Mito de Tiamat

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El mito de Tiamat
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En la religión mesopotámica (Sumeria, Asiria, Acadia y Babilónica), Tiamat es el símbolo del caos de la creación primordial, mostrado como una mujer, representando la belleza de lo femenino, mostrada como una resplandeciente, así como el caos del nacimiento de la creación. Es una diosa primordial del océano, procreando con Apsú, dios del agua dulce, para producir los dioses jóvenes. Se sugiere que hay dos partes del mito de Tiamat:

  • El primero en el que Tiamat es una "creatrix", a través del "matrimonio sagrado" entre el agua dulce y salada, creando pacíficamente el cosmos a través de sucesivas generaciones.
  • En el segundo "chaoskampf" ("lucha contra el caos" en alemán), Tiamat es considerada la personificación monstruosa del caos primordial.

Aunque no existen precedentes primitivos, algunas fuentes la identifican con la imagenes de una serpiente marina o un dragón. En el Enûma Elish, la epopeya babilónica de la creación, da a luz a la primera generación de dioses; su marido, Apsú, les declara la guerra y muere. Cuando ella también les declara la guerra es asesinada por el hijo de Enki, el dios de la tormenta Marduk. De su cuerpo se forman los cielos y la tierra. Posteriormente, Tiamat fue conocida como Thalattē (como variante de thalassa, la palabra griega para "mar") en el primer volumen de historia universal de Beroso el caldeo. Se piensa que el nombre Tiamat se perdió en alguna traducción secundaria de los textos religiosos originales (Escritos en lenguaje acadio semítico oriental) porque el copista acadio del Enûma Elish sustituyó Tiamat por la palabra ordinaria de "mar", dado que ambos nombres se habían convertido en lo mismo por su asociación. El cosmólogo Brian Swimme dio el nombre Tiamat a la proto-estrella que creó nuestro Sistema Solar. Lo hizo intencionadamente usando la idea babilónica de que el cuerpo de Tiamat se usó para crear el mundo. Esta idea está en su libro, "La historia del universo" y "El universo es un dragón verde".

Etimología

Apsú y Tiamat engendraron a las antiguas deidades Lahmu y Lahamu, título otorgado a los guardianes de la puerta del templo de Enki/E'engurra en Eridu. Lahmu y Lahamu, en cambio, fueron los padres del "fin" de los cielos (Anshar, an = cielo, Shár = horizonte, fin) y la tierra (Kishar); se pensaba que Anshar y Kishar se encontraban en el horizonte, convirtiéndose por lo tanto en padres de Anu (cielo) y Ki (tierra). Tiamat era la radiante personificación del agua salada que rugía en el caos de la creación original. Ella y Apsú llenaban el abismo cósmico con las aguas primitivas. Ella es "Ummu-Hubur que formó todas las cosas". En el mito registrado en las tabletas cuneiformes, el dios Enki (posteriormente Ea) creía que Apsú, molesto con el caos que creó, planeaba matar a los dioses más jóvenes; por lo que lo capturó, manteniendolo prisionero bajo su templo. Esto enfadó a Kingu, su hijo, quien informó a Tiamat, tras lo cual creó once monstruos para luchar contra los dioses para vengar la muerte de Apsú. Esta era su propia prole: Bašmu (“Serpiente venenosa”), Ušumgallu (“Gran dragón”), Mušmaḫḫū (“Serpiente exaltada”), Mušḫuššu (“Serpiente furiosa”), Laḫmu ("el peludo”), Ugallu ("la gran bestia del clima"), Uridimmu ("León loco"), Girtablullû ("Hombre escorpión"), Umū dabrūtu ("Tormentas violentas"), Kulullû (“Hombre-pez") y Kusarikku (“Hombre-toro”). Tiamat poseía las tabletas del destino y en su batalla primordial se las dio a Kingu, la deidad que había elegido como su amante y líder de su prole, y quien era uno de sus hijos. Los dioses se reunieron aterrorizados, pero Anu (reemplazado primero por Enlil y en versiones posteriores que sobrevivieron a la Primera Dinastía de Babilonia, por Marduk, hijo de Ea), quien les hizo prometer que le adorarían como "rey de los dioses", la venció armado con flechas de los vientos, una red, un garrote y una lanza invencible. “El Señor pisoteó las piernas de Tiamat; con su maza implacable machacó su cráneo. Cuando las arterias de su sangre hubo cortado, el Viento del Norte se llevó (esa sangre) a lugares irrevelados. En viendo esto, sus padres quedaron gozosos y jubilosos; trajeron regalos de homenaje, de ellos a él” Cortando a Tiamat por la mitad, usó sus costillas para hacer la bóveda del cielo y la tierra. Sus ojos llorosos se convirtieron en la fuente del Tigris y el Eufrates, su cola se convirtió en la Vía Láctea. Con la aprobación de los dioses antiguos, tomó las Tabletas del Destino de Kingu, colocándose en la cabeza del panteón babilónico. Kingu fue capturado y asesinado: su sangre roja se mezcló con la arcilla roja de la Tierra creando el cuerpo de la humanidad, creada para actuar como sirvientes de las jóvenes deidades Igigi. El tema principal de la epopeya es el ascenso justificado de Marduk sobre los demás dioses. Según señaló el asiriólogo americano E. A. Speiser en 1942 "Desde hace tiempo se puso en evidencia que la épica de Marduk, a pesar de su color local y probable elaboración por parte de teólogos babilónicos, refleja en sustancia en un material sumerio más antiguo", añadiendo "El prototipo sumerio exacto, sin embargo, no ha aparecido hasta el momento". Sin corroboración en los textos que han sobrevivido, esta conjetura de que la versión babilónica de la historia está basada en una versión modificada de una epopeya más antigua, en el que Enlil, no Marduk, era el dios que mató a Tiamat, se ha descartado por "improbable", de hecho, Marduk no tenía un prototipo sumerio preciso. Se acepta generalmente entre los asiriólogos modernos que el Enuma Elish fue escrita como propaganda política y religiosa más que reflejar la tradición sumeria; la datación de la epopeya no está completamente clara, pero juzgando los temas mitológicos cubiertos y las versiones cuneiformes descubiertas hasta ahora, es posible que date del siglo XV a.C.

Fuentes