Mata Hari

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Mata Hari
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Considerada una leyenda que curiosamente ha terminado representando la imagen del espionaje, cuando en realidad es su antítesis, ya que para cualquier espía la discreción es un elemento fundamental. Su personaje es descrito con pinceladas de leyenda.
NombreMargaretha Geertruida Zelle
Nacimiento7 de agosto de 1876
Leeuwarden, Bandera de los Países Bajos Países Bajos
Fallecimiento15 de octubre de 1917
Bandera de Francia Francia
Causa de la muerteFusilamiento
ResidenciaFrancia
NacionalidadHolandesa
CiudadaníaHolandesa
OcupaciónBailarina
CónyugeRudolf MacLeod
Hijos2

Margaretha Geertruida Zelle (Leeuwarden, Países Bajos; 7 de agosto de 1876-Vincennes, cerca de París, Francia; 15 de octubre de 1917), más conocida como Mata Hari,​ fue una famosa bailarina, cortesana y espía neerlandesa. Con las danzas brahmánicas y orientales triunfó en Europa. Durante la Primera Guerra Mundial realizó labores de espionaje a favor de Alemania, por lo que fue detenida por las fuerzas francesas, declarada culpable de espionaje y traición, condenada a muerte y ejecutada por fusilamiento el 15 de octubre de 1917 en la Fortaleza de Vincennes. La palabra matahari proviene del idioma malayo y significa “Sol”, y literalmente “Ojo del día”.

Biografía.

Margaretha Geertruida Zelle y nació el 7 de agosto de 1876 en Leeuwarden, Holanda. Sus padres fueron el sombrerero Adam Zelle (1840-1910) y Antje van der Meulen (1842-1891). Fue la hija mayor y tuvo tres hermanos varones. Sus padres se divorciaron y la madre falleció un par de años después del divorcio; el padre volvió a contraer matrimonio con Susanna Catharina ten Hoove (1844-1913). Su hija adolescente, que comenzaba a destacar por su belleza, se fue a vivir con su padrino. A los 16 años edad, Margaretha estudiaba en una escuela especial en donde al mismo tiempo que a las jóvenes se las educaba, se las entrenaba para convertirse en Maestras, y allí se involucró con uno de los directores del plantel, por lo que fue expulsada y se fue a vivir con su tío.

Matrimonio

En 1895, respondió a un anuncio del capitán Rudolf MacLeod (1856-1928), un militar 20 años mayor que solicitaba esposa. Tras mantener una breve comunicación por correspondencia, se casaron en Ámsterdam el 11 de julio de 1895, cuando ella estaba a punto de cumplir 19 años. El matrimonio se trasladó a Java, donde había sido destinado MacLeod, y tuvo dos hijos: Norman-John, nacido el 30 de enero de 1897, y Louise Jeanne "Non", nacida el 02 de mayo de 1898. En 1899 los niños enfermaron y Norman-John falleció. Aunque en un principio se creyó que había fallecido de complicaciones por el tratamiento de la sífilis contagiada por sus padres, posteriormente se descubrió que ambos niños fueron víctimas de un envenenamiento en venganza contra Rudolph por sus maltratos a un sirviente nativo, quien envió a su esposa, la doméstica de la casa, a envenenar a la familia. La muerte de este hijo supuso un duro golpe para un matrimonio ya deteriorado. El marido buscó consuelo en la bebida. Se dice que esta soledad llevó a Mata Hari a sus primeros contactos con la cultura javanesa, en especial con las danzas folclóricas balinesas y las técnicas amatorias orientales, que le proporcionarían años más tarde fama como cortesana de lujo.

Bailarina exótica y cortesana

De vuelta en Europa, la pareja se separó legalmente en Países Bajos el 30 de agosto de 1902, y en 1906 se llevó a cabo el juicio sobre el divorcio y a pesar de tener inicialmente la custodia de su hija, su marido la apartó de ella, según declaró, debido a su libertina vida en la isla.

