Música cristiana

Música cristiana
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Concepto:Coro de musica gospel alabando al dios judeocristiano Yahvé. La música cristiana es la que se crea y ejecuta como expresión del cristianismo.

Se llama música cristiana a la música creada y ejecutada como expresión del cristianismo. Esa expresión abarca una gran diversidad de estilos musicales que contienen mensajes bíblicos o letras que involucran diferentes tipos de oración (de adoración, de acción de gracias, de petición), y cuya motivación principal es la fe cristiana.

Origen

La música cristiana es de origen judío:[1] la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo,[2] como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.

La definición de música cristiana, así como su papel fundamental, su composición y su importancia, llegan a tener diversas perspectivas que a veces varían según la denominación en cuestión. Algunos la consideran una forma útil tanto para evangelizar, enseñar y discipular al creyente,[3] como para tratar aspectos del estilo de vida cristiano.

Historia de la música cristiana

Tiempos bíblicos

En la Biblia, el papel de la música para el pueblo cristiano cumple la función de alabanza, adoración y glorificación de Dios. Un ejemplo se halla en el capítulo 150 del libro de los Salmos, donde se hace una exhortación a alabar a Dios con instrumentos musicales de viento, de cuerda y de percusión.

En el Nuevo Testamento, el uso que los apóstoles y los seguidores de Cristo hacen de la música cristiana demuestra su carácter como forma de culto, enaltecimiento, y agradecimiento a Dios.

A través del grandísimo período histórico que abarcan los relatos bíblicos, se encuentran muchas referencias a la actividad musical en la vida de los pueblos antiguos. La música tenía un lugar importante en gran parte de la vida del pueblo de Israel. Algunos cánticos antiguos como el de María y Moisés, se relacionan con eventos específicos tales como la liberación de los creyentes perseguidos por los enemigos, o fiestas como la Pascua. En los servicios religiosos, los músicos provenían de la Tribu de Levi, tal como se indica en 1 Crónicas 15:16 y Nehemías 11:22. Sobresale el papel del Rey David como músico, quien tocaba su arpa para calmar el atormentado espíritu del Rey Saúl, y más tarde obtuvo el derecho a designar a los músicos del templo. David también es el autor principal de los Salmos.

Otras referencias mencionan eventos donde se tocaba la música vigorosamente, acompañada de coros del pueblo y bailes donde participaban hombres y mujeres, grandes y pequeños, jóvenes y ancianos. La música acompañada de danzas estaba presente en celebraciones grandes y pequeñas que marcaban eventos importantes en la vida del pueblo, aunque también de la vida cotidiana, expresando una gran variedad de estados de ánimo, sentimientos y diversas emociones que tenían como característica la glorificación de Dios. Los cantos se solían realizar especialmente en tiempos de paz y alegría, mientras que diversos pasajes bíblicos demuestran que durante tiempos de arrepentimiento la música se dejaba de lado por un momento con el objeto de enfocarse en la oración, el ayuno y la comunión con Dios, tal como lo muestra la exhortación profética en Amós 5:23-24.

En el Nuevo Testamento destaca el relato sobre Pablo y Silas registrado en Hechos, donde se narra que a pesar de estar aprisionados y haber sufrido aflicciones, tribulaciones y persecuciones que enfrentaron por su fe en Jesucristo, ambos apóstoles cantaron himnos dedicados a Dios durante la medianoche.

Además, en Mateo 26:30 y Marcos 14:26, el testimonio bíblico registra que Jesús mismo y sus discípulos entonaron un himno de acción de gracias en la Última Cena, antes de que partieran al Monte de los Olivos. El texto bíblico no menciona el nombre del himno.

Cristianismo Primitivo

En el pasado, los Levitas habían sido nombrados cantores y tañedores del templo, sin embargo, sus obras musicales se perdieron con el paso de las generaciones. En el año 70 DC., el Segundo Templo fue destruido por las tropas del emperador Tito, y en los años siguientes, los levitas, junto con la mayoría de los judíos huyeron de Palestina. Algunos piensan que como resulta la música de sinagoga perdió el carácter alegre y las grandes fuerzas instrumentales que tenían en el Templo judío inicialmente.

