La formación de una marquesa

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Título originalLa formación de una marquesa
Autor(a)(es)(as)Frances Hodgson Burnett
GéneroNarrativa
ISBN978-84-8428-672-1
PaísEstados Unidos

La formación de una marquesa Esta singular novela de Frances Hodgson Burnett, una de las favoritas de Nancy Mitford, empieza como La Cenicienta y termina como Rebeca. Emily Fox-Seton, que se gana la vida haciendo encargos para las damas de la alta sociedad y vive –a sus treinta y cuatro años– en una pensión de tercera categoría, cautiva contra todo pronóstico a uno de los mejores partidos de toda Inglaterra, el marqués de Walderhurst. El marqués no es un hombre romántico: «No tengo disposición al matrimonio –le dice– pero tengo que casarme, y usted me gusta más que cualquier mujer que haya conocido». Una vez instalados en la gran mansión de Palstrey Manor, Emily tendrá ocasión de conocer la otra cara del final feliz: no contaba con que se ha interpuesto en los planes de unos siniestros parientes de su marido venidos de la India, que esperaban heredar. La formación de una marquesa (1901) está vista a través de los ojos de una narradora que, al contrario que su protagonista, no cree en los cuentos de hadas y analiza mordazmente tanto sus sueños como sus pesadillas. El resultado es una novela tensa, sorprendente, «con un toque de la adusta falta de sentimentalismo de Edith Wharton» (The Guardian).


Sinopsis

En "La formación de una marquesa", Hodgson nos habla constantemente del infortunio que el ser humano se ve obligado a afrontar en su vida (tal vez sus dos matrimonios acabados en divorcio y la muerte de su primogénito, marcaron su forma de entender la literatura y, quizá, la vida). Y también nos ofrece una fotografía dulcificada de la sociedad y las diferencias sociales de la época. Dulcificada precisamente por la presencia de Emily Fox-Seton, una mujer que cree en la bondad de las personas hasta límites que la hacen parecer una niña pequeña o, incluso, una mujer falta de madurez. Este carácter nos permite ver las diferencias entre las damas de la clase alta y las personas de clase menos alta; su vínculo con ambas clases y su propia situación, con cambio de clase incluido, expone la bondad y maldad de los personajes que van apareciendo en la novela.

‘La formación de una marquesa’ está protagonizada por Emily Fox-Seton, una criatura totalmente irreal y a la vez increíblemente humana. Con treinta y cuatro años y una posición económica nada envidiable, Emily se dedica a hacer recados para grandes damas de la sociedad londinense. Su espíritu bondadoso le permite hallar alegría en la idea de resultar útil a los demás, lo que lleva a que, invariablemente, se aprovechen de ella, aunque Emily no lo percibe así.

De esta manera, Lady Maria Bayne, una anciana dama, la invitará a pasar unos días en su casa de campo, donde todos los años celebran una fiesta. Emily acepta, encantada con la amabilidad de la anciana señora, y ya allí ocurre lo impensable. El marqués Walderhurst, viudo y sin hijos, uno de los mejores partidos del país, posa sus ojos en ella. Y chicos, esto no ha hecho más que empezar…

Emily se convertirá en marquesa y deberá acostumbrarse a todo lo que eso conlleva. Sin embargo, la historia de esta peculiar Cenicienta se volverá cada vez más siniestra con la aparición de los Osborn, los familiares que deberían haber heredado si el marqués no hubiera vuelto a casarse… Él, con un espíritu violento agravado por el alcohol; ella, una belleza mitad inglesa mitad india, convertirán la historia en algo inquietante, asfixiante.

‘La formación de una marquesa’ delimita perfectamente la historia en dos partes. Escrita en 1901, la historia de Emily Fox-Seton nos lleva desde la embriaguez de un amor sin sentimentalismos hasta las inquietantes maquinaciones de unos parientes que no quieren contentarse con su suerte. Con aparente sencillez, Frances Hodgson Burnett va hilando una historia tensa, mientras nosotros, pobres lectores, pasamos una página tras otra para ver qué ocurrirá a continuación. Totalmente absorbente, ‘La formación de una marquesa’ conseguirá que no quieras despegarte de él ni un minuto.

Frances Hodgson Burnett nació en 1849 en Manchester, pero tras la muerte de su padre, la familia tuvo que emigrar a Estados Unidos. Debido a su delicada posición económica, Frances pronto comenzaría a escribir, y sus cuentos se convirtieron en el principal sustento de la familia. Más conocida por sus libros infantiles como La princesita o El jardín secreto, ‘La formación de una marquesa’ es un prueba fehaciente de su pericia literaria, más allá de edades o temáticas. Se casó y se divorció varias veces, vivió entre Inglaterra y Estados Unidos, donde moriría en Nueva York en 1924.

Como os decía, ‘La formación de una marquesa’ es de lo mejorcito que he leído últimamente. También es verdad que las condiciones han ayudado, pero es que esta historia lo tiene todo para convertirse en una de mis favoritas. Es verdad que yo soy muy romanticona y novelera, y que si me das una novela con algo de amor y algo de intriga en la Inglaterra del siglo pasado ya me tienes contenta. Pero también no es menos cierto que no todas están tan bien escritas como esta. Ni mucho menos.

La señora Ralph hablaba.

- Esa mujer es la persona más primaria que conozco. Acepta su destino sin traza de resentimiento. Lo acepta sin más.

- ¿Cuál es su destino? — preguntó Lord Walderhurst, sin volver la cabeza ni quitarse el monóculo ni desviar la mirada, tan franca y ecuánime como siempre.

- Qué, siendo una mujer de perfecta buena cuna, tiene que trabajar y vivir sin un penique como una criada. Siempre está a disposición de quienquiera que desee hacerle un encargo, por extraño que éste sea, con el que poder ganarse una comida. Es una de las nuevas formas de ganarse la vida que han encontrado las mujeres.

- Buena piel — señaló Lord Walderhurst sin darle mayor importancia -.Buen cabello. Muy bueno.


Sobre el autor

Frances Hodgson Burnett fue una escritora y dramaturga británica nacionalizada estadounidense en 1905, nace el 24 de noviembre de 1849, Cheetham Hill, Mánchester, Reino Unido, muere el 29 de octubre de 1924, Plandome, Nueva York, Estados Unidos. Cónyuge: Stephen Townsend (m. 1900–1902), Swan Burnett (m. 1873–1898) Hijos: Vivian Burnett, Lionel Burnett

Otros libros del autor


Fuentes