En París en 1903 realizó algunos intentos como modelo desnuda de artistas bajo el nombre de lady MacLeod, que conllevaron a un auténtico trauma en su vida por carecer de recursos económicos para vivir, ya que sus ingresos eran muy bajos.

A finales de 1904 volvió a París, armada de valor y amparada en sus conocimientos orientales. La literatura romántica de evasión de finales del siglo XIX había popularizado una imagen difusa y añorada de la cultura oriental. Aprovechando estas circunstancias, y gracias al largo cabello oscuro y facciones extranjeras heredados de su madre se hizo pasar por una supuesta princesa de Java con el nombre de Mata Hari, que significa Ojo del día en malayo, y debutó en el Museo Guimet propiedad del coleccionista Émile Étienne Guimet el 13 de marzo de 1905, y a partir de allí vivió ejerciendo de bailarina exótica, protagonizando espectáculos de strip-tease que comenzaron a darle cierto renombre. La mentira e imaginación, como salida obligada para superar su penosa situación económica, empezaron a dar sus frutos y a la vista de sus ventajosas consecuencias, pasaron a convertirse en algo habitual. En París fue un revuelo con auténticas pugnas por conseguir localidades de las primeras filas en sus espectáculos de danza erótica y exótica. Bailaba las danzas sagradas que aseguraba haber aprendido con su gente desde su niñez, y usaba unos finos velos translúcidos de los cuales se iba despojando poco a poco durante el acto, hasta quedar vestida únicamente con una malla del mismo color de su piel y las joyas orientales que lucía. Aunque daba la ilusión de que se desnudaba casi completamente, lo cual era el principal atractivo de su número, e incluso ejercía de cortesana, la verdad es que nunca llegaba a mostrar sus pechos. Fueron muy populares las fotografías publicitarias de sus espectáculos.

Amparada por el mito que había creado, tuvo romances secretos con numerosos funcionarios militares e incluso políticos de alto nivel, y, en general, con la alta sociedad. Para 1910, habían surgido muchas imitadoras, y aunque su fama y la de sus espectáculos crecía, la edad y el cambio físico que esto conlleva hizo que se centrara más en las labores de cortesana como forma de sustento.

Por aquella época, intentó recuperar a su hija que vivía con su padre, pero resultó imposible. Mandó a su ama de llaves, que volvió con las manos vacías tras varias horas de espera a la puerta del colegio donde estudiaba, ya que aquel día su padre fue a recogerla y llevarla lejos. Nunca logró recuperar a su hija.

Espía

En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, y la conmoción envolvió a Europa. En ese año se encontraba actuando en Berlín, donde tenía como amante al jefe de la policía local, quien la contactó con un hombre clave: Eugen Kraemer, cónsul alemán en Ámsterdam y jefe de la inteligencia alemana.

Al año siguiente volvió a Holanda, pero el tren de vida al cual se había acostumbrado la fue hundiendo. En medio de la crisis, y viéndose mayor para continuar con su trabajo de bailarina, se retiró de los escenarios y aceptó que Kraemer pagara sus deudas a cambio de información. Así adquirió su tercera identidad: la del agente H-21, mano derecha de las fuerzas prusianas.

De vuelta a París conoció al capitán Georges Ladoux, oficial del contraespionaje francés. Si bien el militar no le tenía mucha confianza, la utilizó para conseguir datos sobre las fuerzas prusianas. Seguro de su actividad de espía a favor del enemigo, Ladoux posteriormente decidió mantenerla secretamente vigilada.

En 1916, se enamoró de Vadim Maslov, un joven oficial ruso de 23 años que estaba al servicio de Francia, y que fue gravemente herido en el frente francés perdiendo el ojo izquierdo. Ella acudió al buró de las autoridades francesas dirigido por el capitán Ladoux para conseguir un visado especial para el tránsito por el territorio en guerra, que era necesario para visitar a su amante en el hospital de campaña donde se encontraba. Es sabido que ella aceptó el encargo hecho por Ladoux de espiar para la república francesa al embajador alemán en Madrid como su joven amante se lo había propuesto, pero no resultó demasiado útil. De hecho, se cree que esta fue una trampa que Ladoux le tendió para para poder probar que era una espía y entregarla a las autoridades francesas.

