Diferencia entre revisiones de «Marta Abreu»

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La obra humanística de Marta Abreu solo ha comenzado. En los siguientes años construye primero uno y luego un segundo asilo para ancianos desamparados, el último de los cuales todavía funciona en la ciudad de Santa Clara.  
 
La obra humanística de Marta Abreu solo ha comenzado. En los siguientes años construye primero uno y luego un segundo asilo para ancianos desamparados, el último de los cuales todavía funciona en la ciudad de Santa Clara.  
  
En [[mayo]] de [[1886]] Marta Abreu, adquirió el terreno, donde se construyó un edifico con tres departamentos: uno para la Policía, otro para el [[Cuerpo de Bomberos del Comercio]] y el dedicado a la enseñanza hacia el cual se trasladó la Escuela Municipal “Conyedo”.  
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En [[Mayo]] de [[1886]] Marta Abreu, adquirió el terreno, donde se construyó un edifico con tres departamentos: uno para la Policía, otro para el [[Cuerpo de Bomberos del Comercio]] y el dedicado a la enseñanza hacia el cual se trasladó la Escuela Municipal “Conyedo”.  
  
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Su obra cumbre, el teatro “La Caridad” fue edificado en menos de 15 meses e inaugurado el [[8 de septiembre]] de [[1885]] dotaba la ciudad de la institución cultural más importante de ese siglo en [[Santa Clara]]. Con sus funciones recauda fondos para el asilo de pobres y las escuelas San Pedro y Santa Rosalía.  
 
Su obra cumbre, el teatro “La Caridad” fue edificado en menos de 15 meses e inaugurado el [[8 de septiembre]] de [[1885]] dotaba la ciudad de la institución cultural más importante de ese siglo en [[Santa Clara]]. Con sus funciones recauda fondos para el asilo de pobres y las escuelas San Pedro y Santa Rosalía.  
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Más de un centenar de prestigiosos periódicos del país reseñaron el suceso y dejaron testimonio de intelectuales y patriotas encogidos por el dolor de la irreparable pérdida.  
 
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Eran testigos de lo expresado el [[13 de febrero]] de [[1898|1898 ]]por el Generalísimo [[Máximo Gómez]] durante una visita a Santa Clara: «No saben ustedes los villaclareños, los cubanos todos, cual es el verdadero valor de esa señora […] Si se sometiera a una deliberación en el [[Ejército Libertador]] el grado que a dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difícil se le asignara el mismo grado que yo ostento.»
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Eran testigos de lo expresado el [[13 de febrero]] de [[1898|1898 por]] el Generalísimo [[Máximo Gómez]] durante una visita a Santa Clara: «No saben ustedes los villaclareños, los cubanos todos, cual es el verdadero valor de esa señora […] Si se sometiera a una deliberación en el [[Ejército Libertador]] el grado que a dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difícil se le asignara el mismo grado que yo ostento.»  
  
 
== Homenaje Póstumo  ==
 
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El vapor Flandres partió de [[Francia]] el [[4 de febrero]] de [[1920]] con los restos mortales de Marta Abreu y de Luis Estévez, y el 20 fueron inhumados en la tumba de la familia Abreu Arencibia en la [[Necrópolis de Colón]]. Antes, recibieron honores de las autoridades gubernamentales.
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El vapor Flandres partió de [[Francia]] el [[4 de febrero]] de [[1920]] con los restos mortales de Marta Abreu y de Luis Estévez, y el 20 fueron inhumados en la tumba de la familia Abreu Arencibia en la [[Necrópolis de Colón]]. Antes, recibieron honores de las autoridades gubernamentales.  
  
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El Ayuntamiento de La Habana, decidió cambiar el nombre de la calle Amargura en la Habana Vieja por el de Marta Abreu.  
 
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El recuerdo de la protectora de los pobres y de la ciudad de Santa Clara fue conservado por sus conciudadanos, quienes el [[24 de junio]] de [[1945]], al celebrarse el centenario de la ilustre benefactora, le erigieron un monumento en el parque central de la ciudad.  
  
