Josué País

Plantilla:Personaje histórico

Josué País

Su hogar



Según el folio 26 del tomo 159 correspondiente a la Sección de Nacimientos del Registro Civil del Norte, de Santiago de Cuba, Josué País García nació el 28 de diciembre de 1937. Para la combatiente María Antonia Figueroa, "era todo coraje, emoción, pasión, apuro, y así se proyectaba en las cosas que iba a realizar. Una gente de pensamiento, de tremenda calidad humana en sus sentimientos. Un poco impulsivo, al contrario de Frank, que era muy reflexivo".
La también combatiente Ásela de los Santos lo recuerda como "un muchacho bonito, alegre, muy expresivo, de ojos grandes, te miraba fijo, una se sentía examinada por él, aunque era una mirada inocente, de niño curioso y asombrado. Media como un metro setenta, un metro setenta y tres, unos dos o tres centímetros menos que Frank".
"Al igual que su hermano Frank, estaba muy influido por la educación de la madre, doña Rosario, el padre murió cuando Josué tenía dos años. En ese hogar prevalecía una ética, un espíritu de moral y conducta. Doña Rosario era muy tierna y amorosa con sus hijos, pero a la vez no les hacía concesiones cuando ellos hacían algo inadecuado.
"Eran una familia pobre, tenían una pequeña pensión. Rosario hacía dulces para la calle, impartía clases de piano. En Santiago, en aquella época, las casas cocinaban con carbón y lo vendían en carretillas tiradas por caballos, que a veces iban soltando trocitos. Los muchachos fueron llenando un viejo baúl que tenían en un cuarto de desahogo con esos pedazos y se lo regalaron el Día de las Madres. Pienso que es una anécdota muy linda, a nosotros nos impresionó mucho aquella historia cuando doña Rosario nos la contaba.
"Josué cuidaba mucho a las muchachas del Movimiento. Con Gloria Cuadras tenía una amistad muy bonita, él le llamaba Tía. Nosotras (las de mayor edad que él) sentíamos por Josué cariño y ternura, casi todas presentíamos que por su arrojo no iba a ver el triunfo."
Con Gloria Cuadras sostuvo su última conversación telefónica, aquel 30 de junio, antes de marchar para la acción. "Tía, yo tengo mucho que contarle, lo único que le pido que se vaya de la casa, que no se quede en la casa... después conversamos. No estoy tranquilo si usted no me dice que se va."

Arrojo



El 7 de diciembre de 1953, el estudiantado santiaguero salió en manifestación a la calle, en homenaje al Titán. La policía batistiana bloqueó la calle Trinidad, por donde bajaban los jóvenes y la emprendió a palos con ellos. Josué cogió una piedra e hizo trizas el farol debajo del cual estaban uniformados. Estos se abalanzaron sobre el adolescente, apenas tenía 15 años, pero un grupo de manifestantes lo defendió. Vilma Espín relataría años después cómo vio a Josué zafarse de los esbirros y escapar velozmente. "Nos despejamos en pequeños grupos hasta reunirnos de nuevo en la placita de Santo Tomás... Acudimos todos a la Casa Natal del General Antonio. Me llevé una sorpresa al ver allí, entre los compañeros, a Josué."
Frank organizó Acción Revolucionaria Oriental (ARO) para luchar contra la tiranía batistiana y lógicamente, entre sus fundadores se halló Josué, a quien, a mediados de 1954, lo sorprendieron pintando un muro con consignas de ¡Abajo Batista! Conducido a una estación policíaca, lo sometieron a un intenso interrogatorio, lo colgaron por los pies (a pesar de que solo tenía apenas 16 años), pero únicamente se inculpó a sí mismo: "Fui yo, más nadie que yo...".
Le levantaron un acta acusatoria y lo enviaron a juicio. Por ser menor de edad, el tribunal lo sancionó a un año de prisión domiciliaria. Según la combatiente Marina Melleuve, no se amilanó, "por el contrario, hacía su vida normalmente, como antes, reuniéndose con compañeros de las Brigadas Estudiantiles... pero no dejábamos de protegerlo, de ahí que hubo noches que llegaba a su casa acompañado, cuando no de Frank, de mí y otros compañeros".

Clandestinaje



Ya como miembro del Movimiento 26 de Julio, después de ser detenido durante el levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba y posteriormente liberado, Josué se sumergió en la clandestinidad. La casa de Ángeles Montes de Oca (la tía Angelita) le sirvió de refugio; las tres hijas de ella, Belkis, Elsa y Gloria Casañas, devinieron sus colaboradoras. "Llegó a ser como un hijo, uno más en aquella casa –relataría años después Angelita–, su comportamiento, en sentido general, se había robado nuestro cariño.
"Una mañana se levanta y enseguida me pide que le busque un lápiz para anotar algo, entonces escribe en un papel lo siguiente: Espectros se ciernen sobre nuestras cabezas, sombras de cabezas de hombres, de hombres más fuertes... Me lo enseña, preguntándome si conocía una oración similar... Al ver que no conocíamos nada que guardara relación con aquello, me dijo riéndose: ‘Voy a tener que seguir soñando, para ver si completo estos versos’.
"Una noche le pidió a Gloria que lo acompañara al teatro Aguilera a ver un filme. Al terminar la tanda, decidió pasar frente a una estación de policía cercana. Cuando mi hija le aconsejó tomar la acera opuesta, le contestó: ‘Mira, Polaquita –nombre que él le había puesto por estar trabajando en la tienda de unos polacos–, vamos a pasar para que nos vean y aprovechar para ver si yo también puedo ver a algunos de esos esbirros’. Y así lo hicieron."
testigos presénciales afirman que Josué estaba aún con vida cuando fue capturado. La tía Angelita, quien vistió su cadáver, relataría años después: "Tenía heridas en ambos hombros. Su brazo presentaba muchos impactos de bala. Pero lo que más me impresionó fue un tiro que le habían dado en la sien. Sin dudas, lo habían rematado".


El sepelio de Josué, Salvador y Floro se convirtió en una multitudinaria manifestación de duelo popular. Los féretros iban cubiertos con banderas del 26 de Julio y los santiagueros coreaban el Himno Nacional. Antes de partir para el cementerio, doña Rosario ordenó: "Dejen el sarcófago abierto, para que Josué pueda ver a su pueblo que lo sigue".

Fuentes

www.bohemia.cu