La Bailarina Española

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La bailarina española
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Portada del libro versos sencillos.jpg
Cubierta del libro que pertenece a la colección de poemas Versos Sencillos, publicado en Nueva York en 1891.
Título originalPoema X "La Bailarina española"
Autor(a)(es)(as)José Julián Martí Pérez
GéneroLírico
Primera edición1891(Nueva York)
PaísBandera de Cuba Cuba

La Bailarina Española. Poema de la colección Versos Sencillos que refleja frescura, pero con hondo y complejo lenguaje recreado artísticamente, las verdades del pensamiento y el ideario martiano. Certera visión humana de sentimientos y postulados filosóficos y políticos.

Enigmas y referencias de la obra

La obra en cuestión es el poema X ”El alma trémula y sola” que pertenece a la colección Versos Sencillos de José Martí.

La obra refleja la historia de Carolina Otero, “La bella Otero”, como la llamaban sus contemporáneos. Carolina era muy joven y pobre cuando viajó de España a París.

Había nacido en 1871. Su talento excepcional y belleza hicieron que conquistara fama, y en unos cuantos meses encantó a todo París. En su salón se daban cita pintores, escritores y artistas famosos. Entre los admiradores figuraba Renoir – quien decorara su casa.

A Carolina, mujer inteligente, parecía no interesarle la riqueza: la bella Otero gustaba de bailar y jugar a los naipes. Pasó incontables noches en Monte Carlo, perdiendo enormes sumas. Toda la naturaleza de la hermosa mujer la quemaba la pasión insaciable por los juegos de naipes.

En 1913, cuando se encontraba en la cúspide de la fama y su talento florecía en plenitud, Otero abandonó la escena, pero no le resultaba fácil renunciar a su pasión fatal. Pronto sus riquezas quedaron en manos de los acreedores. El gobierno francés le asignó una pequeña pensión, que no le permitía superar las dificultades.

Con el correr del tiempo la gente se olvidó de Carolina Otero. En 1954, la actriz mexicana María Félix decidió realizar una película sobre la famosa bailarina, reservándose el papel central. Fue grande el asombro de la actriz cuando durante la búsqueda de información sobre la vida de la bailarina la encontró viviendo en París. La otrora hermosa bailarina, entonces incapacitada y abandonada, vivía en un asilo de ancianos. La anciana falleció en ese asilo a la edad de 94 años en 1965.

Carolina Otero, "La bella Otero"

Hoy ya poca gente recuerda el nombre de Carolina Otero. Y se hubiera olvidado para siempre de no haberla visto una sola vez en su vida el gran poeta cubano para darle la eternidad con sus hermosos versos. En el tiempo de floreciente esplendor de Carolina Otero fue cuando Martí la vio bailar en el Teatro El Edén Museé en la calle 23 de Nueva York en 1890. En su larga, angustiosa y febril etapa de preparación de la guerra necesaria.

Apuntes sobre la obra

En el poema “La bailarina española”, tenemos un ejemplo vivo, latente, de la forma magistral en que nos describe, José Martí, la acción plástica de la bailarina (danza) mediante la palabra, sentado en su palco del teatro.

El poema completo es una caracterización de la bailarina así como de todo su arte a través de un lenguaje sencillo y la utilización de varios recursos literarios como imágenes literarias plásticas: metáforas, adjetivaciones, símiles o comparaciones y elementos simbólicos como el personaje de la bailarina y el espectador que es el mismo autor del poema (Martí).

Debido a las circunstancias en que es escrito el poema, Martí comienza con los versos
El alma trémula y sola
padece al anochecer,”
Refiriéndose a su propio estado anímico y la tristeza que siente por la situación de Cuba y de todos los demás pueblos americanos; así nos lo deja avizorar en la expresión del alma temblorosa, sufriendo y padeciendo sola por la dura experiencia de lo que preparaba el norte codicioso e inescrupuloso de apoderarse de Cuba.

