Julio Castillo Álvarez

Plantilla:Personaje históricoJulio Castillo Álvarez. Era un muchacho alto, serio de poco hablar y poco reír. Un joven valiente, le gustaba marchar delante en los peines, era muy rápido para todo, con solo 14 años de edad ya pertenecía a las Milicias Nacionales Revolucionarias.

Sus padres

Sixto Castillo Acosta y Julia Álvarez Quincose, carretero él, ama de casa ella. Doce hijos tuvieron aquel matrimonio, de los cuales Julio fue el séptimo en llegar. El padre, hecho al duro trabajo y venciendo grandes dificultades y en tiempos muy difíciles adquirió Vacas de ordeño y algunas yunta de bueyes para el tiro de Caña de Azúcar debido a las apremiantes necesidades de una familia numerosa sus hijos desde temprana edad tuvieron que integrarse a las labores de cultivo y cosecha de caña.

Infancia

Julio con 7 años de edad matricula en la escuela primaria del Asiento en Chambas en 1952, era un niño espigado y alegre, mantuvo afables relaciones con sus compañeros de grado y aula. Asistía puntualmente, a la vez que enfrentaba con aplicación las actividades y tareas docentes. Antonio Molina su maestro muchas veces reconoció el interés y las posibilidades del niño. Por la situación en que vivía cursó hasta el 6to grado.

Adolescencia

Desde los 13 años tuvo que vincularse a las actividades agrícolas en el feudo cañero azucarero de la Compañía Falla – Gutiérrez. Para ayudar a su familia. Era un niño muy despierto amante de la poesía en apasionada lectura de los escasos libros del género que llegaba a sus manos. Sentía predilección por los Textos martianos, raros en su medio, pero leía lo que podía por tanto no resulta exagerado en afirmar sin dejar de tener en cuenta por obvia razones que no estuvo a su alcance la Literatura martiana, ni el en condiciones de captar e interiorizar lo que pudo haber leído, que también la belleza, el amor y la justicia contenidos en el mensaje del maestro, contribuyeran a formar en el un sentido en la vida, con 13 años apenas se vio envuelto en la indescriptible alegría del 1 de enero de 1959.

Actividad Revolucionaria

Con 14 años integro la M.N.R. participó en la Campaña de Alfabetización como Arfabetizador Popular. En Agosto de aquel mismo año se incorporó en Punta Alegre al Batallón de Milicias 419 perteneciendo así a las Milicias Nacionales Revolucionarias. Y las asumió con la responsabilidad de un Joven comprometido con su tiempo, no faltaba a los ejercicios de entrenamiento que orientaba y dirigía Eduardo Guevara, soldado rebelde del cuartel de Chambas que tuvo a su cargo la preparación de las milicias en el Asiento, participaba en caminatas, marchas, manejo de armas y tiro, cumplía tareas de vigilancias en áreas cañeras, grúas, puentes, tiendas y otros objetivos. Era un miliciano convencido de su papel en la defensa de la Revolución.

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En febrero de 1962, fue seleccionado para cursar una escuela de Responsables Militares de Granjas y Cooperativas en el Paso de Lesca en la Sierra de Cubitas. Ese mismo año mientras cursaba la escuela, combatió contra bandas de contrarrevolucionarios en Macareño.

Se desempeño como Responsable de milicias en la granja Dos Ríos en Chambas. En Julio de 1962 se constituyeron los Batallones de lucha Contra bandidos L.S.B y a ellos se integró Julio. Durante la crisis de octubre permaneció movilizado en el polvorín de Punta Alegre. A finales de ese mismo año fue ubicado en Ceballos como jefe de aquella zona. Para esa fecha ya militaba en el P.N.R.S.C.

Con apenas 17 años ya era miembro del Partido Comunista de CubaPCC, ningún argumento podía explicar con más claridad la madurez de las convicciones y los sentimientos de lealtad y entrega a la Revolución. Respectivamente fue trasladado a Tamarindo y en breve tiempo movilizado hacia Trinidad, donde había fuertes enfrentamientos con bandas enemigas.
En febrero de 1963, fue movilizado hacia el Escambray.

Su Muerte

Según Roberto Rodríguez García, combatiente de aquella gesta, mutilado, uno de las 5 avileños que declaró en la demanda del pueblo cubano al gobierno de EEUU… él y Julio pertenecían a la compañía # 2 de Camaguey, soldado 488 y 487 respectivamente. Roberto conserva de Julio recuerdos de afecto y admiración, sito… Era un muchacho alto, serio de poco hablar y poco reír. Era un joven valiente, le gustab``a marchar delante en los peines, era muy rápido para todo… el día 25 de marzo de 1964… habíamos combatido afirma Roberto – con la banda de Alberto Esquijarroza, la que abandonó el campo, pero se mantenía en el cerco por lo que continuo el peine… con el avance de la tarde la claridad había disminuido y marchaban juntos los dos combatientes a través de un área de manigua donde abundaban los Tibisí, plantas de tallo herbáceo y hueco que alcanza algún tamaño y el Tocino tipo de Zarza de espinas pequeñas y numerosas.

El tocino que hiere las manos el cuello y la cara y rasga las camisas dificultando la marcha, Julio se nota incomodo y con frecuencia se adelanta de su compañero, en tales circunstancia siente un ruido y a unos diez metros aproximadamente divisan un lote de reces que corría en sentido contrarío, hacia ellos y por el área que iban peinando mezclados con el ganado venían los bandidos, que al verlos les dispararon ya muy próximos y sin darle tiempo a nada, a Julio le penetro un proyectil por la frente que le produjo la muerte instantánea era entre las cinco y las cinco y treinta de aquella fatídica tarde. Sin poder calcular el tiempo ya casi oscurecía cuando fue recogido por el sanitario Emigalio Rodríguez Noa – hoy Coronel Jubilado y otros compañeros.

En una carta Julio le había avisado a la madre su pronta vuelta al hogar con pase. Ella lo esperaba. Era la una o dos de la madrugada del día 26 de marzo de 1964. Ya Julia estaba levantada y con la cocina encendida. Sixto esperaba el café para salir a enyugar y ponerse al Tiro de caña.
Al batey habían llegado compañeros del Escambray en varios vehículos,

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con ellos Horacio castillo Álvarez, hermano de Julio que también estaba en la limpia. Cuando Horacio llegó. A esa hora, fue una gran sorpresa. Luego del saludo cariñoso y efusivo de los padres la vieja le preguntó por Julio y el le contesto que también venía. Al oírlo las hermanas, se levantaron, lo rodearon y expresaron una gran alegría. Esperaban anhelantes la llegada de Julio, entonces Horacio, sin poder contenerse se abrazó al viejo llorando y le dijo que Julio venia, pero muerto. Al júbilo de los momentos anteriores sucedieron escenas de dolor indescriptibles que no se han borrado de la memoria familiar. Los viejos murieron con su pena siempre grande.

Julio, fue velado en El Asiento con todos los honores de un soldado muerto en campaña, como tenía que ser. Sus compañeros de armas encabezaban el cortejo y tras ellos la masa numerosa que siguió sus restos hasta la necrópolis de Chambas, donde yacen.

Manifestaciones de duelo que expresa al reconocimiento perdurable del pueblo, aquella vida tronchada no pertenecía aun hogar a una familia, fue mucho más allá. Resplandece hoy con luz eterna en la memoria colectiva local y es patrimonio entrañable de la nación cubana.
Tenía al caer la edad de 18 años.

Fuentes

  • Tomado de los archivos de Rolando Fundora, historiador de la Ciudad de Chambas.

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