Mariano Saravia

Mariano Saravia
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Actualmente en el cargo
Desde el
Datos Personales
Nacimiento13 de noviembre de 1868
Cerro Largo, Uruguay
OcupaciónMilitar
Partido políticoPartido Nacional de Uruguay
PadreFrancisco Saravia
MadreDoña Propicia da Rosa (Pulpicia)

Mariano Saravia. Descollante personalidad militar del Nacionalismo. En 1904, actuó como Jefe de la famosa División 11. Hermano de los militares uruguayos Aparicio Saravia, José y Gumersindo.

Síntesis biográfica

Nació en Cerro Largo el 13 de noviembre de 1868. Su padre fue Francisco Saravia, conocido familiarmente como Don Chico, hombre dedicado a los negocios y que nunca se interesó demasiado, al contrario de sus hijos, en las actividades políticas. Su madre fue Doña Propicia da Rosa, mujer de gran espíritu y muy valiente, que al decir de su padre, era a ella a quien salían de valientes sus hijos.

Inicios en la política

A los 22 años en 1889., Mariano empezó a figurar en las filas nacionalistas demostrando una enorme devoción hacia ese partido a el que siempre soño ver en el poder, muchos lo consideraban el más blanco de los blancos, comenzando a actuar en algunos movimientos de la época.

En noviembre de 1891 y en febrero de 1893 acompañó a su hermano el General Gumersindo Saravia en los movimientos armados de Río Grande del Sur. En marzo de 1897 se incorporó a la Revolución de la época, despues de haber acompañaado a Aparicio en la cruzada de 1896. Estuvo en Cerros Blancoas, en Arbolito, en Guaviyú, en Aceguá, y en todos los combates de la revolución que terminó con el pacto de la Cruz. Destacándose como jefe de la famosa retirada de Guaviyú. Después de esa fecha quedo consagrado ya como una descollante personalidad militar del Nacionalismo.

En 1904, actuó como Jefe de la famosa División 11 durante toda la campaña. En las que aparece siempre como el paisano de la risa franca, del alma abierta y del coraje inaudito, tal vez no hay ninguna anécdota que dibuje mejor su carácter y temperamento que su actitud al terminar la campaña de 1904. Fresca aún la muerte de Aparicio, cuando el ejército lleno de energías, pero lacerado por discordias instestinas, se aprestaba a entregar sus armas, suscribiendo así con sus actos al tratado de paz que acababa de firmarse. Mariano sintió sublevarse su alma contra aquella prematura sumisión; convocó a su División, hizo depositar las armas en el centro y ardió una gigantesca pira en la que parecían consumirse todas las esperanzas de la revolución Hechos cenizas el parque, reunió a sus hombres mas fieles y partió rumbó al Brasil resuelto a no pisar mas el terrritorio de la República, mientras dominaran en ella los mismos hombres que hacían su desgracia. Promesa que cumplió, viviendo hasta la hora de su muerte en territorio brasilero dedicado a las faenas rurales.

Su famosa Division estaba integrada por hombres de Tacuarembó, Rivera y de la frontera, hombres rudos y difíciles como el acero de sus armas y se necesitaba un personalidad esecial y de las singulares condiciones de caudillo que Mariano poseía: hábil, vivaz, alegre, muy valiente y generoso y capaz de imponer un gran respeto por su coraje y humanidad.

La carga de lanceros en Fray Marcos

Hombres y potros se arrojaban sobre el enemigo en un turba impresionante de lanzas gritos y metralla, hasta el mas valiente temía ante tal demostración de arrojo y bravura.

Tomó parte principal en Tupambaé y en Masoller, donde fue herido de gravedad en el vientre. Después solo volovió al país en los brevísimos días del alzamiento de 1910, cuya paz suscribió convencido de la imposibilidad de llevar adelante ese movimiento revolucionario, pero firmando también la famosa protesta de los altos Jefes. Retirado a su famosa estancia de Poncho Verde, se asegura que su única preocupación era que el Partido Nacional no se dividiera para quedar en condiciones de realizar en cualquier momento el sueño de su hermano Aparicio.

Muerte

Muere todavía siendo muy joven a los 49 años de edad, en la locaalidad de Santa Ana Brasil. Su muerte a pesar de no esperarse reunió en la estancia a gran cantidad de hombres y mujeres del pago entre los que el caudillo gozaba de enorme prestigio y admiración. Pero tambien enterados de la triste noticia viajaron en largas caravanas desde Rivera y bagé grandes núcleos de compañeros de armas nacionalistas para formarse en escuadra y darle al entrañable compañero el último adiós.

Su último pedido es que se lo enterrasen como a sus hermanos en forma sencillamente en el cementerio local, sin embargo la Comisión Departamental lo lleva a Santa Ana para un sepelio con altos honores.

El Directorio del Partido Nacional, convocado en forma extraordinaria al recibir la infausta noticia, saludo con enorme tristeza a familiares y allegados y despidió con los máximos honores, a quien fue uno de sus mas leales defensores.

Fuentes