Membranas congénitas de la laringe

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Membranas congénitas de la laringe
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Es una malformación congénita infrecuente de las vías aéreas.

Membranas congénitas de la laringe. También llamadas aletas congénitas de la laringe, surgen debido a la falta de división normal de la cuerda vocal primitiva, por tanto, es deficiente la permeabilidad de la luz laríngea debido a la inserción persistente entre las dos mitades de la laringe.

La morfología de las membranas es muy variable, ya que algunas son tan delgadas como una hoja de papel, mientras que otras son muy gruesas. Pueden presentarse también en diversos lugares de la faringe. Las membranas congénitas se observan más a menudo a nivel de la glotis, entre las porciones anteriores de las cuerdas vocales.

Con menor frecuencia se localizan en la región infraglótica, en la supraglótica, entre las bandas ventriculares o en la comisura posterior. Las membranas infraglóticas pueden asociarse con anomalías del cartílago cricoides.

Manifestaciones clínicas

Los síntomas suelen variar según la localización y la importancia de la membrana. Las membranas glóticas producen disfonía de grado variable, que en los niños se caracteriza por un llanto débil y ronco. Con frecuencia, esta disfonía constituye el único síntoma, y cuando es mínimo puede pasar inadvertido hasta la época del desarrollo del lenguaje. La presencia de una membrana o aleta tiende a retrasar el desarrollo del habla.

Como síntomas comunes cabe citar el estridor inspiratorio y otros signos de obstrucción laríngea, que empeoran con las infecciones respiratorias. Las membranas más extensas producen obstrucción, que pueden tal gravedad que exija la traqueostomía de urgencia inmediatamente después del nacimiento.

Las membranas situadas en la región infraglótica dan lugar a escasas variaciones de la voz, pero ocasionan estridor que puede presentar un componente espiratorio. Las membranas más pequeñas solo llegan a producir síntomas cuando se superpone una infección del aparato respiratorio. Cuando la obstrucción es relativamente intensa, por lo común existe cierta dificultad para la alimentación.

Diagnóstico

El diagnóstico de una membrana laríngea se establece por laringoscopía directa, que puede realizarse sin anestesia en los niños recién nacidos. Con el objeto de planear el tratamiento, es conveniente observar con toda atención la localización y el grosor de las membranas. Las radiografías de las partes blandas y los laringogramas, resultan útiles para determinar la configuración de la membrana.

Tratamiento

Las membranas extensas de la laringe requerirán un tratamiento de urgencia en el momento del nacimiento, a causa de la obstrucción. En tales casos está indicada la traqueostomía. Una vez practicada ésta, debe realizarse tan pronto como sea posible la reparación definitiva para permitir el desarrollo normal de la laringe, de los reflejos laríngeos y del habla. Lo normal es que la corrección quirúrgica pueda realizarse al final del primer año de edad. Las pequeñas membranas laríngeas que solo producen disfonía, pueden dejarse sin tratamiento hasta que la laringe adquiera un tamaño más sustancial. La reparación en tales casos, se realiza hasta los 5-6 años de edad, cuando ya son más importantes la voz y el habla.

Método de tratamiento quirúrgico

  • Dilatación con bujías. Las membranas delgadas y friables, en particular a nivel de la glotis, pueden tratarse por medio de la introducción de bujías y la dilatación de la laringe, procedimiento con el cual se soluciona a menudo el problema. Por laringoscopía directa se pasan los dilatadores laríngeos de tamaño apropiado, sin embargo, si existe alguna posibilidad de inferir un traumatismo laríngeo en razón del empleo de una fuerza innecesaria para la dilatación, debe abandonarse el procedimiento. Los intentos repetidos de dilatar una membrana gruesa y resistente, solo conducirán a un empeoramiento de la estenosis.
  • Lámina de silicona. Después de la sección quirúrgica de una membrana laríngea, deben separarse los bordes opuestos de la laringe para evitar una nueva unión. El uso de una lámina de silicona para este fin, introducida a través de una tirotomía, da en general buenos resultados.

Técnica quirúrgica

Si ya se ha practicado una traqueostomía, puede aprovecharse para administrar un anestésico general. En ausencia de traqueostomía, es conveniente disponer los medios apropiados para la anestesia y los cuidados postoperatorios en los niños menores de cinco años. En los niños mayores de esta edad, el procedimiento puede realizarse sin traqueostomía, siempre que la operación se practique con un traumatismo mínimo. En tales casos se administra un anestésico general y se usa el fuelle de Steven-Slater para mantener las respiraciones, sin tener que recurrir a la cánula endotraqueal. Esta delgada lámina no plantea ningún problema postoperatorio en estos pacientes mayores y puede eludirse la traqueostomía.

Se practica una pequeña incisión horizontal en el cartílago tiroides y se realiza una tirotomía vertical en la línea media. Se penetra cuidadosamente en la línea media de la laringe y se secciona la membrana. Se introduce entonces en la tirotomía una lámina de silicona con rebordes, los cuales se suturan entre el cartílago tiroides y el pericondrio. La lámina se corta en la Mesa Quirúrgica al tamaño apropiado para que no llegue a contactar con la pared laríngea posterior, teniendo presente que debe tener la longitud suficiente para separar todas las superficies cruentas de la laringe.

La lámina se deja colocada por un lapso de dos o tres semanas, según el aspecto de la laringe. No debe extraerse si se observan granulaciones laríngeas. Si se forman granulaciones deben extirparse por laringoscopía directa. Esta se extrae abriendo de nuevo la herida del cuello. Pueden introducirse láminas de tantalio o de polietileno, por laringoscopia directa, pero se trata de un procedimiento difícil que puede ser sumamente traumático para el resto de la laringe.

Inglauer descubrió un tratamiento de las membranas glóticas, consistente en la introducción de una cánula de polietileno a través de la comisura anterior, dejándola fijada durante seis semanas. El trayecto formado alrededor de la cánula se epiteliza y se secciona entonces la membrana, uniendo el trayecto epitelizado y la luz laríngea normal. Es frecuente que se reproduzcan las membranas, en especial las de mayor tamaño.

Se ha preconizado el método de sección de las inserciones de la membrana en cada cuerda, pero los resultados no son favorables y la nueva formación de la membrana, que se da a menudo, constituye un problema. La microcirugía de la laringe, puede decir la última palabra.

Fuentes

  • John Jacob Ballenger. Enfermedades de la nariz, garganta y oído (en línea). Tomo 1 Pág. 378. Edición Revolucionaria. La Habana. Cuba. 1981.
  • Información sobre Membranas congénitas de la laringe (en línea). Consultado: 09 de julio de 2014. Disponible en: www.scielo.isciii.es