Diversos musicólogos como Ulrich,[4] concuerdan en que gran parte de la música cristiana a principios del milenio fue influida por la música hebrea y contenía diversas prestaciones y tradiciones musicales del pueblo judío. Según Werner (1984), las conexiones entre los cantos hebreos y los cantos cristianos han sido científicamente investigadas y comprobadas.[5]

En general, se sabe poco acerca de la música del cristianismo primitivo debido a que gran parte de la misma no se escribía, sino que se transmitía principalmente de forma oral de generación en generación. De igual forma, se desconocen cómo fueron las melodías o ritmos de la música de las comunidades cristianas de los primeros siglos, aunque se piensa que las piezas consistían en sencillas melodías que acompañaban oraciones y plegarias vocálicas espirituales.[6]

Algunos historiadores piensan que pudo haber influencia de la música griega oriental debido a que hay registros musicales que fueron escritos en el idioma griego; no obstante, esta última visión no es compartida por muchos, pues el hecho de que los himnos hayan sido escritos en griego no necesariamente implica la influencia de la música griega, además de que también se sabe poco acerca del estilo y melodía de la música griega y su historia.[7]

El papiro de Oxyrhincos es uno de los primeros ejemplos de música cristiana a principios del milenio, de los que se tiene registro arqueológico.[8][9] En este se halló el manuscrito de un himno cristiano (P. Oxy. XV) que contenía tanto la letra como la notación musical. El texto, en griego, escrito de forma poética, llama a guardar silencio para que se pueda alabar a la Trinidad. La música contenida es completamente diatónica, la notación es hipolidia, y la métrica, esencialmente anapéstica. Los estudios de paleografía musical sobre la estructura musical del papiro, denotaron que la melodía resulta de un grupo de fórmulas características de la composición melódica semítica que no existía en la antigua música griega. Cuando el cristianismo se extendió por los países del Mediterráneo, dicho principio de composición musical fue incorporado al estilo de la música europea de los siglos posteriores.[10]

Edad Media

Los usos que se le dieron a la música en los servicios religiosos de las comunidades cristianas se fueron ampliando durante la Edad Media, cuando tomaron un carácter más trascendental en la vida de los pueblos. Con la división del Imperio Romano en el año 395, el canto cristiano en Europa Oriental pasó a caracterizarse por su producción en la lengua griega, en el canto bizantino, mientras que en Europa Occidental, se produjo más en la lengua latina, pareciéndose más al canto gregoriano.

Durante sus primeras manifestaciones en Europa, la mayoría de la música involucraba el canto, ya sea de toda la congregación (montaje) o por un subgrupo de canto, como un coro o un grupo musical de culto.[11] También se hizo producción de música cristiana en el imperio bizantino.[12] Esta se manifestaba usualmente en grandes edificios o lugares cerrados como monasterios, catedrales o templos.

Las Iglesias ortodoxas orientales preferían que los cantos se realizaran en templos o lugares de culto donde el ambiente fuera solemne y no se interrumpiera la sonoridad de la voz humana. Los servicios religiosos de la Iglesia Ortodoxa usaban frases que provenían de tradiciones judaicas y eran escasamente acompañadas de instrumentos musicales, especialmente en los templos de Bizancio y Macedonia.[13] Algunos instrumentos empleados eran el laúd y las campanas. En la iglesia ortodoxa de Etiopía se usaban instrumentos autóctonos como tamborcillos y elementos de percusión.

Entre los siglos V y VI, la teoría musical griega fue dada a conocer por Boecio, y se comenzó a usar en Occidente con una notación alfabética latina. Más tarde, la lectura musical se organizó de acuerdo a su estilo en canto silábico (salmodía), donde cada signo representaba un sonido, o en canto melismático (himnario), donde cada sílaba del texto representaba varios sonidos de distinta altura.[14]

El canto llano (también conocido como música gregoriana) fue usado durante la Edad Media como una expresión más occidental del arte religiosa. En grandes monasterios de tipo contemplativo como los benedictinos se desarrollaron un sinnúmero de canciones únicas que formaban parte de la alabanza y del patrimonio musical de la época. En este contexto, destacan históricamente las aportaciones musicales de Guido de Arezzo y su relación con la cristiandad.

