Luis Manuel Urbaneja

Luis Manuel Urbaneja
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Escritor venezolano
NombreLuis Manuel Urbaneja Achelpohl
Nacimiento25 de febrero de 1873
Caracas, Bandera de la República Bolivariana de Venezuela Venezuela
Fallecimiento5 de septiembre de 1937
Caracas, Bandera de la República Bolivariana de Venezuela Venezuela
OcupaciónEscritor y periodista
CónyugeLola Pelayo de Urbaneja Achelpohl
PadresLuis María Urbaneja e Isabel Achelpohl.

Luis Manuel Urbaneja. Escritor y periodista, es considerado por muchos como el iniciador del cuento moderno venezolano y puede llamarse el padre del criollismo venezolano. Fue, en efecto, quien usó por primera vez la palabra "criollismo" en su revista "Cosmópolis".

Biografía

Infancia y juventud

Nació el 25 de febrero de 1873 en Caracas, Venezuela. Fueron sus padres el general Luis María Urbaneja e Isabel Achelpohl.

Cursó estudios en el colegio Santa María el cual egresó en 1888. En 1890 ingresó en la Universidad Central de Venezuela para cursar estudios de derecho, los cuales no concluyó.

Muerte

Falleció el 5 de septiembre de 1937 en su ciudad natal.

Carrera profesional

Cuando sus amigos y compañeros de generación escalaban los más altos sitiales de la política criolla, él estaba en puestos de ninguna importancia, para mal vivir, o no figuraba al frente de cargo alguno. Casi vivió toda la vida como en un retiro virgiliano. Lejos de los círculos literarios y políticos, donde, según sus propias palabras, no privaban «hipocresías y envidias».

Por esto tenía una vaquería donde se identificaba con la naturaleza. El vivió el criollismo con toda intensidad. En sus últimos años vivía en la "Calle Atrás" de El Valle. Fue periodista desde la fundación de "Cosmópolis", la revista del modernismo venezolano. Colaboró con frecuencia en "El Cojo Ilustrado".

Figura junto a Pedro Emilio Coll y Pedro César Dominici entre los fundadores de la revista "Cosmópolis" cuyo primer numero circuló el 1 de mayo de 1894; desde el comienzo esta publicación fue uno de los voceros del movimiento modernista en Venezuela.

Entre 1896 y 1898 fue un asiduo colaborador de esta revista, en la que publicó numerosos cuentos. Tras el fraude electoral perpetrado en 1897 contra el general José Manuel Hernández, "el Mocho", se incorporó en el alzamiento de los liberales nacionalistas (1898). En el gobierno de Cipriano Castro, ejerció el cargo de fiscal de instrucción pública en Valencia (1900-1905) y, en Caracas, trabajó en la Secretaría de la Corte Federal y de Casación (1905-1910).

Durante el régimen de Juan Vicente Gómez se mantuvo al margen de la política; siendo nombrado a la muerte de Gómez, director de la Escuela de Arte Escénico y de la Biblioteca Nacional en 1936.

Entre 1910-1911 se desempeñó como codirector junto a Alejandro Fernández García, de la revista "Alma Venezolana".

En 1922 apareció su principal creación como cuentista: "Ovejón"; el cual fue publicado por primera vez por José Rafael Pocaterra en la "novela semanal", serie que se editaba en Caracas. En 1927, publicó el novelín "El tuerto Miguel". En 1937, apareció su segunda novela "La casa de las cuatro pencas".

Caracteríscas de su obra

Es el creador del criollismo en la literatura venezolana. Concibió sus personajes como su propia vida. Son personajes llenos de un aire rural saludable. Hombres rudos apegados a su paisaje y a su cielo. Sin embargo, no fue, desde un principio, un apasionado criollista. En la época en que hace su aparición en las letras nacionales predominaba en el medio la influencia literaria francesa. Es el momento en que la máxima preocupación de los jóvenes escritores hispanoamericanos es visitar a París. Ver París y morir es la felicidad completa de un artista hispanoamericano. En cierta forma, tuvo que vibrar al compás del momento. Y según palabras de Pedro Emilio Coll, su compañero de generación y amigo entrañable,
"no escapó a las influencias de entonces y escribió algunas fantasías en prosa del género llamado decadente".

Después pasa por un período intermedio. Bajo el influjo de Federico Mistral, aprende a gustar la poesía del campo. El paisaje venezolano canta entonces su himno de bellezas, en su prosa pura, espontánea, como los ríos, como los valles, como las montañas. Él, que siempre había vivído identificado con la naturaleza, se empieza a descubrir él mismo. En su prosa aparecen escenas típicas de los campos venezolanos: el idilio de los campesinos, la yunta perezosa de bueyes que aran la tierra pródiga, el sol quemante de los mediodías, los polvorientos caminos de las aldeas, perdidas en las inmensas soledades, en los reflejos de los vastos horizontes venezolanos.

Ante el refinamiento de la literatura, preconizado por muchos de sus contemporáneos, fijó sus ojos en el más crudo realismo. Se espantó de la moda. No transigió con los amaneramientos y se fue por los caminos del campo dispuesto a aprisionar con su lente el paisaje, las costumbres, los tipos criollos, tal como eran: sin empalagosos rebuscamientos. Se diría que en este período iba del brazo de Zola. Sus cuentos "Ojo de Vaca", "Ovejón" y otros caracterizan extraordinariamente este período de la obra del creador del criollismo en la prosa venezolana.

En la novela venezolana, representa como el nacimiento de la confianza, de la fe, en el porvenir del género. Lejos del pesimismo y del afrancesamiento, que habían predominado en la novelística venezolana. Se sitúa con sus personajes rudamente venezolanos moviéndose en un paisaje vivo, realmente fresco y espontáneo.

