Juan V de Portugal

Juan V de Portugal
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Rey de Portugal
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Reinado 1 de enero de 1707 - 31 de julio de 1750
Nacimiento 22 de octubre de 1689
Lisboa, Bandera de la República Portuguesa Portugal
Fallecimiento 31 de julio de 1750
Lisboa, Bandera de la República Portuguesa Portugal
Predecesor Pedro II de Portugal
Sucesor José I de Portugal
Consorte María Ana de Austria
Residencia Casa de Braganza
Casa Real Casa de Braganza
Padre Pedro II de Portugal
Madre María Sofía de Palatinado-Neoburgo



Juan V de Portugal. Rey de Portugal (1706-1750). Hijo de Pedro II y de María de Neoburgo, fue coronado como Juan V, rey de Portugal, en 1706. Por su matrimonio con Mariana de Austria se alió con los Habsburgo contra el pretendiente borbónico en la guerra de Sucesión de la vecina España. Las campañas de esta guerra no le fueron favorables y le costaron las derrotas de Almansa (1707) y de Caia (1709). Protector de las artes y las letras, fundó una Academia Real de Historia (1720), dentro del creciente clima ilustrado que se propagaba por Europa.

Síntesis biográfica

Nació el 22 de octubre de 1689 en Lisboa, Portugal.

Príncipe y Rey

Objeto de una cuidada educación por parte de los Padres Jesuitas y de su propia madre, se dice que era un príncipe de vasta cultura, que hablaba varias lenguas, conocedor de autores clásicos y modernos, muy versado en la literatura y curioso de ciencias, y amante de la música. A su madre debía sobretodo su formación religiosa, que se tradujo en una marcada devoción, y literaria.

Según los diplomáticos franceses enviados a la corte lusa, a sus 19 años y siendo ya rey de Portugal desde hacía un año, Juan V parecía tener cierta admiración por Francia y afición a todo lo francés, chocando frontalmente con su confesor el Padre Luis Gonçalves, jesuita y perteneciente al Partido Austríaco. De natural dócil y extremadamente devoto, le describían como un joven bien formado de cuerpo, de fisionomía poco animada, tímido e influenciable por las primeras impresiones.

Boda Austro-Lusa

Archiduquesa Maria Ana Josefa Antonia de Austria esposa de Juan V de Portugal.

El 9 de julio de 1708, se casó por poderes en Viena con la archiduquesa Maria-Ana Josefa Antonia de Austria (1683-1754), tercera hija del Emperador Leopoldo I y de su tercera esposa la Princesa Eleonora Magdalena Teresa de Baviera-Neuburg, Condesa Palatina de Neoburgo, hermana por tanto de los emperadores José I y Carlos VI.

La nueva reina consorte de Portugal llegaría a su nueva patria por vía marítima, en una armada compuesta de 14 naves dirigidas por el 3er Conde de Vilar Maior, embajador extraordinario del rey en Viena. La unión entre JuanV y Maria-Ana Josefa servía, obviamente, a reafirmar la alianza austro-lusa.

Recibida con gran boato y grandes festejos, dijeron los testigos contemporáneos que:

"Maria Ana de Austria llegó a Lisboa con sus jesuitas, sus perros, su fealdad y sus clavicordios holandeses"...


Ciertamente, la llegada de la nueva reina transfiguró repentinamente el ambiente cortesano, apagado, austero, silencioso, aburrido cual un monasterio. La corte pronto se dividió en dos bandos: la alegre, jovial y frívola generación de mano del Conde de Ericeira se alzaba ante la vieja, enmohecida, enrarecida, formalista y devota del Conde de Vimioso.

Dos años pasaron sin que la Reina quedase embarazada, por lo que Juan V hizo votos a San Antonio, pidiendo descendencia y prometiendo al santo y a su esposa que, a cambio, mandaría construir el mayor palacio-monasterio y basílica jamás concebidos en su reino.

El Reinado: guerra, paz, reformas y alianzas.

Juan V subió al trono en un momento difícil para Portugal. Desde el punto de vista interno el tesoro se encontraba exhausto después de sufragar las campañas de la Restauración; los retrasos en el pago a los funcionarios y al ejército provocaron movimientos contra el gobierno. En el exterior continuaba la Guerra de Sucesión Española, en la que Pedro II había tomado parte de forma activa.

