinante. Los barcos, cada vez de mayor porte, no podían llegar hasta los muelles. El establecimiento del Ferrocarril Nacional provocó una crisis en la navegación de cabotaje y el centro económico de la región se situó en Holguín definitivamente. Una tras otra emigraron las sociedades mercantiles; el comercio languideció; el desempleo y la pobreza se fueron enseñoreando en la Villa.

En 1918 los juegos de béisbol provocaban un entusiasmo delirante en la Villa Blanca. Durante un campeonato entre Holguín, Gibara, Santa Lucía, Chaparra y Puerto Padre los ánimos se caldearon tanto que a cada juego de pelota debía acudir la fuerza pública con buen número de efectivos para guardar el orden. Fue entonces cuando el poeta gibareño Fernando Cuesta Mora escribió la letra de una canción La que sube, conocida actualmente también como Viva Gibara. Francisco Ángulo tarareó la melodía al maestro Cándido Ávila y éste la llevó al pentagrama e hizo los arreglos musicales correspondientes[56]. Durante aquel campeonato siempre que jugaba el club Gibara lo acompañaba una orquesta que ejecutaba esta pieza musical en el terreno. La tradición local conservó la costumbre de ejecutarla en distintas actividades sociales y el pueblo la hizo suya. En la actualidad, aunque no existe ninguna legislación al respecto, es considerada popularmente como el Himno Municipal de Gibara. Es uno de los símbolos de identidad del territorio.

Décadas de los años treinta y los cuarenta

El 17 de agosto de 1931, dentro de un plan concebido para derrocar al tirano Gerardo Machado, desembarcó en Gibara un grupo de 37 revolucionarios encabezados por Emilio Laurent Dubet. La expedición vino a bordo del barco "Ilse Volmauer" y traía abundante material bélico[57].

Muchos gibareños se sumaron a las fuerzas desembarcadas. La toma de la población no presentó mayores contratiempos; pero al llegar la expedición a puerto ya el movimiento había abortado en otras partes del país. Esto hizo que el ejército pudiera concentrar sus fuerzas sobre Gibara, y atacar las posiciones de los revolucionarios dentro de la ciudad por aire, mar y tierra, acontecimiento sin precedentes en la historia de Cuba[58].

Cercados en el interior de la población, ante los rebeldes se presentaron distintas opciones; Laurent escogió la más arriesgada: avanzar hacia Holguín en tren para tomarlo; pero el ejército bloqueó la vía férrea e impidió el paso. Se produjo entonces el combate de El Palmar de Vallejo, en el que los revolucionarios hicieron derroche de coraje, no obstante, se vieron obligados a regresar a Gibara y la enorme superioridad numérica y militar del ejército se impuso. Las fuerzas de la reacción entraron a la villa, donde asesinaron a varios luchadores y detuvieron a otros mientras que algunos pudieron burlar la represión. Emilio Laurent, valiente oficial que dirigió esta acción contra Gerardo Machado fue calificado por Raúl Roa como:

«el invicto caballero de la locura revolucionaria que aquel día adquirió perfil de titán y estatura de héroe.»[59]

El 30 de abril de 1942 un submarino alemán cañoneó y hundió al barco mercante norteamericano Federal a la vista de Gibara. Varios gibareños acudieron a ayudar a los marineros sobrevivientes de ese hecho[60]. El 13 de junio de 1945 se inauguró la Biblioteca Municipal Armando Leyva Balaguer' y el día 14 se develó el busto del Titán de Bronce que existe en el parque Calixto García[61]. El 17 de agosto de 1947 se develó el monumento a Emilio Laurent y los expedicionarios del “Ilse Volmauer”, obra del escultor Domingo Ravenet[62].

Durante las décadas de los años treinta y los cuarenta del siglo XX tuvo importancia la promoción de Gibara como ciudad balnearia, a la que acudían durante el verano muchas familias que procedían mayoritariamente de Holguín, pero también de Las Tunas, Camagüey, Bayamo y otros lugares del país. Esto incentivó la creación de orquestas y grupos musicales[63], para amenizar los bailes que se desarrollaban en los centros de recreación existentes en la Villa.

Década del cincuenta

El viernes 31 de agosto de 1951 vino a la Villa Carlos Prío Socarrás, entonces presidente de la República, para inaugurar la carretera de Gibara a Holguín[64].

