John Reed

John Reed
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Periodista estadounidense.
NombreJohn Silas Reed
Nacimiento22 de octubre de 1887
Pórtland, Oregón, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Fallecimiento19 de octubre de 1920
Moscú, Bandera de Rusia Rusia
Causa de la muerteFiebre tifoidea
NacionalidadEstadounidense
John Reed. Periodista estadounidense. Célebre por sus crónicas sobre las revoluciones mexicana y rusa, participó en la fundación del Partido Comunista de EE UU. Es autor de México insurgente (1913), Diez días que conmovieron al mundo (1918). Acusado de espionaje, tuvo que huir a la URSS en 1919.

Síntesis biográfica

Infancia y juventud

Nació el 22 de octubre de 1887 en el seno de una familia acomodada y conservadora de Pórtland, Oregón, y fue bautizado en la iglesia Episcopal. Vivió la vida protegida de un niño enfermizo en la casa de los abuelos maternos. Su madre se veía a sí misma como una “rebelde”, fue de las primeras mujeres que fumaron en público y despreciaba a las clases trabajadoras, a los extranjeros y a los radicales. Su padre, Charles Jerome Reed, mandó a su hijo a la mejor universidad, Harvard, pero durante sus años de estudiante Jack comprendió que no estaba destinado a regresar a Pórtland y que el éxito económico no le atraía.

La atmósfera de corrección, prudencia y calma que reinaba en el hogar de los Reed era alterada sólo por la visita ocasional de un hermano de la madre de John, el tío Horacio, quien –para horror de ese hogar cristiano- adornaba sus aventuras por el mundo con relatos fantásticos en donde se colocaba como figura principal de revoluciones, golpes de Estado y hazañas alucinantes, historias que tuvieron influencia en el joven John. Jack, como cariñosamente le llamaban, era un niño soñador muy dado a fantasear. Años después recordaba haber sido “diferente a los demás”.

Pero con todo ello parecía destinado a la vida de un tranquilo caballero occidental y cristiano, pilar de la comunidad y de la iglesia Episcopal. Era de una naturaleza distinta y no seguiría los pasos de su padre, aunque ello le hiciera sentir culpable. Concluidos sus estudios viajo a Europa y de regresó a los 23 años, encontró trabajo en la revista neoyorquina América y en otras publicaciones.

En México

Reed viajó a México comisionado por la revista Metropolitan y el diario World para cubrir la revolución, en particular las andanzas del caudillo rebelde Francisco Villa, cuyas operaciones en las cercanías de la frontera estadounidense lo habían convertido en noticia de primera plana.

Años después Reed diría que México fue el lugar en donde se encontró a sí mismo. John Reed no sólo escribió artículos sobre la tierra azteca que dieron a los lectores norteamericanos y a su gobierno un punto de vista que sin duda cambió su idea sobre el conflicto; sus narraciones sobre Francisco Villa elevaron al mejicano a héroe ante la opinión pública norteamericana. Reed logró transmitir al mundo los más profundos sentimientos de un pueblo en armas.

Jack Reed no era un reportero en el sentido tradicional. Se hizo parte de la vida de los hombres y mujeres revolucionarios para ver el conflicto desde su punto de vista. Tomó partido por ellos para experimentar por sí mismo la promesa del nuevo amanecer que la sangrienta guerra traería a México: una nación libre en donde no habría clases marginadas, ejército opresor, dictadores, o iglesia al servicio de los poderosos. En su ensayo El legendario John Reed, Walter Lippman escribió:

“El público se percató de que podía vivir lo que John Reed vio, tocó y sintió. La variedad de sus impresiones y el color y fuentes de sus escritos parecían interminables. Los artículos que mandó de la frontera mexicana eran tan apasionados como el desierto mexicano y la revolución villista... Comenzó a atrapar a sus lectores, sumergiéndolos en oleadas de un panorama maravilloso de tierra y cielo. Reed quería a los mexicanos que conoció tal como ellos eran. Bebía con ellos, marchaba y arriesgaba la vida a su lado... No era demasiado presumido, o demasiado cauto o demasiado perezoso. Los mexicanos eran para él seres de carne y hueso... No los juzgaba. Se identificó con la lucha y lo que vio fue gradualmente mezclándose con sus esperanzas. Y siempre que sus simpatías coincidían con los hechos, Reed era estupendo.”

Escribió México Insurgente donde el periodismo y la literatura se disputan el espacio. John Reed regresó a los Estados Unidos en abril de 1914 y ya no era el mismo que vio por primera vez a México desde el tejado de la oficina de correos de Presidio.

En México Reed perfeccionó las herramientas para su otra gran obra, Los diez días que conmovieron al mundo, un relato que Lenin prologó como uno de los mejores sobre la Revolución de Octubre, y tuvo la esperanza de que fuera leído por los trabajadores del mundo.

Acciones revolucionarias

John Reed fue el principal fundador del Partido Comunista de los Estados Unidos de América. Siendo delegado representando a su partido, fue electo al Comité Ejecutivo de la Tercera Internacional. También escribió sobre las huelgas de los mineros de Colorado, (Estados Unidos) en 1914. Al estallar la I Guerra Mundial volvió a trabajar como corresponsal de guerra y escribió en 1916 La guerra en el este de Europa.

Cubriendo la confrontación mundial llegó a Rusia, que estaba en plena efervescencia revolucionaria. Conoció a Lenin, y estuvo presente en la capital San Petersburgo durante las jornadas de octubre-noviembre de 1917 en las que tuvo lugar el II Congreso de los Soviets de Obreros, Soldados y Campesinos de toda Rusia y durante las semanas posteriores cuando el congreso, liderado por el Partido Socialdemócrata Obrero de Rusia (bolchevique) acordó la toma del poder bajo el programa básico de conseguir una paz justa e inmediata, el control obrero de la industria y la reforma agraria en el campo. Por su trabajo como cronista de hechos históricos y sociales, fue conocido como el mejor corresponsal de guerra.

Muerte

John murió 72 horas antes de cumplir 33 años, al otro lado del mundo, honrado por las banderas de una nación que no era la suya. Fue testigo de dos de las primeras revoluciones del siglo y su obra explicó a la humanidad los significados más profundos de esos eventos. John murió producto de la fiebre tifoidea. En la tarde del sábado 23 de octubre de 1920, en Moscú, sus restos recibieron los honores propios de un héroe del proletariado.

El féretro fue colocado en los muros del Kremlin bajo una manta roja en la que grandes caracteres dorados proclamaban: “Los dirigentes mueren, pero las causas permanecen”, las banderas fueron colocadas a media asta y el aire retumbó con descargas de fusil. John Reed es considerado como uno de los más grandes periodistas de todos los tiempos. El peligro jamás lo detuvo. Siempre estuvo en las líneas avanzadas de las trincheras.

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