La arqueología y el Antiguo Testamento

La arqueología y el Antiguo Testamento
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La arqueología ha hecho crecer la evidencia a favor de la precisión bíblica de la Biblia


La arqueología y el Antiguo Testamento. El cristianismo es una fe histórica basada en sucesos reales registrados en la Biblia. Por lo tanto, la arqueología ha jugado un papel clave en los estudios bíblicos y la apologética cristiana de diferentes formas.

Una comprensión de la arqueología

La arqueología ha confirmado la exactitud histórica de la Biblia. Ha verificado muchos sitios y civilizaciones antiguos y personajes bíblicos cuya existencia era cuestionada por el mundo académico y descartada a menudo como mito. La arqueología bíblica ha silenciado a muchos críticos a medida que nuevos descubrimientos han apoyado los hechos de la Biblia. Nos ayuda a mejorar nuestra comprensión de la Biblia. Si bien no tenemos los escritos originales de los autores, hay miles de manuscritos antiguos que confirman que tenemos una transmisión precisa de los textos originales. La arqueología puede ayudarnos también a entender con mayor precisión los matices y usos de palabras bíblicas, como fueron usadas en su tiempo. Nos ayuda además, a ilustrar y explicar pasajes bíblicos. Los sucesos de la Biblia ocurrieron en cierto tiempo, en una cultura específica, influenciados por una estructura social y política específica.

La arqueología nos da perspectivas de estas áreas. Suplementa, también, temas no cubiertos en la Biblia. Gran parte de lo que sabemos de las religiones paganas y el período intertestamentario proviene de la investigación arqueológica. Al encarar este estudio, debemos tener en mente los límites de la arqueología.

Primero, no prueba la inspiración de la Biblia. Sólo puede confirmar la exactitud de los sucesos. Segundo, a diferencia de otros campos científicos, la arqueología no puede recrear el proceso bajo estudio. Los arqueólogos deben estudiar e interpretar la evidencia que quedó. Todas las conclusiones deben permitir la revisión y la reinterpretación basadas en nuevos descubrimientos. Tercero, la forma de entender la evidencia arqueológica depende de los presupuestos y la cosmovisión del intérprete. Es importante comprender que muchos investigadores son escépticos en cuanto a la Biblia y hostiles a su cosmovisión.

Se han descubierto miles de archivos, pero se ha perdido una enorme cantidad de material. Por ejemplo, la biblioteca de Alejandría tenía más de un millón de volúmenes, pero todos se perdieron en un incendio en el siglo VII. Sólo una fracción de los sitios arqueológicos disponibles han sido relevados, y sólo una fracción de los sitios relevados ha sido excavada. De hecho, se estima que menos del dos por ciento de los sitios relevados han sido trabajados. Una vez que comienza el trabajo, sólo una fracción del sitio se examina realmente, y sólo una pequeña parte de lo que se examina se publica. Por ejemplo, las fotografías de los Rollos del Mar Muerto fueron retenidas del público durante cuarenta años, luego de ser descubiertos.

Es importante entender que las Escrituras siguen siendo la principal fuente de autoridad. No debemos elevar a la arqueología al punto en que se vuelve el juez de la validez de las Escrituras. Randall Price dice:

"Hay, ciertamente, casos en que la información que se necesita para resolver una cuestión histórica o cronológica falta, tanto de la arqueología como de la Biblia, pero es injustificado suponer que la evidencia material tomada del contenido más limitado de las excavaciones arqueológicas pueda ser usada para disputar la evidencia literaria del contenido más completo de las escrituras canónicas".

La Biblia ha demostrado ser una fuente de historia precisa y confiable. El destacado arqueólogo Nelson Glueck escribe:

"De hecho, sin embargo, podría decirse categóricamente que ningún descubrimiento arqueológico ha rebatido una sola referencia bíblica. Se han hecho muchísimos hallazgos arqueológicos que confirman en un claro bosquejo o con detalles exactos afirmaciones históricas hechas en la Biblia".