Papa Benedicto XIV, Sumo Pontífice, fue él quien concedió al rey el título de: Rey Fidelísimo.

El rey se rodeó de un equipo de colaboradores entre los que destacaron el jesuíta Luis Gonçalves, el conde de Viana y el marqués de Alegrete. Con ellos adquirió experiencia para desarrollar sus directrices de gobierno: política de neutralidad ante los asuntos de Europa; acción católica; fomento de la explotación ultramarina; búsqueda de prestigio de la nación y de la realeza.

La Guerra de Sucesión Española terminó con el final de las pretensiones del archiduque Carlos de Austria y con la consolidación del reinado de Felipe V en España. Portugal no consiguió compensación alguna en las estipulaciones del Tratado de Utrecht (1712), lo cual supuso una desilusión para Juan V, que, en adelante quiso mantener una política de neutralidad ante las naciones europeas. Esto no quiere decir que Portugal no participase en guerras durante el reinado de Juan V, pero éstas sólo se produjeron cuando la dignidad portuguesa se vio atacada.

Durante la Guerra de Sucesión, el ejército portugués, de alrededor de veinte mil efectivos, se transformó de la vieja organización proto-española de los tercios en el más moderno sistema francés de regimientos, aunque fue una guerra muy costosa de la que Portugal no obtuvo ningún beneficio. En 1716 el papa Clemente XI pidió ayuda a los países cristianos contra la amenaza que suponía la conquista de Chipre por los turcos.

Sólo el dux de Venecia y Juan V acudieron al llamamiento pontificio; el monarca luso envió una escuadra bajo el mando del conde de San Vicente, que, junto con la escuadra veneciana, venció a los turcos en la batalla de Matapán, que dio lugar a la paz del 21 de junio de 1718. El otro compromiso militar del reinado de Juan V fue la lucha colonial con los españoles por la posesión de Uruguay (1735-1737).

Aunque las relaciones con la Santa Sede fueron en general buenas, surgieron problemas a raíz de la designación del nuncio apostólico en Lisboa, cardenal Bichi (1710-1715), que el rey no reconoció. Esta cuestión de etiqueta sólo se resolvió con el nombramiento de Bichi como cardenal en 1732, pero a partir de esta fecha Juan V recibió muestras de amistad de Clemente XII, que entregó privilegios a los concejos de la sede de Lisboa, dio potestad al obispo lisboeta para sacralizar a los reyes de Portugal y, por último, en diciembre de 1748, Juan V y sus sucesores recibieron de Roma el título de Fidelísimo, lo que le igualaba al rey de Francia, calificado como Cristianísimo y al de España, que recibía el título de Católico.

Economía

El eje central de la economía portuguesa fue el oro brasileño descubierto a finales de la década de 1790, que convirtió al imperio portugués en uno de los principales productores de oro del mundo. Esta riqueza hizo que el rey olvidase los problemas estructurales de la economía interna de Portugal: agricultura improductiva, transporte deficiente o escasa industria.

Juan V resolvió estos problemas de forma temporal mediante la importación de tejidos y cereales, lo que unido a las onerosas cláusulas del tratado de Methuen (1703) hizo que la economía y la industria portuguesas tuviesen una dependencia cada vez mayor de Inglaterra. Un descenso en la producción aurífera de Brasil quedó compensado con las exportaciones de diamantes a partir de 1728. Entre 1720 y 1740 el rey apoyó las manufacturas domésticas, lo que se tradujo en un aumento en la producción de papel, armas y textiles. A pesar de todas estas riquezas, los gastos fueron muchos y el erario público estaba casi totalmente empeñado cuando el rey murió.

Juan V, patrón de las artes

Juan V fue uno de los príncipes mejor educados de su época, inclinado al lujo y a la pompa, pero también caritativo y generoso. Su reinado fue famoso por la tendencia del monarca por copiar las costumbres de la corte francesa de Luis XIV. Gracias al oro de Brasil tanto la realeza como la nobleza de Portugal desarrollaron la más alta pompa. La pasión del rey por el lujo le llevó a dotar al culto católico de una gran imponencia.