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== Fuentes  ==
 
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Revisión del 10:30 6 oct 2010

Plantilla:Personaje históricoMartha de los Angeles González Abreu y Arencibia. Patriota cubana. Destinó su cuantiosa fortuna para las obras de beneficiencia y utilidades públicas en Santa Clara, su ciudad natal, la que le debe el Colegio San Pedro Nolasco; también fundó el asilo para pobres San Pedro y Santa Rosalía, erigió el Teatro La Caridad, cuyas recaudaciones se dedicaron a obras benéficas; construyó los lavaderos públicos de los ríos Bélico y Cubanicay, el dispensario El Amparo y fomentó la planta eléctrica. Contribuyó con numerosos recursos financieros a la lucha por la independencia de Cuba. En 1874 se casó con el doctor y abogado Luis Estévez y Romero, quien apoyó sus actividades benéficas y patrióticas.

Inicios

Nació en Santa Clara, en la calle Sancti Spíritus, en la casa marcada con el número 49, hoy Juan Bruno Zayas, hija de Pedro Nolasco González-Abreu y Jiménez y de Rosalía Arencibia y Plana. Ambos nacidos también en la ciudad de Santa Clara.

Creció y se educó en la ciudad de Santa Clara en el seno de una opulenta y acaudalada familia.

Desde muy joven viajó por los Estados Unidos y Europa, donde se dio cuenta de la realidad de la época. Como joven de la mejor sociedad logró poseer una cultura refinada y una profunda instrucción.

El inicio de las guerras independentistas en Cuba estimula su compromiso con la causa de la patria, y aún antes del alzamiento de las fuerzas rebeldes en Las Villas, Marta Abreu comienza a cooperar con la gesta independdentista. Sus padres, preocupados por el avance de la revolución y el entusiasmo de las hijas, decide trasladarse a vivir a La Habana en 1872.

El 16 de mayo de 1874, contrae matrimonio con Don Luis Estévez y Romero, joven abogado habanero que compartía con ella sus ideales patrióticos y humanistas. En 1875 nace su primer hijo, quien fue bautizado con el nombre de su abuelo materno, Pedro Nolasco Estéves Abreu.

En 1876, tras el fallecimiento de don Pedro Nolasco González y Rosalía Arencibia las tres hermanas: Rosa, Marta y Rosalía, de común acuerdo decidieron materializaron la voluntad póstuma de sus padres de dedicar la fortuna familiar a realizar una extensa obra benéfica.

Así tiene inicio un proyecto donde son fabricadas dos escuelas para niños pobres de la raza blanca, una para varones y otra para hembras; inaugurada la primera el 31 de enero de 1882, con el nombre de “San Pedro Nolasco” y la segunda en Septiembre de 1883 la que llevó por nombre “Santa Rosalía”, en honor a su madre.

Para el mantenimiento de estas escuelas, las hermanas donaron 30 000 pesos cada una. Ambas instituciones fueron equipadas y dotadas de todo lo necesario, tanto en mobiliario como en materiales escolares, claustro seleccionado por sus patrocinadoras y un Reglamento, redactado por Don Luis Estévez y Romero.

Benefactora de la ciudad

Martha continúa el legado de sus padres y es así como paralelo a este proyecto en 1882 crea una escuela para niños de raza negra, “La Trinidad”, todos dirigidos a combinar la instrucción básica con el aprendizaje de oficios útiles para permitir a los alumnos enfrentar su vida futura.

La obra humanística de Marta Abreu solo ha comenzado. En los siguientes años construye primero uno y luego un segundo asilo para ancianos desamparados, el último de los cuales todavía funciona en la ciudad de Santa Clara.

En Mayo de 1886 Marta Abreu, adquirió el terreno, donde se construyó un edifico con tres departamentos: uno para la Policía, otro para el Cuerpo de Bomberos del Comercio y el dedicado a la enseñanza hacia el cual se trasladó la Escuela Municipal “Conyedo”.