El descubrimiento de los hititas

Los hititas jugaron un papel destacado en la historia del Antiguo Testamento. Interactuaron con personajes bíblicos tan antiguos como Abraham y tan tardíos como Salomón. Se los menciona en Génesis 15:20 como un pueblo que habitó la tierra de Canaán. 1 Reyes 10:29 dice que compraron carrozas y caballos al rey Salomón. El hitita más destacado es Urías, el esposo de Betsabé. Los hititas fueron una fuerza poderosa en el Oriente Medio desde 1750 a.C. hasta 1200 a.C. Antes de fines del siglo XIX, no se sabía nada acerca de los hititas fuera de la Biblia, y muchos críticos alegaban que eran un invento de los escritores bíblicos.

En 1876, un descubrimiento dramático cambió esta percepción. A. H. SAYCE, un estudioso británico, encontró inscripciones talladas en rocas en Turquía. Sospechó que podrían ser evidencia de la nación hitita. Diez años más tarde, se encontraron más tablas de arcilla en Turquía, en un lugar llamado Boghaz-koy. El experto en escritura cuneiforme alemán Hugo Winckler investigó las tablas y comenzó su propia expedición al sitio en 1906. Las excavaciones de Winckler descubrieron cinco templos, una ciudadela fortificada y varias esculturas enormes. En un cuarto de almacenaje encontró diez mil tablas de arcilla. Uno de los documentos resultó ser un registro del tratado entre Ramsés II y el rey hitita. Otras tablas mostraron que Boghaz-koy era la capital del reino hitita. Su nombre original era Hattusha, y la ciudad cubría un área de 300 acres. ¡Se había descubierto la nación hitita! Menos de una década después del hallazgo de Winckler, el estudioso checo Bedrich Hronzny demostró que la lengua hitita es un familiar primitivo de las lenguas indoeuropeas: griego, latín, francés, alemán e inglés. La lengua hitita ahora ocupa un lugar central en el estudio de la historia de las lenguas indoeuropeas.

El descubrimiento confirmó también otros hechos bíblicos. Se encontraron cinco templos que contenían varias tablas con detalles de los ritos y ceremonias que realizaban los sacerdotes. Estas ceremonias describían ritos para la purificación del pecado y la purificación de un nuevo templo. Las instrucciones resultaron ser muy elaboradas y largas. Los detractores alguna vez criticaron las leyes e instrucciones que se encuentran en los libros de Levítico y Deuteronomio como demasiado complicadas para el tiempo en que fueron escritos (1400 a.C.). Los textos de Boghaz-koy, junto con otros de sitios egipcios descritos en el Pentateuco judío, son coherentes con las ceremonias de las culturas de este período de tiempo.

El Imperio Hitita hacía tratados con las civilizaciones que conquistó. Se han traducido dos docenas de estos, y brindan una mejor comprensión de los tratados del Antiguo Testamento. El descubrimiento del Imperio Hitita en Boghaz-koy ha hecho progresar significativamente nuestra comprensión del período patriarcal. El Dr. Fred Wright resume la importancia de este hallazgo con relación a la historicidad bíblica:

"Ahora el cuadro de la Biblia de este pueblo encaja perfectamente con lo que sabemos acerca de la nación hitita a partir de los monumentos. Como imperio, nunca llegó a conquistar la tierra de Canaán misma, si bien las tribus hititas se asentaron allí a una edad temprana. Nada que han descubierto los excavadores ha desacreditado de ninguna forma el relato bíblico. La precisión de las Escrituras, una vez más, ha quedado demostrada por los arqueólogos".

El descubrimiento de los hititas ha demostrado ser uno de los grandes hallazgos arqueológicos de todos los tiempos. Ha ayudado a confirmar el relato bíblico y tuvo un gran impacto en el estudio arqueológico del Oriente Medio. Gracias a él, hemos obtenido una mayor comprensión de la historia de nuestro idioma, así como de las prácticas religiosas, sociales y políticas del antiguo Oriente Medio.

