Inundación del río Caiguanabo

Inundación del río Caiguanabo
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Lugar:Bandera de Cuba Cuba,Provincia:Pinar del Río,Municipio:Los Palacios,Localidad:San Diego de los Baños.


Inundación del Río Caiguanabo, o fenómeno “Buey de Agua”, también se conoció como el “Ciclón de los 5 días”. Un 65% de los conocedores respondieron que después de descender el nivel del agua sobre la sierra de la Güira quedó un buey sobre el mogote que no pudo ser bajado. En algunos casos se argumentó porque el río introdujo una vaca o buey dentro de la Iglesia. En la historia de San Diego de los Baños, no existieron personas que de forma oficial abordaran analítica y profundamente los sucesos del pasado. La mayoría de los escritores han sido personas no naturales que se dedicaron a relacionar cronológicamente los eventos anteriormente sucedidos.

No quedan testigos de la crecida del río en 1895. Sus descendientes promedian los 87 años de edad, el pueblo de San Diego pierde poco a poco su memoria histórica y patrimonial. Los miembros del Consejo Popular desconocen la historia local, por ser muy jóvenes ó por no ser originarios del Sitio de los Baños por lo que desconocen el comportamiento histórico del río Caiguanabo o de San Diego. Desde que ocurrió la inundación de 1939, no se recuerda otro evento similar. Los que lo presenciaron andan por los 80 años de edad. De todos es conocido que los ciclones se harán más frecuentes debido a los cambios climáticos que ocurren en el planeta, la población de San Diego amenazada en la temporada del 2008 se percató del peligro potencial que se tiende sobre ellos.

De nuevo se acude a las personas más ancianas buscando las referencias del pasado. La historia del pueblo no ha sido del todo documentada a lo largo de estos años, no se cuenta con información sobre eventos meteorológicos anteriores, ni forma de publicación para extender el conocimiento a todos los pobladores. Los jóvenes no confiaron en las historias de sus mayores hasta que en los meses de Agosto y Septiembre del 2008, las aguas del río amenazaron con destruir gran parte del pueblo. El Instituto de Meteorología nos advierte: ¡agua tendrán…!.

Reseña histórica

En los primeros años del siglo XVII, la parte central de la actual provincia de Pinar del Río se encontraba totalmente despoblada. Sus bosques vírgenes estaban cubiertos de maderas preciosas, frutales y ganado. El ayuntamiento de la Habana concedió el “Corral Caiguanabo” a Don Diego Martín, en el año 1641. Debe su nombre a la denominación aborigen del río Cajiguanabo ó Cahiguanabo que nace en la línea divisoria de “La Chorrera”, y “El Corral Ceja Ana de Luna”, en el actual Viñales, haciendas distantes 40 Kilómetros de San Diego de los Baños en unas sierras situadas al noroeste donde en los inicios existían palmas y pinos. Por esa razón muchos la nombraron “Las Barrigonas”, a estos picos, y otros “Cuchillas de Gavilanes”.

Siguiendo el curso descendente de la corriente se situaba la Hacienda “San Pedro de las Galeras”, fundada en 1624 por Pedro del Castillo en un lugar cercano al río, como parte de la política oficial de poblar estas regiones occidentales. En el año 1632 Mateo de Pedroso regidor perpetuo de dicha Corporación Habanera había obtenido la merced de esta hacienda para la cría de ganado con casi dos mil caballerías de tierra distribuidas en un área poligonal. ! Una de las disposiciones del gentil hombre de cámara fue conceder parte de sus propiedades al regidor síndico del reino Don Diego de Zayas  Bazán propietario además de otros fundos similares a lo largo del río hasta la desembocadura en Dayanigüas!,

El río Caiguanabo atraviesa entonces el “Corral de San Diego” para el año 1680 en la propiedad de Cristóbal y Fernando de Zayas Bazán. El “Corral Santa Rosa” ó “Río de Diego” en 1680 propiedad de Sebastián Luis, perteneciente a Mantua en el extremo occidental. En nuestro criterio, solo el primero correspondiente al territorio que en 1895 se nombraba Julián Díaz ó Paso Real de San Diego. Esta hacienda fue recogida en el plano del Hato San Pedro de las Galeras por el agrimensor Francisco de Villafranca como “Paso de San Diego” del 20 de Noviembre de 1858 sobre la base de otros confeccionados porJosé Maria Oliva el 30 de Octubre de 1850 y el de Cristóbal de Gallego de Octubre de 1841.

A partir del año 18431844 en que fuera trazado y levantado el pueblo de los baños del San Diego se edificaron nuevas casas, hoteles, calles, plazas, la iglesia parroquial y el cementerio con el propósito de hacer del lugar un sitio más acogedor para los miles de visitantes a sus fuentes medicinales. Se construyeron también pequeños ranchos en los lugares primitivos de los brotes termales: “El Templado”, “El Tigre”, “La Gallina”, y “La Paila” se convirtieron en lugares más frecuentados a partir de estas iniciativas emprendidas por Don Luis Pedroso Echevarria descendiente del pioner de la dinastía y uno de los fundadores del “Hato San Pedro de las Galeras”.

