Instituto de Segunda Enseñanza de Cienfuegos

Instituto de Segunda Enseñanza de Cienfuegos
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Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
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Instituto de Segunda Enseñanza de Cienfuegos
Fundación:22 de enero de 1937
Tipo de unidad:Educacional
País:Bandera de Cuba Cuba
Sede:Cienfuegos
Publicación:Ecos Estudiantiles

Instituto de Segunda Enseñanza de Cienfuegos. Institución educacional de Cienfuegos correspondiente a la enseñanza secundaria, que fungía como enlace de preparación para la universidad.

Gracias a él y a pesar de imperar una diversidad de concepciones pedagógicas, se logró crear en las nuevas generaciones una concepción del mundo; desarrollar en toda plenitud humana las capacidades intelectuales, físicas y espirituales del individuo y fomentar elevados sentimientos y el gusto estético en concordancia con las características de la etapa. Representó la realidad del contexto histórico.

Antecedentes

La historia de la Segunda Enseñanza en Cuba heredó del siglo XIX colonial condiciones deplorables en comparación con otras enseñanzas. Esto llevó a los interventores norteamericanos a ordenar su reforma en 1900. En 1937 se amplió a veintiuno el número de centros secundarios en la isla –eran seis desde la época colonial. Dentro de los municipios que se vieron beneficiados con la apertura de nuevos Institutos estuvo Cienfuegos, por su desarrollo económico y aumento de la población.

Creación y funcionamiento

El Instituto de Segunda Enseñanza de Cienfuegos fue creado por Decreto Presidencial No. 432, de fecha 22 de enero de 1937. Comenzó a funcionar en el local de la calle Martí #37. Según lo establecido, los exámenes de ingreso se harían del 3 al 5 de mayo, para comenzar el curso el día diez. El importe de la matrícula sería de cuatro pesos, a lo cual se añadía un peso debido a la matrícula de Educación Física.

El precio establecido para la matrícula (cinco pesos en total) era elevado[1], no obstante la apertura del Instituto de Segunda Enseñanza significó una gran oportunidad para los jóvenes cienfuegueros que antes cursaban el bachillerato en la capital provincial: Santa Clara. La Segunda Enseñanza fue asequible ahora a la clase media de la población y dejó de ser exclusiva de los que radicaban en las cabeceras provinciales. También amplió el número de jóvenes que en un futuro podían optar por carreras universitarias.

Además ofreció la oportunidad de estudiar a jóvenes menos favorecidos económicamente, ya que el Instituto brindaba el 20% de su matrícula, de forma gratuita para aquellos que no tuvieran como pagarla. Por otra parte, la contratación de capital humano para el centro ampliaba las posibilidades de empleo no sólo para los que podían ejercer como personal docente, sino también para ocupar los puestos administrativos. Otro beneficio que trajo consigo la creación del Instituto fue que a él se incorporaron otros centros que ofrecían la segunda enseñanza en el territorio[2]como: el Colegio Champagnat, Nuestra Señora del Rosario, Catalina Hernández, Enrique José Varona, Apostolado, Teresiano y la Academia Groso [3]. De esta forma los estudiantes recibían las mismas materias y se integraban en las actividades propuestas por el Instituto.

Los requisitos para ingresar en el Instituto eran: tener trece años cumplidos, presentar el certificado de nacimiento, además de aprobar los exámenes de asignaturas de Letras, Ciencias, e Idiomas (podían escoger entre el Inglés y el Francés). La solicitud de matrícula gratis podía requerirla cualquier estudiante que fuera de bajos recursos económicos, con buenas notas y medallas, de cursos anteriores para poder elaborar un escalafón. En la solicitud debía ponerse el nombre de un vecino o de alguien que pudiera confirmar su condición de pobreza.

