Moisés Rodríguez Urriola

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Moisés Rodríguez Urriola
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Moisés Rodríguez Urriola. Periodista marieleño de pura cepa y un excelente ser humano.

Biografía

Moisés era un periodista natural, pues era capaz de reconocer la noticia que más impactaría entre los lectores de su Periódico "El Marieleño", aquella que sólo en esas páginas saldría publicada, alcanzando así el mérito de la exclusividad noticiosa. Cuando a finales de la Segunda Guerra Mundial el Ejército Rojo tomó finalmente la ciudad de Berlín, Moisés no publicó esa trascendental noticia en su periódico, alegando que "eso lo sabía todo el mundo". ¿Qué hizo en cambio? Con todos "los pelos y señales" que pudo, publicó un hecho fortuito y bastante poco usual que había ocurrido en las afueras del pueblo. Se trataba del "ahorcamiento casual" de una yegua con un bejuco. Vaya usted a saber si no era esta una artimaña de Moisés para parodiar algún suceso particular del pueblo, y no la supuesta muerte de una pobre yegua en los campos de Mariel.

Páginas de Denuncia

En las páginas de "El Marieleño" se denunciaban muchas veces los abusos cometidos por las autoridades del pueblo, o por algunos capataces o comerciantes poco escrupulosos. Moisés no aceptaba sobornos para dejar de publicar noticias como esta. Sin embargo, exigía un buen pago por publicar crónicas sobre bodas o bautismos de personeros de la "alta sociedad" marieleña. Como la crónica salía publicada al día siguiente del bautismo o casamiento, era pródiga en detalles y elogios para los desposados, realzando las virtudes (muchas veces cuestionables) de los novios, y por supuesto, la suculencia del banquete de despedida previo a la esperada luna de miel. Pero Moisés también guardaba su propia carta para los tacaños y marañeros. Si alguno de quienes lo contrataban para realizar la crónica de un casamiento se aparecía con alguna excusa para no pagar el precio acordado, al día siguiente al regreso de los esposos de la luna de miel, en las páginas de "El Marieleño" salía publicada una nota comentando que: "al parecer el novio no había podido cumplir con sus primeras obligaciones maritales". Lo mismo sucedía con los bautismos. Si alguien no pagaba, al día siguiente la nota resaltaba a toda pluma "cuán idéntico era el niño bautizado al vecino de sus padres". Donde las dan, las toman, pensaría Moisés, tal vez mientras se escabullía otra vez "obligatoriamente" del pueblo por un tiempo.

Anécdotas

Otras anécdotas, como la que sigue, tienen un matiz más tétrico. En una ocasión Moisés invitó a varios "supuestos amigos" a un banquete, una especie de comelata colectiva para celebrar tal vez alguna bienaventuranza. Quizás el banquete guardaba relación con la celebración del Día de Acción de Gracias, pues mucho pavo que se ofreció a los comensales invitados. Al concluir la comida Moisés pidió la palabra e informó a los presentes, en tono serio pero con el característico trasfondo burlesco, que aquel manjar con el que todos habían llenado apetitosamente sus estómagos, no era el supuesto pavo asado, sino "gordas auras tiñosas" cazadas y preparadas expresamente para la ocasión. Imagínense entonces el caudal de vómitos que inundó aquella mesa y salpicó profusamente aquellos pulcros y elegantes atuendos de los invitados. Pero imaginen también cuánto debe haber corrido Moisés, y a qué velocidad, delante de bastones y palos, y no dudo que de algún revólver también. Realmente había sido pavo lo ofertado en el banquete, pero su intención era, según comentó más tarde, ver cómo vomitaban masivamente aquellas personas. ¡Vaya ocurrente deseo el de Moisés!

Muerte

Y así vivió en Mariel hasta su muerte Moisés Rodríguez Urriola, entre su pasión por el periodismo, su afición por la magia, su instinto "jodedor", y el amor por su familia, sin dejar fuera un claro impulso de rebeldía ante determinados contextos de aquella sociedad.

Fuentes

  • Artículos donados por el Historiador de Mariel Edel Mayol Bersach.
  • Página de Facebook del historiador de Mariel Edel Mayol Bersach.