Mujer samurái

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Mujer samurái
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Mujeres guerreras del Japón feudal.

Mujer samurái

En japonés tradicional, el término "mujer samurái" no existía ya que "samurái" servía para denominar a los hombres guerreros. Más tarde, en la época moderna, a las mujeres que pertenecieron a familias de casta samurái se las conoció como mujeres samurái o Onna bugeisha (onna significa mujer y bugeisha significa guerrera).

Historia

Durante los primeros siglos de historia de Japón, fue evidente la fuerte carga matriarcal que tenía la sociedad. Una muestra de ello es el papel y el énfasis conferido a Amaterasu dentro del mito de la creación entre todos los kami. Entre las primeras crónicas japonesas, es recurrente escuchar acerca de reinas dirigiendo el ejército contra fortificaciones enemigas a lo largo de Yamato o del estrecho de Corea. Esto quedó registrado en documentos chinos, donde un enviado aseguraba que una mujer, Himiko no Yamatai, era considerada como la máxima autoridad gobernante del país.

Tenían un rol importante en la sociedad japonesa

Onna Bugueisha
Onna Bugueisha

Mucho antes de la aparición de la famosa clase samurai, las luchadoras japonesas eran intensamente entrenadas para manejar variadas armas como la espada, la lanza, la naginata, el kaiken, el arco, etc. ​Aunque actualmente no se les relacione con las batallas que se libraron en ese archipielago y a pesar de que tenemos una visión de aquella sociedad japonesa como machista, los registros históricos de aquella época confirman que las onna bugeishas eran altamente reconocidas y respetadas, teniendo un papel importante en el desarrollo cultural y militar de Japón, incluso adquiriendo claros derechos sobre el poder de la familia para llevar el rol del difunto marido y, por lo tanto, adquiriendo una importancia igual que la que tenían los varones de la época. Las mujeres samurai tenían un rol importante, ya que eran un gran apoyo para los samuráis y eran las que se encargaban de defender la casa. Se les otorgó una alta posición en los asuntos administrativos ya que llegaban a manejar las finanzas de la casa y los empleados que trabajaban en ella. Con los hijos, se encargaban de educarlos en los ideales del samurai, de lealtad y coraje.

Entrenamiento desde temprana edad

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Desde pequeñas se les instruia en las artes marciales, especialmente en las armas ya mencionadas, de esta forma podían defender sus haciendas mientras los hombres estaban fuera. Estas mujeres guerreras, cuyos valores eran fortaleza, humildad, obediencia, autocontrol y lealtad, defendian la casa y el honor de su familia frente a sus enemigos a partir de las artes recibidas con mucha destreza y valor. Dicha formación aseguró la protección de las comunidades que carecían de combatientes masculinos. Mientras defendían el honor de su familia y el suyo propio, si eran derrotadas llevaban a cabo el jigai, ritual mediante el cual se cortaban la carótida con una daga más afilada que la katana. Llegaban a estos extremos, al igual que los samurais, para salvaguardar su honor y en su caso, evitar ser violadas. También llegaban a atarse las piernas, a la altura de los tobillos, para evitar la deshonra al caer y morir con las piernas abiertas.


Cambios durante el periodo Heian

A partir del periodo Heian las mujeres dejaron de participar directa y activamente en los campos de batalla.​ No obstante, seguían practicando artes marciales y técnicas de auto defensa.​ El naginata llegó a ser una de sus armas preferidas debido a su largo alcance y versatilidad,​ junto con el yari. Las mismas solían estar colgadas en las puertas de los hogares militares para en el caso de que algún intruso se presentara.​ El puñal corto llamado kaiken, les era muy útil en los combates a corta distancia. El kaiken servía también como el arma con la que las mujeres cometían el suicidio ritual conocido como jigai. Este último se diferenciaba del seppuku masculino en que, en lugar de cortarse el vientre, el corte se efectuaba en la garganta.​

La era de los samurais abarcó varios siglos y , por lo tanto, no siempre se encontraron las mismas condiciones. Desde su álgido papel en el s.XI hasta el s.XVI, a partir del s.XVII , las mujeres fueron apartadas a un papel más secundario,usadas solo para estar en casa, dar hijos y unir familias mediante el matrimonio. A las niñas se les enseñaba desde pequeñas a leer y escribir pero a la temprana edad de 10 años, en la escuela, ya se dedicaban a aprender a coser, aunque generalmente ya habrían aprendido puesto que en sus hogares ya les iban enseñando desde más pequeñas.

