Los Trastornos Mestruales

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Los Trastornos Menstruales
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Los Trastornos Mestruales. Pueden ser la manifestación de alguna anormalidad primaria que pudiera tener consecuencias a largo plazo en la salud. La expulsión frecuente o duradera de sangre suele hacer que la mujer solicite atención médica, pero la expulsión poco frecuente o nula es menos molesta o difícil y es probable que la paciente no lo señale al médico ni acuda a él.

La consulta ginecológica mas frecuente

Uno de los motivos de consulta ginecológica más frecuente es el referido a los trastornos menstruales. Por ellos se preocupan las adolescentes, las mujeres en edad reproductiva y también las que están próximas a la menopausia. En unas, es el temor a un posible embarazo lo que perturba; en otras, la cantidad, la irregularidad de los ciclos o el dolor. Muchas han sufrido innecesariamente las consecuencias de estas alteraciones por no haberse decidido a realizar oportunamente una visita al ginecólogo.

Clasificación de los trastornos menstruales

  • Trastornos del "tempo" o regularidad.
  • Polimenorrea. Los ciclos son muy cortos y las menstruaciones muy frecuentes (cada 21 días o menos).
  • Qligomenorrea: Los ciclos son muy largos y las menstruaciones poco frecuentes (cada 35 días o más).
  • Amenorrea: La menstruación falta por más de tres meses. De esta división surge que los ciclos menstruales normales son aquellos que tienen una duración mayor de 21 días y menor de 35, siendo lo más habitual que las menstruaciones se presenten cada 28 ó 30 días.
  • Trastornos del "quantum" o cantidad
  • Nipermenorrea. Las menstruaciones son más largas o de gran cantidad (más de 7 días o requieren cambiar los apósitos más de 4 a 6 veces por día).
  • Hipomenorrea. Las menstruaciones son muy cortas o de escasa cantidad (menos de 3 días o requieren el cambio de sólo uno o dos apósitos diarios).
  • Presenten cada 28 ó 30 días.

Causa de los trastornos menstruales

Los trastornos menstruales obedecen a muy diversos motivos. La causa más común de amenorrea (falta de menstruación) es la "fisiológica"; es decir, la que no obedece a ninguna falla o enfermedad (lo que ocurre en la niñez, el embarazo, el climaterio). Algunas enfermedades genéticas o hereditarias pueden tener como consecuencia la falta de menstruaciones. Muchas de ellas son irreversibles o requieren permanentes tratamientos hormonales. Felizmente, la incidencia de este tipo de afecciones es muy baja, así como es el caso de las malformaciones uterinas graves (ausencia de útero), que también se expresan con la ausencia de menstruaciones.

Los trastornos hormonales, como por ejemplo las disfunciones de la glándula tiroidea, son causa frecuente de irregularidades menstruales o -inclusive- de amenorrea. Otros desarreglos glandulares, como la hiperprolactinemia (producción excesiva de la hormona prolactina por parte de la glándula hiposifisiaria), también se asocian a faltas menstruales. El estrés laboral y emocional repercute de inmediato en el sistema regulatorio de la función ovárica y trae como resultado frecuentes trastornos menstruales. Algunas enfermedades de la nutrición, como la anorexia -un mal lamentablemente cada vez más frecuente entre las jóvenes- se asocian casi por regla a la falta de menstruación. En cada uno de estos casos se hace necesario tratar la causa de base.

Menstruaciones escasas

La mayoría de las regularidades del ciclo (atrasos y adelantos) en las jóvenes es debida a la inmadurez del sistema hormonal y suelen corregirse sin tratamiento al llegar a la edad adulta. Los exámenes y viajes de vacaciones muchas veces provocan ansiedad, y ésta repercute en la regularidad menstrual. Los trastornos ovulatorios severos exigen la administración de medicamentos inductores de la ovulación que sólo pueden ser llevados a cabo por ginecólogos especializados en medicina reproductiva y bajo estrictos controles (análisis de hormonas y ecografías) a fin de evitar graves consecuencias o embarazos múltiples.

Las menstruaciones escasas pueden deberse a varios motivos. Uno de ellos, las adherencias o sinequias intrauterinas, es el de peor pronóstico. Estas, por lo general, son consecuencia de infecciones pelvianas o abortos provocados. Cuando se toman pastillas anticonceptivas, es frecuente que las menstruaciones sean muy escasas y oscuras. Por el contrario, en este caso no hay nada que temer. Las menstruaciones de este tipo, bajo el efecto de la píldora, no tienen ninguna consecuencia ni son perjudiciales para la mujer. Sólo basta con suspender la toma del anticonceptivo cuando se desee un embarazo y las menstruaciones retomarán sus características habituales, siempre y cuando no sobrevenga antes una amenorrea debida justamente- a un embarazo.

Las sinequias o adherencias requieren tratamiento quirúrgico bajo control "histeroscópico"; esto es a través de un aparato óptico que permite ver adentro de la cavidad uterina. El futuro en lo que hace a la fertilidad es, en estos casos, un poco más comprometido.

Menstruaciones abundantes

Las menstruaciones abundantes casi por regla requieren algún tipo de tratamiento, ya que suelen asociarse a cuadros de anemia "ferropénica" (por falta de hierro) debido a la mayor cantidad de sangre que se pierde en ellas. Este tipo de menstruaciones puede obedecer a causas hormonales -como por ejemplo a "ciclos anovulatorios" (sin ovulación).

En estos casos, al no producirse el cuerpo amarillo luego de la salida del óvulo, durante toda su duración la mujer está bajo el influjo exclusivo de los estrógenos. La progesterona, originada en el cuerpo amarillo, es la hormona responsable de modificar el tejido que recubre el útero por dentro (endometrio) a fin de morigerar la cantidad de sangrado que se producirá durante la menstruación. Cuando sólo han actuado los estrógenos, ese tejido crece en exceso y, como consecuencia, aumenta la intensidad de la menstruación.

Estas situaciones son de fácil solución: se puede recurrir a "inducir" la ovulación con medicamentos, siempre que se busque o se esté dispuesta a "correr el riesgo" de quedar embarazada. O bien se administra hormona progesterona en forma de pastillas, óvulos vaginales o inyecciones durante la segunda quincena del ciclo o, si además se busca un efecto anticonceptivo, se indica la píldora que, como ya se ha dicho, tiene como efecto casi obligado disminuir la cantidad de menstruación. Ninguno de estos tratamientos debe realizarse sin una previa consulta ginecológica, pues mal indicados pueden ser perjudiciales.

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