En marzo de 1952 se produjo el golpe de estado de Batista. La respuesta local ante ese hecho fue la lucha revolucionaria. Tres gibareños —los hermanos Armelio, Antonio y Alejandro Ferrás Pellicer— participaron en el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Antes de terminar 1955 se fundaron también células del Movimiento 26 de Julio en Gibara y Velasco, presididas por Faustino Tapia Martínez y Reynaldo Llaudy Molina respectivamente[65].

El 25 de julio de 1953 se festejó por primera vez el Día del Gibareño Ausente. La idea original para instituir estos festejos se debe al periodista Faustino Ramos, quien la divulgó a través del periódico Tribuna Libre. El concejal Antonio Silva Labrada presentó la moción a la Cámara Municipal, y esta fue aprobada unánimemente por el cuerpo capitular[66].

En abril de 1956 Frank País visitó Gibara en labores revolucionarias y se alojó en la casa de Luís Piñeda, junto a quien durante su estancia en la villa, diseñara los brazaletes y la bandera que identificarían al Movimiento 26 de Julio[67].

En los primeros meses de 1958 la situación se había hecho muy tensa en la zona y algunos miembros del Movimiento 26 de Julio se vieron obligados a refugiarse en la Sierra de Gibara, donde conjuntamente con otros perseguidos por la tiranía batistiana fueron conformando grupos de alzados en armas contra la dictadura de Fulgencio Batista.

El 21 de octubre de 1958 una columna del Ejército Rebelde comandada por Eddy Suñol sostuvo el combate de la Presa de Aguas Claras contra tropas del ejército de Batista, en el que se destacaron las mujeres que integraban la tropa Rebelde. Posteriormente la columna continuó hasta la Sierra de Gibara. Según el propio Suñol:

«El día 24 de octubre fue nuestra llegada a la Sierra de Gibara, donde se nos incorporaron los tenientes Lizardo Proenza y Fabio Quesada, los cuales tenían un aproximado de 20 fusiles y algunas escopetas.»[68]

El día 30 de octubre de 1958 el pelotón de Eddy Suñol cortó el suministro de electricidad a Holguín, Velasco, Bocas, Gibara, Auras y Iberia y otros poblados cercanos. El 2 de noviembre de 1958, se desarrolló el combate del Cerro de Uñas, donde Las Marianas, tuvieron una participación decisiva, que terminó con un triunfo importante para las tropas Rebeldes[69].

El día 15 de diciembre, avanzando desde Velasco hacia Gibara, tropas de la dictadura comandadas por Jesús Sosa Blanco quemaron decenas de casas al pasar por la zona de Bocas y Candelaria. Esta tropa sostuvo dos encuentros con fuerzas rebeldes: uno en las cercanías de Bocas y otro en el paso del río Cacoyugüín, en Candelaria[70].

En la noche del 29 para el 30 de diciembre de 1958 tropas del IV Frente Oriental, comandadas por Eddy Suñol, atacaron la villa de Gibara, donde tomaron la estación de policía, pero recibieron órdenes de marchar hacia Holguín y se retiraron sin tomar la ciudad.

Al recibirse a través de la radio la noticia de la huida de Fulgencio Batista, en Gibara aún permanecían emplazadas frente a la Plaza del Fuerte las fuerzas del ejército de Batista, que se rindieron el día 2 de enero al oficial del Ejército Rebelde, Omar Isern Mojena[71].

En medio del entusiasmo de todo el pueblo se arribó al triunfo revolucionario. Muchas y grandes eran las tareas a emprender desde ese mismo momento. La situación de pobreza, acumulada en Gibara a lo largo de décadas, era entonces realmente dramática.

Período Revolucionario

El 7 de enero de 1959 asumió el gobierno local en calidad de Comisionado Municipal, Eutimio Ramiro Hernández Martínez. Grandes tareas había que enfrentar de inmediato en Gibara, donde se atravesaba una difícil situación socioeconómica, que reflejó. El Reverendo Santiago Zubieta, sacerdote de la iglesia católica de San Fulgencio, en un folleto el que expuso los resultados de una encuesta aplicada en la población gibareña en los meses anteriores y que reflejaba el panorama desolador presente en la Villa entonces. Según la referida publicación, Gibara tenía en esos momentos de 8 967 habitantes que vivían en 2 088 núcleos familiares. Existían en la población 1 473 adultos analfabetos, que representaba el 16,8%.

