Ingenio San Isidro de los Destiladeros

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Ingenio San Isidro.
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Ubicación Geográfica:Coyugi en el municipio de Trinidad en la provincia de Sancti Spíritus.

Ingenio San Isidro. San Isidro de los Destiladeros es de los antiguos ingenios del Valle de los Ingenios en el municipio de Trinidad, el que más completo ha llegado a nuestros días, además de la casa de vivienda y una singular torre campanario, se observan varios restos de los demás componentes del ingenio y es considerado uno de los sitios de mayor valor arqueológico del valle.

Historia

Durante el siglo XVIII, fue conocido como trapiche “San Juan Nepomuceno”. Posteriormente, y ya como ingenio, San Isidro de los Destiladeros en el Partido de Casilda, fue fomentado en los años 30 del siglo XIX por Pedro Matamoros, quien declara en 1838 un ingenio en tierras de Coyugi, para cuyo fomento y para la fabricación de la casa ha empeñado mas de 60 000 pesos.

La casa de vivienda, por tanto, corresponde a esta fecha. Según consta en el Archivo Histórico de Trinidad, en 1854, Isabel María González, Vda. y Albacea de José María Puentes declara que adquirió el ingenio San Isidro de los Destiladeros por remate de los bienes de Pedro Matamoros y se lo vende a Carlos Malibrán en 80 000 pesos.

En 1862, Carlos Malibrán vende a Salvador Zulueta el ingenio. Con posterioridad, este ingenio pasa a Isabel Iznaga de Cantero, quien en 1870 presenta una instancia al cabildo donde informa haber demolido “...el ingenio de su propiedad titulado “San Isidro de los Destiladeros” [...] dejándolo reducido a potrero [...]”.(A.H.T.), en 1893 Jaime Rubié Llorens inscribe esta finca como potrero antes ingenio.

Caballería

En 1854 el ingenio contaba con 15 caballerías de tierra las cuales eran trabajaba por un total de 100 esclavos; para el año 1862 y bajo otro propietario Salvador Zulueta, este ingenio contaba solamente con un total de 49 esclavos.

Elementos que componían el Ingenio

Casa Vivienda

Plano de la casa vivienda

En el año 1838 se construye la casa de vivienda, en cuanto a la planimetría de la casa de vivienda de San Isidro, se asimila el rectángulo perimetral al núcleo básico de la vivienda. Como en Guáimaro, la primera crujía cuenta con cinco dependencias, la central comunicada con la segunda crujía a través de dos arcos; la segunda crujía cuenta con tres dependencias.

Estado de la casa en el año 1997

Al fondo una galería con horcones de madera que se corresponde al ámbito central de la segunda crujía, y que en cada lado cuenta con estancias cuyo acceso se realiza por un único vano abierto hacia dicho corredor.

La entrada principal es una gran puerta de madera a la “española”, en el interior aparece en los tableros una talla a modo de “lanza” de similar diseño a las de la casa de Malibrán en la calle del Desengaño,

Vista de las ruinas de la casa vivienda

motivo usual en las primeras décadas del siglo XIX. El portal de cubierta plana y con otros dos accesos en ambos extremos, contaba con ventanas protegidas por balaustres de madera torneados.

En estos días la casa hacienda está muy destruida, pero aún revela la prosperidad y la elegancia de sus propietarios y constructores.

La torre

Una impresionante torre de tres niveles y una planta cuadrada, quizás la más singular de todas las que, en el valle cumplían la mística función de ser campanario, capillas o miradores, en ocasiones simultáneamente,

Torre mirador

y cuyo impecable trazado neoclásico nos retrae a un contexto de la Europa Renacentista. La torre campanario, se usaba de mirador y para marcar el inicio y fin de jornada.

Sistema hidráulico

Junto a esta torre, los vestigios de todo el sistema hidráulico, construido a base de gruesos muros y contrafuertes de cantería, cuya vital función sería represar y encausar las aguas del arroyuelo que alimentara todo el proceso fabril. La forma de su construcción, su robusta estructura, y el ingenioso sistema, resultan comparables, a nivel de su contexto criollo, con los más célebres sistemas hidráulicos de las culturas clásicas europeas.

Tren jamaiquino

El ingenio San Isidro fue clasificado como una fábrica del período pre-industrial, o semi-mecanizada, San Isidro se enmarca en la etapa de los ingenios que funcionaban esencialmente mediante la mano de obra esclava.

Abandonado en los momentos de la decadencia del valle, es decir hacia la sexta década del siglo XIX, San Isidro queda como una pequeña colonia aislada, plantación donde los herederos de la última familia propietaria, los Fonseca y Valdés Busto, vivieron de una rudimentaria agricultura entre las ruinas de la antes esplendorosa fábrica.

Este importante ingenio contaba en especial, con lo que resulta hoy objeto del más elevado interés, el hallazgo del llamado “tren jamaiquino”, es decir la aún intacta estructura conformaba, entre muros de mampuestos y bóvedas de ladrillo, el sistema de cocción del azúcar, inserto en “la casa de maquinas” como en cada ingenio, y que hoy, desde la maleza, nos llama descubrir sus secretos detalles.

Ruinas del tren jamaiquino

Según el historiador Julio Le Riverand:

(...) la expresión típica de la revolución industrial en los ingenios azucareros fue el tren jamaiquino consistente en un sistema de cinco calderas sometidas al fuego de un horno único.

El nombre se presta a confusión, porque parece indicar que vino de Jamaica aunque ya en 1800 se había implantado como sistema francés.Su gran ventaja sobre los trenes de fuego antes usados en Cuba, consistía en la economía de combustible y de brazos para atender el horno. De ahí que resultara un aporte vital, un esperanzador adelanto en los momentos de crisis de la industria ante la abolición de la esclavitud.

El tren jamaiquino, herencia del llamado tren francés fue el intento cubano de lograr una utilización racional de la combustión, todas las calderas quedaban sobre un mismo “cañón” de fuego y usaba el “bagazo” en vez de leña, materia que a esos años comenzaba a escasear producto de la intensa deforestación.

Actualidad

La Oficina del Conservador de Trinidad y el Gabinete de Arqueología de la Habana Vieja, han realizando excavaciones arqueológicas, levantamientos y otros ensayos sobre el sitio, destinado según el Plan de Manejo del Valle, a convertirse en un "museo a cielo abierto", dedicado a la temática de la industria azucarera y sus sistemas y procesos de producción.

Además gracias al apoyo y financiamiento de diversas entidades internacionales como la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial (OCPM), se pudo en el año 2000 incluir el sitio en la lista de Monumentos en peligro de la prestigiosa organización World Monuments Fund.

Fuentes

  • Trabajo Final de carrera de Marcela de Lara García y R. Currás, (Tutora: Alicia García Santana).
  • Guía cultural turistica de Trinidad.
  • Fenix