Las novelas publicadas son las siguientes:

  • "En Este País", la cual ganó el segundo premio en un concurso realizado en la Argentina en 1910.
  • "El Tuerto Miguel" (novelin), publicada en 1927.
  • "La Casa de las Cuatro Pencas (1937).

Inédita dejó "A la Sombra de la Negra Juana", mencionada por Pocaterra, a quien en los últimos años de su vida, había pedido el prólogo, a cambio de que él prologaría "La Casa de los Abila", novela que Pocaterra publicó muy posteriormente.

Fuera de la obra novelística, realizó una considerable obra cuentística. Pero los cuentos han quedado dispersos en las mejores revistas de la época que se publicaban en Venezuela. En 1944, la viuda del escritor, doña Lola Pelayo de Urbaneja Achelpohl, empezó a publicar bajo el titulo "El Criollismo en Venezuela", esa obra que hasta el momento había permanecido disgregada, consiste en prédicas y cuentos de ambiente venezolanista.

Realmente empezó por afinarse en el cuento para llegar a la novela. Sus cuentos, como "Los Abuelos", "Flor de Mayo", "Botón de Algodonero", "Flor de las Selvas", entre otros, representan en miniatura. pudiéramos decir, el mundo de las novelas. Quiso seguir, ya con una conciencia bien determinada, el camino que había abierto Manuel Vicente Romero García, con su novela "Peonía". De la novela de Romero dijo:
"Ya los jóvenes iniciados contamos con un árbol corpulento, a semejanza de nuestros samanes, a cuya sombra robustece nuestro ideal en las horas de decepción".
Por eso sus elementos novelísticos, narrativos, tratan de responder a esa tendencia que él mismo llamó en sus prédicas «americanismo».

Los cuentos que escribió, así como posteriormente las novelas, quieren plasmar en prosa castiza y de buen gusto "el lánguido cantar de la Soy-Sola en el taral en flor, la ladera por donde vagan las muchachas campesinas tarareando la última canción, cargada con sus haces de chamizas, donde los negros zumbadores se embriagan en los morados cálices de las parchas silvestres y donde algún ojo juvenil y mal intencionado se extasia mirando detrás de los troncos las chocozuelas bronceadas".

De todas sus obras narrativas, la que mayor valor literario posee es su novela "En Este País". La novela está escrita en buena prosa: sencilla. elegante, algunas veces recargada de giros criollos demasiado localistas. La novela cuenta como trama los amores de un joven campesino: Paulo Guarimba, con la hija del rico dueño de la hacienda donde trabajaba: Josefina Macapo. El muchacho gañan, de posición humilde, criado de la casa, contrasta en sus aspiraciones con la posición de la muchacha hija de un rico hacendado. Pero el idilio se fonnaliza. El amor no reconoce diferencias sociales y los dos se aman con calor. A través del desarrollo de los amores de Paulo y Josefina, el novelista describe en el más criollo lenguaje las costumbres de los campos, de las aldeas; los prejuicios sociales y las vanidades de la vida vernácula. Al final, Paulo, que se hizo general en una de las montoneras o guerras civiles, llega a ser Ministro. Entonces su situación social cambia de repente. Los padres de su novia se muestran complacidos con su matrimonio e infinidad de aduladores le queman incienso. Sin duda, que esta novela de Urbaneja plantea el ascenso de las clases populares y la declinación inmediata de las clases previlegiadas. Por obra y gracia de las contiendas internas, como la Guerra Federal , por ejemplo, donde se firmaban ascensos militares en blanco. En ella están de manifiesto muchos de los problemas sociales, espirituales y políticos expuestos con una sabia delicadeza, con gran suspicacia y con una gran dosis de valor estético.

Premios y reconocimientos

En 1896, recibió el primer premio del concurso de cuentos de la revista "El Cojo ilustrado", por su relato "Flor de Selva".

En 1916 obtuvo en Buenos Aires el primer premio en el Concurso de Novelas Americanas con la más representativas de sus obras: "En este país... Convirtiéndose en el primer escritor venezolano en recibir un galardón internacional.

Después de su muerte, su esposa se convirtió en una celosa conservadora de su obra; debiéndose a ella la primera recopilación orgánica de sus escritos "El criollismo en Venezuela" (1945). Con el tiempo, sus papeles fueron donados por su familia al Centro de Estudios Literarios de la Universidad Central de Venezuela.

En 1973 fueron publicadas sus "Obras completas".

Como homenaje a este destacado escritor, existe en Caracas una institucion de educacion media con su nombre el "Liceo Luis Manuel Urbaneja Alchelpohl".

José Rafael Pocaterra, en un homenaje póstumo al escritor, asienta:
"Hombre de lucha lo fue también, para que lo sepan quienes lo ignoran o quienes ayudan a ignorarlo. Hay siempre el bando de macacos que se hace la ilusión de que ellos dan el pase a la celebridad, colgados por el rabo en las ramas de los periódicos. En guerras anduvo, como Cervantes, pobre y oscuro, cuando el Don Quijote de los Lirios arreó sus huestes por el campo de Montiel; y en prisiones políticas y en escondrijos de conspirador. En la política unitaria nada fue; tuvo esa superioridad sobre todos nosotros, y aún más heroica y digna sobre sus contemporáneos del 98. Fue el «intelectual olvidado». No en el extranjero. Ni en el corazón de sus hermanos de espíritu. Ni entre las gentes llanas y leales de su intimidad".

Fuentes