Renacimiento

Debido a que el renacimiento no surgió al mismo tiempo en toda Europa, el avance musical y artístico se manifestó de diversas formas en distintos lugares, no siempre innovando la tradición medieval musical cristiana.[15] Además, se considera que en muchos ámbitos de la música cristiana se re introdujeron instrumentos musicales que habían sido populares durante la Edad Media, como instrumentos de cuerda e instrumentos de percusión para acompañar a diversos coros. Entonces se usaban textos litúrgicos y antífonas musicales que se siguieron usando abundantemente en los siglos posteriores.

Con los viajes de Marco Polo y el descubrimiento del continente americano, se diversificó la música de culto religioso. El villancico destacó como una de las expresiones musicales (principalmente católica), surgiendo en la península ibérica como música popular que fue tomando carácter secular dentro de algunos pueblos, y llegó a extenderse a toda América.

Música barroca

Durante el período barroco, la música cristiana se hizo mucho más compleja en cuanto a instrumentos; el clavecín, el órgano y el piano se integraron tanto al espacio arquitectónico, como a los coros y a las orquestas europeas de música cristiana. En América y el Oriente, la música fue una forma presente en la evangelización de los pueblos nativos, especialmente en Nueva España. La música de los cristianos en el Medio Oriente era más autóctona en comparación a la música de las colonias americanas y la de las Islas Filipinas debido al proceso de colonización que sufrían los pueblos indígenas.

En el barroco europeo se tienen varias manifestaciones estéticas dentro de los géneros musicales, fueron los italianos y centro europeos quienes crearon composiciones de la música cristiana de tal reconocimiento que forman parte de los clásicos. En el caso de las ciudades itálicas, del Reino de España y en el Reino de Portugal se tiene una corriente manierista. Durante el período barroco en Europa, se utiliza ampliamente el preludio coral (para órgano), que se compone mediante el uso de una melodía popular himno temáticamente, y un amplio corpus de otra música para órgano solista comenzó a desarrollarse en toda Europa.

Algunos de los exponentes más conocidos de este tipo de composiciones: Antonio Vivaldi (compositor de Gloria), Johann Sebastian Bach (máximo exponente del órgano barroco), Dieterich Buxtehude, George Frideric Handel (uno de los más influyentes de la música barroca siendo la sinfonía de Halleluia una de las más conocidas), François Couperin, César Franck y Charles-Marie Widor para nombrar unos pocos. Varios compositores han escrito notas de la música instrumental cristiana, dentro de la música europea como los actos de adoración, incluyendo el repertorio de órgano conocido por compositores como Olivier Messiaen, Louis Vierne, Maurice Duruflé, y Jean Langlais.


La riqueza generada en los reinos ibéricos de España y Portugal gracias a sus colonias en otros continentes, pudo financiar a muchos compositores para la música de las grandes catedrales, fue en este periodo donde la música del cristianismo europeo desarrolló innumerables sinfonías.

Las sonatas para orquesta y otras formas de música instrumental religiosa también se fueron formando como una expresión única que se manifestó en las colonias americanas, llegando a destacar la música del órgano barroco dentro de los templos del Virreinato de la Nueva España, del Virreinato en Perú y la música barroca del Brasil. En la música barroca de las colonias americanas también hubo importantes exponentes, difiere radicalmente de la música europea, ya que la composición de villancicos y sonatas, se hicieron en idiomas vernáculos como el náhuatl. En el Archivo Musical de la Catedral de Oaxaca se encontró la colección íntegra del Cancionero Musical de Gaspar Fernandes con más de 300 cánticos religiosos populares, en su mayoría escritos en latín, español; y algunos también en portugués y náhuatl.

El texto de la Misa Oaxaqueña, surgió como una adaptación tomada de los textos del cantoral religioso oaxaqueño del periodo medieval, del texto litúrgico en español de la misa católica. La obra adopta estrictamente la estructura de una misa. En la liturgia católica, la misa solemne o cantada constituye un género musical tradicional, que consta de tres partes obligatorias, el «Kyrie», el «Sanctus» y el «Agnus Dei», e incluye además el «Gloria» y el «Credo».

Gaspar Fernandes, Juan Gutiérrez de Padilla, Manuel de Sumaya y Juan Matías de los Reyes son otros exponentes de lo que se conoce como misa oaxaqueña o música novohispana.

En la música cristiana del barroco brasileño no hay notables cambios en comparación con la de los virreinatos españoles, Manoel Dias de Oliveira e Inácio Parreiras Neves fueron entre los músicos que más destacaron de las colonias portuguesas, en Minas Generais fue donde el arte barroco tuvo su máxima expresión sobre la música para el culto.

