Los duelistas (película de 1977)

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Los duelistas
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Drama de época, aventuras de capa y espada | Bandera del Reino Unido Reino Unido
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Estreno1977
GuiónGerald Vaughan-Hughes (basado en la novela de Joseph Conrad)
Producción GeneralRidley Scott
Dirección de FotografíaFrank Tidy
ProductoraParamount / Enigma Productions. Productor: David Puttnam
PaisBandera del Reino Unido Reino Unido

Los duelistas es una película de 1977, protagonizada por Keith Carradine y Harvey Keitel. Es una de las primeras películas del cineasta Ridley Scott está basada en una novela de Joseph Conrad titulada El duelo, ambientada en la Europa napoleónica cuenta la curiosa historia de un duelo que duró años entre dos húsares del ejército napoleónico. Por un malentendido y por aferrarse a una postura, hizo que durase la contienda y el enfrentamiento durante más de 20 años.

Sinopsis

Durante el imperio de Napoleón Bonaparte, dos de sus soldados, D'Hubert (Keith Carradine) y Feraud (Harvey Keitel) se enemistan para siempre. Desde el momento de su primera pelea, sacarán la espada en cuanto tengan ocasión para intentar acabar con su adversario. Pero el tiempo pasa y los dos siguen en pie duelo tras duelo.

Reparto

Premios

  • 1977: Cannes: Mejor Ópera Prima
  • 1977: Premios David di Donatello: Mejor director extranjero

Críticas

Supermaño

Creo que nadie puede negar que, salvo escasas excepciones, poseen mucho más encanto las películas ambientadas en siglos lejanos que tratan sobre personajes de la plebe, o no del todo aristocráticos, que los que tratan sobre reyes, emperadores o alta nobleza. Tal vez sea porque estas últimas sucumben al folletín y la telenovela, en vez de centrarse en su contenido histórico. Claros ejemplos pueden ser "El intendente Sansho" o "El nombre de la rosa". Como excepción: "Guerra y Paz", entre otras pocas.

Esta película posee el vestuario más bonito que jamás haya visto (salvo, tal vez, el de "Policía montada del Canadá") y una de las bandas sonoras más inquietantes que haya escuchado, así como un par de interpretaciones colosales, especialmente por parte de Keitel en el papel del testarudo, obsesionado y viciado militar, enganchado a las apuestas, los duelos, el honor y la fidelidad a Napoleón. Adereza su personaje mediante un gesto de brazos que repite varias veces en el filme y resulta brillante.

La ambientación y la fotografía son, sencillamente, perfectas.

Y su ritmo, al que acusan de lento, a mí me parece frenético. Antes de darte cuenta ya has disfrutado de dos duelos. Sí, decae un poco tras la guerra, con su vida familiar y posterior enlace, pero viene bien como calentamiento antes del duelo final.

Mini Cine

1) El testigo recogido

Scott estrecha el círculo Barry Lyndoniano y lo supera, haciéndolo suyo imitando la forma y venciendo en el fondo. La esencia, el alma, el ser.

Una obra desde el espíritu humano lanzada contra el efectismo técnico. Una prueba de honradez. Una prueba virgen, veraz. La victoria de la sencillez ante lo descomunal.

El aprendiz osado supera al maestro entre maestros.

2) Los espacios

Moradas modestas pero limpias y acogedoras. Pensiones de una estrella haciendo sombra al Gran Ritz. Las ganas al servicio de la juventud.

-Un duelo en un parque cualquiera.

-El diminuto campamento.

-Un mausoleo de piedra.

-El cañón entre la nieve.

-Una sala de fiestas de principios del XIX.

Etc. etc. etc... Cada metro mide diez metros.

3) Las pinturas

Testimonio cinematográfico sin parangón como tributo al significativo período histórico. Frescos sin pinceladas segmentan y avanzan los acontecimientos.

Los cielos grises y desiluminados (el espíritu) vs la brillante y cegadora tierra (la acción).

Los cuadros aparecen... y se mueven.