Estructura

El Instituto de Segunda Enseñanza de Cienfuegos estaba estructurado de la siguiente forma: en cátedras –los docentes- y en salas –biblioteca, laboratorios y museo. Esto le permitió funcionar de forma eficiente y ascendente a lo largo del período estudiado. Tanto las cátedras como las salas fueron aumentando en cantidad y variedad con el paso de los años.

Claustro de profesores del curso 1943-1944

El personal docente del centro estaba agrupado por cátedras: “A”, Gramática y Literatura Españolas; “B”, Idioma Inglés; “C”, Idioma Francés; “D”, Geografía e Historia Universales; “E”, Matemática; “F”, Física y Química; “G”, Historia Natural, Biología y Cosmología; por último “H”, Psicología, Lógica y Enseñanza Cívica[4].

Este programa se correspondía con el establecido a nivel nacional, en el que se incluía de forma obligatoria la Educación Física. Con el paso de los años se van incorporando nuevas asignaturas como Geografía e Historia de Cuba, Higiene, Ciencias Naturales, Fisiología, Biología, Economía Política, Sociología, Introducción a la Filosofía, etc. [5] Por esto se amplía también el número de Cátedras y de personal para ofrecer estas materias. Los profesores que ostentaban la categoría de Doctores eran un 50% de estos. [6] La cantidad de Doctores, si no garantizaba una mayor calidad y prestigio a la enseñanza, si era el primer paso para llegar a ello.

Dentro de las salas del Instituto, la de mayor trascendencia fue la biblioteca, ya que en sus inicios carecía de una. Con tal objetivo se creó un Comité Gestor, también llamado Comité Pro Biblioteca para que se dedicara a la

"venta de bonos de diez centavos con el objetivo de engrosar los fondos para la biblioteca [7]".

La biblioteca fue inaugurada en 1940[8] y nombrada Pedro Modesto Hernández [9].

El Instituto también contó con un laboratorio de Química, uno de Física y un Museo de Historia Natural, los que contribuyeron a mejorar la calidad de la enseñanza. Las fuentes consultadas permitieron encontrar información sólo de la creación del Laboratorio de Química, por lo que se desconocen especificidades de las demás salas. Las gestiones para el laboratorio de Química comenzaron en 1939. Con motivo de recaudar fondos para ese propósito se realizó el 10 de febrero de 1939 un Festival Deportivo Pro- Laboratorio en el Frontón Jai Alai[10]. Luego de un amplio trabajo el domingo 1 de octubre de 1939 quedó inaugurado el Laboratorio de Química. Llevó por nombre “Clase 1939”, en honor a los estudiantes de ese año. Tanto la Biblioteca como el Laboratorio de Química fueron resultado de una ardua lucha encaminada a mejorar y facilitar la enseñanza en el centro.

Reflejo de una época y de una sociedad

El estudio del Instituto de Segunda Enseñanza de Cienfuegos ubicado en tiempo y en espacio es reflejo palpable de la época y por lo tanto de la sociedad que la conforma. A través de él se visualizan características típicas de la etapa republicana cubana como: el sistema educacional, una sociedad dividida en clases, una sociedad civil activa y su relación entre sí, la continua lucha de los estudiantes por sus derechos y el protagonismo de la prensa local.

La educación en la República se dividía en Primaria Elemental (primero a sexto grado), Primaria Superior que abarcaba séptimo y octavo grado, Segunda Enseñanza y Universidad. Era característica que los planes de estudio llevasen el nombre de la persona o Ministro de Educación que lo ponía en práctica. Como ejemplo –en el caso específico de la Segunda Enseñanza- se puede citar el Plan Varona[11]. El plan de estudios de la Segunda Enseñanza contaba con asignaturas que hoy no son comunes en ese nivel como: Sociología, Psicología, Historia Natural, Lógica, Francés, Cosmología, Fisiología, Higiene y Economía Política. Otro rasgo que denota es la edad de los estudiantes. Un adolescente podía terminar la Primaria Superior y no incorporarse a la Segunda Enseñanza inmediatamente por diversas razones. Es decir, que un joven de 18 años o más, podía comenzar el Instituto si cumplía los requisitos necesarios para ello.