Debido a esto, su papel como mujeres guerreras y que podían participar en los asuntos bélicos fue apartado y , por lo tanto, durante todos los siglos que abarcó la época de los samuráis, su educación y representación fue variando. Desde grandes guerreras y mujeres metidas en el mundo de la política a perfectas amas de casa, madres y esposas. Hoy en día, hay grandes leyendas de valientes guerreras que se entregaron a la batalla, comandando ejércitos y logrando victorias, tanto para Japón como para sus señores.

La emperatriz Jingu

Una de estas mujeres, más tarde conocida como la emperatriz Jingu (169-269), usó sus habilidades para povocar cambios económicos y sociales. Ella fue legendariamente reconocida como la onna bugeisha que dirigió una invasión de Corea en 200 dC, después de que su marido Chuai, el decimocuarto emperador de Japón, muriera en la batalla. De acuerdo con la leyenda, ella condujo la milagrosa conquista japonesa de Corea sin derramar una gota de sangre. A pesar de las controversias que rodean su existencia y sus logros, fue un ejemplo para todas las onna bugeisha.

La emperatriz Jingu invadiendo Corea

Tomoe Gozen

Dentro de las mujeres guerreras más famosas destaca Tomoe Gozen. De ella se dice que, después de matar a varios enemigos en un solo combate, el líder de las fuerzas enemigas, Uchida Iyeyoshi, intentó capturarla él mismo. Durante la escaramuza, Uchida intentó tirarle de una manga para bajarla del caballo. Esto enfureció tanto a Tomoe, que giró sobre su adversario y le cortó la cabeza, trofeo que más tarde presentó a su esposo.​ Se dice que, en otra batalla, después de varias horas de combate, ella era una de los últimos siete guerreros de pie.​ Según la leyenda, su última acción fue cuando, al enterarse de que su esposo​ Minamoto no Yoshinaka estaba a punto de ser derrotado, decidió adentrarse en el campo de batalla con el objeto de brindarle tiempo suficiente para que pudiera morir honrosamente cometiendo seppuku.​ Con el afán de lograr su cometido, cabalgó hasta donde se encontraba el más diestro de los guerreros enemigos y lo retó, intentando atraer la atención del resto de los combatientes. Se dice que efectivamente logró vencer y decapitar a su rival, sin embargo, cuando llegó al lugar donde se encontraba su esposo, este había muerto por el impacto de una flecha. Esto la desalentó tanto, que bajó la guardia y murió a manos de varios guerreros en ese mismo lugar.​

La Restauración Meiji

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Después de la Restauración Meiji en 1868 —una nueva era de dominio imperial que defendió la modernización, la industrialización y la occidentalización— la clase samurái —que en otra ocasión ya había protegido valientemente a la nación de perder el poder— y el legado de las igualmente temibles onna-bugeisha desapareció del mapa.

Mientras tanto, los occidentales reescribieron la historia de la cultura guerrera japonesa pasando por alto las misiones heroicas de las onna-bugeisha y ensalzando, en cambio, exageradas representaciones de fanfarrones samuráis masculinos y sumisas mujeres japonesas, vestidas con quimonos atados con prietos obi. De hecho, el historiador Stephen Turnbull dijo al respecto: "las hazañas de las guerreras son la historia jamás contada más importante de la historia samurái".


Las onna bugeishas más conocidas y representativas

  • Emperatriz Jingu (c.169 - 269 A.D) dirigió la invasión a Corea, regresando victoriosa tres años después.
  • Tomoe Gozen (1157-1184) Onna bugeisha más famosa se destacó por su valor y maestría con la katana. Peleó en la guerra de Genpei (1180 -1185).
  • Hojo Masako (1156-1225) La única mujer en ser nombrada shogun o monje shogun.
  • Nakano Takeko (1847-1868) Intensamente entrenada en artes marciales. En la Batalla de Aizu dirigió un grupo de combatientes femeninas. Muere en la Guerra de Boshin de un disparo en el pecho.
  • Yamakawa Futaba (1844-1909) Peleó defendiendo el Castillo Tsuruga en la Guerra Boshin. Luego de sobrervivir a la guerra, mejoró la educación de mujeres y niñas en el Japón.

Fuentes