Jacobo Cárcamo

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Jacobo Cárcamo
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NombreJacobo Cárcamo
Nacimientoel 28 de noviembre de 1916
El Arenal Yoro, Bandera de la República de Honduras Honduras
Fallecimiento2 de agosto de 1959
México
Causa de la muertetuberculosis
PremiosPremio Nacional de Literatura “Ramón Rosa”


Jacobo Cárcamo. Poeta y periodista. Colaboró con el diario El Cronista y las revistas Tegucigalpa y ANC

Datos biográficos

Nace el 28 de noviembre de 1916 en El Arenal Yoro, Honduras.

Estudios

Hizo sus primeros años escolares en el municipio de Arenal y más tarde en la Escuela Modesto Chacón de Olanchito, Yoro. Tiempo después se trasladó a la capital de la República a residir en la tranquilidad colonial del barrio La Hoya, iniciando sus estudios secundarios de bachillerato en el histórico Instituto Central de Varones, que era el centro educativo más afamado de la ciudad.

En ese colegio concluyó su formación media en el año de 1937, trabajando al mismo tiempo como reportero de Diario El Cronista, cuyas páginas recapturaban el pensamiento independiente y progresista de los más connotados intelectuales que por entonces tenía Honduras.

En el año de 1935, cuando cursaba estudios de educación secundaria, publicó su primer libro de poesías, “FLORES DEL ALMA”, prologado por la ilustre y valiente hondureña Visitación Padilla, que tuvo buena acogida dentro del mundo intelectual capitalino y en algunos círculos de lectores existentes en el resto del país, perfilando al autor como figura prometedora para el futuro de las letras nacionales.

Trayectoria Laboral

El año de 1937, bajo circunstancias inesperadas el poeta se convirtió en editor y director de ZAMBRANO, revista de efímera existencia, ya que sólo circularon dos números.

La publicación de su segundo libro de poesías la hizo en el año de 1938, y salió de la imprenta bajo el nombre de “BRAZAS AZULES”, prologado por Marco Carías Reyes, e ilustrado con dibujos del doctor Lisandro Gálvez, uno de los odontólogos sobresalientes de Honduras que incursionó con éxito en los campos de la plástica, y único dentro de esa disciplina científica en haber logrado la rectoría de la Universidad de Honduras.

El año de 1942 un 4 de febrero el ya consagrado poeta partió hacia México a realizar estudios universitarios mediante el otorgamiento de una beca lograda por influencias de su fraternal amigo Marcos Carías Reyes, quien desempeñaba funciones como Secretario Privado del dictador Tiburcio Carías Andino. Pero puesto en México y absorbiendo el ardiente proceso revolucionario que vivió la gran nación azteca, que logró inmortalizar a sus principales gestores, reconoció la valentía de sus héroes, y devolvió al pueblo el derecho legítimo de su constitucionalidad democrática, el poeta hondureño sintió que su organismo temblaba de indignación al ver de lejos el destino de su patria mancillado por el déspota que la gobernaba

De allí que renunció a la beca, iniciando su identificación con una legión de hondureños que habían constituido en México un frente común de oposición al gobierno tiránico, entre los que destacaban el polígrafo Rafael Heliodoro Valle, que atacaba con virulencia los caprichos del dictador a través de Diario “EXCELSIOR”, el escritor Alfonso Guillén Zelaya fustigando con su pluma las arbitrariedades del cariato, el ingeniero Félix Canales Salazar en abierta lucha por el rescate de los valores inherentes al hondureño, lo mismo que el abogado José Ángel Ulloa, que ante la sucesión ininterrumpida de vejámenes cometidos en su persona se vio obligado a recurrir al exilio como único medio posible de subsistencia.

A ese grupo de compatriotas se incorporó el poeta JACOBO V. CARCAMO, desarrollando una jornada política admirable que sólo terminaría con la muerte del principal líder oposicionista que fue el doctor José Ángel Zúñiga Huete, también residente en México, a quien más tarde en un sentido canto póstumo exaltaría las glorias de sus luchas y la orfandad en que quedaba el pueblo con su muerte.


Más tarde, ubicado en su residencia en la calle de Uruguay #21, zona I (centro antiguo de la ciudad de México), el portalira inició una peregrinación indescriptible en una ciudad que no le garantizaba ninguna posibilidad en la satisfacción de sus urgencias cotidianas, y fue entonces cuando en la zozobra cayó en la ingesta alcohólica ininterrumpida que progresivamente fue constituyendo el cuadro clínico que aceleró su muerte.

JACOBO V. CARCAMO sintió por un momento el auxilio de sus más cercanos amigos, quienes procuraron ayudarle para hacer menos flagelante su vida en una nación extraña. Así fue que en un proceso transitorio de recuperación, periódicos, revistas, suplementos culturales y hojas literarias de un país donde se sobreponen los valores humanísticos dieron receptividad a su creación fuertemente inclinada a la exaltación de los valores que construyeron la realidad del México contemporáneo.

Es el momento en que el poeta publica en México “LAUREL DE ANAHUAC”, en el año de 1955. Por ese mismo tiempo recibió desde Honduras la grata noticia que el Consejo Superior Universitario lo había seleccionado como Premio Nacional de Literatura RAMON ROSA, consistente en el otorgamiento de Diploma y la cantidad de $ 1,000.00 (un mil dólares).

Ante la imposibilidad de hacerse presente en los actos de premiación el diploma y el valor económico le fue entregado en México al poeta a través del señor Porfirio Hernández, quien desempeñaba funciones como Embajador de Honduras en México. En la carta que el doctor Ernesto Argueta, rector universitario le remitió con fecha 14 de noviembre de 1955 anunciándole el envío de su galardón le sugirió el retorno a la patria, señalándole que el sol y el aire de su tierruca eran distintos al de otras latitudes y que contribuirían en mucho a modificar el estado actual de su salud alterada.

JACOBO V. CARCAMO, fue un bohemio en toda la dimensión del término en el México de sus cantos, de sus angustias y sus iras, logró concertar relaciones con una pléyade de escritores que le tendieron su fraternal amistad y con quienes compartió en el GALLO DE ORO, una sombría taberna ubicada en la zona central del México antiguo, donde concurrían con frecuencia a mitigar su sed alcohólica, a intercambiar ideas relacionadas con el activo mundo cultural que vive ese país, a emborronar con letras a veces ilegible lo que más tarde se transfiguraría en metáforas implacables y vigorosas, y a escribir sobre servilletas muchas líneas que se perdieron en la inconsciencia de sus elevados estados de embriaguez.

Quiso volver a su tierra y esa voluntad la expresó a su madre mucho antes de morir, pero la tuberculosis, la sordera y la afonía producida por el consumo copioso de bebidas fueron minando su débil organismo que escasamente atendía requerimientos alimentarios, hasta que terminó recluido en un sanatorio en Chapingo, de donde salió a morir un sábado 2 de agosto de 1959, a la edad de 43 años.

Los restos de JACOBO V. CARCAMO descansan en el Panteón Jardín de la ciudad de México D.F. junto al de otro gran hondureño que fue el polígrafo Rafael Heliodoro Valle.

Obras

  • Flores del alma (1935)
  • Brasas azules (1938)
  • Laurel de Anahuac
  • Pino y sangre (1955)


Fuentes