Manuel Candela y Pla

Manuel Candela y Pla
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Médico que asimiló el evolucionismo darwinista, la medicina de laboratorio y la nueva cirugía.
NombreManuel Candela y Pla
Nacimientoel 15 de noviembre de 1847
Valencia
Fallecimiento12 de noviembre de 1919
Valencia
OcupaciónMédico

Se puede situar a Manuel Candela y Pla en el contexto de una elevación del nivel de la actividad científica en Valencia durante la Restauración que, en buena medida, fue posible gracias a la trayectoria desarrollada en la llamada "etapa intermedia". Se asimiló el evolucionismo darwinista, la medicina de laboratorio y la nueva cirugía, y empezaba a vislumbrarse la necesidad de promover el especialísimo médico-quirúrgico. La mayoría de sus protagonistas, como Candela, no estuvo al margen de los acontecimientos políticos, sociales y culturales del país. Fueron regeneracionistas y pedían a gritos reformas en todos los ámbitos, especialmente en el de la educación y en todo lo relacionado con la salud y la higiene.

Síntesis Biográfica

Manuel Candela nació en Valencia el 15 de noviembre de 1847.

Estudios

Inició estudios de Teología en el seminario, pero convencido que ese no era su camino, incorporó sus estudios al Instituto de Castellón. Pasó después al de Valencia donde obtuvo el grado de bachiller en 1867. Ingresó en la Facultad de Medicina de Valencia y después se trasladó a la de Madrid donde se licenció en 1872. Se doctoró también en esta ciudad en 1873.

Como profesor

En 1882 enseñaba obstetricia y patología especial de la mujer y de los niños en la Universidad de Santiago de Compostela. Permutó la cátedra con la que Francisco Armet Moragas ocupaba en Valencia. Tomó posesión el 29 de julio de 1882 para impartir clínica tocoginecológica, diez años después de que Francisco de Paula Campa y Porta fuera nombrado catedrático de obstetricia en Valencia. Mantuvo la cátedra hasta 1918. La ginecología entonces apenas contaba con tratamientos quirúrgicos, pero poco a poco y después de superar el miedo al quirófano, Candela los fue incorporando a su práctica. En 1886 la pediatría se separó de la tocoginecología y dos años más tarde la cátedra de esta especialidad fue ocupada en Valencia por Ramón Gómez Ferrer.

Manuel Candela perteneció al grupo experimentalista de Amalio Gimeno en Valencia junto a Pascual Garín Salvador y Vicente Navarro Gil, entonces ayudantes de cirugía. Se asociaron también Pablo Colvée y Vicente Peset, entre otros. En el discurso que pronunció en 1885 sobre la fiebre puerperal con motivo del aniversario de la fundación del Instituto Médico Valenciano (Naturaleza evolutiva de los procesos morbosos puerperales), afirmaba: 

«... hemos visto cómo la piqueta demoledora de las nuevas creencias científicas, ha ido derribando las mejores fábricas de la etiología de la antigüedad; sobre aquellas vetustas y no menos gloriosas ruínas la microbiología comienza a edificar el templo de la moderna ciencia; una mano misteriosa parece haber escrito sobre su pórtico un lema, que atrae, subyuga, y fascina, aquel verso de Virgilio, Nova rerum nascitur ordo; sobre sus altares pretende colocar una diosa, a quienj todas las inteligencias han de rendir pronto vasallaje y adoración; esa diosa se llama, Señores, etiología del porvenir. Paso, pues, a la ciencia moderna. Paso a la naciente microbiología, Paso a la etiología del porvenir.» Tuvieron ocasión de poner sus ideas en práctica durante la epidemia de cólera de 1885. Fueron defensores de la vacunación anticolérica de Ferrán. En Valencia, la sala de vacunaciones y el laboratorio se instaló en la casa de Candela que todavía se conserva en la calle de Pascual y Genís.