Durante su estancia en el frente, fue abordada por los alemanes que le ofrecieron dinero a cambio de que revelase los secretos que conocía de los franceces, ella aceptó pero solo dio información trivial.

El 13 de febrero de 1917, fue detenida por las autoridades francesas en su habitación del hotel Elysèe Palace de París; ella pidió que se le diera tiempo para ducharse y cambiarse, pero al cabo de unos minutos, regresó completamente desnuda y repartiendo bombones a sus captores en un casco prusiano que uno de sus amantes le había regalado hacía años, en una acción fallida por disuadirlos. Fue acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de miles de soldados. Su amante Vadim Maslov se refirió a ella con el término de «mujer aventurera», una vez que supo de su encarcelamiento.

Ejecución de Mata Hari, 1917.

Fue sometida a juicio en Francia el 24 de julio de 1917, durante el cual afloraron muchas de las mentiras y engaños que había contado sobre su vida, lo cual fue empleado para desacreditarla.

Mata Hari, fotografía de su ficha policial, antes de su ejecución

"¿Una ramera? ¡sí!, pero una traidora, ¡jamás!" es una frase que se le atribuye a Mata Hari durante el juicio sumarísimo al que fue sometida.

Fue declarada culpable de espionaje y alta traición sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas que hoy en día (principios del siglo XXI) serían insostenibles en un juicio moderno. De hecho, una asociación de su ciudad natal solicitó al Ministerio de Justicia francés una revisión póstuma del caso, pero esta petición no fue atendida.

Fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento en la fortaleza de Vincennes al amanecer del 15 de octubre de 1917. La leyenda sostiene que la escuadra debió llevar los ojos vendados para evitar que sucumbieran a su encanto. Sin embargo, son probados los hechos de que no permitió que le vendaran los ojos y que la ataran al poste, de que le arrojó un beso de despedida a sus ejecutores y que, de los 12 soldados que constituían el pelotón de fusilamiento, solo acertaron cuatro disparos sobre ella: dos en sus piernas y dos en su pecho, uno de los cuales le fulminó el corazón, causándole la muerte instantánea. El oficial al mando, como así se disponía en estos casos, se acercó a ella y le dio un tiro de gracia en la sien para asegurarse de que muriera. La noticia recorrió el mundo. De hecho existe una narración periodística escrita por el periodista británico Henry Wales, quien cubrió su ejecución, en la que detalla este dramático momento, describiendo la expresión de su rostro, la forma en que cayó al suelo y la disposición final de su cuerpo.

Su cuerpo, que no fue reclamado, se disecó y empleó para el aprendizaje de anatomía de los estudiantes de la Facultad de Medicina Francesa, como se hacía con los ajusticiados por el crimen de espionaje en aquella época, pero su cabeza, embalsamada, permaneció en el Museo de Criminales de Francia hasta 1958, año en el que desapareció, supuestamente robada por un admirador.

Controversia en torno a su condena.

La tesis más extendida sobre Mata Hari es que, aunque reveló algunos datos sobre algunos movimientos militares alemanes, como el desembarco nocturno de algunos oficiales del káiser en Marruecos, y que comunicó al enemigo movimientos de tropas francesas que conocía por la propia prensa de Madrid y París, no parece que Mata Hari fuera una espía importante, pese a que llegó a ser acusada por Francia de haber sido entrenada en una escuela en los Países Bajos para tal fin.

En aquellos momentos, Mata Hari era más bien una cortesana que aceptó encargos de este tipo para mantener su nivel de vida, y después, para poder visitar en territorio de guerra a su joven amado herido en combate. Quienes han estudiado este personaje dicen que en realidad, se tomó esta labor como un juego, no siendo plenamente consciente del riesgo que representaba.

