Juan II Comneno

Juan II Comneno
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Emperador del Imperio bizantino
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Reinado 1118-1143
Nacimiento 1088
Constantinopla
Fallecimiento 24 de septiembrede1143
Predecesor Alejo I Comneno
Sucesor Manuel I Comneno
Dinastía Comneno
Padre Alejo I Comneno

Juan II Comneno. Emperador de Bizancio, llamado también Carlo-Juan, hijo de Alejo I Comneno. Nació en 1088. Subió al trono en 1118. En Oriente logró imponer su autoridad sobre el Principado de Antioquía.

Introducción

Juan II Comneno, (13 de septiembre de 1087-8 de abril de 1143) Emperador de Bizancio (1118-1143), hijo de Alejo I Comneno. En Oriente logró imponer su autoridad sobre el Principado de Antioquía, y sobre los estratégicos condados de Edesa y Trípoli. Hombre enérgico, aunque flexible, fue considerado por sus contemporáneos como el mejor de la dinastía Comneno. Planeaba el avance hacia Palestina cuando fue herido mortalmente en un accidente de caza.

Síntesis Biográfica

Emperador de Bizancio, llamado también Carlo-Juan, hijo de Alejo I Comneno. Nació en 1088. Subió al trono en 1118; sofocó una conspiración a cuya cabeza se hallaba su hermana Ana y su cuñado Niceforo Bryenne; abolió la pena de muerte, mereciendo el nombre de Marco Aurelio Bizantino. Sostuvo largas guerras con los turcos; venció a los serbios que se habían rebelado y a los húngaros que habían invadido sus Estados; conquistó parte de Armenia; obligó a Raimundo, príncipe de Antioquía, a prestarle sumisión, y uniendo los ejércitos de ambos hizo una campaña contra los turcos de Siria; se preparaba a arrojarlos enteramente del país y a efectuar la conquista de Jerusalén, cuando murió en 1143 a consecuencia de haberse herido con una flecha envenenada en una cacería.

El Emperador soldado

Juan II Comneno se propuso como objetivo reconquistar el territorio bizantino que había caído en manos de árabes, turcos y cruzados. Revocó los privilegios comerciales de los venecianos en el imperio, pero se vio obligado a restablecerlos cuando estos enviaron una flota en represalia. Se alió con el emperador germano en contra de Roger II de Sicilia en (1130) y reconquistó esta en (1137).

Juan II, fue el prototipo del emperador soldado. Pasó la mayor parte de su reinado en el ejército y en los combates. No aportó nada nuevo a la política exterior, continuando la obra empezada por su padre, quien había sentado ya la solución de todas las cuestiones que en Europa o Asia afectaban más al Imperio. Juan se propuso seguir las vías políticas señaladas por su antecesor. Puesto que éste había contenido a los enemigos que atacaban Bizancio, su hijo se proponía “quitar a sus vecinos las provincias que habían arrancado a los Griegos, y había de soñar en devolver al Imperio bizantino su antiguo esplendor ”.

La política con Occidente

Tuvo una visión clara de la situación, se interesó poco por los asuntos europeos. Guerreó pocas veces en Europa, pero en luchas de tipo defensivo. Sólo al fin de su reinado los sucesos europeos —progresos alarmantes de los normandos, unión de Sicilia e Italia del sur y fundación del reino de Sicilia adquirieron gran importancia para Bizancio. Pero el interés esencial de la política de Juan se concentró en Oriente, y sobre todo en Asia Menor. Respecto a las relaciones con Occidente, no es superfluo notar el aumento del número de Estados occidentales con los que Bizancio debía mantener relaciones.

El peligro normando había obligado a Alejo a reaproximarse a Venecia, la cual, a cambio del apoyo de su flota, obtuvo excepcionales privilegios mercantiles. Los venecianos acudían en tropel al Imperio, y especialmente a Constantinopla; donde hicieron gran capital y donde se comportaron con arrogancia e impertinencia que provocaron hondo descontento en todos, tanto pueblo bajo como altos funcionarios y nobles. Mientras Alejo vivió, las relaciones entre bizantinos y venecianos no fueron tensas en exceso. Pero al morir Alejo, cambiaron las circunstancias. Juan, juzgando conjurado el peligro normando, decidió romper el tratado mercantil concluido con Venecia en vida de su padre. Los venecianos, irritados, enviaron su flota al ataque de las islas bizantinas del Adriático y el Egeo. Juan, considerando imposible oponer adecuada resistencia a las naves venecianas, entabló nuevas negociaciones con la República, y al cabo el tratado de 1082 fue mantenido íntegramente. Pisa y Génova gozaron también bajo Juan de privilegios mercantiles, si bien no cabría compararlos con los de Venecia.

