Juan Manuel Ameijeiras Delgado

Juan Manuel Ameijeiras
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Mártir revolucionario cubano
NombreJuan Manuel Ameijeiras Delgado
Nacimiento23 de octubre de 1932
Las Tunas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento27 de julio de 1953
Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteAsesinado después de participar en el ataque al Cuartel Moncada.
NacionalidadCubana
Otros nombresMel
CiudadaníaCubana
Conocido porMel
Juan Manuel Ameijeiras Delgado. Participó activamente desde muy joven en todas las actividades revolucionarias de la época. Murió asesinado tras participar en el ataque al Cuartel Moncada.

Síntesis biográfica

Nació el 23 de octubre de 1932 en Puerto Padre, Oriente. El décimo de los hermanos. Llevó el nombre del padre y del primero de sus hermanos, fallecido en la infancia. Nombrado Juan Manuel, para todos en casa sería Mel. Poseriormente se mudaron a Santa Clara, sobreviviendo con lo que los varones conseguían limpiando zapatos o vendiendo periódicos.

En su formación influyó el medio en que se desenvolvía su vida y el escepticismo de su madre ante los gobiernos de turno. María de la Angustias le enseñó las primeras letras y le inculcó el espíritu de rebeldía ante las injusticias sociales.

Vida en la capital del país

La familia decidió marchar a la capital tras los pasos de Gustavo, que laboraba ya como mecánico y chofer de taxis. Alquilaron una accesoria en la Calle Virtudes No. 510, al lado de un solar, pequeña para la nutrida prole, por lo que se le construyó una barbacoa dormitorio a los varones. Se insertaron como choferes en la Manzana de Gómez.

Mel sería el último en incorporarse a este oficio. Aprendió ajedrez y se aficionó de tal modo al juego ciencia que siempre lo traía consigo para sumergirse en ese mundo de alfiles, torres, caballos, damas, reyes y peones, de estrategias y de combates imaginarios. En el auto que lo llevó al Moncada, también se ocupó su juego preferido.

Su inquietud revolucionaria creció en el ámbito familiar por el influjo de sus hermanos mayores. La fundación del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), por Eduardo R. Chibás marcó el punto inicial de su filiación al lado de los pobres de esta tierra.

Participó en esa organización donde convergían muchos de los futuros asaltantes al Moncada. El 10 de marzo de 1952, cuando los dirigentes de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU); encabezados por Álvaro Barba Machado, se reunían en Palacio con el presidente Carlos Prío Socarrás para ofrecerle apoyo, tras el inconstitucional golpe de estado, a la Universidad de La Habana acudían muchos de los futuros jóvenes de la Generación del Centenario en reclamo de armas. Allí también se encontraba Mel y su hermano Efigenio.

Dos hechos que marcan su vida

Dos hechos influirían en su ulterior actitud: el cuartelazo del 10 de marzo de 1952 y su encuentro con Fidel Castro. La coincidencia de ideales entre ambos y la certeza de que el verdadero camino era la lucha armada.

Participación y preparación en la lucha clandestina

En el verano de 1952 comenza el adiestramiento militar. Al salón de los Mártires de la Universidad de La Habana acudió Juan Manuel junto a Efigenio a realizar prácticas de tiro con las armas allí existentes: escopetas Winchester, un fusil Springfield, un Mendoza, un M 1 y varias pistolas.

Los ejercicios incluían además lanzamientos de granadas, desplazamientos a rastras y arme y desarme de los diversos fusiles. Todo en seco, ya que no podían realizarse disparos reales. Esta imposibilidad llevó a los jóvenes a realizar mayor adiestramiento en fincas cercanas, para así contrarrestar la superioridad numérica y armamento del enemigo.

Mel también estaba ligado a la adquisición de los uniformes del ejército con los cuales se vestirían el día de la acción. En esta parte del plan y orientados por Fidel y Abel, su célula, integrada por los hermanos Rivero Vasallo, Mateu Orihuela, Roberto Mederos y Gerardito Álvarez, desplegó notoria actividad. A Mel correspondió el traslado de las maletas con los uniformes.

El 25 de julio partió del Parque de La Fraternidad en el Chevrolet chapa 280-053, en un largo viaje a las tierras orientales, acompañado por Gerardo Álvarez, Pablo Cartas, Roberto Mederos, Félix Rivero y Osvaldo Socarrás Martínez .

El trayecto y la hora de llegada al cuartel general de los combatientes –a la granjita Siboney- no pueden precisarse pues todos quedaron sin vida, por corresponder al grupo que atacó al hospital civil, punto estratégico asignado en la toma del Moncada. El primero en arribar a la granjita Siboney, alrededor de las ocho de la noche, fue el auto de Ernesto Tizol, después de las doce llegó Fidel Castro. Ya era el 26 de julio.

