Laringocele ventricular

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Laringocele ventricular
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Bolsa quística desarrollada en el apéndice o sáculo del ventrículo laríngeo.

Laringocele ventricular. Dilatación llena de aire del sáculo o apéndice del ventrículo laríngeo. El apéndice del ventrículo fue descrito por Morgagni en 1761. El primer laringocele lo descubrió Abulcasim en el Siglo XI, y la lesión recibió su actual denominación de Virchow, en 1867.

Etiología

Los ventrículos de la laringe se desarrollan a partir de una evaginación en el esbozo primordial de las estructuras endolaríngeas que aparecen durante el segundo mes de vida fetal.

Los ventrículos primitivos se extienden en sentido bastante lateral debajo del suelo de la faringe, y la extensión distal, el apéndice, puede relacionarse en su origen con la cuarta hendidura branquial. En el momento del nacimiento el apéndice es relativamente grande, pero hacia los seis años de edad empieza a disminuir de tamaño con relación al resto de la laringe y del ventrículo. Los individuos de la raza caucasiana tienden a poseer apéndices grandes. En el adulto, la apertura en el apéndice se sitúa a nivel de la extremidad anterior del techo del ventrículo, y es un orificio de 8 mm de longitud aproximadamente. El ventrículo está recubierto con epitelio respiratorio ciliado y en su cavidad se vierten muchas glándulas seromucinosas.

Aunque se admite que los laringoceles se presentan en individuos con apéndices ventriculares congénitamente grandes, la deformidad resulta rara en los niños. El factor predisponente más común es la actividad, que conduce a un aumento persistente de la presión intralaríngea, como sucede en la tos, esfuerzos, uso de instrumentos de viento y empleo excesivo de la voz. La presión aérea laríngea aumenta por la retención del aire por debajo de la superficie interior cóncava de las falsas cuerdas vocales, retención que incrementará la presión aérea en el ventrículo laríngeo.

Como el ventrículo está situado fuera del tórax, el aumento de la presión no es compensado por el ascenso simultáneo de la presión intratorácica y se produce la dilatación. Con menos frecuencia, cualquier lesión que produzca una obstrucción en forma de válvula en la abertura del ventrículo o apéndice, puede ser causa de retención de aire y de la dilatación del apéndice.

Manifestaciones clínicas

Se distinguen tres tipos de laringoceles: interno, externo y mixto.

Interno

La forma interna consta de un saco aéreo, limitado a la zona de la falsa cuerda y del pliegue ariepiglótico y en el interior de la membrana tirohioidea.

Externo

La forma externa se presenta como una masa quística en la superficie lateral de la membrana tirohioidea, unida al ventrículo por un estrecho conducto permeable. Dicho conducto pasa a través de la membrana tirohioidea, en la región del asa neurovascular, aunque en general, está situado por debajo del asa.

Mixto

El tipo mixto consta de cavidades aéreas unidas entre sí y situadas a ambos lados de la membrana tirohioidea. Los laringoceles son más bien anomalías raras que se presentan de modo casi exclusivo en varones hacia los cincuenta años. Pueden ser bilaterales.

Los síntomas tienden a fluctuar; aumentan con el esfuerzo y desaparecen durante el reposo. Las formas interna y mixta producen ronquera, estridor y disnea, que empeoran con el uso continuado de la voz. El tipo externo puede presentarse en forma de una simple masa esférica y compresible, situada en la membrana tirohioidea y que se desplaza con la laringe durante los movimientos de deglución.

Puede darse el “signo de Bryce”, caracterizado por gorgoteo y silbidos en la garganta, cuando se comprime la masa del cuello, masa cuyo tamaño es muy variable y que, en ocasiones, incluso puede faltar. El paciente puede presentar una tos productiva persistente, sobre todo si existe infección.

En ocasiones puede obstruirse la abertura del laringocele y rellenarse con moco, convirtiéndose en un mucocele secundario, que puede infectarse y producir un laringopiocele. En último extremo aparecen fiebre, dolor, sensibilidad y odinofagia.

Diagnóstico

Las masas de la cuerda falsa y de la cara lateral del cuello se revelan por examen clínico, cuando el paciente realiza esfuerzos. Una radiografía de partes blandas del cuello obtenida durante la maniobra de Valsalva, descubrirá la presencia de estructuras quísticas de contenido aéreo. Si existe infección, se observa en la radiografía un nivel aéreo. Para descartar una posible neoplasia, está indicado proceder a la laringoscopía directa y la inspección del ventrículo.

Los laringoceles están recubiertos, en general, con epitelio cilíndrico seudoestratificado ciliado, aunque pueden existir zonas de epitelio escamoso estratificado. Las paredes no pueden contener colecciones de tejido linfoide, las cuales son típicas del quiste branquiógeno corriente.

Tratamiento

No todos los laringoceles requieren tratamiento. Los pequeños laringoceles asintomáticos no requieren terapéutica alguna, y rara vez producirán dificultades, si se eliminan los factores causales. Es conveniente la escisión de los laringoceles sintomáticos y de los laringopioceles. Los laringoceles externos y mixtos se escinden mejor por acceso lateral, a través del cuello.

El laringocele externo debe escindirse a través de faringotomía lateral, pero en este acceso conlleva el peligro de alteración permanente de la voz y de estenosis. No se han conseguido resultados uniformemente satisfactorios con el uso de agentes esclerosantes y la recidiva es frecuente.

La fase inflamatoria aguda del laringocele puede requerir la incisión y drenaje inmediatos y más adelante, la escisión durante un período de latencia.

Fuentes

  • John Jacob Ballenger. Enfermedades de la nariz, garganta y oído (en línea). Tomo 1 Pág. 382. Edición Revolucionaria. La Habana. Cuba. 1981.
  • Información sobre Laringocele ventricular (en línea). Consultado: 19 de julio de 2014. Disponible en: www.definicion-de.es