Otra característica que emana es la división en clases con el hecho que la matrícula costaba cinco pesos en total. Este precio no podía ser pagado por todos los sectores de la sociedad. La matrícula se cobraba en dos plazos, el estudiante que no pagase el segundo en junio no tenía derecho a las pruebas. A pesar de esta diferenciación económica hay que reconocer que fue el primer centro secundario estatal de la ciudad. Antes esta enseñanza era brindada solamente por colegios privados –algunos de ellos religiosos-, o por el Instituto de la capital provincial.

En Cienfuegos existía una sociedad civil activa. El Instituto se vinculó con ella desde sus primeros momentos ya que el Club de Leones de Cienfuegos facilitaba la matrícula de jóvenes que no pudieran pagar esta en su totalidad. Uno de los principales reclamos del centro desde su fundación fue la creación de un local propio. A esa lucha se unieron:

"Las fuerzas vivas de la ciudad, todas las Instituciones locales, los clubes de Leones y Rotario, los distintos gremios, los periódicos locales y nacionales, la radio y el pueblo entero de Cienfuegos, respondieron a la llamada hecha por el Claustro de Profesores, la Asociación de Amigos y el alumnado del Instituto [12]".

En caso de realizarse una recaudación por parte del centro, eran fieles participantes. Ejemplo de esto fue la Semana del Libro –celebrada en 1943, 1945 y 1951- que se desarrollaba en abril coincidiendo con los festejos de fundación de la ciudad. Estaba dedicada a la recaudación de obras de texto para la biblioteca del centro. Gracias a ella:

" diversas instituciones y personas amantes de la cultura, donaron numerosas y valiosas obras [13]".
Tercera Semana del Libro celebrada en abril de 1951

Se destacan el Club Leones, el Club Rotario y el Dr. Pedro López Dorticós. En su primera edición fueron adquiridas un total de 200 obras, muchas de estas compradas con el dinero que recaudó la presentación teatral del día inicial en el Teatro Tomás Terry, en la que participaron artistas del centro. Fue, más que una obra para recaudar libros, un acontecimiento cultural en la ciudad.

En esta misma fecha se realizaba la elección de la Miss Cienfuegos como parte de las actividades que convocaba el Ateneo de Cienfuegos. Primero se procedía a la elección de la Miss Instituto del año, que luego competiría con las demás candidatas de los diferentes clubes e instituciones del municipio. En 1939 fue elegida como Miss Cienfuegos la candidata del Instituto[14]. De esta manera el Instituto se integraba a la vida social cienfueguera. La interacción también se evidenció en campeonatos deportivos locales que proponían clubes como el Yatch Club, el Club Leones o el Deportivo, en los que participaban atletas del centro.

Algunos profesores del centro integraban las filas de estos clubes y asociaciones como por ejemplo el Dr. Aurelio J. Villaverde Cano uno de los directores más prolíferos del centro fue cuatro años presidente del Yatch Club[15]. También el secretario y director José A. Vidal Fleytes –redactor del himno del Instituto- fue secretario del Ateneo. Arnaldo Díaz Pérez, profesor de Literatura y redactor en muchas ocasiones de las noticias publicadas en la prensa local fue presidente del Club Rotario[16]. Enrique Alonso, presidente de la Asociación de Amigos del Instituto encabezó también a los rotarios.[17]

Memoria Anual del curso 1944-1945

La creación del Instituto en Cienfuegos era una ventaja para los alumnos, pero fundamentalmente para los padres que tenían ahora a sus hijos estudiando en la misma ciudad. La clase pudiente, -en su mayoría integrante de estos clubes y asociaciones- era la primera en estar interesada en tal empresa. Además la Asociación de Amigos estaba integrada en su mayoría por personas que también formaban parte de estos clubes o eran incluso profesores del centro. Por lo tanto las redes interesadas se entremezclaban con el mismo objetivo.