La música de las iglesias cristianas en colonias británicas y francesas se diferenciaban significativamente de las colonias españolas y portuguesas; y muchos holandeses y otros inmigrantes buscaron la manera de hacer su propia música para el culto. Por otra parte, cuando las 13 colonias se consolidaron como los Estados Unidos, los coros eclesiales tomaron gran importancia en la música cristiana del siglo XIX y del siglo XX de la nación.

Música instrumental

A través de la historia, principalmente durante el protestantismo, la música cristiana en diversos círculos se caracterizó por ser simplemente instrumental. Durante el período Barroco en Europa, el preludio coral para el órgano fue ampliamente utilizado, lo que se reflejó en piezas himnos populares y composiciones de música clásica. Algunos de los exponentes más destacados de este tipo música, incluyen a Johann Sebastian Bach con famosas obras como Jesús, alegría de los hombres y la Pasión según San Mateo; Georg Friedrich Händel con El Mesías, Buxtehude, Couperin, César Franck, Charles-Marie Widor entre otros.

Durante este tiempo hubo compositores que se dedicaron a componer especialmente música de órgano para actos de culto religioso. Algunos compositores muy conocidos fueron Olivier Messiaen, Louis Vierne, y Maurice Duruflé.

Himnos cristianos

Los himnos son cantos de alabanza y exaltación a Dios. Su uso en la práctica cristiana se menciona desde el Nuevo Testamento, en Mateo 26:30 cuando después de haber cenado Jesucristo y sus discípulos, se relata que juntos cantaron un himno cuyo nombre no se menciona.

Durante la Reforma Protestante la apreciación de los himnos dio lugar a por lo menos dos tipos de enfoques musicales. Uno era principalmente calvinista y radical, y consideraba que la música cristiana tendría que contener casi citas de la Biblia, o de lo contrario, sería rechazada y prohibida. En algunas iglesias, en vez de himnos, se coreaban solamente salmos bíblicos con melodías muy básicas que frecuentemente no tenían acompañamiento instrumental. Esto fue conocido como «salmodia exclusiva». Hoy en día algunas iglesias presbiterianas, por ejemplo, al oeste de Escocia, todavía conservan dicha tradición.

Otro enfoque reformista más flexible permitió un estallido de composiciones musicales y cantos congregacionales. Uno de los reformistas de este tipo fue Martín Lutero, quien no sólo participó en la reforma religiosa sino también fue autor de muchos himnos, incluyendo Ein feste Burg unser Gott ist (Castillo fuerte es nuestro Dios), que se canta hoy en día incluso por algunos católicos, y Gelobet seist du, Jesu Cristo (Alabanza a Tí Jesucristo). A menudo, Lutero y sus simpatizantes utilizaban himnos o coros para enseñar principios de la fe.

El primer himnario protestante fue publicado en Bohemia en 1532. Por otro lado, el Conde Zinzendorf, líder de la Iglesia Morava en el siglo XVIII, escribió unos 2,000 himnos. También los primeros escritores ingleses tendían a parafrasear textos bíblicos, especialmente los Salmos, por ejemplo Isaac Watts a quien se le reconoce como un un gran compositor de himnos, y se le acredita el primer himno inglés: «Behold the glories of the Lamb» (He aquí la gloria del Cordero). Los himnos y cantos corales también eran comunes en la iglesia anglicana.

Otros escritores posteriores innovaron aún más sus obras, incluyendo en sus textos la alegoría y la metáfora y procurando dar un mensaje cristiano de edificación. Los himnos de Charles Wesley y su hermano John, destacaron no sólo dentro del metodismo, sino en muchísimas iglesias protestantes, ya que desarrollaron un enfoque en el que se expresaban los sentimientos personales que reflejaban una lírica que hablaba de una relación personal con Dios, y el deseo de Su alabanza.

