Juan Bautista Bustos

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Juan Bautista Bustos
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Nacimiento29 de agosto de 1779
Santa María de Punilla, Bandera de Argentina Argentina
Fallecimiento18 de septiembre de 1830
Ciudad de Santa Fe, Bandera de Argentina Argentina
OcupaciónPolítico y Militar
PadresDon Pedro León Bustos y Doña Tomasina de la Puebla y Vélez
Juan Bautista Bustos. Fue un político y militar argentino, que tuvo participación en las invasiones inglesas y en las guerras civiles argentinas. Fue el primer gobernador constitucional de Córdoba.

Síntesis biográfica

Nació en él Valle de Punilla el 29 de agosto de 1779. Fue bautizado un año después en la capilla de San José, la cual se emplaza en las cercanías de Santa María de Punilla. Gracias a las relaciones que su padre, Don Pedro León Bustos, y su madre, Doña Tomasina de la Puebla y Vélez, mantenían con los intelectuales de la región, el pequeño Juan tuvo una infancia y una adolescencia rodeada de conocimiento y cultura, que le permitieron forjar su inteligencia.
Asimismo, a la par que cumplía con sus estudios secundarios en el Colegio Santo Domingo, se dedicó al estudio de la Filosofía, uno de los campos que más lo atraían por su estrecha relación con la política y la sociedad.
Al cumplir los 26 años decidió dejar su provincia natal y radicarse en la prometedora Buenos Aires, donde, al principio, se dedicó a llevar adelante los negocios familiares que consistían en la comercialización de cueros, pero aquello no fue por mucho tiempo.

Desempeño Militar

En 1806, poco después de ingresar al ámbito militar, comenzó a destacarse del resto, gracias a su actuación en la defensa de la ciudad durante la luchas que tuvieron lugar en la Primera Invasión Inglesa, aquello le valió que fuera inmediatamente designado Capitán de la Segunda Compañía de Arribeños. Fue entonces que Bustos participó en la llamada Reconquista de Buenos Aires, sirviendo a la causa no sólo con su cuerpo y alma, sino también con la donación de sus bienes. Poco después sería designado Capitán de Fusileros, por Sobremonte.
En 1807, ante la segunda tentativa británica de invadir Buenos Aires, tuvo una actuación destacada cuando, al frente de una tropa de 30 hombres, logró rendir a un fuerte contingente del famoso Regimiento 88° de infantería británico. Su valor le valió la promoción a Teniente Coronel de Arribeños. Participó activamente en la Revolución de mayo de 1810, siendo uno de sus principales exponentes en el interior.
En abril de 1811 fue designado miembro del Tribunal de Seguridad Pública, pero al caer el sector que respondía a Cornelio Saavedra, fue apartado del mando militar.

Continuó su oficio de comerciante hasta fines de 1812, cuando tras la caída del Primer Triunvirato fue reincorporado al servicio activo y puesto al mando del Batallón de Infantería Nro. 2, alcanzando el grado de Coronel.
En 1815 el Director Supremo Ignacio Álvarez Thomas lo destinó al Ejército del Norte. No llegó a participar en la Batalla de Sipe Sipe, porque el gobernador salteño Martín Miguel de Güemes no lo dejó pasar a unirse al ejército, debido a que suponía que llevaba orden de deponer al caudillo norteño.
Incorporado al Ejército del Norte se convirtió en uno de los oficiales de confianza del general Manuel Belgrano y alcanzó el grado de Coronel Mayor del Ejército Auxiliar del Perú, aunque no llegó a participar en ninguna de las campañas al Alto Perú. Pese a su origen provinciano, al estallar los conflictos internos entre el Directorio y las provincias que aspiraban a mayores grados de autonomía, Bustos permaneció leal al primero. En 1816 combatió contra el caudillo santiagueño Juan Francisco Borges y en 1818 se enfrentó con el Brigadier Estanislao López, Gobernador de Santa Fe, miembro de la Liga Federal y aliado de Artigas, que lo derrotó en Fraile Muerto.

En 1819 el gobierno de Buenos Aires intentó quebrar una vez más la Liga Federal y lanzó una campaña contra López. El 18 y 19 de febrero Bustos combatió contra López en la batalla de La Herradura, sin que la batalla arrojase un ganador decisivo.
El 10 de marzo se produjo un nuevo combate en Las Barrancas, Córdoba, en el que las fuerzas de López se impusieron sobre las de Buenos Aires mandadas por Juan José Viamonte. El 12 de abril se firmó un armisticio en San Lorenzo, cuyos efectos durarían pocos meses, pues en noviembre se reanudaron las hostilidades.
El 9 de enero de 1820, una parte sustancial del Ejército se sublevó en la Posta de Arequito, provincia de Santa Fe. Bustos fue uno de los líderes, junto a su comprovinciano el coronel José María Paz, el coronel tucumano Alejandro Heredia y el teniente coronel Felipe Ibarra.
En una carta posterior, sostendría Bustos que las armas de la Patria, distraídas del todo de su objeto principal, ya no se empleaban sino en derramar sangre de sus conciudadanos, de los mismos cuyo sudor y trabajo les aseguraba la subsistencia. Apenas un mes después, tras la batalla de Cepeda, cayó el último Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, José Rondeau.

Gobernador de Córdoba

Bustos volvió a Córdoba con 2.500 hombres, donde fue proclamado Gobernador por la Asamblea Constituyente de la Provincia, jurando el cargo el día 24 de marzo. La Asamblea que lo eligió estaba integrada por el gobernador provisorio José Javier Díaz y 18 representantes.
Habiendo adherido ya los caudillos federales, procuró estrechar relaciones con el resto del país. Mantuvo fuertes vínculos con San Martín y con Güemes, pero no envió el Ejército del Norte en su ayuda: la mayor parte del mismo quedó estacionado en Córdoba. Bustos se reconcilió con López y participó en una corta guerra civil contra el caudillo entrerriano Francisco Ramírez y contra el chileno José Miguel Carrera, a quien derrotó en Cruz Alta.

