Los siete chivitos

El lobo y los siete cabritillos
de Jacob y Wilhelm Grimm
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Datos generales
EditorialCuentos de hadas de los hermanos Grimm
GéneroCuento de hadas
País de publicaciónAlemania
Idioma
Título original«Der Wolf und die sieben jungen Geißlein»
TraductorEn Español El lobo y los siete cabritillos en Wikisource

Los siete cabritillos o El lobo y las siete cabritillas, (Der Wolf und die sieben jungen Geißlein) es un cuento de hadas de los Hermanos Grimm, escritores y filólogos alemanes célebres por sus cuentos para niños. Se trata de un clásico cuento con moraleja, al final de la historia aprenderemos una lección sobre la prudencia.

Argumento

Mamá cabra tiene que ir al bosque a por comida y para ello debe dejar a sus siete hijos solos en casa. Antes de irse, les advierte de que no deben abrir la puerta a nadie que no sea ella y les explica que si alguien llama a la El lobo y los siete cabritillos puerta, tienen que fijarse en la voz y en el color de los pies. Pues si no son una voz suave y unos pies blancos como los de ella, es que intentan engañarlos.

Poco después de haberse marchado, el lobo llama a la puerta, pero los cabritillos reconocen enseguida su ronca voz y saben que es el lobo, así que no le dejan entrar. El lobo entonces se las ingenia para que su voz se vuelva más suave y lo vuelve a intentar. Esta vez son sus pies negros los que le delatan, así que una vez más se queda fuera. Sin darse por vencido, el lobo se las arregla de nuevo para disimular el color de sus pies. Esta vez, los cabritillos no tienen ya motivo para desconfiar e, incautos, le abren la puerta. Entonces, intentan esconderse, pero el lobo los engulle a todos, excepto a uno, el séptimo cabritillo es al único que su madre encuentra al volver a casa.

Desconsolada por lo que ha pasado, se va a la pradera con su único hijo y cuando llegan se encuentran al lobo profundamente dormido. De repente, ven que algo se mueve en su tripa y sin dudarlo decide intentar salvar a sus hijos. Manda a su hijo a por tijeras, aguja e hilo y le abre la tripa del lobo para comprobar, emocionada, que los cabritillos aún viven. Para darle un escarmiento, le llenan la tripa de piedras y se la vuelven a cerrar. Cuando el lobo, muerto de sed, intenta beber agua, se cae dentro del pozo y se ahoga, para alegría de los cabritillos y de su madre, que bailan para celebrarlo.

Valores

La enseñanza detrás de este cuento es muy clara: debemos obedecer siempre a nuestros padres y sobre todo ser muy prudentes; no hay que fiarse de los desconocidos, en especial cuando nuestros padres no están presentes.

Valor

Los cabritillos demuestran ser muy valientes al negarse a abrirle la puerta al lobo, su mayor enemigo.

Responsabilidad

Los cabritillos se quedan a cargo de la casa cuando su madre se va a buscar comida al bosque. Y actúan con responsabilidad siguiendo las indicaciones de la madre de no abrirle la puerta al lobo.

Astucia e ingenio

El lobo logra superar todas las reticencias de los cabritillos y al final consigue engañarlos para que le abran la puerta ingeniándoselas para ocultar aquellos rasgos que le delatarían.

Perseverancia

El lobo también demuestra ser perseverante y no ceja en su empeño a pesar de lo difícil que se lo ponen los cabritillos.

Amor de madre

Es lo que hace que esta madre no se dé por vencida y se atreva a abrirle la tripa al lobo para comprobar si sus hijos siguen vivos y salvarlos

Autores

Jacob Ludwig Karl Grimm (1785-1863) y Wilhelm Grimm (1786-1859) eran dos hermanos de nacionalidad alemana. Después de licenciarse, en derecho y en literatura medieval, trabajaron como bibliotecarios y profesores en las universidades de Gotinga y de Berlín. Los hermanos Grimm ejercieron una inmensa labor en la filología germana, y además, a nivel popular, destacarían por sus relatos, que eran adaptaciones de las leyendas, el folclore y las historias de tradición y transmisión oral. Cuentos infantiles y del hogar (1812-1822) es su obra más importante, que incluye cuentos como Caperucita roja, La Cenicienta, El sastrecillo valiente o Hansel y Gretel. Varios de ellos también fueron adaptados a finales del siglo XVII por Charles Perrault.

Fuente