Culturalmente, el reinado de JuanV tiene aspectos de interés. El barroco se manifestó en su arquitectura civil y religiosa, en el mobiliario, en las esculturas, en los azulejos y en otros muchos aspectos artísticos con gran riqueza.

En el campo filosófico se puede citar a Luis Antonio Verney y en el campo literario a Antonio José da Silva.

Durante su reinado, Juan V fundó la Real Academia Portuguesa de Historia, e introdujo, como buen amante de la música, la ópera italiana.

El nombre del monarca se encuentra ligado a la creación del Acueducto de las Aguas Libres, para regular y asegurar el abastecimiento de agua a la capital. Iniciado en 1731, no sería completamente acabado bajo el reinado siguiente.

Los últimos años

JuanV siempre fue un monarca de salud precaria y delicada. Sus primeros problemas surgieron en 1709. En 1711, estuvo aquejado de flatos. En 1716, tuvo que retirarse a su palacio de Villaviciosa por una crisis de melancolía (depresión).

Lo peor se produciría el 10 de mayo de 1742; sufrió una embolia que le privó inicialmente de los sentidos y le paralizó la mitad izquierda del cuerpo, dejándole la boca torcida. Sin embargo, mejoró con el paso de las semanas posteriores al ataque, yendo a tomar baños en el balneario de Caldas y luego al santuario de Nazaré. Volvió a los Asuntos de Estado, pero como un hombre físicamente disminuido.

Muerte

Don Juan V fallecería el 31 de julio de 1750, tras un reinado largo de 44 años. Sus restos recibirían sepultura en el Panteón de los Braganza, al lado de su esposa, en el Monasterio de San Vicente de Fora, en Lisboa.

Alexandre de Gusmao

Surgió entonces la figura clave de Alexandre de Gusmao, brasileño de nacimiento, que presidió el Consejo de Ministros de Su Fidelísima Majestad en los últimos años del reinado. Gusmao fue, sobretodo, responsable de un gran tratado internacional: el Tratado de Madrid, firmado el 13 de enero de 1750.

A través de aquel tratado clave, Portugal obtuvo el reconocimiento europeo de las fronteras de Brasil, mal definidas en aquel tratado del siglo XV realizado en Tordesillas y que tantos quebraderos de cabeza habían originado. Restableció así el principio de equilibrio geográfico, otorgando a Portugal el río del Amazonas y a España el río de Plata.

Descendencia legítima e ilegítima

Maria Ana Victoria de Borbón, infanta de España (1718-1781). Princesa de Beira y de Brasil al convertirse en la esposa del futuro rey José I de Portugal

De su esposa la reina Maria-Ana Josefa de Austria (1683-1754), Juan V tuvo los siguientes hijos:

  • Maria-Ana Victoria de Borbón, Infanta dePortugal, Princesa de Beira y de Brasil (1711-1758), Princesa de Asturias y luego Reina de España.
  • Pedro, Infante de Portugal, Príncipe de Brasil y de Beira (1712-1714).
  • José I, Infante de Portugal, Príncipe de Brasil y de Beira (1714-1777), Rey de Portugal y de los Algarves.
  • Carlos, Infante de Portugal, Señor del Infantado (1716-1736).
  • Pedro, Infante de Portugal (1717-1786), Señor del Infantado, Duque de Beja, Gran Prior de Crato; luego rey consorte de Portugal –Pedro II.
  • Alexandre, Infante de Portugal (1723-1728).

JuanV fue también padre de tres hijos naturales conocidos como los "Meninos de Palhava" y una hija: De una dama francesa desconocida:

De Madalena Máxima da Silva Miranda Henriques:

  • Don Gaspar de Braganza (1716-1789), arzobispo primado de Braga.

De la Madre Paula de Odivelas (Paula Teresa da Silva), monja:

De Luisa Clara de Portugal:

Bibliografía

  • BIRMINGHAM, D. Historia de Portugal. Cambrigde, 1995.
  • MEDINA, J (dir.) História de Portugal: dos tempos pré-históricos aos nossos dias. Madrid, 1996.
  • PAINE, S. Breve Historia de Portugal. Madrid, 1987.
  • VIANA, H. Capítulos de Historia luso-brasileña. Lisboa, 1968.

Fuentes