La hipótesis de la trampa alemana

Una tesis muy seguida se basa en que los alemanes, al decidir que Mata Hari les resultaba molesta, prepararon su eliminación a manos del propio enemigo, tendiendo una trampa al contraespionaje francés para que la asociaran como un agente alemán. La jugada era perfecta: al enviarle los alemanes a Mata Hari un mensaje comprometedor y cifrado con una clave obsoleta, de la que tenían constancia que sus enemigos ya disponían del método de descifrado, pero sabiendo que estos desconocían el sobreaviso alemán sobre este hecho, provocarían, tal como sucedió, que las autoridades de París creyeran sin reparos en la veracidad de toda la información interceptada, por pensar que los alemanes la habían enviado confiados, cuando en realidad lo habían hecho así a propósito.

Hay que mencionar el nuevo escenario de inteligencia de guerra que suscitó este conflicto mundial. Numerosos mensajes de este tipo eran enviados para confundir sobre las verdaderas intenciones del enemigo y el movimiento de tropas. La lucha por conseguir claves y estar al tanto del cambio de ellas, provocó también auténticos quebraderos de cabeza. El mensaje hablaba de un agente alemán, el H21, que iría a París y que extraería 5000 dólares en pago por sus servicios del Banco Comptoir d'Escompte. La coincidencia de su regreso a París junto con la llegada de la transferencia de los fondos bancarios, pese a que el dinero nunca llegó a sus manos, y en realidad era el pago de los servicios que había prestado a la propia Francia; además de este envenenado radio-telegrama que fue captado y transmitido en la capital francesa por la antena de radio dispuesta en la Torre Eiffel, sirvieron como pruebas principales de la culpabilidad de Mata Hari.

Prisión San Lázaro

Chivo expiatorio

Permaneció encarcelada durante meses antes de su fusilamiento, y tuvo contradicciones en los diferentes interrogatorios a los que fue sometida (era una persona acostumbrada a inventar su propia vida).

Según sus estudiosos, sirvió de chivo expiatorio ante la opinión pública por los fracasos de Francia en el frente de guerra (una parte de la opinión pública estaba en su contra por su vida fácil y licenciosa durante una época de penurias).

Es sabido que cuando fue apresada, requirió que le concedieran tiempo para asearse y que llegó a exhibirse desnuda ante los ojos de sus apresores, con la excusa de ofrecerles bombones en un casco prusiano que un general alemán le había regalado años atrás. Este atrevimiento y ostentación de contactos con amantes enemigos, en plena época de guerra, muestran a Mata Hari con la actitud propia del mito que representaba, como si tuviese la seguridad de que sus contactos en la altas esferas la harían intocable. Estos hechos, entre otros, constan en el acta del juicio que no fue revelada hasta bien entrada la década de 1950.

La acusación de haber sido la causante de la pérdida de miles de vidas y ajusticiada por ello, puede ser tomada como una acción de distracción propia de tiempos difíciles, en un momento en que era habitual que cientos de jóvenes franceses fueran ejecutados en el frente por deserción. Había batallas con cifras de cientos de miles de muertos y en los que el ejército vencedor había tenido un número de bajas solo algo menor. Eran, con cierta frecuencia, auténticas carnicerías humanas, que inundaban las trincheras con restos de cuerpos humanos tras la enésima explosión, por lo que se pedían soluciones expeditivas ante cualquier atisbo de culpabilidad.

Uno de sus biógrafos dice que el mito vivo que ella representaba en su tiempo, y la limitada repercusión dramática y directa de la guerra en la capital parisina crearon en ella una actitud psicológica poco consciente, como para que no se diera cuenta de lo peligroso que era lo que estaba haciendo, pensando que siempre tendría la ayuda de sus amantes, muchos de ellos en altos cargos políticos.

Legado

Considerada una leyenda que curiosamente ha terminado representando la imagen del espionaje, cuando en realidad es su antítesis, ya que para cualquier espía la discreción es un elemento fundamental. Su personaje es descrito con pinceladas de leyenda. A pesar de la distancia en el tiempo, pocos son los acercamientos a su persona que dibujen claramente un ser humano, preso de su destino, que intentó olvidar sus propios fantasmas y tragedias personales creando un personaje ficticio llamado Mata Hari.

Fuentes