Infiltraciones en Ortopedia

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Infiltraciones en Ortopedia
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La infiltración no es más que la "inyección" de un medicamento específico dentro de una articulación, de algún músculo o de un tendón, de manera superficial o profunda.

Infiltraciones en Ortopedia. Es una opción terapéutica segura, que contribuye al mejoramiento rápido de algunos dolores y, por tanto, a mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Práctica terapéutica de la infiltración

Dentro de los tratamientos incruentos y en manos experimentadas, la infiltración alcanza efectos terapéuticos inmejorables.

Los medicamentos que se emplean son drogas antiinflamatorias derivadas de los hidrocorticoides, más anestésicos locales o lidocaínas. El tratamiento de la patología del aparato locomotor cuenta con este recurso aprobado en el mundo entero, para un número considerable de ellas con indicaciones precisas, debido a los resultados alentadores que han demostrado a través del tiempo.

El método ofrece riesgos que conocemos y uno de ellos es que se convierta en hábito de uso, habida cuenta de lo exitoso del mismo. Debemos entonces contrarrestarlo llevando una historia clínica de cada paciente, mediante la cual realizamos el seguimiento de las lesiones evitando así el uso indiscriminado de las drogas en cuestión.

Su empleo en lesiones de deportistas

Bajo ese lema podemos definir al deportista profesional, dado que cuenta solo con una determinada cantidad de años para desarrollarse y asegurar su futuro. Sabido es, que en ocasiones ingresan al campo de juego sin estar al 100% de sus aptitudes físicas, pues ello le demandaría un tiempo de espera para su rehabilitación total, lo cual en no pocas ocasiones los ha marginado del equipo.

Las lesiones del deporte no son otra cosa que el riesgo profesional de aquél que realiza suma de gestos repetidos. La infiltración, dentro de las distintas terapéuticas con que contamos, cumple con el requisito de reintegrar rápidamente al jugador a su actividad, siempre que fueran realizadas bajo una indicación precisa y practicadas con todo el rigor de la técnica.

Por lo mismo se deduce, que no deberán ser aplicadas previos a las competencias pues el dolor y la limitación, ceden rápidamente enmascarando así una lesión mayor. Ello ocurre en las lesiones de partes blandas es decir, musculares, tendinosas ó ligamentosas, en cambio y en casos de extrema necesidad realizadas en la cavidad articular del tobillo, rodilla ú hombro, no determinará agravamiento de la lesión original al cabo del juego y sólo el dolor podrá ser el mismo al del inicio.

En estos casos, siempre debemos contar con el deseo del jugador a ser infiltrado, pues de lo contrario, los temores lo limitarían aún más que el dolor de la afección.

Procedimientos de elección vigentes

Al igual que otro tipo de infiltraciones consisten en localizar el punto de máximo dolor para inyectar (infiltrar en la zona) un producto que contiene un antiinflamatorio potente en depósito (habitualmente un corticoide).

En este caso se localizan las articulaciones intervertebrales mediante radioscopia (bajo un tubo de Rayos X con visión en directo), dirigiendo la aguja a la propia articulación, donde se inyecta la medicación en general asociada a anestesia.

Es un procedimiento que se realiza ambulatoriamente en una sala de quirófano, no precisando una preparación especial. Se requiere un análisis con pruebas de coagulación y evitar la toma de antiagregantes o anticoagulantes dicumarínicos al menos en los 5 días previos.

Rizolisis

Se trata de una técnica muy similar en la ejecución por parte del cirujano ortopédico al de la infiltración facetaria. Se utiliza con el fin de destruir los nervios que rodean a las articulaciones facetarias dolorosas a través de una fuente de calor que se introduce directamente en la zona lesionada.

Se aplica en los dolores locales sin signos de compresión nerviosa de raíz, como el caso de dolor de características ciáticas, pérdidas de fuerza, alteraciones en los reflejos y en la sensibilidad.

Cifoplastia y Vertebroplastia

La vertebroplastía y la cifoplastía son procedimientos mínimamente invasivos, para fracturas de vertebrales por compresión o aplastamiento, que suelen producirse en pacientes con osteoporosis.

Vertebroplastia

Cuando una vértebra se fractura, la forma rectangular normal del hueso se deforma, tomando una morfología acuñada, causando dolor y una deformidad típica en “cifosis” o –en su denominación anglosajona- “joroba de viuda rica”. Estas fracturas de compresión, que pueden incluir el colapso de una o más vértebras en la columna, son un síntoma común y resultado de osteoporosis, incluso con traumatismos mínimos.

La vertebroplastía también se puede realizar en pacientes quienes:

  • Son de tan avanzada edad o tan débiles que no pueden tolerar la cirugía abierta vertebral, o que tienen huesos muy débiles para la reparación quirúrgica vertebral.
  • Tienen daño vertebral debido a un tumor maligno.
  • Son más jóvenes y tienen osteoporosis causado por tratamiento esteroideo a largo plazo o un desorden metabólico.

Habitualmente la vertebroplastía se recomienda después de intentar tratamientos más sencillos, como el reposo en cama, un corsé u ortesis para la espalda o analgésicos, sin resultado, o si los medicamentos han comenzado a producir otros problemas como úlceras en el estómago. La vertebroplastía se puede hacer inmediatamente en pacientes con dolor intenso que requiere hospitalización o con condiciones que limitan el reposo en cama y el uso de medicamentos.

