Iglesia Santa Florentina

Iglesia Santa Florentina
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Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
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Iglesia, ubicada en el municipio de Rafael Freyre, provincia de Holguín, Cuba.
Tipo de unidad:Religiosa
País:Bandera de Cuba Cuba

Iglesia Santa Florentina. Surgimiento, desarrollo y condiciones históricas – sociales del templo de Santa Florentina en Fray Benito.

Ubicación Geográfica

Fray Benito es la segunda población en importancia del municipio Rafael Freyre, provincia de Holguín, Cuba. Situada en los 21º 2' 19 de latitud Norte y los -76º 3' 25 de longitud Oeste y a 40 metros sobre el nivel del mar (msnm). Población situada a sólo 7 kilómetros de Cayo Bariay.

Santa Florentina desde su fundación hasta 1921

El templo de Santa Florentina en Fray Benito era una típica construcción colonial con paredes de embarrado, que poco a poco fue cambiando por mampostería. Posteriormente con la introducción del estilo Ballon frame por la localidad de Santa Lucía “en el último tercio del siglo XIX”, su estética cambió pues se le agregaron distintos elementos de la arquitectura en madera como guardamalletas y crestería. Las transformaciones e imágenes del templo se conocen a través del libro de inventario de la parroquia abierto por el sacerdote José Masaguer.

Muy poco se conoce acerca de las esculturas religiosas de esta Iglesia de Santa Florentina. Primeramente fue asignada a El Retrete de Banes, alrededor del año 1814; sin embargo la designación fue cambiada a “causa de intereses particulares”. En el 1820 estaba en el lugar conocido por Bariay, del actual municipio Rafael Freyre y distante del poblado cabecera, en la actualidad unos 4 kilómetros.

Ya en el año 1856 la Iglesia se encontraba en Fray Benito. En todos estos años en los archivos no se hicieron anotaciones que dejaran evidencias de las esculturas que tenían estos templos.

En el primer libro de la parroquia abierto en el 1889 por el cura José Masaguer éste hace constancia de forma retroactiva, que en el mes de enero de 1880 se le dio baja y quemó una imagen de San José

...”por hallarse de tal manera apolillada y carcomida fue considerada indigna del culto”

En este mismo año 1880 según aparecen en el libro de inventario se cambió la forma del altar, se dio forma de templete y se arregló la mesa en forma de escalinata con el objetivo de que sirviese para el monumento.

El 20 de diciembre de 1884 el cura compró de sus fondos un San Pedro Apóstol y un San Antonio de Padua esculturados en el taller de N. Soler en Barcelona, costando de conjura el primero $45.00 y el segundo $55.00 para la iglesia.

El 17 de noviembre de 1905 efectuó la visita al templo de la comunidad de Fray Benito el Arzobispo de Santiago de Cuba; el sacerdote dejó constancia en los archivos de este templo de lo que aconteció, de la existencia de un altar de San José en buenas condiciones, el altar mayor sin estilo propio y el altar de la Virgen de la Caridad en muy mal estado.

Al producirse la renuncia del cura párroco del templo en 1914, Germán Hilaire, en el inventario que dejó, se anuncia que había altares de la Santa Patrona, San José, con sus respectivas imágenes así como también esculturas de San Pedro y San Antonio. En esta relación ya no aparece el altar de la Virgen de la Caridad pues había desaparecido por el mal estado en que se encontraba.

En día 3 de diciembre de 1918, se escribe en el libro de inventario de medios básicos, que se había adquirido una imagen de la Santísima Virgen de la Caridad, traída de Barcelona y costeada por los feligreses. Además se construyó un altar nuevo pagado por el señor Ángel Zaldívar Ávila; habiendo costado $250.00.

Más adelante presumiblemente este mismo año, en el acta de entrega del sacerdote Daniel López al nuevo cura José Fernández, se narró que en la parroquia había un altar mayor sin estilo en mal estado, con la imagen de la Santa patrona, la del apóstol San Pedro y San Antonio, el altar de San José con imagen, el ya citado altar nuevo con la Virgen de la Caridad y una imagen pequeña de la Inmaculada.

Las anteriores notas y las descripciones de los sacerdotes hacen pensar que las esculturas más antiguas y que casi siempre estuvieron representadas fueron: San José, La Virgen de la Caridad y la Santa Patrona; en el archivo no se habló de sus orígenes ni de que existiese imagen de Jesucristo, a menudo en el altar mayor aparecía la Santa Patrona.