Tuvo importante actuación en el Tratado de Benegas del 24 de noviembre de 1820, al enviar diputados cordobeses que representaban a Córdoba y a las provincias de Cuyo y el Noroeste.
El 30 de enero de 1821 se promulgó el Reglamento Provincial, una carta constitucional que consagraba el respeto por los derechos y las libertades individuales. El 26 de septiembre de 1822 creó la Junta Protectora de Escuelas, con el objeto de promover la educación elemental en las áreas rurales. Reacondicionó y equipó a la Universidad, y reglamentó el comercio.
Por su lado, José María Paz se dedicó a combatir a Bustos, para después reunir un contingente para llevar al frente norte, que sólo haría una inútil campaña en 1825. Su base política en Córdoba eran la población rural, algunos sectores ganaderos, el bajo clero y grupos que habían formado parte del artiguismo. Realizó un gobierno progresista, con estabilidad y tolerancia para los opositores.

La reelección

Al finalizar su mandato, el 25 de febrero de 1825, sus partidarios lo propusieron para la reelección, pero el Congreso provincial de Representantes, mediante una maniobra, impuso en el cargo a un político moderado de tendencia unitaria, José Julián Martínez. Esto despertó la ira de los partidarios de Bustos que, con el apoyo de los comandantes de campaña, disolvieron el Congreso y eligieron nuevos representantes que, el 30 de marzo de 1825, lo consagraron nuevamente gobernador.
La postura federal sostenida por Bustos habría de chocar con las pretensiones centralistas del unitario Rivadavia, que desde Buenos Aires procuraba consolidar el poder central. Bustos ordenó destituir a los representantes cordobeses que habían apoyado la política unitaria en el Congreso General de 1824 y se negó a aceptar la Constitución de 1826.

Para evitar el avance centralista de Buenos Aires, Bustos se acercó a Facundo Quiroga. En una carta dirigida a este, lo instará a oponerse a los propósitos de Rivadavia. El descrédito en que se había sumido el gobierno de Rivadavia llevará a Bustos a lanzar, en mayo de 1827, una propuesta para organizar la república sobre bases federales.
Bustos fue uno de los primeros gobernadores en darle a Manuel Dorrego, caudillo federal que gobernaba Buenos Aires tras la renuncia de Rivadavia en 1827, la responsabilidad de encargado de relaciones exteriores, en una especie de endeble poder ejecutivo nacional.

La derrota

Su prestigio y su buena administración lo habían convertido en el líder natural de las provincias; por lo tanto, sería uno de los primeros objetivos de la reacción unitaria posterior al derrocamiento y asesinato de Dorrego. Así, el general José María Paz, el más hábil de los jefes militares unitarios, marchó sobre Córdoba, donde tenía "viejas deudas" que cobrarse. No sólo de su expulsión de la provincia, ocho años antes, sino de la escasa participación del gobernador en la malograda campaña al Alto Perú y en la Guerra del Brasil.
No pudiendo impedir que Paz avanzara sobre la ciudad de Córdoba, Bustos se retiró hacia la estancia San Roque, negoció con Paz una tregua, delegó el mando provincial en este y pretendió firmar un acuerdo para convocar a elecciones, en que los dos generales quedarían impedidos de participar. Mientras tanto, pensaba ganar tiempo para permitir la llegada de Facundo Quiroga, que marchaba desde La Rioja en su ayuda. Paz lo atacó imprevistamente el 22 de abril de 1829 en la llamada batalla de San Roque, infligiéndole una completa derrota.

Bustos escapó hacia La Rioja para solicitar la ayuda de Quiroga; este organizó una fuerza para enfrentar a Paz con tropas de su provincia y milicias cordobesas comandadas por el propio Bustos. Unitarios y federales se enfrentaron en con Quiroga y Bustos en la La Tablada el 22 y 23 de junio de 1829.
El ejército comandado por Paz, numéricamente inferior pero mucho más disciplinado, mejor pertrechado, con abrumadora superioridad de artillería y sobre todo dirigido por un extraordinario táctico-estratega, derrotó a las fuerzas de Quiroga.

Muerte

Bustos combatió con extraordinaria valentía, pero al retirarse fue sorprendido por una patrulla en la costa del Río Primero. Para evitar ser capturado, se arrojó a las aguas con su caballo, causándose traumatismos de tórax. Consiguió refugio entre los gauchos de la zona, y después de un par de días logró llegar a la ciudad de Santa Fe. Allí fue acogido por Estanislao López, que lo recibió cordialmente y le procuró todo tipo de cuidados. Pero su salud estaba afectada gravemente, y murió el 18 de septiembre de 1830 a los 51 años, demostrando una vez más su amor por la patria y eternizándose como un luchador incansable de la independencia y la unión nacional.

Homenajes

  • Un retrato de Juan Bautista Bustos fue difundido por el Almanaque Federal para el Año bisiesto de 1836.
  • El 20 de enero de 2010 se inauguró un importante monumento ecuestre que representa a Bustos en uno de los accesos del Parque Sarmiento de la Ciudad Argentina de Córdoba; inicialmente se planeaba emplazar el monumento en la Isla de los Patos, que se encuentra en medio del cauce del Río Primero.
  • Por otra parte historiadores como Pacho O'Donnell se han quejado de que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no exista siquiera una calle con el nombre de Juan Bautista Bustos, pese a que fue uno de los principales comandantes en la liberación de esa ciudad de las Invasiones Inglesas.

Fuentes

Categoría:Militares de Argentina