Los Suecos en Mella

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Los Suecos en Mella
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Sitio Histórico de Cuba
EntidadSitio Histórico
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaSantiago de Cuba
 • MunicipioMella
 • Fundación1904
Ingeniopalmarito.jpg

Los Suecos en Mella . ¿Conoce usted de la existencia de una comunidad Sueca en el centro de la antigua provincia Oriente? El descubrimiento de una comunidad, emplazada en Bayate de Miranda y Palmarito de Cauto, de características particulares, edificaciones insólitas y habitantes en cuyos rasgos persisten aún las huellas nórdicas.

El Doctor Lind en Palmarito de Cauto

A pesar de que su presencia ya les era familiar a los vecinos del lugar, el hombre enfundado en un flus gris, bajo aquel sol tórrido, seguía llamando la atención como el primer día que asomó su figura seis años atrás, justo en 1904, cuando cabalgaba por aquellos montes vírgenes en brioso caballo.

De todos modos, seguía siendo un espectáculo inusual verlo allí, siempre elegante, caminando por aquellas polvorientas calles, un pañuelo blanco en la mano que a veces agitaba para espantar el enjambre de moscas, atraídas por el tufo pegajosamente dulzón de la meladura derramada en el batey del central Palmarito de Cauto, que había empezado a moler sus primeras cañas y a llenar sus primeros sacos de azúcar, precisamente en esos días.

Al hombre alto, fornido, blanco, lo saludaban con respeto, incluso con simpatía. Como el tiempo se encarga de borrar los detalles de la memoria, ahora, años después, se aseguraba que tenía los ojos claros, casi seguro azules, aunque no se descartaba que pudieran ser verdes, y que sus bigotes eran arrubiados, quizás entrecanos, la frente amplia, el mentón pronunciado.

Nadie se dirigía a él llamándolo por su nombre de pila, Alfred o Alfredo, sino doctor, doctor Lind. Su estampa impresionaba como era de esperar en hombres así, emprendedores, de pasos firmes, como los suyos, que se afincaban seguros en aquel suelo que ya conocía muy bien. Esa tierra y la de los alrededores, varios kilómetros a la redonda, las había adquirido en su segunda visita a Cuba como ejecutivo y representante de The Swedish Land and Colonization Company of the Northwest. Las mismas que vendieron parceladas, a decenas de colonos y familias suecas y escandinavas que ahora las explotaban intensamente.

Mientras avanzaba, despacio, aspiraba el aire tibio de la mañana, y la brisa le traía, intermitentes, ráfagas impregnadas del olor agresivo, crudo, del mosto, procedentes de Palmarito de Cauto, su central azucarero, suyo y de Frits Peterson y otros asociados.

Pero el doctor no se limitaba al negocio de bienes raíces y a la producción de azúcar. Se le apreciaba, sobre todo, por su sensibilidad como galeno que atendía a cualquier enfermo de los contornos en su propia casa o en el pequeño hospital con diez camas que había edificado al fondo de su farmacia en Bayate. En ocasiones el botánico Erik Leonard Ekman recogía plantas medicinales que llevaba al médico quien, a su vez, preparaba remedios para los pacientes. Probablemente fue ese el primer - o uno de los primeros – hospitales rurales de Cuba.

Su industria ya molía las cañas de las fincas de suecos y cubanos, cuyas relaciones se estrechaban tanto en lo económico como en lo social. La compañía creció, compró nuevas tierras y se expandió hacia Palmarito de Cauto, un poblado situado a unos siete kilómetros de Bayate, y a mayor altura que éste, sobre el nivel del mar.

Los colonos talaron otros montes densos y bosques de gran riqueza maderera. También cultivaron maíz, el producto más fácil para hacerse de dinero en efectivo. Las cañas las plantaban intercalándolas con café y frutales.

Según Arthur Engström, el cubano es un pueblo confiable, bueno, que siempre da consejos y sirve sin demora cuando se le pide ayuda. En cuanto a los suecos, dice que son muy apreciados en su carácter de hombres de negocios y como huéspedes.

Unos y otros, por igual, construyeron carreteras, yugos, bases, maquinarias, y acondicionaron instalaciones eléctricas, viviendas, laboratorios, criaron bueyes para el tiro.

La compañía propietaria del central otorgó a sus trabajadores un lote de tierra para que construyeran sus casas. Tales incentivos atrajeron a mucha gente.

Causas de los suecos en Cuba

¿Cuáles pudieron ser las causas de más peso que influyeron en la construcción de esa industria en aquel momento? Quizás el argumento decisivo fue la sostenida tendencia al alza del precio del azúcar en el mercado mundial. Otro factor que seguramente tomó en cuenta fue que a partir de 1903 el azúcar cubano concurrió con una exención arancelaria del veinte por ciento al mercado norteamericano, desplazando a otros productores.

Era tan rentable el negocio, que quien poseyera entonces más de diez caballerías sembradas de caña, obtenía de sus cosechas más de quince mil pesos anuales de beneficio.

Lo curioso

Lo curioso es que existieron dos Palmarito de Cauto. El pueblo que actualmente lleva ese nombre empezó a expandirse desde el punto donde hoy se halla la estación ferroviaria, y fue el primero en fundarse, por unos cincuenta cubanos. Sus progresos se debieron, sobre todo, al impulso económico que generó la colonia sueca. En algún momento llegó, incluso, a superar a Bayate.

En el otro Palmarito de Cauto, a kilómetro y medio de distancia del poblado, se fundó el central azucarero de ese nombre, en la ribera sur del arroyo de Auras, a corta distancia de su desembocadura en el río Cauto. A ese lugar se le llamaba El Ingenio. Allí se habían levantado unas veinte casas. Edificadas por iniciativa del doctor Lind, esa fábrica de azúcar realizó su primera zafra precisamente en ese año de 1910, cuando produjo vente mil sacos de azúcar.

Los éxitos económicos de la compañía que él representaba fueron un incentivo para la adquisición de los terrenos donde se construiría el nuevo central. Además de la industria, tierras, la farmacia y el hospital, el doctor también poseía un hotel.

De las doscientas noventa y cinco caballerías de tierras negras del central, doscientas eran de montes, seis destinadas a potreros, seis sembradas de caña por la administración y ochenta y tres por colonos del ingenio: veinte y ocho de ellos suecos, catorce cubanos y el resto de otras nacionalidades.

En la zafra de 1913 su producción se elevó a 38 923 sacos de trescientas veinte y cinco libras y en la de 1914, catorce mil sacos más.

Los cargos administrativos y técnicos y los de determinada calificación en esa industria, eran ocupados por suecos y extranjeros: el doctor Lind, por supuesto, pero también Peterson, su asociado, el noruego Lindelie y el alemán Bringezu. Nyström tuvo responsabilidades, sobre todo en el área de la agricultura. Dos suecos dirigían y a la vez eran químicos en el laboratorio.

Los Novell no sólo trabajaban en su finca, sino que en tiempo de cosecha, lo hacían en el central como carpinteros y albañiles. Axel y Johan Berge eran químicos azucareros, pero del Central Miranda.

El impulso económico determinó que los suecos también atendieran el ferrocarril y que ampliaran sus redes, de modo que la colonia se extendió desde Paso Estancia, por el Norte hasta Baracaldo, por el Sur. Varios de ellos laboraron como técnicos y maquinistas, entre otros los hermanos Carlson.

Fuentes

Enlaces Externos