Otra cosa digna de destacar es la narración que hacen varios sacerdotes del retablo, calificándolo sin estilo propio y que todo parece indicar constituyó un anhelo tanto de los clérigos como de los feligreses tener un retablo de gran belleza que dignificase el culto.

Condiciones alrededor de 1922 para la erección de un nuevo templo

La Iglesia de Santa Florentina se destruye en el 1921, producto de un incendio, tanto en el país como en la zona hay una gran crisis económica; la retirada del comercio español y la creación por parte de España de los municipios, hizo que la capitanía pedánea de Fray Benito desapareciera y perteneciera este lugar desde 1879 a Gibara.

Con las guerras de independencia, un buen número de familias se trasladan a Gibara buscando la protección de una de las ciudades más fortificadas de Cuba por el comercio desarrollado por su puerto, lo que motivó el incremento económico de la ciudad; tanto que al finalizar el siglo XIX la Villa llegó a desplazar a Holguín en importancia.

Sin embargo, a pesar de la cercanía que tenía con ésta, tomando la costa, 12 kilómetros, las relaciones mercantiles no se desarrollaron como se esperaba, por los accidentes geográficos dados en los ríos Gibara y Cacoyugüín, que entorpecían el traslado de mercancías.

El tabaco que constituía el segundo renglón económico de la zona ya no tenía importancia, pues la calidad de las hojas de otras partes de la Isla era mejor, de lo contrario se hubiese desarrollado un importante comercio con los norteamericanos que se llevaban el tabaco en ramas de Vuelta Abajo. Tampoco los barcos de gran calado podían entrar en la bahía de Gibara.

Para la segunda década del siglo XX se producían granos (frijol), plátanos, carne vacuna, ganado ovino y caprino y tabaco; todas estas mercancías eran comercializadas por el embarcadero de Santa Rosalía, situado al fondo y al este de la bahía de Gibara.

Desde Nassau venían goletas a buscar plátanos y traían mercancías. El transporte hacia el embarcadero era controlado por el señor Martín Pérez Pérez que poseía una cuadrilla de carretas tiradas por bueyes. Anteriormente estos negocios eran dominados por el señor José Mirabent que aparece en los archivos de Gibara entre los máximos contribuyentes.

Con la crisis de 1920, algunos comercios del poblado, propiedad de Martín Pérez, José Carrasco Adán y Bartolomé Sintes Carbó quebraron, pues las tiendas estaban surtidas de mercancías caras que no tenían salida. Con el mejoramiento de la crisis por el año 1922 y al abastecimiento de mercancías, surgen nuevos comercios propiedad de Tomás Rodríguez y Bartolomé Sintes Verdú que con los años progresaron y fundaron nuevos negocios de todo tipo.

Algunos vecinos de los alrededores de Fray Benito como: Eugenio López Díaz, los Machín de Junucún y los Portelles de La Lima habían progresado con la ganadería y la caña que vendían a la Compañía azucarera; pero ninguno de ellos sobrepasaba las 30 caballerías.

En Fray Benito por esta época había un servicio privado de automóviles hasta Santa Rosalía; entre 1919 y 1920 la Compañía azucarera extendió el camino hasta la desembocadura del río Cacoyugüin; con un servicio de balsas que transportaban autos, camiones, etc. En el año 1937 se construyó un puente sobre el citado río.

En el año 1921 existía en el pueblo un semanario de deporte publicitario, informativo y cultural, por él se conoció de la vida de la época.

Reedificación

El 14 de marzo del año 1922 se efectuó en la comunidad el ritual de colocación de la primera piedra, para la reedificación de un templo a Santa Florentina; acto que debería consumarse 8 años después. Para efectuar este hecho se contó con el apoyo de los vecinos, instituciones religiosas y otros, pero llama la atención la pírrica colaboración de la Compañía azucarera de Santa Lucía.

“en Santa Lucía empezaron los señores con verdadero éxito pero las desgracias de la familia Sánchez primero, y los eventos económicos después, interrumpieron sus trabajos”.[1]

La colaboración de los Sánchez se limitó a los sacos de cal y los raíles de las ventanas y las puertas. Sin embargo, en la edición del semanario local La Idea, bajo el titular “Cumpliendo lo ofrecido

“Cumpliendo lo ofrecido” hace alusión a la donación de $2000.00 por parte de la Compañía azucarera de Santa Lucía para el arreglo de las calles de Gibara. Este donativo se hizo efectivo al Alcalde de esta ciudad, el señor Alfredo Barciela Olivares.[2]

Todo parece indicar que no les interesaba mucho a los Sánchez el levantamiento de la parroquia puesto que ya para esta fecha se había construido una nueva capilla en las propiedades de los Sánchez en Santa Lucía. En el 1930 ya el templo estaba edificado, aunque le faltaban 2 puertas. Estos 8 años de construcción del inmueble se debieron a las dificultades económicas.