Su obra cumbre, el teatro “La Caridad” fue edificado en menos de 15 meses e inaugurado el 8 de septiembre de 1885 dotaba la ciudad de la institución cultural más importante de ese siglo en Santa Clara. Con sus funciones recauda fondos para el asilo de pobres y las escuelas San Pedro y Santa Rosalía.

Este mismo año entregó habitaciones a veinte familias de la ciudad de Santa Clara, en un local que fue desocupado, nombra un conserje para custodiar el lugar y preservar el orden interior; el lugar contó con cocina y patio colectivo. Con este proyecto no sólo se proporcionaba el habitad y la alimentación a un número de personas, sino que los integra a la sociedad, abandonando su condición de marginados.

El 15 de julio de 1886, en ocasión de conmemorarse el Aniversario 198 de la fundación de la Gloriosa Santa Clara, tuvo Marta Abreu la feliz idea de erigir en la entonces Plaza de Armas, hoy Parque Leoncio Vidal Caro, el primero de los monumentos que allí existió: un obelisco dedicado a la memoria de Juan Martín de Conyedo y Francisco Hurtado de Mendoza, construido en Filadelfia, con granito de Boston en color gris, y que honra a dos hombres que mucho hicieron por la educación y la salud de la villa.

En uno de sus viajes por Europa, visita Suiza y allí vio unos lavaderos públicos, que le hacen pensar de inmediato en las mujeres de Santa Clara que lavaban en el agua del río y bajo el sol. Regresa a su ciudad natal con el proyecto de construir cuatro lavaderos públicos, idea que es trasmitida al Ayuntamiento de Santa Clara.

Levantándose en 1887 dos lavaderos en las proximidades del Río Bélico e igual número en el Cubanicay. Su labor benefactora no se detiene y en 1894 construye y habilita una Estación meteorológica, de las más avanzadas de la época, para ser operada por el prestigioso meteorólogo villaclareño don Julio Jover y Anido

En 1895 patrocinó la construcción de una Planta eléctrica y paralelamente mandó a realizar otras obras sociales de gran beneficio a los santaclareños para el mejoramiento de sus condiciones de vida, una fue la estación de Ferrocarriles, inaugurada el 28 de febrero de ese año.

En el marco de los festejos que el pueblo y el gobierno de la villa organizaron por el gran acontecimiento de la electrificación de la ciudad, realizó, además, otras obras caritativas como fue la entrega de máquinas de coser a muchachas de escasos recursos económicos para que fueran utilizadas como instrumentos de trabajo que constituirían sus medios de subsistencia. También entregó sumas de dinero para beneficio de pobres, hospitales y presidios.

En 1895 se inaugura un dispensario para niños pobres nombrado “El Amparo”, que suministraba atención médica y medicamentos gratuitos a los niños.

En 1899 regaló los instrumentos para la Banda de Música del Cuerpo de Bomberos, lo que además de prestigiar esa organización le ofrecía la posibilidad de utilizarla en actividades que le permitía incrementar los ingresos para el sostenimiento de la misma.

Contribuyó a la reparación del camino a Camajuaní y a las reformas que se hicieron a la iglesia del Buen Viaje y a la de Encrucijada.

También ayudó a muchas personas y fue mecenas de artistas e intelectuales y hombres de ciencia como los Doctores,Carlos de la Torre, naturalista; Julio Jover Anido, astrónomo y Manuel Velasco.

Labor Patriótica

Desde muy pequeña se descubría en ella una gran sensibilidad caritativa y dadivosa. Cuentan sus biógrafos que Marta cuando visitaba la hacienda “Dos Hermanas”, propiedad de su padre, la madre designaba un esclavo joven para que la vigilara porque ella se despojaba de sus ropas para vestir a las niñas, hijas de las negras esclavas y cuentan también que su bolsa siempre estaba vacía porque todas las monedas que caían en sus manos se las regalaba a los pobres, así creció Martha y ese sentimiento de bondad no cambió, por el contrario se acrecentó.