Candela y el desarrollo de la especialidad de obstetricia y ginecología

En 1884 Candela fundó la revista El Progreso ginecológico y pediatra, primera revista valenciana de la especialidad que se publicó de forma independiente hasta 1889 y luego se fusionó con La Crónica Médica hasta 1894. En la misma se publicaron unos dos centenares de artículos originales; una buena parte fueron escritos por el propio Candela. Uno de los temas que más le preocupó fue el parto patológico, de forma especial la placenta previa, que planteó con un criterio intervencionista e introdujo la cesárea como tratamiento de elección. En el campo de la ginecología se ocupó de las enfermedades uterinas no infecciosas, practicó la primera ovariotomía en Valencia y perfeccionó algunas técnicas operatorias. Una ojeada por el listado de trabajos que se incluye en esta biografía, proporciona una idea de cuáles fueron sus temas preferidos. Más adelante, cuando el cáncer empezaba a constituir una preocupación médica y social, dedicó algunos trabajos a la radioterapia.

Candela era consciente del surgimiento de las especialidades y de la necesidad de defenderlas y desarrollarlas. En El Progreso ginecológico y pediatra decía:

«Asistimos a un periodo de verdadera revolución científica en las especialidades a que queremos consagrar el humilde óvolo fruto de nuestros estudios, y no es ciertamente la nación española la última que con sus obras y sus cátedras, con sus sociedades y academias, con sus revistas y monografías ha despertado de un letargo de tantos siglos. No vamos a ser, pues, los apóstoles de una nueva idea, ni siquiera los predicadores de una nueva cruzada. Modestos obreros de una ciencia de ayer, ardientes admiradores de su constante progreso de hoy, uniremos nuestro débil aunque vehemente esfuerzo para su constitución definitiva de mañana». Los redactores de El progreso ginecológico y pediatra que colaboraron con Candela fueron V. Rica Lafora, director del Cuerpo higienista; J. Vidal Puchals, especialista en enfermedades de los niños; M. Orellano Iranzo, profesor libre de Obstetricia; J. Corzanego Mandía, redactor políglota; y A. Ortigos Matton, como secretario.

Fundación

En 1892 Candela fundó un instituto ginecológico privado, cuya actividad se recogió en los Anales del Instituto Candela entre 1896 y 1903. Después lo traspasó a las Hermanas de Santa Ana. Fue el inicio de lo que hoy se conoce como Casa de salud, ubicada en la avenida que lleva su nombre. Entonces estaba situada entre el camino de Algirós y el camino del Grao, entre fincas de naranjos. Comenzó a construirse el 13 de julio de 1891 y se inauguró el día 10 de julio de 1892. Ocupaba una superficie de 240 metros cuadrados. Fachada de dos cuerpos de obra sobrepuestos de estilo griego y renacimiento. Pabellón central terminado en su parte superior por un frontón triangular, en cuyo tímpano se situaba un relieve con los emblemas de las ciencias médico-quirúrgicas. El segundo cuerpo estaba limitado por dos columnas de orden jónico con otras dos centrales; en el friso del cornisamento se leía la siguiente inscripción Aseptia Chirurgiae Decus. Tres ventanas en el pabellón central y dos laterales completaban la parte.

El primer cuerpo era de orden dórico y también estaba limitado por análogas pilastras, leyéndose en el friso: "Instituto Ginecológico del Dr. Candela". Una espaciosa escalinata daba entrada al vestíbulo donde, a derecha e izquierda se encontraban la conserjería y la dirección. En el testero, a los lados de la puerta central del vestíbulo por la que se accedía al resto de las dependencias, había dos relieves de Lister y de Pasteur, lo que de alguna manera refleja la mentalidad de Candela. En el primer piso, en la parte delantera, se encontraba a derecha e izquierda la sala de antisepsia y el quirófano aséptico. En medio de las dos, una sala almacén y de lavado del personal médico y de los ayudantes.