El templo es una construcción ecléctica, diseñado por el arquitecto municipal de Gibara José Alea Pupo y según memoria fotográfica, simétrico, aunque en el lateral izquierdo al final, y pegado a su única nave tenía un pequeño recinto que fue la casa curato. También abundan en la construcción rasgos del arte neoclásico, pues entre otros, en la fachada aún tiene dos pilastras adosadas a un muro que sostienen un gran frontón y sobre éste tenía un cuerpo en espadaña que terminaba en forma de torre.

La entrada principal está jerarquizada, en forma de arco con archivolta, una de estas molduras se engrosa hasta imitar una columna, los vanos del segundo cuerpo terminaban en arcos y se colocaron 3 campanas.

Por los laterales la construcción está enmarcada por 5 semipilastras con vanos. La parte superior está rematada por una moldura sobre la cual hay un pretil y aparece sobre cada semipilastra una gárgola para darle salida al agua del techo que es de zinc a dos aguas. Entre los vanos está jerarquizado el de la puerta lateral que termina en arcada rodeado por una moldura.

Por el interior, la construcción es muy sencilla con 3 semipilastras a cada lado del templo hasta el retablo. Allí se hizo una hendidura en la pared para colocar éste, con 2 semipilastras a cada lado.

Entre las adquisiciones para dotar a la nueva casa de Dios, estaba el nicho de la Virgen donado por la Iglesia de Gibara y anotada por el presbítero Daniel Rodríguez en el inventario de la Iglesia el 23 de agosto de 1922. Para este año el sacerdote Alonso Fernández narró que las paredes del templo estaban a una altura de 4.60 metros, llegando hasta las ventanas y la casa curato 3 metros.

En el año 1930 ya habían en el templo, teniendo en cuenta los archivos de la Iglesia, 2 imágenes de la Inmaculada, 1 de la Caridad, 1 de San Antonio, el trono del Santísimo, de cedro y sin aclarar la fecha, la nota continua que después se había adquirido, una imagen de la Santa Patrona, el altar mayor nuevo, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, 1 niño Jesús para el nacimiento; donación del apostolado y de otras personas. En esta relación no dice la procedencia de las imágenes y en la última anotación que se hizo en el año 1936 no relaciona a la Virgen de la Caridad del Cobre.

En los años 50 comienza una nueva etapa de prosperidad en la localidad, basado en la ganadería. Se rescató la tradición de hacer tabaco, pero esta vez se traían las hojas de Las Villas, y hubo un auge de las pequeñas industrias y el comercio a tal punto que en un pequeño pueblo como Fray Benito, de baja densidad de población había 7 tiendas de todo tipo, varios establecimientos como dulcerías, panaderías, 3 gasolineras, agencias vendedoras de motos, autos, y una flotilla de camiones con el que sacaban todos los granos, tubérculos y además prestaba servicios a la Compañía azucarera.

En el pueblo existían 2 sociedades de blancos y varios almacenes. Algunos vecinos dueños de varios comercios se enriquecieron; mucho tuvo que ver con este desarrollo del comercio, el mejoramiento de la carretera para Holguín vía Auras (actual Floro Pérez).

Transformaciones arquitectónicas

Alrededor del 1950 se hizo la primera remodelación y según memoria fotográfica se le dio pintura por fuera. Otra de las acciones hechas en esta oportunidad fue la transformación de la parte superior del cuerpo de la espadaña que está encima del frontón y que terminaba en forma de torre; a ésta se le remató en forma de arco de medio punto, sobre el que se situó la cruz; en el nacimiento de esta primera forma se hicieron 2 salientes a 90 ° y 2 cuerpos a cada lado piramidales; buscando una homogeneidad estética con la terminación de las pilastras de los laterales. Otra de las modificaciones fue la colocación de persianas tipo miami por la viejas ventanas.

Para el año 1956 en vísperas de la visita al poblado por el entonces presidente de la República Fulgencio Batista y Zaldívar, se llevaron a cabo nuevos cambios de estructura de algunas partes del templo; se cambiaron las puertas de los laterales que eran a la española por otras de espejos. En la escalinata de entrada se hicieron sendos muros de cemento, uno a cada lado, el de la derecha de 52 metros y el de la izquierda de 10 metros.

