La ninfa sorprendida

La ninfa sorprendida
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La Ninfa Sorprendida.jpg
Datos Generales
Autor(es):Édouard Manet
Año:1861
Datos de la Pintura o dibujo
Estilo pictórico:Impresionismo
Técnica:Oleo sobre lienzo
Dimensiones:146 X 114 cm
Localización:Museo Bellas Artes.


La ninfa sorprendida. Pintura de Édouard Manet, terminada en 1861. Adquirida por el estado argentino, pertenece al museo desde 1914. Tomó por modelo a Suzanne Leenhoof, su futura esposa. El trabajo es un boceto de una composición más ambiciosa, abandonada en última instancia, y cuyo propósito era representar a Moisés salvado de las aguas.

Descripción

La Ninfa hace alusión a un tema mitológico. Manet tomó por modelo a Suzanne Leenhoof, su futura esposa. La belleza de la modelo, tapando su desnudez para no mostrar su intimidad al espectador, contrasta con la ausencia de pudor de las dos imágenes que realizará Manet empleando modelos profesionales, Desayuno sobre la hierba y la Olimpia. El exquisito dibujismo del artista se aprecia en los contornos de la mujer, en los pliegues de las telas o en el largo cabello. La pincelada empleada en el fondo es más suelta, como si se tratara de arrepentimientos. Gracias a la luz, la ninfa sobresale del fondo, poniendo en contraste su nacarado cuerpo con el paño rojo sobre el que se sitúa.

El gesto de sorpresa, e incluso de temor, de la ninfa denota la facilidad de Manet para captar el carácter de sus modelos, demostrando su excelente condición de retratista. Contamos con un magnífico boceto preparatorio de esta obra en el que se manifiestan las líneas básicas del lienzo definitivo. El desborde sensual está contenido por la mano que aprisiona el lienzo, mientras la atención se fija en la espalda y en la seda rojo Tiziano que pone la nota de color a la composición. Manet pintó el cuadro en 1861, dos años antes de la célebre Olimpia, esa maja inquietante que rompe el esquema del retrato convencional y anticipa en su descaro la modernidad.

Historia

La Ninfa sorprendida bien podría llamarse la ninfa viajera. Es la figurita difícil de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes y uno de los pocos desnudos que pintó Manet, precursor del impresionismo, aunque se consideró un fiel producto de la Academia. Integró una recordada retrospectiva de Manet en Japón, en los albores de los años noventa, cuando el récord de Los girasoles, de Van Gogh, adquirido por la Yasuda Company en casi 40 millones de dólares, había puesto de moda las megamuestras entre el público nipón. Aquel préstamo despertó más polémica que la deseada por las autoridades, pero le otorgó a la Ninfa notoriedad internacional.

Su último viaje tuvo como destino el Museo del Prado, donde integró una muestra dos veces prorrogada por el éxito de público. En 1914, el Museo Nacional de Bellas Artes compró el cuadro. Suena extraño, pero existían entonces fondos para ampliar la colección iniciada con las donaciones de Rossi y Guerrico, cuando Eduardo Schiaffino, crítico de La Nacion, fundó el museo, en 1896. La Ninfa había integrado la exposición de George Bernheim, especializada en pintura francesa, en la galería Witcomb. Fue la última muestra de una serie iniciada en 1909. Es una obra temprana y se nota la influencia de la pintura en plein air cultivada por Corot y los integrantes de las Escuelas de Barbizon y Fontainebleau.

Datos del autor

Édouard Manet, (23 de enero de 1832, París - 20 de abril de 1883, París). Pintor y grabador francés, reconocido por la influencia que ejerció sobre los iniciadores del impresionismo. Es, probablemente, el pintor impresionista más reconocido, lleva al movimiento a su más alta significación. Entre sus obras destacan Impresión: sol naciente, La Grenouillère, y las series de la catedral de Rouen, La estación de San Lázaro y de las Ninfeas. Siempre se ha considerado a Manet como el máximo representante del Impresionismo. Indudablemente, Manet es un impresionista puro, él nunca abandonó sus planteamientos. A lo largo de su dilatada carrera, llegó a ejecutar cerca de tres mil cuadros. Su máxima preocupación es plasmar la vibración cromático–lumínica en sus lienzos. En sus temas la luz engendra el color y la forma. Su retina capta hábilmente el reflejo de la luz en cualquier lugar: en una superficie acuática, en un suelo nevado o en la portada de una catedral.

Fuentes