Mario Abramovich

Mario Abramovich
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NombreMario Abramovich
Nacimiento31 octubre de 1926
Buenos Aires, Argentina
Fallecimiento1 diciembre de 2014
Buenos Aires, Argentina
NacionalidadArgentina
OcupaciónViolinista y compositor
PadresDavid Abramovich

Mario Abramovich Violinista y compositor argentino.

Síntesis biográfica

Mario Abramovich , violinista y compositor que nace en Buenos Aires, Argentina el 31 octubre de 1926.

Trayectoria

Mario Abramovich , le cuesta hablar de sí mismo. Como violinista, sea por timidez, por inseguridad, rehúye el protagonismo. Así, una de las condiciones que plantea al integrarse al Sexteto Mayor en reemplazo de Reynaldo Nichele es que nunca tocaría solos. Pero de entrada nomás, en la primera actuación, le reservan cuatro solos complicados. Disgustado, sin importarle las consecuencias, en la mitad de un tango guarda el violín y se va. Están actuando aquella noche en la Casa de Carlos Gardel. El otro violinista de ese momento, Fernando Suárez Paz, sale en su búsqueda por la calle Jean Jaurés y logra que volviera, prometiéndole respetar su deseo. Pero al día siguiente Suárez Paz abandona el sexteto y Abramovich, momentáneamente único violín, debe tocar todo lo que había jurado no tocar. Luego se incorpora Hugo Baralis, quien después de muchos conflictos con los demás es sustituido por Mauricio Mise. Éste permanece hasta que una grave enfermedad lo obliga a apartarse. Ese vacío es cubierto entonces por Eduardo Walczak.

David Abramovich, su padre, había venido de la ciudad Ucraniana de Ekaterinoslav (Dniepropetrovsk en 1905, huyendo de la guerra ruso-japonesa. Se jacta de haber establecido la primera fábrica de gorras que tiene en Buenos Aires y, nada menos que en la casa que había sido habitada por Domingo Faustino Sarmiento, hoy museo. David, casado y con dos hijos, enviuda y vuelve a casarse entonces con Rosa Diarnantstein, una muchacha a la que doblaba en edad, oriunda de la Galitzia polaca. De esa segunda unión nace Mario el 31 de octubre de 1926, en la casa de Warnes 354. Cuando tenía seis años, el padre le dice llorando que está arruinado, que lo había perdido todo, incluida la casa, que es a remate. Deben resignarse a vivir entonces en un conventillo de Villarroel y Darwin, cerca de las canchas de los clubes Atlanta y Chacarita Juniors. Más tarde, ya instalados en Flores, David compra trajes usados, y con el casimir que podía recuperar confecciona gorras. Eso es lo que él sabía hacer. Mario estudia violín desde los siete años forzado por sus padres, que pese a la penuria reunían los 10 pesos mensuales para el profesor. Al primer maestro que le toca en suerte lo despiden porque un día golpea a su alumno tan ferozmente con el arco en la cabeza que le hace brotar sangre. Simplemente se había excedido en un castigo que, por lo demás, es completamente normal. Concluida la escuela primaria, Mario comienza a trabajar en una fábrica de guantes, donde gana 30 pesos por mes, a cambio de los cuales debía acarrear fardos de cueros desde la curtiembre de Gurruchaga y Murillo, y soportar los malos tratos del patrón. El hermano mayor de Mario, queriendo vengarlo, se trepa una noche hasta el balcón de aquel explotador y cae ahí tanto cómo pudo. Pero al día siguiente, cuando el chico llega al trabajo, recibe de su perplejo y furioso patrón la orden de limpiar aquella mierda. Mario maldijo para sus adentros la ayuda del hermano protector.

A los quince años ingresa, recomendado por Ciriaco Ortiz, a quien había conocido en sus andanzas por los cafés, en la orquesta de Nicolás D'Alessandro, cuyo primer bandoneón es el gran Gabriel Clausi. Aquella primera experiencia termina abruptamente: es una noche en que, presionado por sus músicos, D'Alessandro va a exigirle al dueño del Marabú un aumento en el contrato. Lo que en cambio logra es que de inmediato es despido, que determina la disolución del conjunto. Pero Mario no permanece mucho tiempo inactivo. En 1943 es captado para la excelente orquesta Howard-Landi, binomio formado por el talentoso pianista Juan Carlos Howard y el apuesto cantor Mario Landi, sobre arreglos de Argentino Galván e Ismael Spitalnik. Actúan en radio El Mundo y en el Marabú.

Su historia de tango sigue con Argentino Galván, en la orquesta que el excepcional músico de Chivilcoy dirige por radio Belgrano, en la época en que presenta como vocalistas a Carlos Vidal y las hermanas Arce. Abramovich toca en el conjunto de la pintoresca Ebe Bedrune, La mujer tango, donde Bernardo Lerner oficia de primer violín.