Más allá de la actividad privada, Candela quiso que ésta generara conocimiento y experiencia. Quedó reflejo, como se ha dicho, en los Anales del Instituto Candela, de los que dijo:

«vienen a representar en la prensa médica española, la continuación de El Progreso Ginecológico, revista bimensual que vio la luz pública primeramente sola por espacio de siete años y que otros dos después continuó asociada a La Crónica Médica. La novedad introducida en la forma y hasta en el fondo de esta antigua revista, responde a la oportunidad y circunstancias que son del dominio del profesorado médico español. Ella es el complemento de la obra que iniciamos en 1891 al establecer en la hermosa vega de esta ciudad nuestro Instituto Ginecológico. Los elementos materiales de técnica que se acumularon en él al principio y que más tarde se han ido completando procedentes de los mejores centros de fabricación nacionales y extranjeros y la organización procurada a sus trabajos clínicos, ha permitido llevar a cabo en esta casa las operaciones y los cuidados consecutivos a las mismas, con la ventajosa garantía de éxito que han podido apreciar cuantas personas de todas clases nos han honrado con su confianza o con su visita.

Y al hacer público por modo tan explícito estos hechos, que nos complacen sin envanecernos, dejaríamos de ser justos y pecaríamos de ingratos sino consignáramos la muy valiosa cooperación con que a resultado tan satisfactorio ha contribuido el ilustrado y afectuoso concurso de mis buenos compañeros los profesores auxiliares numerarios de este Instituto Dres. Ferri, Cogollos, Ortigosa, Arán y Gil, como asimismo el no menos sabio y estimado apoyo que en casos de consulta, y por relacionarse con problemas médicos de su respectiva competencia, hemos encontrado en todos nuestros queridos compañeros de claustro. Al ser ya conocido en toda España nuestro Instituto, y habiendo merecido por parte del público la aceptación que nunca agradeceremos bastante, es natural que el gran contingente clínico, con tanta solicitud cultivado y con tanto afán recogido, no se pierda por indolencia o apatía como material de enseñanza y de contribución, siquiera sea muy modesta, para establecer el soñado ideal de la Ginecología española.

La finalidad principal, pues, de estos Anales, será la de hacer públicos todos los trabajos de clínica, de cátedra y de laboratorio que hasta el presente se han efectuado o en lo sucesivo puedan realizarse en este centro de labor ginecológica.

Esto no ha de ser obstáculo para que esta publicación acoja y patrocine cuantos trabajos de la misma índole se le dirijan, o bien los que en España o fuera de ella sean publicados en monografías y revistas y que por su importancia merezcan los honores de ser reproducidos para su divulgación... Valencia, 1 de enero de 1896.»

Gracias a su empeño se volvió a publicar La Crónica Médica (segunda época) entre 1907 y 1919 cuando falleció. Compartió su vida con la Revista Valenciana de Ciencias Médicas (1899-1917) que dirigía Faustino Barberá, con La Medicina Valenciana de Ramón Gómez Ferrer (1901-1923) y con la Revista de Higiene y de Tuberculosis (1905-1936) cuyo responsable era José Chabás Bordehore .

Candela como rector de la Universitat de València

En 1900 Candela fue el encargado de leer el discurso inaugural del curso 1900-1901 de la Universidad de Valencia en el que habló de Rehabilitación social de España . El comienzo es una descripción de la situación de abatimiento en la que se encontraba el país, a pesar de contar con una serie de ventajas: «... Aunque combatida España eternamente por sus luchas político-religiosas, hijas legítimas, manifestaciones históricas de su nacional carácter, aun parecíamos antes de los últimos desastres coloniales un pueblo que, si bien remolcado por otras naciones más cultas, marchaba por los caminos .de la civilización moderna. Una Constitución tan liberal como la de ningún otro país, parecía garantir los derechos públicos; tolerancia de creencias religiosas, sistema parlamentario a la usanza de la época; inviolabilidad del domicilio; sufragio universal; jurado: ¿qué más podíamos pedir en punto a libertades?»

Después hace referencia a la catástrofe del 98 y señala:

«Cuando pudo extinguirse el inmenso estruendo de la derrota, y se aplacó un tanto la polvareda que levantaron al desplomarse los palacios que forjara la ignorancia y fingiera el espejismo de la ilusión, hubo que hacer liquidación de la fortuna de España, y el balance no pudo ser más desastroso; y entonces vio el más miope con cuán escasos elementos intelectuales y morales contábamos para devolver á la patria su honra y sus prestigios perdidos, sus glorias y sus esplendores de otros tiempos».