En el reinado de Juan hubo una aproximación más estrecha entre Hungría y Serbia. La primera tendía la mano a la segunda, con miras a facilitarle la independencia. Una princesa serbia se casó con un príncipe magiar. De este modo se formaba, al finalizar el reinado de Juan, un nuevo bloque que amenazaba a Bizancio por el Noroeste. Las operaciones militares emprendidas por Juan contra búlgaros y serbios, aunque fueron muy afortunadas, no tuvieron resultados decisivos.

En los diez últimos años del reinado de Juan hubo un cambio completo de la situación en Italia del sur, la cual, tras un período de enfrentamientos, conoció otro de poder y gloria. Roger II reunió en sus manos el sur de Italia y la isla de Sicilia y el día de Navidad del año 1130 fue solemnemente coronado rey en Palermo. Aquella reunión de territorios convertía a Roger en uno de los más poderosos soberanos de Europa. Era un golpe terrible para Bizancio. El emperador reivindicaba aún teóricamente la propiedad de Italia del sur, considerando la ocupación normanda como provisional. El restaurar la dominación bizantina en Italia había sido el sueño favorito de los emperadores del siglo XII. Que Roger asumiera el título regio se tuvo por una ofensa a la dignidad imperial. Reconocer aquél título era abandonar todo derecho sobre las provincias italianas. La súbita elevación de Roger pareció inconveniente también al emperador alemán, quien, como jefe del Imperio romano, tenía importantes intereses en Italia. Ante el peligro común, Juan II y el emperador germánico Lotario, y tras éste Conrado III de Suabia (Hohenstaufen), llegaron a un acuerdo que, más adelante, se convirtió en verdadera alianza entre ambos imperios. El fin principal de aquél pacto era destruir la potencia normanda en Italia. La alianza rindió sus principales frutos bajo Manuel I.

Los aspectos más importantes de la política occidental de Juan fueron, de una parte, su actitud ante la fundación del reino de Sicilia, y de otra, su alianza con el imperio de Occidente.

Política con Oriente

En Asia Menor, practicó Juan casi todos los años expediciones generalmente felices y así, en la cuarta década del siglo XII, logró devolver al Imperio territorios perdidos hacía mucho tiempo. Emprendió una nueva campaña en las regiones más alejadas del Sudeste, para operar contra la Cilicia Armenia y el principado de Antioquía.

La Armenia Menor (Cilicia Armenia) tras crecer a expensas de Bizancio, entró en tratos de amistad con los principados latinos, situándose así en una posición hostil al Imperio. Juan Comneno se puso entonces en campaña, resuelto a castigar a la rebelde Armenia Menor, y de paso a ocupar el principado de Antioquía.

La campaña de Juan tuvo completo éxito. Cilicia fue conquistada y el príncipe armenio y sus hijos enviados a Constantinopla. El territorio bizantino, acrecentado con la Armenia Menor, rozaba las fronteras del principado de Antioquía. También en su lucha contra éste obtuvo Juan un triunfo absoluto. Antioquía, cercada, hubo de implorar la paz, en la que Juan consintió a condición de que el príncipe antioquense reconociera la soberanía del Imperio. El príncipe recibió de manos del emperador la investidura de las tierras que el último le otorgaba y, como prueba de la sumisión de Antioquía, se desplegó el estandarte imperial en lo alto de la ciudadela. Al año siguiente el emperador volvió a Antioquía y, en su calidad de soberano, efectuó una entrada triunfal en la población, rodeado de sus hijos, cortesanos, dignatarios y numerosos soldados. Un séquito espléndido desfiló por las calles. Al lado del emperador cabalgaba, como escudero, el príncipe de Antioquía. Juan fue acogido a las puertas de la población por el patriarca, con todo el clero, y, acompañado por una enorme multitud, entre cantos, salmos e himnos, se dirigió primero a la iglesia y después a palacio.

Muerte

Juan soñó con restaurar la dominación bizantina en el valle del Éufrates y quiso intervenir en los asuntos del reino de Jerusalén. Pero estos planes no pudieron realizarse. Durante una expedición contra los turcos, en 1143, Juan, cazando en los montes de Cilicia, se hirió la mano con una flecha emponzoñada y murió de aquella herida, lejos de su capital.

Sucesión

En su lecho de muerte designó para sucederle a Manuel, su hijo menor. Juan había consagrado toda su vida a guerrear contra los enemigos de Bizancio y legaba a su hijo un Imperio más fuerte y mayor que el heredado por él de su padre.

Fuentes