Los muros de Jericó

Según la Biblia, la conquista de Jericó ocurrió alrededor de 1440 d.C. La naturaleza milagrosa de la conquista ha hecho que algunos estudiosos descarten la historia como algo folclórico. ¿Apoya la arqueología el relato bíblico? Durante el último siglo, cuatro arqueólogos destacados han excavado en el sitio: Carl Watzinger (1907-1909), John Garstang (fines de la década de 1930), Kathleen Kenyon (1952-1958) y, actualmente, Bryant Wood. El resultado de estos trabajos ha sido notable.

Primero, descubrieron que Jericó tenía un sistema de fortificaciones impresionante. Un muro de retención de cinco metros de altura rodeaba la ciudad. Encima del muro, había un muro de ladrillos de unos dos metros y medio, fortalecido por detrás por un murallón de tierra. Se encontraron estructuras domésticas detrás de este primer muro. Otro muro de ladrillos circundaba el resto de la ciudad. Las estructuras domésticas que se encontraron entre ambos muros son consistentes con la descripción del alojamiento de Rahab en Josué 2:15. Los arqueólogos también encontraron que, en una parte de la ciudad, había grandes pilas de ladrillos en la base tanto del muro interno como del interno, lo que indicaba un desmoronamiento repentino de las fortificaciones. Los eruditos piensan que un terremoto, que podría explicar también la detención del flujo del Jordán en el relato bíblico, causó este colapso. Los ladrillos del desmoronamiento formaban una rampa mediante la cual un invasor podría entrar fácilmente en la ciudad (Josué 6:20).

Con relación a este sorprendente descubrimiento, Garstang dice: "En cuanto al hecho principal, entonces, no queda ninguna duda: los muros cayeron hacia fuera tan completamente que los atacantes podrían haberse trepado sobre las ruinas de la ciudad". Esto es notable, porque cuando son atacadas las ciudades, los muros caen hacia adentro, y no hacia fuera.

Una espesa capa de hollín indica que la ciudad fue destruida por fuego, según se describe en Josué 6:24. Kenyon lo describe de esta forma:

"La destrucción fue completa. Los muros y pisos quedaron ennegrecidos o enrojecidos por el fuego, y cada habitación estaba llena de ladrillos caídos".

Los arqueólogos también descubrieron grandes cantidades de trigo en el sitio. Esto, nuevamente, es consistente con el relato bíblico de que la ciudad fue capturada rápidamente. Si hubiera caído como resultado de un sitio, el trigo hubiera sido usado. Según Josué 6:17, a los israelitas se les prohibió saquear la ciudad; tenían que destruirla por completo.

Si bien los arqueólogos estaban de acuerdo en que Jericó fue destruida violentamente, no concordaban con la fecha de la conquista. Garstang sostenía la fecha bíblica de 1400 a.C., mientras Watzinger y Kenyon creían que la destrucción ocurrió en 1550 a.C. En otras palabras, si la última fecha es correcta, Josué llegó a una Jericó que había sido destruida previamente. Esta fecha más temprana plantearía un serio desafío a la historicidad del Antiguo Testamento.

El Dr. Bryant Wood, que está excavando en el sitio actualmente, encontró que la fecha más temprana de Kenyon estaba basada en suposiciones erróneas sobre la alfarería que se encontró en el sitio. Su fecha más tardía también está basada en el descubrimiento de amuletos egipcios en las tumbas al noroeste de Jerció. En estos amuletos estaban inscritos los nombres de faraones egipcios entre 1500 y 1386 d.C., mostrando que el cementerio estaba en uso hasta fines de la Era de Bronce (1550-1400 a.C.). Finalmente, una pieza de carbón fue encontrado en los restos que fue fechada en 1410 a.C. La evidencia lleva a Watson a esta conclusión:

"La alfarería, las consideraciones estratigráficas, los datos de escarabajos y carbono 14 apuntan todos a la destrucción de la ciudad cerca del final de la Edad de Bronce, alrededor de 1400 a.C."