Entre el "Debe" describe acertadamente los defectos de la nación:

«... un Código fundamental de la nación escrito en las leyes constitucionales, pero no en la conciencia de los ciudadanos; una administración funesta y complicada por la misma desconfianza que inspiran sus funcionarios; una justicia encadenada a las ruedas de la política que la bastardea; la riqueza publica en pleno periodo de invasión extranjera; una hacienda en la que hemos empeñado el patrimonio de nuestros hijos y el de los hijos de nuestros hijos; un concepto de la política en los partidos que no sabe más que culpar a las instituciones y a los gobiernos de las desdichas de la patria; una educación y una enseñanza en todas las jerarquías lastimosísima por lo inadecuada y deficiente; un magisterio y un profesorado que, contadas excepciones, no brilla en la función de su sagrado ministerio; una agricultura lánguida por falta de iniciativas, de inteligencia y de vías de comunicación; una industria atrasada por defecto de actividad y de inventiva; un comercio luchando con gravámenes y competencias; un pueblo bajo pegado a su ignorancia como el siervo a la gleba, o minado por las siniestras concupiscencias del socialismo, nuevo Mesías de las clases desheredadas; una clase media indiferente a todo; una burguesía atenta sólo al monopolio y al agio; una aristocracia que cada día va significando menos; un ejército y una marina que no quieren oír hablar de sus derrotas; un cuarto estado llamado prensa que, apellidándose reflejo de la opinión, atiende principalmente a la finalidad política de los partidos cuya representación asume; un clero regular y otro clero secular, por muchos títulos respetables, pero no siempre a la altura de su misión social y divina; todos, todos en ello pusimos nuestras manos.. Esta es, a grandes rasgos, la liquidación que España puede hacer de su fortuna en las postrimerías del siglo XIX ..» .

Candela trata de buscar los orígenes del problema y efectúa un análisis por la historia de España en la que, entre otras, denuncia el peso de la religión y de la Iglesia. Señala que cambiar es difícil: «... Hemos cambiado de nombres y de personas, pero no hemos cambiado ni de principios ni de carácter; encerrados en un círculo de hierro, ¿quién sabe cómo ni cuándo podremos destruirlo? y es que el carácter de un pueblo, como difícil de constituir porque es obra de los siglos, es lo más arduo también de rectificar, porque ha de ser labor de generaciones...».

Para Candela la solución y el cambio deben venir de la mano de la educación:

«... entre el pasado que se derrumba y el porvenir que se ofrece preñado de informes nebulosas, la cultura se impone para todas las clases sociales en todas sus formas, en todas sus manifestaciones, en todas sus intensidades; la educación del pueblo es y deberá ser el primer deber y la primera, por no decir la única, urgente necesidad de la raza latina, y muy especialmente del pueblo español. Educación; he aquí la unidad fundamental del concepto de nuestra rehabilitación social; educación física, educación intelectual y educación moral; estas son las formas que debe revestir esa misma rehabilitación...».

Ese mismo curso Candela fue nombrado rector de la Universidad de Valencia; en concreto el 6 de julio de 1901 . Su mandato fue corto debido a los conflictos que entonces plantearon los estudiantes, muchos de ellos instigados por Francisco Moliner. Candela se ha dicho, demostró su interés por la educación de diferentes ocasiones. En 1899 impulsó una campaña en Valencia por una enseñanza integral, obligatoria y gratuita. Fue respaldado por Amalio Gimeno Cabañas, que era senador por la Universidad de Valencia. Una de sus aportaciones fue organizar la celebración del cuarto centenario de la fundación de la Universidad de Valencia. Candela, que en un principio no mostró interés en el tema (la penuria económica era una de las causas), pretendió después con ello reunir un buen número de profesores y rectores que respaldaran la ley que se tramitaba en las cortes llamada de autonomía universitaria que había elaborado García Alix y luego fue retomada por Romanones. Como liberal creía en el regeneracionismo de la ciencia que pasaba por una autonomía científica, económica y política. Pensaba organizar un congreso para debatir estos temas incluido el de replantear la finalidad de la enseñanza superior. Las Cortes no aceptaron el proyecto pero la reunión de Valencia sirvió para aglutinar pensamientos y esfuerzos para mejorar la enseñanza.