Las contribuciones de Wesley, ahunado al Segundo Gran Despertar en los Estados Unidos, contribuyeron a formar los antecedentes de un nuevo estilo que se conocería como gospel. Así comenzó una nueva etapa en la historia de la música cristiana, en la que hubo una explosión de composiciones cristianas por letristas y músicos, de los cuáles destacan Fanny Crosby, Lina Sandell, Philip Bliss, Ira D. Sankey, y otros compositores que participaron en avivamientos, reuniones campestres, y cruzadas evangelísticas. El estilo o forma melódica de tales obras, generalmente se designa como «canciones gospel», a diferencia de los himnos. Las canciones gospel incluyen un estribillo (o coro) y por lo general (aunque no siempre) un tempo más rápido que los himnos. Como ejemplos de la distinción, «Amazing Grace» es un himno (sin estribillo), mientras que «How Great Thou Art» es una canción gospel.

Durante el siglo XIX, las canciones gospel se extendieron rápidamente en el protestantismo y el cristianismo no denominacional, mientras que eran conocidos en mucho menor medida en el catolicismo, y era casi desconocido en las iglesias ortodoxas orientales que se quedaron básicamente con la clase de cantos antiguos.

Como resultado de las innovaciones musicales y el paso del tiempo, se fueron combinando elementos de la música cristiana de épocas pasadas con nuevos estilos que estaban formando los cristianos afroamericanos estadounidenses, quienes componían desde himnos, hasta los llamados espirituales negros, y canciones de trabajo que reflejaban la fe cristiana. Los cantos se fueron diversificando hasta formar propiamente el género góspel y abrieron paso para ampliar aún más la variedad de estilos musicales subsecuentes. Los negros espirituales eran cantos acompañados de gran contenido coral y participación de la congregación cristiana, y estos se hicieron presentes en iglesias metodistas, episcopales, bautistas, no denominacionales, entre otras.[16]

La música cristiana fue transformándose poco a poco hasta consolidarse lo que se conoce como la llamada música cristiana contemporánea que se ubica desde la segunda mitad del siglo XX. Esta fue cultivándose principalmente por parte de diversas denominaciones destacando las evangélicas.

Música de culto o alabanza

La alabanza cristiana es vista como una forma de adoración a Dios, la cuál generalmente se desarrolla a través de himnos y cantos en un templo o iglesia, como parte del servicio religioso o culto a Dios y como acto de presencia en el acto de adoración que da la congregación cristiana. Esta se puede contemplar en las distintas denominaciones de creyentes[17] y usar distintos tipos de instrumentos musicales.

En Occidente, la mayoría de las confesiones cristianas hacen uso de diversos tipos de instrumentos para acompañar a su servicio religioso, sin embargo, algunas denominaciones como la Iglesia de Cristo, los primeros [[bautista (denominación cuadrilbautistas y la Iglesia Libre de Escocia, históricamente, no utilizan instrumentos señalando su ausencia en el Nuevo Testamento. Durante el siglo pasado, varios de estos grupos revisaron dicha postura y se han optado por incorporarlos como un apoyo a el canto. Existen iglesia que sin dejar si vínculos con las congregaciones mas ortodoxas incorporan un servicio de canto instrumental llamado contemporáneo en contraste al tradicional.

En la Iglesia ortodoxa

La música cristiana del ortodoxismo es la música dedicada a la alabanza de Dios y vivencia de la fe, desde la perspectiva de la Iglesia ortodoxa. Esta música deriva principalmente de la música sacra y escasamente acepta nuevas melodías, ritmos o estilos musicales debido a su tradición más conservadora. Esto representa una variedad temática musical más limitada en cuanto a géneros.

En la Iglesia católica

La música cristiana en el catolicismo es aquella dedicada a la alabanza de Dios y vivencia de la fe desde la perspectiva de la Iglesia Católica. Esto incluye a una variedad de géneros y diversidad musical que no se limita a la divinidad de Jesús de Nazaret, sino que incluye creencias católicas como los sacramentos y el misterio de Dios en la liturgia católica.

La música católica incluye, entre otras, la música sacra,[18] música contemplativa y de meditación. Los estilos de música contemporánea no son muy comprendidos dentro de la Iglesia católica; sin embargo, existen algunos exponentes que se han abierto más espacio en el ámbito.

En la tradición católica, durante la Semana Santa se celebran procesiones organizadas por una cofradía, en donde figuran una o varias hermandades. Cada una tiene sus respectivos pasos, que son imágenes religiosas o esculturas talladas sobre el viacrucis, figuras marianas, o figuras de santos católicos. En las procesiones participan penitentes, que suelen llevar gorros cónicos, acompañados de bandas de músicos y tamborileros que van marcando los pasos y el ritmo del caminar. Las bandas se acompañaban principalmente con cornetas o platillos, y van tocando marchas de tipo militar.