Respecto de aquellos tardíos años 40 sería en realidad más fácil decir en qué orquestas no toca Abramovich, quien llega a actuar en doce simultáneamente y, por las tres grandes cadenas radiales: El Mundo, Belgrano y Splendid. Algunas de esas agrupaciones es las de Manuel Buzón, Edgardo Donato, Lorenzo Barbero, Héctor de la Fuente, Carlos Demaría, Pedro Laurenz y Francisco Rotundo. Están las orquestas de primera fila a las que se suma como refuerzo en las grabaciones, como Aníbal Troilo, Osvaldo Fresedo y Juan D'Arienzo. Pero tanta actividad sólo le permite vivir decorosamente. Ni siquiera le alcanza para comprarse una casa. Recién tiene la suya en 1970, veintiún años después de casarse con Dora Margulies.

Con su aversión a los solos, Abramovich se siente a gusto en la orquesta del bandoneonista Héctor Varela, que escapa de todo virtuosismo. Como primer violín de aquel mediocre conjunto que sólo en sus inicios, entre 1950 y 1952, despliega cierta calidad musical, con arreglos de Alberto Nery y Ernesto Rossi, tiene la misión de afeitar la fila de cinco violines entre ellos Roberto Guisado, que ensaya por separado. La incorporación de Abramovich como primer genera resistencias, que lo inducen a apartarse del conjunto. Pero Varela insiste y lo impone como cabeza de la cuerda. Tras aquellas fricciones iniciales, Guisado se convierte en uno de sus más íntimos amigos. Mientras tanto, la orquesta arrasaba. El mercado del tango podía estar en declinación para otros. Con las voces de Argentino Ledesma y Rodolfo Lesica, Varela vivía su apoteosis. Hasta que comete el fatal error de encabezar un lock-out de los directores en 1956 y despedir a todos sus músicos. De aquel paréntesis, y de la partida de Ledesma hacia Carlos Di Sarli, Varela no pudo ya recuperarse.

Abramovich, nunca es un estudioso del violín. Sólo acudía a un maestro cuando se sentía tocando fondo. Los días y las noches se le pasa haciendo tango en radios, bailes, cafés y cabarets. Sin embargo, en 1963 consigue entrar por concurso en la Filarmónica del Teatro Colón, luego de prepararse intensivamente con Abraham Seleson. En aquella ocasión, después de haber actuado con Florindo Sassone, se va a su casa a cambiarse, y de ahí al Colón para rendir su prueba con un Bach, un Bruch y la tranquilidad de quien se acepta derrotado de antemano. Cuando, en cambio, supo que había vencido, quedando incorporado a los primeros violines, sale aturdido del teatro y camina como sobre algodones hasta la madrugada. Así empiezan sus quince años en la Filarmónica, con intervenciones en la Estable como violinista agregado. Aquel mismo concurso permite el ingreso a la Filarmónica de otros cuatro violinistas de tango: Enrique Francini, Julio Grana (primeros), Carmelo Cavallaro y José Votti (segundos).

Pero la música clásica no desaloja al tango. Abramovich, incorporado a la orquesta de Héctor Varela, sigue con ella hasta su ingreso al Sexteto Mayor en 1973. Las giras cada vez más prolongadas de esta agrupación lo obligan a optar. Es así que renuncia al Colón en 1977. En realidad, había llegado ahí buscando una ocupación estable al ver desaparecer las fuentes de trabajo en el tango: los cabarets cerrados, los bailes que ya casi no existían. Pero el sexteto encabezado por Luis Stazo y José Libertella, nacido como la reunión de seis solistas que querían sacarse las ganas de hacer buen tango, consigue saltar la barrera de una Argentina entre indiferente y hostil, logrando afuera lo que es imposible adentro: ser un éxito haciendo tango. En 1983 llega Tango Argentino, un espectáculo puesto en París para seis funciones, pero que se mantiene nueve años en cartel, con especial suceso en Broadway. Más tarde sobrevendría el éxito internacional de Tango Pasión y la definitiva inserción del Sexteto Mayor en la rentable veta del music-hall tanguero, con las imaginables concesiones.

Como compositor, Abramovich puede mostrar dos tangos, ambos en colaboración con el bandoneonista Luis Stazo: “Preludio a Francini”, en homenaje al gran violinista, y “De moño”. Compusieron un tercer tango, instrumental, aún sin nombre. Inútil preguntar qué hace cada cual en esas obras: ése es un secreto que juran guardar.

Muerte

Mario Abramovich fallece en Buenos Aires, Argentina, el 1 diciembre de 2014.

Fuentes