4) Los duelistas

El ideal y la razón, la cordura y la locura. El honor como vehículo de una época perdida.

Feraud: obstinado, temerario, amargado e implacable. Lo utiliza como excusa en pos de su liberación interior. Es la carne que se pudre por dentro.

D´Hubert: equilibrado, compasivo, capaz y orgulloso. Un realista transitando con gloria en un tiempo que lo sobrepasa. La encarnación del espíritu que lucha por salir. Romántico por defecto.

5) El debút y la obra

Sin duda, el mejor periodo de la Historia para cualquier director que desee serlo. Scott bebe de sus fuentes y su ánimo lo traslada a la pantalla. Simbiosis perfecta (autor-hecho) de la ópera prima.

Al final, uno de los mejores planos: Feraud se convierte con un leve movimiento de cámara en "El caminante ante el mar de niebla" de C.D.Friedrich, icono del romanticismo junto a la sinfonía Heroíca de L.V.Beethoven.

El alma de Feraud atrapada durante un instante antes de morir.

O de renacer.

Un escenario de guiñol. Un corazón acorde a la época. Un ingenio fuera de duda. En mi opinión, su obra más pura, sincera y autodidacta. Mi favorita. 9.6.

"Nadie se bate tres veces con un hombre para luego hablar mal de él."

Una deuda de honor que nunca existió

Aquí hay algo raro. Ridley Scott es un elefante en una tienda de porcelana, no una porcelana en una tienda de elefantes. Ridley Scott no hace fintas, clava hachazos. Ridley Scott no declama, grandilocúa. Ridley Scott sabe coser, pero no sabe bordar. Ridley Scott es un director, bueno o malo, pero no es pintor.

Una de dos: o esta película la dirigió su prima la de Cuenca, o le han practicado una lobotomía a Ridley Scott. Porque "Los duelistas" es poética, es intrincada, es elegante, es...BUENA. Trata de un dueto infernal, un par de militares que se baten en duelo a través de los años como dos amantes enfebrecidos que sólo saciasen su sed mutua con la aparición de la primera sangre. Un Javert demente, un desesperado Jean Valjean; el romance entre un muerto en vida y el vivo al que quiere condenar a muerte.

Una historia extrañísima con personajes de Conrad y paisajes de Constable, una obra europea hasta la médula, una obra ¿de Ridley Scott?.

De aquí a "El reino de los cielos" se han librado muchos duelos y no me cabe duda de que, fuera cual fuera su resultado, somos nosotros quienes hemos perdido.

!En guardia!

Ridley Scott no fue digamos lo que se suele considerar un niño prodigio del cine. Su vida iba encaminada más hacia la televisión, la producción y el trabajo en equipo. Pero algo sucedió en 1975, cuando Ridley contaba ya con 38 años. No era otra cosa que el estreno de la última película de ese neurótico genial que fue Stanley Kubrick. La magnífica, aunque descompensada “Barry Lyndon” hizo al por entonces inédito inglés, querer hacer algo parecido que pudiera homenajear al maestro neoyorquino.

Dos años después, con 40 años, Ridley nos trajo su ópera prima, “Los duelistas”, una bella historia ambientada en la Francia del primer cuarto del siglo XIX, en un momento donde los marcianos, la tecnología y la ciencia-ficción estaban a punto de salir de la olla donde estaban cociendo y ocupar la primacía en el cine norteamericano, moda a la que el señor Scott también se apuntaría.

“Los duelistas” no llega al nivel de la de Kubrick obviamente, pero sus méritos son indudables. Su puesta en escena, su fotografía, sus localizaciones, el cariño y cuidado en cada plano... ya merece un claro reconocimiento de un atractivo visual que se prodigaba poco en los setenta. Las actuaciones son buenas –mejor Keith Carradine que Harvey Keitel- y la trama, aunque un tanto estirada, es atractiva.