Debido a las numerosas irrupciones del río en los termales, vegas y otras propiedades ubicadas en las márgenes del río de San Diego, fue necesario construir una represa para controlar el flujo de agua que desciende desde la Sierra de los Órganos. Esta construcción se nombró de “El Vizcaino”, y se situaba en el poderoso afluente del Río de la Catalina exactamente en el lugar donde se encuentran ambas corrientes. En 1861 se construyó el primer establecimiento Balneario con condiciones y características propias. Esta estación fue considerada “entre las mejores del mundo civilizado”, de su tipo.

Gruesos muros perimetrales de diez metros de altura protegían los manantiales a lo largo de la margen Oeste del río. Sus paredes se elevaban hasta el nivel del camino “Neptuno”. Piedras, cemento y ladrillos conformaban estos muros de tres metros de espesor abarcando un área total de 4200 metros cuadrados para detener las arremetidas del río, tan comunes en aquellos años del siglo XIX.  En la parte superior del barranco se encontraba la caseta del médico director y el taquillero. Un plano inclinado extendido desde la puerta de rejas hasta los manantiales conducía a los enfermos en coches o volantas.

En el año 1895, fungía como médico jefe del Balneario Termal de San Diego de los Baños, el Doctor José Miguel Cabarrouy Fraschieri, contando con una experiencia de nueve años. El primer médico a cargo del Balneario fue el destacado habanero Manuel Sabas Castellano y Arango quien se mantuvo en el puesto por veintidós años. Después le seguiría Antonio Turrell y Pujalá, hasta1886 en que asumiera interinamente el Doctor Cabarrouy. Este además administraba el Hotel familiar y atendía su consulta particular.

En este periodo San Diego se constituía en Estación de Aclimatación de Tropas, Cuartel General de las Tropas Españolas en Occidente y lugar de descanso de los soldados que custodiaban la línea del ferrocarril en el sur. Contaba con una estructura hotelera en la que se destacaban los hoteles Cabarrouy, Bardino, Bustamante, Murias, Gabancho y Evora además de otros hospedajes de menor calificación dispersos en la población proyectada por Cristóbal de Gallegos en 1843. Ubicado en la parte centro – sur de la Provincia de Pinar del Río y dependiente de la jurisdicción deSan Cristóbal por su porción Este y de Consolación del Sur por el Oeste, San Diego era uno de los pueblos del partido del mismo nombre que junto a Julián Díaz (Paso Real de San Diego) y Dayanigüas cubrían toda la ruta del río hasta la ensenada en el sur.

Los cuarteles de San Diego servían de alojamiento a las tropas españolas y sus mejores Generales de Occidente: Aragón, Arnaldo Suárez Valdés, Agustín Luque, Wenceslao Mollins, Ramón Echagüe y sus ayudantes Jiménez Pajarero, Fridich y Francés entre otros utilizaron los mejores hoteles del Sitio de los Baños, como refugio o descanso, en esta etapa tormentosa de la guerra de independencia. Destaquemos la visita del Capitán General Arsenio Martínez Campos. La población rondaba las 1500 personas fijas asentadas en sus 180 casas la mitad de mampostería y tejas, con una estructura rural de 300 fincas dedicadas al cultivo del tabaco, la ganadería y otras producciones entre las que resaltaba la caña de azúcar en áreas del Ingenio San Miguel, en ese año de la propiedad de Gregorio González, Conde de Palatino.

En esos cultivos se utilizaba la mano de obra del negro africano y de numerosas familias mayormente descendientes de canarios, andaluces y asturianos que se establecían en las vegas de las márgenes del río y otras haciendas ganaderas más apartadas, dedicadas a la explotación de la ganadería vacuna y caballar.  Destaquemos la profusión de familias pobres; arrendatarias de terrenos o en pequeñas porciones de tierras localizadas en tierras realengas y otras dependientes de los propietarios tradicionales del lugar.

Referencias

Bibliografía

  • Simón Sarasola. Los Huracanes en las Antillas. Madrid, España.
  • José Miguel Cabarrouy Fraschieri. Memoria anual correspondiente a la temporada de 1904 en San Diego de los Baños. Imprenta Militar de Roces y Pérez, La Habana
  • Joaquín Gaiga, San Diego de los Baños, Fragmentos de su Historia, 1999, Pág. 7.
  • Joaquín Gaiga. Nuestra señora de Consolación: La alborada de la Iglesia en Vueltabajo. Revista Vitral, 2006.
  • Joaquín Gaiga. San Diego de los Baños, fragmentos de su historia. Revista Vitral, 1999.
  • Esteban Pichardo. Geografía de la Isla de Cuba. Madrid, España, 1854.
  • Ministerio de Salud Pública, Pinar del Río. Monografía histórica de San Diego de los Baños, 1974.
  • José Miró Argenter, Crónicas de la Guerra, 1925.
  • Mapa del Hato San Pedro de las Galeras de la propiedad de Don Luis Pedroso Echevarria, 1858. Francisco Villafranca (Propiedad personal).
  • Mapa de Cristóbal de Gallegos, Archivo Nacional de Cuba. Legajo 392, Folio 22, año 1844. Gobierno General.
  • Ricardo V. Rousette. Historia de la Isla de Cuba. Pág. 18 -19, Tomo I.
  • Estudio Sociológico de la población de San Diego de los Baños. Tesis de Doctorado de Maria Isabel Rodríguez González, 1953. Universidad de la Habana.
  • Adolfo Dollen; Cultura Cubana. Tomo de Pinar del Río.

Fuentes