En la fachada del templo se cortó la punta del frontón a una altura de 10 metros para hacer un cuerpo de 4 lados con vanos que terminan en arcos y sobre este nuevo cuerpo una techumbre en forma de punta truncada de seis lados. Por el interior de la parte frontal se construyeron 2 columnas para sostener el peso del cuerpo ya citado del campanario y entre éste y el piso de la construcción se hizo una placa de hormigón que sería el coro, a éste se llega por una escalera situada a la derecha, mirándolo desde adentro del templo. A ambos lados de las pilastras de las fachadas se levantaron 2 contrafuertes con vanos en arcadas que permiten el paso hacia los laterales.

Algo significativo que se desprendió de la visita del presidente, la cual se llevó a cabo el 9 de septiembre de 1956, fue la construcción de un nuevo retablo, tarea que fue encomendada al carpintero ebanista de la localidad Enrique Soberats. Este hizo una copia recreada del retablo que existía en la parroquia de Gibara por estos años. La predela o cimiento del retablo no tiene ningún tipo de decoración; solamente con columnas.

En el primer cuerpo en forma de escalinata se situó el sagrario, en el segundo cuerpo se ubicó de forma escalonada la imagen central en la calle mayor y dos imágenes en las calles laterales donde sus columnas estaban poco definidas. En el remate principal hay predominio de un arco de medio punto al igual que en el nicho de la imagen central y otro arco elíptico con una cruz en el centro de la parte superior del remate. En el retablo hay 3 nichos con gran fuerza; éstos enmarcan las imágenes y ocurre lo mismo con otro nicho que existe encima del crucifijo que a su vez está encima del sagrario.

Eran complementos del retablo principal un par de retablos situados a ambos lados de éste, los dos de igual forma; que ya no existen pues el padre Parra los mandó a quitar alrededor del año 1974. El de la derecha tenía en su cimiento una imagen de la Virgen de la Caridad en mosaicos esmaltados y vidriados; flanqueados por dos columnas. En el primer cuerpo de forma escalonada se situó el sagrario, en el segundo la imagen central.

Las columnas de la calle mayor tienen más fuerza visual y están rematadas por una imitación de un capitel toscano; entre columna y columna se observa el uso de un arco de medio punto y un arco conopial sostenido por cada lateral por un par de maderos torneados. El remate está hecho de ladera calada recreando elementos vegetales que en su parte superior tienen 3 cruces; siendo la mayor la de la calle principal.

Imágenes religiosas

En la nueva donación de imágenes efectuada por Batista y su esposa venían 6 imágenes, que actualmente están en el templo: La Virgen de la Caridad, San José, San Juan Busco, San Antonio de Padua, Santa Teresita y Santa Marta. Algunas de estas esculturas sustituirían a pequeñas imágenes que habían en el templo, como el caso de una Santa Teresita, propiedad en estos mementos de César Pérez Soberats; lo mismo ocurrió con una imagen de San Juan Bosco; otras como San Antonio y San José eran esculturas que siempre estuvieron en el templo y que por diversas causas ya no estaban.

En el caso de San Antonio, estuvo en la parroquia desde los años 30 y desconocemos hasta cuando se mantuvo allí, en estos momentos es propiedad de María Margarita Sintes. La nueva Virgen de la Caridad sustituiría a la existente que estaba algo deteriorada, y desconocemos qué ocurrió con ella.

También hubo en el templo un Cristo de Limpias, allá por los años 50, de pequeño tamaño y una virgen que desconocemos cuál de sus advocaciones era así como quién la donó, ni el destino que corrió. Esta escultura estaba en una urna de cristal, en uno de los laterales del retablo. Otra pequeña imagen fue un Sagrado Corazón de Jesús, posesión hoy de Olga Soberats y un Jesucristo Crucificado que se encuentra aún en la parroquia, desconociéndose la procedencia, pero según memoria fotográfica, ya estaba situado en el altar por los años 40.

En el año 1962, con el Concilio Vaticano II, además de preverse la separación del retablo del altar también se estipuló que debía rechazar “todo lo que no estuviese de acuerdo con la mentalidad moderna de la Iglesia”; así de esta forma se debían venerar imágenes que tuvieran un vida o biografía más histórica que la de otros santos cuya vida estuviese llena y adornada de leyenda. Otra de las cuestiones fue centrar el culto en el Hijo de Dios, Jesucristo, por un deseo de acercarse más a los protestantes.

Anteriormente era corriente que en el medio del retablo se ubicara la Santa Patrona; luego se situó la imagen de Jesús Crucificado y de esta forma se le dio salida a los nuevos conceptos de la Iglesia.