Al asumir la posesión de sus bienes, entre las que se encontraban grandes dotaciones de esclavos, Martha y su esposo le dieron la libertad a estos, entregándole parcelas de tierra para que las trabajaran y los esclavos domésticos los convirtieron en obreros asalariados.

Además de la ayuda brindada a su comunidad que le ha valido para ser reconocida como la benefactora de la ciudad, realizó la mayor de las obras en beneficio de su pueblo al participar en la guerra del 1895 para lo que puso toda su fortuna al servicio de la causa y manifestó que si se acababa pedirían limosna ella y su familia pero la libertad de Cuba era lo primero.

Sus ideas independentistas, bien conocidas por las autoridades coloniales, la obligan a abandonar el país junto a su esposo, radicándose en Francia desde donde desarrolla una intensa labor conspirativa y de recaudación de fondos para la guerra contra el colonialismo español. Desde [[Francia mantiene un vínculo muy directo con el delegado del Partido Revolucionario Cubano, don Tomás Estrada Palma, y con el paladín de la independencia de Cuba y Puerto Rico, Ramón Emeterio Betances.

En 1898 pasa a los Estados Unidos, y en 1899 se traslada a La Habana. El prestigio patriótico del matrimonio era tal que Estrada Palma escoge a Luis Estévez y Romero como la figura ideal para ocupar la vicepresidencia de la república, y en ese equipo se lanza a las primeras elecciones republicanas.

En 1903, ante las manipulaciones politiqueras del Presidente y los manejos que nada tenían que ver con su visión de la república, Luis Estéves, alegando razones de enfermedad, renuncia al cargo y en 1906, cuando el gobierno de estrada Palma termina para dar paso a la segunda intervención norteamericana en Cuba, Marta y su esposo regresan de nuevo a Francia.

Desde Francia Martha ayudó con grandes sumas de dinero, fue la persona que más aportó, a la insurrección armada.

Muerte

Su salud se haya muy quebrantada, se hace necesario aperarla, asumiendo esta tarea el gran médico cirujano (nacido en Sagua la Grande), y amigo íntimo de Martha, don Joaquín Albarán. Pero la operación realizada de forma urgente el 31 de diciembre de 1908 se complica y el día 2 de enero de 1909 muere, a solo un mes de su deceso, el 2 de febrero de 1909, su esposo, se suicida.

Prensa Enlutada

Más de un centenar de prestigiosos periódicos del país reseñaron el suceso y dejaron testimonio de intelectuales y patriotas encogidos por el dolor de la irreparable pérdida.

Eran testigos de lo expresado el 13 de febrero de 1898 por el Generalísimo Máximo Gómez durante una visita a Santa Clara: «No saben ustedes los villaclareños, los cubanos todos, cual es el verdadero valor de esa señora […] Si se sometiera a una deliberación en el Ejército Libertador el grado que a dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difícil se le asignara el mismo grado que yo ostento.»

Homenaje Póstumo

El vapor Flandres partió de Francia el 4 de febrero de 1920 con los restos mortales de Marta Abreu y de Luis Estévez, y el 20 fueron inhumados en la tumba de la familia Abreu Arencibia en la Necrópolis de Colón. Antes, recibieron honores de las autoridades gubernamentales.

El Ayuntamiento de La Habana, decidió cambiar el nombre de la calle Amargura en la Habana Vieja por el de Marta Abreu.

Desde entonces, el tributo por la excelsa mujer no cesa en los confines de su magna y perdurable obra, y mucho menos un legado patriótico, inclaudicable e inconfundible, al cabo de un siglo de existencia en la memoria perdurable de los cubanos.

El recuerdo de la protectora de los pobres y de la ciudad de Santa Clara fue conservado por sus conciudadanos, quienes el 24 de junio de 1945, al celebrarse el centenario de la ilustre benefactora, le erigieron un monumento en el parque central de la ciudad.


Fuentes