El padre Zubieta, al valorar los resultados de la encuesta expresó:

«Gibara es pobre, lo saben todos los que la conocen, pero quizás una inmensa mayoría, incluso bastantes gibareños, no saben que la pobreza de Gibara ha traspasado ya todos los límites que pueden otorgarse a este concepto y hoy Gibara más que pobre es misérrima.»
Reverendo Santiago Zubieta[72]

Expuso además la existencia de un 85% de desempleo entre la población considerada apta para el trabajo (de 15 a 60 años) y catalogaba a 6 125 personas, el 69,8 % de la población total como extremadamente pobres, pues no tenían empleo fijo, por lo que se dedicaban a ocupaciones informales por cuenta propia, tales como pescar, hacer carbón, vender pan, dulces. En Pueblo Nuevo, en El Güirito y detrás de El Cuartelón se concentraba la más espantosa miseria.

«[...] 722 familias hacen solamente una comida al día y un poco de café "si aparece el medio”. La comida en estos casos se reduce a un potaje y viandas.»
Reverendo Santiago Zubieta[73]

El Gobierno Revolucionario, recién llegado al poder, analizó la situación y decidió tomar con urgencia medidas para transformar la vida y la economía de la Villa. Entre estas estuvo el desarrollo de un vasto plan de obras públicas que resolvieron simultáneamente dos problemas: dar trabajo a numerosos desempleados y realizar arreglo de calles y aceras y otras obras que eran necesarias en el pueblo de Gibara. Como resultado de esta nueva política, en Velasco se inició un también la construcción de varias obras; una de las que impactó al pueblo, fue el Parque Balán.

Cuando en mayo de 1959 se firmó la Primera Ley de Reforma Agraria, los campesinos pasaron a ser dueños de las parcelas que trabajaban con su propio esfuerzo, lo que cambió la estructura agraria del municipio[74].

El capitán Vecino Alegret, junto a otros revolucionarios de Gibara, organizó una cooperativa pesquera que facilitó empleo fijo a numerosos pescadores y avíos de pesca, haciendo más humana su labor en el mar[75]. Como era necesario continuar incrementando las fuentes de empleo y uno de los centros construidos con ese fin fue el Astillero Alcides Pino, inaugurado el 10 de octubre de 1959, que construía y reparaba en sus inicios barcos de casco de madera como los Omicrones y Lamda de 50 y 75 pies de eslora respectivamente. Años más tarde se cambió su tecnología, para fabricar barcos de casco de ferrocemento y a partir de una nueva inversión que se hizo en la ribera sureste de la bahía se comenzaron a construir modernas y resistentes embarcaciones de fibra de vidrio y plástico.

Otra obra importante fue la construcción de una fábrica de hilazas de algodón, la Hilandería Inejiro Asanuma inaugurada el 21 de mayo de 1961. Este centro dio empleo inicialmente a más de 800 obreros; se convirtió en un importante aporte a la lucha contra el desempleo y fue visitado en dos ocasiones por el Comandante Ernesto Che Guevara.

Se abrieron además decenas de aulas en distintos lugares del municipio hasta lograr que no quedase un solo niño sin asistir a clases y a la vez se desarrolló la gigantesca Campaña de Alfabetización con la participación de cientos de gibareños y jóvenes de otros lugares que se incorporaron a las Brigadas Conrado Benítez y como alfabetizadores populares. El 19 de noviembre de 1961 Gibara se declaró Territorio libre de analfabetismo y el 10 de diciembre el poblado de Velasco, como parte del municipio Holguín. En ese mismo año se inauguraron la Secundaria Básica Atanagildo Cajigal Torres en la barriada de Pueblo Nuevo en Gibara y el Centro Escolar José Ávila Serrano en Velasco. Ambos se equiparon con excelente mobiliario escolar y la base material de estudio necesaria. Además, se construyeron escuelas rurales en Jobal, Caletones, Tres Palmas, Blanquizal, La Púa, El Uso, entre otras. También se inició la enseñanza media básica en Velasco con la apertura de la Secundaria Básica José Ávila Serrano[76].