Viajes

Candela viajó a Madrid para entrevistarse con el monarca e invitarle como patrono de las celebraciones que iban a tener lugar. Junto con Amalio Gimeno, entonces senador por la Universidad de Valencia, y el resto de delegados, fueron primero a ver al conde de Romanones, ministro de Instrucción pública. Éste les manifestó su respaldo y el deseo de acudir a los actos conmemorativos. En la audiencia con Alfonso XIII Candela aprovechó para denunciar el lamentable estado de la educación y de la importancia que suponía su mejora para el bien nacional. Como regeneracionista recordó al monarca que la enseñanza necesitaba más dinero que el ejército. El rey, tras agradecer y aceptar el patronazgo, se excusó de asistir porque era necesaria su presencia en la apertura de las Cortes. Quizás el verdadero motivo era no viajar a una ciudad en la que se iba a encontrar con un claro ambiente republicano de hostilidad .

En 1903 hubo nuevos contactos con el rey antes de que el rector presentara su dimisión. En este viaje Candela le regaló unas medallas conmemorativas del centenario. En esta ocasión el monarca prometió asistir. La fecha se fijó en 1905. Este hecho fue utilizado por los estudiantes como un arma contra el gobierno conservador al no recibir respuesta a una serie de peticiones que se le habían planteado. Pidieron sin éxito entrevistarse con el presidente del Gobierno. Hubo motines en Madrid y Valencia a los que se unieron los que tuvieron lugar en las universidades de Zaragoza, Sevilla, Santiago, Barcelona, Valladolid, Salamanca y Granada. Las consignas surgían de la agrupación liberal-republicana Unión Escolar de Madrid, pero la actitud y resistencia de los escolares de Valencia era clave. Candela dimitió como se ha dicho en 1903 y quien le sucedió, José Machi, no sancionó a los escolares por miedo a que se repitiera lo que sucedió en 1902 que se vieron obligados a dimitir el rector y el jefe de policía y a un traslado el gobernador civil. El conflicto tenía que resolverse antes de la visita del rey. Se negoció con los republicanos para asegurar la paz durante la visita real. Aun así hubo problemas y dimitió el ministro de la Cierva, que fue sustituido por el médico Carlos María Cortezo que firmó un decreto que atendía las peticiones de los estudiantes. También se amnistió a los detenidos en la ciudad. El día 11 de abril el acto presidido por el rey en el paraninfo se celebró con toda normalidad. Los estudiantes habían vencido, pero siguió la crisis y en mayo dimitía el gobierno conservador.

Francisco Moliner aprovechó esta situación para perturbar las fiestas del centenario. No se llevaba bien con Candela ni con Amalio Gimeno. En 1898 fue expulsado del rectorado por escándalo universitario. Cuando en 1901 murió Ferrer y Julve, que le sucedió, pensó que tenía oportunidades de ser reintegrado a su puesto. Sin embargo, el conde de Romanones optó por alguien comprometido con la educación pero menos conflictivo: Manuel Candela. Esto dinamitó definitivamente la relación entre los dos catedráticos y compañeros de claustro de la Facultad de Medicina de Valencia. Cuando en 1902 Romanones visitó la ciudad, Moliner agitó a los estudiantes y provocó muchos problemas que no es pertinente analizar aquí. Siempre tuvo a su disposición un buen número de escolares fieles que utilizó en repetidas ocasiones para lograr sus objetivos. En este caso se formaron dos bandos que apoyaban uno a Moliner y el otro a Candela. Llegaron a enfrentarse y a producir graves disturbios en la ciudad. Los acontecimientos obligaron a Candela a dimitir en 1903 .

Candela presidente del Instituto Médico Valenciano

Candela pertenecía al Instituto desde los años setenta del siglo XIX. Algunos de sus artículos se publicaron en esta etapa en el Boletín. También se ha dicho que fue el encargado del discurso conmemorativo de la fundación del Instituto en 1885. Presidió la corporación entre 1911 y 1913. Sustituyó a Enrique López Sancho y le sucedió Manuel Martí Sanchis. Su elección fue una de las salidas al malestar provocado en buena medida por las reivindicaciones y reformas que los más jóvenes del Instituto venían pidiendo desde hacía tiempo. Entre las novedades introducidas está el intento de resucitar el Boletín del Instituto Médico Valenciano convenientemente renovado. Surgieron así los Anales del Instituto Médico Valenciano que se publicaron sólo durante dos años debido a la falta de colaboración de los socios y, entre ellos, los que querían cambios.