Aunque lo mejor de todo es su espíritu. Reivindicar en el fondo a esos hombres de honor siempre merece un aplauso. Hoy vivimos en un mundo donde ha triunfado la democracia afortunadamente y eso supone el imperio de la ley. Pero tiene también su lado oscuro, y es que una gran cantidad de cucarachas utilizan el sistema para poder difamar, calumniar, insultar... con los medios actuales como la televisión y sobre todo Internet. Bajo su anonimato los muy valientes se atreven a ser “hombres” cuando en cualquier otro periodo histórico no serían más que gallinas desplumadas.

En épocas como la de “Los duelistas”, las ratas tenían que cuidar sus palabras, primero porque no podían hacerlo a distancia, sino en persona y segundo porque hubiesen sido ensartadas por la espada.

Y aunque hoy a las ratas no se las pueda ensartar, sí se las puede evitar, es muy fácil diferenciarlas por el olfato, siempre apestan a alcantarilla.

Aprovechando que la película está basada en un texto de ese monstruo de la literatura que es Joseph Conrad, os recomiendo la lectura de algunos de sus relatos como “Juventud”, “La última carta”, “El alma del guerrero”, “El príncipe Román” o “El piloto negro”. En cualquiera de ellos encontrarás mejor compañía que en la camada.

Pacto entre caballeros

La primera película de Ridley Scott se ha convertido hoy en día en un film de culto que va redescubriendo cada vez más gente. Me ha tocado el turno a mí y he de decir que me ha gustado bastante, pero no me vuelve loco.

Scott es un director que me cae antipático, por muy venerado que esté. Me cae mal, sobre todo, por las cagadas con las que me lleva castigando estos últimos años desde que volvió a ser considerado tras "Gladiator", película que me entretiene pero que me deja frío. "Los impostores", "El reino de los cielos" y "Un buen año" son películas más o menos soportables en las que me aburro un montón y no consiguen sus propósitos. Scott siempre ha tenido dos cualidades que me echan para atrás: la menos importante es un esteticismo que a veces nubla la película y, la que me molesta de verdad, una forma de narrar que me parece espesa, sin ritmo, difícil de seguir. "Los duelistas" es víctima o poseedora (a elegir) de estas dos características.

Así pues, la película, basada en una obra de Conrad, cuenta con un planteamiento excelente y de múltiples posibilidades: un duelo entre dos hombres que se lleva a lo largo de un período de casi veinte años debido a sus interrupciones. Scott se debería haber cebado con la estupidez del ser humano y su naturaleza irracional, pero cuenta la historia más o menos como puede, rodando los duelos con nervio y pulso, pero no implicándome mucho en la historia.

Queda un film bello, con dos interpretaciones buenas cuya química ayuda sobremanera a contar la relación de enemistad entre estos dos hombres basada en el odio y el respeto llevada a cabo con la excusa del honor disfrazado de orgullo propio. Buena película que, aunque sé que esto duele mucho a cualquier director que se precie, hubiese quedado bordada dirigida por el Kubrick de "Barry Lyndon".

+: La acertadísima decisión de contar de forma atropellada y confusa el momento en el que se gesta la enemistad entre los dos protagonistas, aunque probablemente sea impremeditada. ¿Alguien sabría decir cuál es la razón de este duelo eterno? Así, estos dos hombres pretenden matarse el uno al otro con fidelidad perruna para recuperar su "honor".

-: El mayor protagonismo de Carradine que el de Keitel, aparte de porque el segundo me parece mejor actor que el primero, porque llego a comprender al primero pero del segundo permanezco distanciado, así esa relación de enemistad me hubiese podido parecer más convincente.

Fuentes

  • Artículo Los duelistas . Disponible en: www.dcine.org, visitado el 30 de enero del 2013.
  • Artículo Los duelistas . Disponible en: www.filmaffinity.com, visitado el 30 de enero del 2013.
  • Artículo Los duelistas . Disponible en: www.fotogramas.es, visitado el 30 de enero del 2013.
  • Artículo Los duelistas . Disponible en: www.imdb.es, visitado el 30 de enero del 2013.
  • Artículo Los duelistas . Disponible en: perso.wanadoo.es, visitado el 30 de enero del 2013.