Otra preocupación de la Revolución fue todo lo relacionado con la salud. En el propio año 1959 se concluyó el Hospital Municipal que llevaba varios años en ejecución. De inmediato fue equipado con modernos medios de diagnóstico y tratamiento de enfermedades. En el territorio se desarrollaron con eficiencia todas las campañas de vacunación y prevención de enfermedades realizadas en el país, especialmente la desarrollada contra la poliomielitis

En el año 1975 se hizo un llamado para marchar a otras tierras del mundo y contribuir a su liberación cumpliendo así con el sagrado deber del internacionalismo proletario. Miles de cubanos respondieron afirmativamente y 1504 gibareños integraron las tropas cubanas que participaron en las guerras de Angola y Etiopía[77]

El 3 de julio de 1976, la Ley Nº 1304, sobre la División Política Administrativa, aumentó el número de provincias, redujo los municipios y suprimió las regiones, quedando el país dividido en 14 provincias y 169 municipios, incluyendo el municipio especial Isla de Pinos. Con esta nueva división, el municipio Gibara adquirió los límites actuales, cediendo parte de sus terrenos al municipio Rafael Freyre e incorporando los de Velasco al territorio gibareño.

El 10 de octubre de 1976, se desarrollaron las elecciones para delegados de circunscripción. El 31 de octubre se constituyeron simultáneamente en todo el país las Asambleas Municipales del Poder Popular, cuyas direcciones estaban integradas por un Presidente, un Vicepresidente, un Secretario y otros miembros profesionales y no profesionales que formaban parte de los Comités Ejecutivos[78].

En 1981 se puso en funcionamiento en la Sierra de Candelaria un molino de piedra con capacidad para procesar 200 mil metros cúbicos de roca caliza al año. También se inauguró el Museo Municipal, para junto al de Historia Natural y al de Arte, ya existentes, contribuir al disfrute y conocimiento de la población.

Se construyeron un Instituto Preuniversitario en el Campo, un Círculo Infantil en Gibara y la remodelación del local que ocupaba el de Velasco, las presas Juan Sáez y Santa Clara, la Casa de Cultura de Velasco, 1 centro escolar, 5 secundarias básicas ubicadas en Velasco, Gibara , Floro Pérez, Bocas y Uñas, el Hospital Psiquiátrico Provincial, la Policlínica de Velasco, las nuevas construcciones del Astillero ubicadas en la ribera sureste de la bahía, 14 paradas de ómnibus en la ruta Gibara–Holguín, se incrementaron nuevas rutas de ómnibus: San Cristóbal, Mayorquín, Los Altos, Uñas-Holguín y Arroyo Seco Velasco[79].

En 1988 se aprobó por la Asamblea Municipal del Poder Popular otorgar el Escudo de Gibara, símbolo del municipio, a las personas que se han destacado por contribuir con su obra a preservar los valores autóctonos del territorio y colaborar con su desarrollo.

En ese contexto se produjo la desintegración del Campo Socialista lo que influyó de manera negativa sobre nuestra economía, fue decretado el Período Especial en Tiempo de Paz, etapa de grandes dificultades que el pueblo afrontó con estoicismo y decisión con la búsqueda de soluciones locales. Desde el año 2002 se realiza el Festival Internacional de Cine, el cual tiene carácter competitivo En enero de 2004 el Centro Histórico Urbano de la ciudad de Gibara recibió la condición de Monumento Nacional y en mayo del 2007 fue declarado Destino Turístico.

El 7 de septiembre del 2008 el huracán Ike azotó fuertemente el territorio gibareño. Los daños más sensibles las sufrió el fondo habitacional porque de un total de 23 615 viviendas fueron dañadas parcial o totalmente en muros y cubiertas 15 997 para el 67,7%[80].

Al cierre del año 2018 había en el municipio 2 empresas, 9 unidades presupuestadas, REEUP 86 entidades. Existían también 8 Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), 18 Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y 49 Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS). De las entidades hay 1 empresa de subordinación nacional y 1 de subordinación municipal, en el caso de las UP, 1 es de subordinación nacional y 8 municipales. El promedio de trabajadores vinculados a la actividad económica fue de 6959. Existen en el territorio 2978 trabajadores por cuenta propia.

Forman el fondo habitacional 26 695 viviendas. El 61,56% (16 436) está en, regular o mal estado constructivo. Hay en el territorio 116 centros de enseñanza con representatividad desde la educación prescolar hasta la universitaria[81].

Referencias Bibliográficas

Fuente

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