Se iniciaron los procedimientos para modificar el Reglamento que debía recoger las reivindicaciones pero, la comisión nombrada al efecto, no avanzaba. En 1913, en la toma de posesión por segunda vez del cargo de presidente, Candela daba pistas de lo que estaba sucediendo. Pronunció elocuentes frases sobre la historia del Instituto y aludió al:

«...elemento joven que hacía dos años formó la mayoría de la Junta Directiva, manifestándose muy animosos y que, efectivamente, hicieron labor beneficiosa; reapareció la publicación del Boletín bajo el título de Anales, pero faltándoles constancia y a consecuencia de serles adversa una votación, se habían desalentado, y lejos de cumplir la palabra empeñada, por varios de estos señores en reunión habida en el domicilio del que habla dan golpes de piqueta contra esta Sociedad con el fin de derribarla o acaso dirigen sus tiros contra la presidencia que lejos de molestar a nadie desea la unión de todos en beneficio de los intereses de la Corporación que como esa es la mira de la presidencia si el estado es éste muy pronto se resuelve el conflicto...».

Aparte de estos problemas la programación de actividades científicas del Instituto fue muy buena, se contrató personal para la secretaría del Instituto y se puso orden a la biblioteca a la vez que se mejoró. Candela fue uno de los fundadores y presidente del Ateneo científico, artístico y literario de Valencia en 1888. Perteneció al Colegio Médico, que presidió. También fue académico de la Real Academia de Medicina de Valencia, donde ingresó el 14 de enero de 1894 con el discurso Autonomía del aparato sexual de la mujer; fue contestado por Francisco Cantó Marco. Asimismo fue académico de la Academia de Bellas Artes de San Carlos y fundador y presidente de la Sociedad Filarmónica de Valencia. Recibió la condecoración de Comendador de la Real Orden de Isabel la Católica y de Carlos III. Dejó Valencia por razones de salud para ir a Sevilla en agosto de 1918, permutando su cátedra con la de Miguel Martí de esta ciudad.

Muerte

Murió en Valencia el 12 de noviembre de 1919.

Fuente

  • Candela y Pla, Manuel. Naturaleza de los procesos morbosos puerperales... Valencia, Imp. Ferrer de Orga, 1885.
  • Candela y Pla, Manuel. Discurso leído en la solemne inauguración de curso de la Universidad Literaria de Valencia, por el... [Rehabilitación social de España]. Valencia, Establecimiento Tipográfico Doménech, 1900.
  • Comas Caraballo, Daniel. El Centenario de la Fundación de la Universidad de Valencia. Valencia, Universitat de València, 2002.
  • Donat Colomer, Francisco. El nacimiento de la especialidad tocoginecológica en Valencia a través del periodismo especializado. Valencia, Tesis de licenciatura, 1975.
  • El Doctor D. Manuel Candela y Plá. La Medicina Valenciana, 1919; 19: 41-43.
  • Ferri, J. Instituto Ginecológico del Doctor Candela : recuerdo de la inauguración de este centro quirúrgico operatorio y Discurso pronunciado en dicho acto por su fundador y director... / por el Doctor J. Ferri ; 10 de julio de 1892, Valencia, Imprenta de José Ortega, 1892.
  • Libro de nombramiento de catedráticos: Archivo Universitat de València, L-426 y 475.
  • Manuel Candela y Pla. Archivo Rodrigo Pertegás.
  • Manuel Candela y Pla. Expediente académico. Archivo de la Universidad de Valencia, 281.
  • Perales Birlanga, Germán. Católicos y liberales. El movimiento estudiantil en la Universidad de Valencia (1875-1939). Valencia, PUV, 2009.
  • Such, Manuel; Badenes, Enrique. El Dr. Candela ha muerto. Un tributo al maestro. Las Provincias, 12 de noviembre de 1919.