Otra característica que se evidencia es la continua lucha de los estudiantes por sus derechos. Los del Instituto de Segunda Enseñanza de Cienfuegos tenían demandas y peticiones constantes que hacer al claustro de profesores, muchas de la cuales quedaron recogidas en la prensa local. Una de las primeras protestas de las que se tiene noticia apareció publicada en el periódico La Correspondencia el 10 de octubre de 1939. Consistía en un pliego de demandas dirigidas al Secretario de Educación Dr. Cleto A. Guzmán. Entre ellas se encontraba el incremento de las aulas y los profesores de este plantel debido al aumento de la matrícula y la autorización para que cada Instituto de acuerdo a sus características internas redacte su propio reglamento.[18]

“Ecos del Instituto” se llamó una columna que se publicó en La Correspondencia, siempre en la séptima página redactada por estudiantes del Instituto, donde exponían abiertamente sus necesidades. Salió a la luz pública del 22 de febrero al 29 de marzo de 1941, por la mano de Ángel Arrechea y José Portel-Caro. Aunque salió por poco tiempo, fue suficiente para crear molestias intestinas que culminaran con su publicación. En ella aparecían noticias acerca del estado interno del Instituto, así como de las malas condiciones higiénicas en que se encontraba el tanque del agua, la falta de uniforme de los porteros y bedeles del centro, etc. Al final de cada Ecos del Instituto aparecía un verso relacionado con el tema expuesto, firmado por Denis, que daba un toque de lirismo y carisma a la columna.

En la edición del 12 de marzo se publicó:

" Se nos ha tildado nuestra columna de habladuría (…) La libertad (de expresión) se nos limita hasta cierto punto (…) por aquellos a quienes la verdad los mortifica [19]".

Las verdades que salieron a la luz no fueron beneficiosas para los altos mandatarios del centro. Además el hecho de estar escrita por estudiantes –que no tenían por qué mentir– les ofrecía credibilidad, a la vez que desprestigiaba la buena imagen del centro. Al parecer la columna tocó puntos sensibles (aclaran que la limitación no fue por parte de La Correspondencia) que pronto culminaron con su salida al público.

Publicación

Revista Ecos Estudiantiles

A pesar de ser cancelada los estudiantes no se dieron por vencidos en su intento de luchar por sus derechos y necesidades. Al contrario, esta vez se sumergieron en una tarea mucho mayor: la publicación de una pequeña revista quincenal de ocho páginas. La misma mantuvo el nombre de Ecos del Instituto hasta que en el número publicado en 17 de mayo de 1941 informan que

"al ampliar nuestro radio de acción fuera de nuestro querido plantel, decidimos ponerle el nombre de Ecos Estudiantiles [20]".

La revista era gratis y ayudaba su publicación el aporte monetario de varios profesores del centro. En ella aparecían inquietudes no sólo de estudiantes del Instituto, sino de otros centros también. El tono era sarcástico y gracioso, con un fin bienintencionado. Entre un título y otro –alternativamente- aparecía un pensamiento de José Martí e incluso su artículo Mi raza. Se denota el conocimiento de la figura, ya que los pensamientos todos están relacionados con el crecimiento personal del ser humano, para que sirvieran de ejemplo a los jóvenes que los leyeran.

De Ecos Estudiantiles no se tiene la fecha en la que dejó de imprimirse, aunque no debió subsistir mucho tiempo, ya que de haber sido así quedara constancia en la prensa o en las Memorias Anuales como una iniciativa de los estudiantes.

Referencias

Fuentes

  • Rovira González, Violeta. Cienfuegos durante la República Neocolonial / Violeta Rovira González, María Eulalia Olite Montesbravo.—Empresa Nacional de Producción del Ministerio de Educación Superior, --88p
  • Síntesis Histórica Provincial de Cienfuegos/ Carmen Guerra Díaz [et.al.]. –La Habana: Editora Historia, 2011. –391p.