Cifoplastia

La cifoplastía se realiza en los pacientes que tienen deformidades mayores, o en los que la suma de acuñamientos de varias vértebras produce una alteración marcada de la biomecánica de la columna. El procedimiento se realiza preferentemente en un plazo de ocho semanas desde la factura, para tener más posibilidades de restaurar la altura de la vétebra.

Al introducir el cemento óseo, se logra que el dolor producido por el colapso de la vértebra desaparezca de manera casi inmediata: el fraguado del cemento se completa en unos minutos, y a partir de ahí, se puede volver a cargar peso sobre la vértebra sin dolor.

Con el uso de guía por imágenes, una aguja hueca llamado tróquer se pasa a través de la piel y dentro del hueso vertebral, y luego se inyecta una mezcla de cemento dentro de la vértebra.

Estos procedimientos se realizan en la sala de radiología intervencionista, utilizando aparatos de muy baja radiación, por una Unidad de Columna y Técnicas Mínimamente Invasivas Vertebrales. Este procedimiento a menudo se realiza de manera ambulatoria. Sin embargo, en algunas ocasiones puede ser necesario pasar una noche en el hospital, dependiendo de las condiciones del paciente.

Beneficios y riesgos

Beneficios

  • La vertebroplastía y la cifoplastía pueden aumentar la capacidad funcional de un paciente, permitirle volver a un nivel anterior de actividad sin ninguna forma de terapia física o rehabilitación y prevenir el colapso vertebral adicional de la vértebra fracturada.
  • Estos procedimientos normalmente tienen éxito en aliviar el dolor causado por una fractura de compresión vertebral; muchos pacientes sienten alivio casi inmediatamente. La mayoría de los pacientes están libres de dolor a la mañana siguiente al procedimiento.
  • Después de la vertebroplastía, aproximadamente el 75% de los pacientes recuperan la movilidad perdida y se hacen más activos, lo que ayuda a combatir la osteoporosis. Después del procedimiento, los pacientes que habían estado inmovilizados pueden levantarse de la cama, lo que reduce el riesgo de sufrir neumonía. Una mayor actividad fortalece los músculos, y esto fomenta aún más la movilidad
  • Por lo general, la vertebroplastía y la cifoplastía son procedimientos seguros y eficaces.
  • No se necesita incisión quirúrgica: sólo un pequeño corte en la piel que no necesita suturas para cerrarse.

Riesgos

  • Cualquier procedimiento en el cual se penetra la piel conlleva un riesgo de infección. La posibilidad de necesitar un tratamiento con antibióticos ocurre en menos de uno de cada 1 000 pacientes.
  • Una pequeña cantidad del cemento ortopédico podría salirse del cuerpo vertebral. Por lo general esto no es problemático, a menos que la fuga vaya a un lugar potencialmente peligroso como el canal medular, lo que afortunadamente. es muy improbable.
  • Otras posibles complicaciones son el sangrado, aumento del dolor de espalda (casi siempre en otras zonas, y debido sobre todo al encamamiento y la inmovilización previas al procedimiento, mientras el paciente padeció dolor después de la fractura), y síntomas neurológicos como adormecimiento y hormigueo. La parálisis es extremadamente rara.
  • Por lo general, la vertebroplastía y la cifoplastía son procedimientos seguros y eficaces.

Existe riesgo de una reacción alérgica al material de contraste que se usa para ayudar en la visualización en la imagen de Rayos X a medida que se va realizando el procedimiento.

Terapia ideal, aunque dolorosa

Se utiliza esta vía porque es posible lograr un alivio inmediato o a corto plazo del dolor, lo cual estará en dependencia de la habilidad del profesional y, también, de la zona que se va a infiltrar. A modo de ejemplo existe la experiencia de que en el codo las infiltraciones son más dolorosas que en la rodilla, donde según criterio de muchos pacientes es prácticamente indolora.

Casos en que se emplea con mayor frecuencia

En afecciones óseas y musculares. Entre otras muchas, para la epicondilitis (codo doloroso); la gota, inflamaciones de tendones; dolores en el cuello y la rodilla; Bursitis de Hombro; para el Espolón Calcáneo, una especie de pequeño hueso saliente que se forma en la planta de los pies y que origina generalmente un dolor muy vivo.

Número y frecuencia de las infiltraciones

Cuando no se haya alcanzado el éxito deseado y esperado con otras terapéuticas. Como promedio se requieren cuatro aplicaciones en la zona dolorosa durante igual número de semanas. Por extensión, según la experiencia clínica, hay pacientes que manifiestan alivio de su padecimiento incluso con una sola infiltración.

Recomendaciones después de la infiltración

De acuerdo con la localización del dolor, una vez realizada la infiltración se indican al enfermo fomentos fríos o tibios que deben ser aplicados el mismo día que recibe el tratamiento y, también, determinados ejercicios.

Ventajas y desventajas de este proceder

La mayor ventaja es el alivio rápido del dolor, por lo que en general permite al paciente reincorporarse a plenitud, y en breve plazo, a sus actividades cotidianas y como todo procedimiento invasivo, puede originar infecciones en el sitio infiltrado, inflamaciones, como los trastornos más frecuentes. Con los pacientes hipertensos y diabéticos se deben adoptar medidas a fin de que no se produzcan descompensaciones de la tensión arterial ni de la glucosa.

Resultados que se obtienen

En general este proceder es empleado con éxito en otras muchas especialidades, por excelencia en la ortopédica, tanto en las infiltraciones intrarticulares como extrarticulares se alcanzan muy buenos resultados.

Fuentes

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