En México, durante la guerra cristera, se llegaron a componer múltiples cantos que rechazaban el gobierno de Plutarco Elías Calles y exaltaban a Jesucristo como el eje central del Reino de Dios en la Tierra. Ante la amenaza de un gobierno secular, la fe de los combatientes que intervinieron en el conflicto social se llegó a acompañar de numerosos himnos católicos que perduran hasta nuestros días, así como el género del corrido.[19]

El pop-rock católico, que comenzó en países como Canadá y se ha ido extendiendo en países como Francia, se fue desarrollando en la segunda mitad del siglo XX, hasta conformarse como un género particular que pretendía reunir a círculos juveniles en la Iglesia Católica. Con el tiempo también han surgido grupos de músicos católicos que han decido incursionar en géneros como el vallenato, la salsa y el merengue, dada la creciente aceptación de dichos géneros en países latinos.

Actualmente en la iglesia católica han surgido músicos jóvenes de corte religioso que han dedicado gran parte de su vida al canto y la música católica. En España, el sacerdote Cesáreo Gabaráin llegó a destacar como compositor de música litúrgica. Algunas monjas ha incursionado como cantautoras e intérpretes de canciones que muestran una apertura de la música sacra hacia la música popular, y que promueven desde la perspectiva católica, el culto a Dios, como lo muestra la famosa canción de Dominique.

Por otra parte, el Vaticano acostumbra realizar conciertos en las épocas navideñas, donde se han llegado a invitar a artistas católicos de música secular como Jennifer Paige, Dolores O'Riordan,[20] Westlife,[21] Simply Red, entre otros. Así mismo, la Iglesia Católica realiza un evento anualmente conocido como el World Youth Day (en español: Jornada Mundial de la Juventud), el cuál está dirigido a los jóvenes y es acompañado de espectáculos y festivales musicales que inician después de las misas, y que incluyen la interpretación de bandas o músicos católicos destacados en el ámbito. La organización del WYD fue instituida durante el papado de Juan Pablo II, y fue continuada por Benedicto XVI.[22] En dichos eventos, los líderes religiosos suelen estar presentes durante la realización del concierto.

En Iglesias cristianas evangélicas

La música cristiana evangélica se fue formando paulatinamente en los Estados Unidos a lo largo del siglo XX, como resultado de una gran diversificación musical que tenía como antecedente directo a los antiguos himnos congregacionales y a los negros espirituales de los cristianos afroamericanos.

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, surgieron una gran variedad de músicos que destacarían eventualmente, unos a nivel nacional, otros a nivel internacional. En las décadas de 1950 y 1960, por ejemplo, era común la música gospel en Iglesias bautistas, lo que llegó a reflejarse en el surgimiento de exponentes importantes como Albertina Walker y Mahalia Jackson, mejor conocida como la Reina de la música Góspel.

En los años 1990 destacaron músicos como Steven Curtis Chapman en el estilo contemporáneo, mientras que Don Moen y Ron Kenoly destacarían en el ámbito de la música góspel de adoración.

Música cristiana contemporánea

Artículo principal: música cristiana contemporánea y rock cristiano.

Referencias

Bibliografía selecta

  • Steve Miller (2008), «Debate de la música cristiana contemporánea: compromiso con el mundo o agente de renovación» CreateSpace, 5 de agosto, 252 págs.
  • Steve Miller, Wison Torres (2000), Debate de la música cristiana contemporánea, Editorial Unilit
  • Donald P Hustad (1998), Regocijaos: La música cristiana en la adoración, Casa Bautista de Publicaciones, 1 de mayo, 600 págs.
  • Alfred Colling (1958), Historia de la música cristiana, Casal i Vall, 152 págs.
  • H. T. Spence (2011), Confrontando a la música cristiana contemporánea: una relación sencilla de su historia, filosofía, y futuro, Forwarding the Faith Publications, 267 págs.
  • Velma L. Sosa Orozco (2000), El valor de la música cristiana: factor decisivo para su rescate, organización, desarrollo, preservación y acceso, Universidad de Puerto Rico, 210 páginas.
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