Por lo tanto, la evidencia arqueológica actual apoya el relato bíblico sobre cuándo y cómo cayó Jericó.

La casa de David

Uno de los personajes más queridos de la Biblia es el rey David. Las Escrituras dicen que fue un hombre conforme al corazón de Dios. Es venerado como el mayor de todos los reyes de Israel, y el pacto mesiánico se establece a través de su linaje. A pesar de su papel clave en la historia de Israel, hasta hace poco no había ninguna evidencia, fuera de la Biblia, que atestiguara de su existencia. Por esta razón, los críticos cuestionaban la existencia del rey David.

En el verano de 1993, un arqueólogo hizo lo que se considera es un descubrimiento fenomenal e impactante. El Dr. Avraham Biran y su equipo estaban excavando en un sitio llamado Tell Dan, ubicado en el norte de Galilea, al pie del monte Hermón. La evidencia indica que este es el sitio de la tierra de Dan del Antiguo Testamento.

El equipo había descubierto una impresionante plaza real. Al quitar los escombros, descubrieron entre las ruina una estela o un pedazo de piedra de basalto negro que contenía inscripciones en arameo. La estela contenía trece líneas de escritura, pero ninguna de las frases estaba completa. Algunas de las líneas tenían solo tres letras, mientras que la más ancha contenía catorce. Las letras que quedaban estaban grabadas claramente y eran fáciles de leer. Dos de las líneas contenían las frases "el rey de Israel" y "casa de David".

Esta es la primera referencia del rey David que se encuentra fuera de la Biblia. Este descubrimiento ha hecho que muchos críticos reconsideraran su punto de vista sobre la historicidad del reino davídico. La alfarería que se encontró en las cercanías, junto con la construcción y el estilo de escritura, llevan al Dr. Biran a argumentar que la estela fue erigida en el primer cuarto del noveno siglo a.C., alrededor de un siglo después de la muerte del rey David.

El equipo de traducción descubrió que la inscripción hablaba de guerras entre los israelitas y los arameos, que menciona la Biblia durante este período. En este hallazgo, un líder de los arameos, probablemente Hazael, es victorioso sobre Israel y Judá. La estela fue erigida para celebrar la derrota de ambos reyes. En 1994, se encontraron dos piezas más con inscripciones que hacen referencia a Joram, el hijo de Acab, el rey de Israel, y Ocozías, que fue rey sobre la "casa de David", o Judá. Estos nombres y hechos se corresponden con el relato que aparece en 2 Reyes, capítulos 8 y 9. El Dr. Hershel Shanks, de Biblical Archaeological Review,dice:

"La estela da vida al texto bíblico de una forma muy dramática. Nos da también más confianza en la realidad histórica del texto bíblico".

El hallazgo ha confirmado varios hechos. Primero, el uso de la expresión "casa de David" implica que hubo una dinastía davídica que gobernó Israel. Podemos concluir, entonces, que existió un rey David histórico. Segundo, los reinos de Judá e Israel fueron entidades políticas destacadas, según describe la Biblia. Durante mucho tiempo, los críticos consideraron que las dos naciones eran simplemente estados insignificantes.

El Dr. Bryant Wood resume la importancia de este hallazgo de la siguiente forma:

"En nuestro tiempo, la mayoría de los estudiosos, arqueólogos y eruditos bíblicos tomaban una visión muy crítica de la precisión histórica de muchos de los relatos de la Biblia. . . Muchos estudiosos han dicho que jamás existió David ni Salomón, y ahora tenemos una estela que menciona a David".

Si bien muchos arqueólogos permanecen escépticos en cuanto al registro bíblico, la evidencia a favor de la precisión bíblica de la Biblia sigue creciendo.

Fuentes

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