Por los años 70, cuando el sacerdote René Parra Rubio mandó a retirar los 2 retablos de los laterales y algunas imágenes, dejó solamente a la Santa Patrona, a San José, La Virgen de la Caridad y Jesucristo Crucificado; todas en el retablo principal, que también intentó retirar cosa que no hizo ante el pedido de Pola y Olga Soberats viejas feligresas que tantas muestras de fidelidad le habían dado a la Iglesia.

Algún tiempo después se colocó en la izquierda de unos de los laterales del templo la imagen de Santa Teresita sobre un tablón, éste se encontraba en 2 raíles que a su vez estaban incrustados en la pared.

En el año 1987 se sacaron de nuevo las imágenes que se encontraban guardadas en el templo, el sacerdote Enrique Poittevin las colocó en pequeñas mesas a ambos lados del templo. En 1995 el cura Mauricio Jiménez contrató un carpintero para que elaborase 4 pies de amigo que se adosarían a la pared para que sostuvieran las imágenes.

La última de todas las restauraciones de la parroquia se llevó a cabo en el año 1990, en ella el techo del despacho-oficina, que era de zinc se hace de hormigón y el piso de esta parte del templo se pone de losetas.

A la casa del cura se le agrandaron unos 8 metros con techo de hormigón y a todo el templo se le cambió la vieja techumbre de zinc y las persianas tipo Miami se sustituyeron por ventanas de 2 secciones con 2 hojas cada una. Otras de las transformaciones fue agrandar el muro de contención de la izquierda, unos 26 metros, y en la fachada en la parte superior de la puerta de entrada se colocó un vitral de medio punto y otro vitral en el óculo que estaba encima de la puerta.

Restauraciones realizadas a las imágenes

Una de las primeras restauraciones que se hicieron a las imágenes se efectuó en 1995; para esto fue llamado el carpintero ebanista Francisco Vilariño Guillén quien recompuso las bases octogonales de casi todas las esculturas pues estaban carcomidas por lo que talló en madera una mano de Santa Marta, la cual colocó encolándola.

En este arreglo participó el pintor autodidacta Miguel Ordóñez, que pintó dicha mano y retocó a San Juan Bosco, San Antonio, Santa Teresita y el Sagrado Corazón de Jesús que en los años 70, el padre Parra mandó a colorear de blanco para hacer un Jesucristo resucitado.

En el año 2000, el sacerdote del templo, de nacionalidad mexicana, José Manuel Guerrero Noyola convenió con el artesano de la localidad de Santa Lucía llamado Alberto Basulto Martínez para que hiciese una restauración más profunda a las imágenes. Estos trabajos se efectuaron en el templo y duraron 20 días.

Una de las labores más arduas fue la realizada a Santa Florentina, esta se ejecutó en la región posterior de la cabeza, que estaba perforada, la espalda en igual condición, y confeccionó de cera la mano izquierda que se había roto. Tenía además la parte izquierda de la cara, desde la frente hasta la comisura de los labios agrietada, por lo que se abrió más la hendidura, se enmasilló, encoló y se le introdujo un tirafondo de 1mm de grueso. Por la parte trasera se taparon las perforaciones, se pintó y barnizó.

A San Juan Bosco se le enmasillaron las hendiduras, se le pintó y barnizó; algo parecido se le hizo a San Antonio que estaba muy bien conservado; de igual forma a San José y el Sagrado Corazón de Jesús. A la Virgen de la Caridad se le enmasilló el traje y se le repitieron las anteriores operaciones que se le hicieron a los demás santos.

La imagen de Santa Teresita está bastante conservada y solo se taparon los hoyos y se le cambió el color del manto azul por siena claro.

La inmaculada estaba en bastante mal estado; se le aplicó pasta, se arregló un ala de un angelito, también recompuso la aureola que tenía las imitaciones de las piedras preciosas zafadas. A la imagen de Santa Marta se le hizo una base nueva de madera y se le pegaron las manos.

En la restauración se usaron materiales no artísticos como: pintura de aceite, óxido de aluminio, escarcha de uñas, polvo de oro. Además otros como: tempera, óleo y vinil. Las masillas fueron confeccionadas con yeso, blanco de españa y cola o barniz. Además se hizo otra masilla con aserrín y cola.

Fuente

  • Discurso del Reverendo Gutiérrez en el acto de colocación de la primera piedra.
  • Publicación Cumpliendo lo ofrecido. Semanario local La Idea. Domingo 29 de enero de 1922; 5 p4.