Presencia Martí la entrada triunfal de la artista en el escenario, todo lo mira, se percata de todos los detalles. Pero el natural júbilo a la exaltación que produce en su alma agitada tanta belleza lo resume en tan solo estos versos
.. ”...Ya llega la bailarina
soberbia y pálida llega
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues, dicen mal, es divina...”

Donde el adjetivo (divina) resume certeramente la grandeza plástica del momento. O sea, que aparece muy hermosa, magnífica, imponente y que causa gran admiración a todos.

A partir de la anterior estrofa comienza Martí con la descripción física del motivo mayor de su atención, "La bailarina". La describe con un sombrero torero y una capa carmesí y la compara con un alelí por su fragilidad y delicadeza
”...Se ve, de paso, la ceja,
ceja de mora traidora:
y la mirada, de mora:
y como nieve la oreja...“

Empieza por escribir: “se ve”, es decir, que nos va hablar de algo que hay que disfrutar con los ojos.

Se trata, por tanto, de un poema de naturaleza óptica. Inmediatamente, el poeta atrae la atención hacia la ceja. Pero ¿cómo nos la hace ver? “de paso”. Eso puede significar traduciéndolo al lenguaje cinematográfico que esa ceja ha entrado en cuadro inesperadamente, o fuera de foco.

Por eso el verso siguiente, donde se define a la ceja como “de mora traidora”, no hace otra cosa que “poner a foco”, precisar, congelar en la “pantalla” de nuestra memoria esa imagen que antes sólo habíamos podido ver “de paso”.

Entonces ya nos acercamos a la mirada y enseguida, a la oreja destacando su blancura y fragilidad en una sucesión de grandes primeros planos, cuyos cortes, en este caso, son los apoyos del acento respiratorio.
“...Preludian, bajan la luz
y sale en bata y mantón
La virgen de la asunción
Bailando un baile andaluz...”

En esta estrofa describe el momento que antecede (como se ensayan los instrumentos), o sea, lo que precede al inicio del baile, el vestuario de la bailarina y la compara por su divinidad con una virgen.

Pero es en el momento cumbre de describirnos los movimientos y el baile donde muestra Martí una cabal precisión en el dominio de la representación plástica de un hecho artístico mediante la palabra. Aquí cada verbo adquiere su máxima carga semántica y cada adjetivo está colocado de modo tal que no nos parece estar leyendo sino estar junto al autor presenciando tan sublime espectáculo.


...alza, retando la frente
crúzase al hombro la manta
en arco el brazo levanta
mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera
Como si la tabla fuera
Tablado de corazones...”

Continúa la expresión corporal y la imagen sonora musical del repiqueteo del tablado por los golpes de los tacones de su calzado, de sus zapatos de baile, de sus pies, pero con una imagen literaria lograda a través de una comparación. “como si la tabla fuera, tablado de corazones”, Martí nos traslada de la palabra y sus posibilidades infinitas de semántica a darnos significación de; la posibilidad de haberse convertido en el tablado, el suelo; los corazones ya embebidos por el arte de la joven, los corazones llenos de pasión y admiración por el arte de la bailarina, que tiemblan llenos de emoción, alterados por lo hermoso y sublime que observan.

Grandiosa imagen literaria, pues se ha logrado por estructuras gramaticales: tacones, tablado, tabla, corazones (todos sustantivos) y zalamera (adjetivo), repica (verbo) y otras partículas tales como: con, los, el, como, si, la, de, (preposiciones, artículos, etc.)

Pero a la vez con una carga semántica que nos traslada a la imagen plástica visualizada, los colores, líneas, volúmenes, perspectivas, movimientos.
Y es entonces que en el centro de la algarabía del público y del baile mismo viene Martí a posar sus ojos en lo más impresionante del momento con dos versos admirables

...y va el convite creciendo
en las llamas de los ojos...”

