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Revisión del 19:20 23 nov 2011

Manuela Sáenz
Información sobre la plantilla
Manuela Sáenz.jpg
Libertadora del Libertador
NombreManuela Sáenz Aispuru
Nacimiento19 de diciembre de 1797
Quito, Bandera de Ecuador Ecuador
Fallecimiento23 de noviembre de 1856
Paita, Bandera de Perú Perú
NacionalidadEcuatoriana
Otros nombresManuelita
CiudadaníaEcuatoriana
PadresSimón Sáenz de Vergara y Joaquina Aizpuru y Sierra

Manuela Sáenz Aizpuru. Destacada patriota ecuatoriana, fiel compañera y amante del Libertador Simón Bolívar. Reconocida como heroína de la independencia de América. Es conocida como “Manuelita Sáenz” y “Libertadora del Libertador”.

Niñez y Juventud

Nació en Quito el 19 de diciembre de 1797 en condición de hija ilegítima. Conoció desde muy niña el desprecio de su familia materna y de la hipócrita sociedad quiteña pues fue el fruto de la pasión prohibida que envolvió a Simón Sáenz Vergara, nacido en Villasur de Herreros, una villa de la provincia española de Burgos, llegó a América para radicarse en Popayán, donde contrajo matrimonio con doña Juana del Campo y Larraondo, radicado en Quito, primero como Colector de rentas del Obispado y Regidor Perpetuo del Cabildo, y posteriormente Oidor de la Real Audiencia. Su madre, doña Joaquina Aizpuru y Sierra, soltera.

Al morir su madre, fue entregada en custodia a las religiosas del monasterio de Santa Catalina, donde pasó sus primeros 3 ó 4 años, luego pasó a la casa de los Sáenz Ocampo, con su padre, su madrastra, y hermanos. Fue educada igual que sus hermanas por la monja Sor Teresa Salas a quien trajeron de España para el efecto.

Sus grandes amigos fueron su hermano paterno José María, y sus compañeros de juegos, los hijos de los esclavos y los peones que trabajan en la hacienda y quienes la enseñan a amar a los humildes y desposeídos, a las plantas, a toda la naturaleza, a montar a caballo a horcajadas y a fumar a escondidas.

Los primeros años de su juventud en el convento transcurrieron, entre salmos, oraciones y travesuras propias de la edad, así como, influenciados por su poca vocación por la vida religiosa, allí conoció al capitán Fausto D’Elhuyar, con quien comienza un noviazgo secreto.

Poseía una gran cultura. Hablaba, leía y escribía en inglés y francés. Leía a los autores griegos y romanos en su propia lengua. Conocía las obras de los filósofos y pensadores de su época. Unido a ello, una gran belleza y extraordinaria sensualidad, nervios de acero, manejo de pistolas y espadas. Siempre le gustó vestir de hombre y usar colonias varoniles.

Vida conyugal

Se enamoró de Fausto D’Elhuyary, con quien huye del convento. Este amor fue bastante inestable y fueron bastante frugales.La felicidad con Fausto duró once semanas, fue languideciendo, y definitivamente murió cuando el mismo le comunicó que debían separarse, pues lo habían designado a un regimiento en Pasto por orden de sus superiores y Manuela regresa a Quito a enfrentar el rechazo de la sociedad y la condena familiar, la furia paterna la hace víctima de golpizas y castigos.

El 14 de noviembre de 1816 embarca con su padre a Panamá, acompañados por el doctor James Thorne médico y comerciante británico, entablan amistad y durante la travesía el doctor Thorne la pide en matrimonio. Vio en ese matrimonio la posibilidad de alejarse de Quito, de dejar atrás la maledicencia y las burlas. Su matrimonio fracasa irremediablemente. En un intento desesperado por salvarlo, su esposo le propone mudarse a Lima.

Ideales

Conspira activamente con los patriotas limeños y espía para ellos. De noche, vestida con sayo y manto, a veces de hombre, pega proclamas revolucionarias en las paredes de las casas, desafiando a la autoridad del virrey y burlando a los guardias enviados para prenderla. Se hizo leyenda. Nadie supo que era ella. El 28 de julio de 1821, cuando se declara la independencia de Perú ella estaba allí y participó de lleno en todo el proceso.

Desembarcado el Ejército Libertador del Sur al mando de San Martín en Perú, Manuela trabaja para él, se convierte en su amiga, confidente, colaboradora, por los servicios prestados a la causa patriota, la condecoran con la Orden de Caballeresa del Sol y San Martín le encarga ultimar los preparativos para la reunión que mantendrá con Bolívar en Guayaquil.

Relación con Bolívar

El 16 de junio de 1822, Manuela y Bolívar se encuentran por primera vez y partir de esa noche sus vidas y destinos se encadenan para siempre. Amor de encuentros y desencuentros, de peleas y reconciliaciones, de huidas y fugas, de loca pasión y grandes tormentas.

Se traslada con Bolívar al Perú y se convierte en uno de sus secretarios más allegados. En los años que siguieron, Manuela se cuenta dentro del ejército que lucha por la libertad. En esta época escandalizaba a todos, cuando utilizaba uniforme de soldado para ir a las campañas.
Sigue a Bolívar en su campaña libertadora. Por el coraje demostrado en combate, la ascienden a capitán en Junín y a coronel en Ayacucho, por pedido expreso de los oficiales del Libertador y de la tropa.

En Bolivia conoce a Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar, y nace entre ambos una profunda y entrañable amistad. Por ser realmente creyente de la causa, también recelosa, valiente, curiosa y mujer de armas tomar pudo salvarle la vida a su amante en dos ocasiones durante el año de 1828, a raíz de lo cual se le conoce como Libertadora del Libertador.

Muy enfermo Bolívar renuncia al mando supremo. Decide marcharse de Bogotá. Manuela se niega a acompañarlo. Promete alcanzarlo pronto. Se comunican sólo por recados verbales o cartas que les alcanzan amigos. Ya no volverán a verse. El 17 de diciembre de 1830, la vida del Libertador se apaga.

Destierro y muerte

Tras la muerte de Bolívar fue desterrada a Jamaica y, más tarde, a Perú. En el pequeño puerto de Paita cercano a la frontera con Ecuador. Allí todos la aman, respetan y veneran. Estando siempre junto a los que la necesitan: los enfermos, las prostitutas, los niños, los jóvenes, los marineros de los barcos balleneros sublevados contra sus crueles capitanes.

Allí murió el 23 de noviembre de 1856, a las seis de la tarde, durante una epidemia de difteria. Sus restos son arrojados a una fosa común. Su casa y cosas quemadas. El general Antonio de la Guerra logra salvar el baúl donde Manuela guardaba sus tesoros más preciados: cartas, diarios, su traje de coronel, su espada, pistolas y la orden de Caballeresa de Sol.

A la muerte del general, los documentos son entregados al gobierno colombiano quien decide que las cartas íntimas, diarios y documentos de Manuela y Bolívar, permanezcan ocultos. Durante la guerra chileno-peruana, un incendio destruyó la partida de defunción de Manuela. Se perdió todo indicio de la fosa común donde fue enterrada. Pero Manuela, aun muerta, da batalla.

En agosto de 1988 se encontraron sus restos en el cementerio de Paita, fueron identificados y llevados para siempre junto a los del Libertador Simón Bolívar.

Fuentes