Faltaban solo los hombres de Gildo Fleitas y Mario Muñoz, para ser 122 combatientes entre ellos dos mujeres: Haydee Santamaría y Melba Hernández, que se encontraban en la granjita Siboney, cuando Abel informa a Fidel aspectos relacionados con la llegada de los hombres, las armas, el parque y los uniformes. Mel había cumplido la primera parte de la acción, conducir a los integrantes de su célula sin percance alguno hasta su cuartel general. Llevaba el dinero para la travesía y conocía el lugar de destino en la capital oriental.

En el amanecer del domingo 26 de julio de 1953, Fidel dice a sus compañeros “vamos a atacar el Cuartel Moncada. Sería un ataque por sorpresa. No debía durar más de diez minutos y a continuación dio a conocer el plan de ataque. La fuerza quedó finalmente integrada por 110 combatientes y 14 autos. Tres al hospital “Saturnino Lora”. El primero lo conducía Abel Santamaría, el segundo Juan Manuel, seguido por el de Mario Muñoz. Cerca de las cinco y quince antes meridiano, no se había roto el silencio en aquella madrugada y los autos cruzaron a dos cuadras de la posta número tres por Garzón y siguieron a la calle Nueva atravesando la Carretera Central.

El hospital, por su parte trasera, colinda con la posta número cuatro del cuartel. En ello reside su importancia estratégica a los efectos de la acción. Abel bajó de su carro seguido por Mel y el resto de los combatientes dirigiéndose al soldado que custodiaba la entrada a quien desarma en rápida operación. Situó en el vestíbulo a los hermanos José Wilfredo y Horacio Matheu, también a Gerardo Álvarez. El resto en las ventanas del primer piso, que daban al patio trasero y al club. En este lugar Mel entró en combate. Momentos después estalló el tiroteo y sonó la alarma del campamento, distante unos ciento cincuenta metros. Desde las ventanas traseras del hospital se disparaba sobre la posta cuatro del Club de oficiales.

Por tres horas se enfrentaron al enemigo y sobre ellos se concentró el ataque del ejército en la última etapa de la acción, hasta que agotado el parque decidieron vestirse con las ropas de los enfermos. A las ocho y media de la mañana, los jóvenes detenidos en el hospital son llevados al cuartel Moncada y entregados a un teniente y varios soldados quienes los golpean, atropellan y mancillan. Los últimos en salir son Abel Santamaría Cuadrado, Boris Luis Santa Coloma y Juan Manuel Ameijeiras Delgado (Mel). Los condujeron hacia la caballeriza del cuartel en Martí y Carretera Central donde fueron asesinados.

“Mel era el más joven de todos nosotros, el más romántico y apasionado. Tenía seis pies de estatura, el pelo castaño, casi rubio, ensortijado y los ojos claros como sus ideas”. Así lo vio su hermano Efigenio en los días previos al ataque al Cuartel Moncada. Toda su conversación giraba en torno a la política nacional y hasta en el baño cuando entonaba las notas del Himno Invasor se notaba su espíritu.

Desaparecido después del ataque al cuartel Moncada

Una semana después del 26 de julio de 1953 Efigenio vio la foto de Mel en un reportaje de la revista Bohemia sobre los sucesos ocurridos en Santiago de Cuba. Nadie en la casa quería creer aquella triste realidad. Gustavo consiguió prestado un auto y se fue a Oriente tratando de encontrarlo pero fue capturado, remitido a la cárcel de Boniato y procesado en la misma causa seguida a los moncadistas donde salió absuelto.

En un informe expedido por el archivo general dactiloscópico del Gabinete Nacional de Identificación de la Policía , tres días después del asalto al Moncada, dirigido al jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), quedó identificado el cadáver de Juan Manuel Ameijeiras por corresponder sus huellas digitales con las de un joven asaltante designado con el número 25.

Ello fue posible por encontrarse registradas sus huellas en ocasión de solicitar este su inscripción de nacimiento fuera de tiempo en el Juzgado del Vedado en enero de 1948, donde aparecían datos que concordaban en gran medida con sus características personales, cabellos castaños, ojos verdes, 115 libras de peso y una cicatriz en la yema del dedo anular izquierdo. También contaba con las huellas que se le tomaron al ser fichado por el Buró de Investigaciones en noviembre de 1947. En esta ocasión declaró haber nacido en el municipio de Puerto Padre y residir en Virtudes 510 entre Perseverancia y Lealtad.

Muerte

En el libro “La generación del centenario en el juicio del Moncada” , aparece un capítulo titulado “Pruebas de horror” donde se reproducen textualmente los certificados de defunción de treinta y cuatro civiles muertos en el ataque a la fortaleza militar santiaguera, expedidos el 27 de julio de 1953 en el Cementerio de Santa Ifigenia por un equipo de médicos forenses.

De acuerdo con el documento del SIM, el cadáver señalado con el número 25 correspondía al de Juan Manuel y por consiguiente el Certificado de Defunción designado con ese dígito debía coincidir con el mismo.

Fuentes