La gente que está en el festín se siente entusiasmada y alegre lo que se muestra a través de los ojos mientras ella sigue bailando.
Pero es en el antepenúltimo cuarteto de ese poema donde el “movimiento” y la “edición” adquieren tanta fuerza que parece que estos versos ¿sencillos?, inventaron al cine

“...El cuerpo cede y ondea:
La boca abierta provoca:
Es una rosa la boca:
Lentamente taconea...”

Esta vez, “la cámara” (los ojos del poeta) ha tomado un plano general del cuerpo de la bailarina, para luego, por corte directo, detallar su boca con un acercamiento y súbitamente, también por corte, llevarnos hasta los pies que taconean “lentamente”.
De súbito termina el baile, la bailarina se recoge, parece quebrarse, saluda, se va dejando en el alma sublimada tanta respiración contenida, que no tiene Martí otra expresión para describirnos el final de esta hermosa imagen plástica que este inolvidable verso

“...Se va como en un suspiro...”

En este poema Martí con la palabra, y sus posibilidades infinitas de expresión transita por imágenes plásticas cinéticas (cinematográficas y danzarias) y a la vez nos muestra grandes focos de varias partes coreográficas del baile flamenco.

Nos refleja a través de la imagen literaria, conflictos dramáticos dados desde la misma posición del autor hasta las “supuestas” sensaciones y sentimientos de la artista (La bailarina).

Estructura de la obra

La obra está escrita en versos octosílabos, consta de trece estrofas de cuatro versos cada una y rima de la siguiente manera: el primer verso con el cuarto y el segundo con el tercero. Por ejemplo:

El alma trémula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española
.

Los recursos literarios más empleados son los siguientes: metáfora, símil o comparación, adjetivación entre otros, con los cuales logra la imagen literaria – plástica:

El alma trémula y sola imagen literaria - plástica
Padece al anochecer: (metáfora)
¡Lo mismo que un alelí imagen literaria – plástica
Que se pusiese un sombrero! (metáfora)
Y como nieve la oreja (imagen literaria)
(símil o comparación)
Como si la tabla fuera imagen literaria – plástica
Tablado de corazones: musical (símil y metáfora)
La bailarina española (adjetivación )
Se ve, de paso, la ceja, imagen literaria – plástica
Ceja de mora traidora: (adjetivación )

Y tienen su complemento o semejanza en imágenes plásticas (visuales) cinematográficas de gran movimiento o cinetismo con la danza por la expresión corporal de los movimientos, de la coreografía, del baile andaluz desarrollado por la joven, de los distintos planos (primero, general, etc.) de su desplazamiento, y por ser de forma general una gran pintura con varias partes de gran colorido con una composición, proporción, equilibrio y ritmo dramático.

De cómo esto hace posible que la evolución del bailes va penetrando a través de los distintos órganos de los sentidos del espectador (en este caso del propio Martí) hasta hacerlo olvidar momentáneamente “su alma trémula y sola” que “padece al anochecer”, expresión que da inicio y término a la obra.

“El alma trémula y sola”
El alma trémula y sola
Padece al anochecer
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española.
Han hecho bien en quitar
El banderón de la acera;
Porque sin está la bandera,
No sé, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.
Lleva un sombrero torero
Y una capa carmesí:
¿Lo mismo que un alelí
que se pusiese un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,
Ceja de mora traidora:
Y la mirada, de mora:
Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz,
Y sale en bata y mantón,
La virgen de la Asunción
Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la frente;
Crúzase al hombro la manta:
En arco el brazo levanta:
Mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera,
Como si la tabla fuera
Tablado de corazones.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos
Se va en el aire meciendo.
Súbito, de un salto arranca:
Húrtase, se quiebra, gira:
Abre en dos la cachemira,
Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;
La boca abierta provoca;
Es una rosa la boca:
Lentamente taconea.
Recoge, de un débil giro,
El manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro…
Baila muy bien la española;
Es blanco y rojo el mantón:
¡Vuelve, fosca, a su rincón
el alma trémula y sola!.

Ver también

Fuente

  • Martí, José. Artículo sobre la Bailarina Española. Revista Islas No. XV.